13 de diciembre de 2024

Picos del Infierno (3076, 3082 y 3073 m.)

Sábado 12 y domingo 13 de agosto de 2023 

Los Picos del Infierno, o Quijada de Pondiellos, son unas de las montañas más reconocibles de toda la cordillera pirenaica... Lo son por varios motivos, uno por toda la mística que rodea siempre a los topónimos relacionados con avernos y diablos; el segundo por superar los 3000 metros, y tres, y es el rasgo que las hace diferentes a todas las montañas pirenaicas, por sus espectaculares y blancas marmoleras. Ya hacía tiempo que anhelaba vivir la experiencia de subir a estos picos, y por fin la pude hacer realidad el pasado mes de agosto de 2023. ¿Nos acompañáis en este viaje, de ida y vuelta, a los infiernos?. *Aviso: El siguiente texto puede contener trazas de cachivaches voladores, ricachones megalómanos, clones e influencers...



De un tiempo a esta parte, el parking de los Baños de Panticosa se ha convertido en una especie de ciudad camper. Nosotros logramos encontrar un huequito en las afueras y pasar una noche bien tranquila, en la que vimos pasar unas cuantas estrellas fugaces, las más espectaculares que habíamos visto nunca. También vimos pasar el esperpento cósmico de Elon Musk, lanzado al espacio con el único propósito de engordar su ya de por si atiborrado y henchido ego...

Una de las principales razones por la que se concentra tanto neumático en este parking es la popularidad que ha alcanzado la ascensión al Garmo Negro, así que la primera parte de la subida, casi compartida hasta el Cuello de Pondiellos, la hicimos en romería... A partir de ese punto se hizo una criba y ya fuimos menos, aunque tampoco pocos, los que tiramos "pa" estos Infiernos, en los que no hay llamas, sino esquistos y mármol... Siempre he pensado, y me sigo reafirmando en ello, que sin ser fea, que no lo es, la primera parte de subida al Garmo Negro, no es que sea de las más atractivas del Pirineo, pero ay amigos, una vez se traspone el Cuello de Pondiellos, que sublime panorama, os emplazo a las fotos... Desde el collado hasta las cimas el terreno se volvió correoso, pero aún así prefiero este tipo de terreno al de la subida al Cuello de Pondiellos, pero ojo, no quiero decir con esto que la ascensión a los Picos del Infierno sea pan comido, nada más lejos de la realidad... ¿Conocéis la expresión bajar a los infiernos?, pues a estos Infiernos se sube, y de que manera, de nuevo quedáis remitidos a las fotos... Coronamos la cima oriental, después la central y luego, tras cruzar las Marmoleras, la occidental... Mucho se ha mitificado la dificultad del paso de las Marmoleras, y que queréis que os diga, no es para tanto, tienen más miga otras secciones de la ruta. A mi me gustaría mitificarlo por la grandiosidad que transmite. Mira que lo había visto veces en fotos, pero nada comparable, con estar, totalmente empequeñecido, allí inmerso. Fue una sensación de esas que son difíciles de describir... El tramo comprendido entre la cima occidental y el Cuello del Infierno se volvió a poner correoso, pero a un nivel superior, hay que currarse ese tramo, y ojo con no errar el itinerario correcto, que te puedes meter en un campo de berenjenas...Infernales... Pero bueno, sabíamos que con la llegada al Cuello del Infierno, y con la GR-11, la cosa dulcificaría, y tendríamos un fin de ruta de lo más plácido, por que así es, nuestra andadura ese sábado terminó un poco más abajo del collado, en el superior de los dos Ibones Azules. En este idílico lago, de nombre tan cinematográfico, plantaríamos el tarp y pasaríamos el resto de la tarde y la noche. También se ha puesto muy de moda el subir aquí arriba a vivaquear, y esa tarde montamos allí una buena comunidad de vecinos, y como en casi toda comunidad de vecinos que se precie, y como dirían los Soziedad Alkoholika: S.H.A.K.T.A.L.E. (siempre hay alguien ke te amarga la existencia), en este caso un maleducado piloto de dron, al que se ve que le pareció buena idea volar su máquina voladora a un metro escaso de nuestras cabezas...

Empezamos. Típica imagen del Ibón de Baños, con el Macizo de Argualas al fondo, con el Garmo Negro y la Aguja de Pondiellos en el centro. Nos esperaba una potente subida de 1200 metros de desnivel hasta el Cuello de Pondiellos, que es que se ve a la derecha del Garmo Negro.

No pondré muchas fotos de la primera parte de la subida, pues el ascenso al Garmo Negro ya lo tengo dos veces reseñado en el blog. Agostada Mallata Alta, con el Pico de Argualas destacando.

  
Subimos a ritmo pausado pero constante y a la que nos quisimos dar cuenta ya nos habíamos colocado a cierta altitud, lo que nos puso en tan privilegiada posición hacia la zona del Brazato.

El siguiente tramo de ascenso al collado pasa por remontar este canalón, con terreno bastante descompuesto.

Enormes vistas. Aunque por las fotos pueda parecer que estábamos subiendo solos, creerme, subía mucha gente, y es que parece que se ha establecido como vía más popular al Garmo Negro esta que aproxima más al Cuello de Pondiellos y da un poco más de rodeo, relegando a un segundo plano las otras dos más directas que discurren un poco más al oeste.

Yo las dos veces anteriores que había subido al Garmo Negro lo había hecho por esas dos vías más directas, y creo que en esta se chupa más pedregal. Ya veíamos definirse el Cuello de Pondiellos, con Garmo Negro/Aguja de Pondiellos y Argualas a su izquierda.

Brutal e imponente estampa del Garmo Negro y Aguja de Pondiellos.

Una tregua en el pedregal, que aprovechamos para hacer una parada y disfrutar del panorama, en el que apareció parte de la aristocracia pirenaica...

...empezando por el Vignemale, y viene ni que pintado lo de la aristocracia, emergiendo tras el Serrato y los Batanes...

...y algunos de los gigantes de Ordesa (Astazu, Marboré, Cilindro, Perdido, Taillón), que sobresalen tras el Pico Baziás.

Tras el pequeño descanso nos separamos de la ruta al Garmo Negro y continuamos pedregal arriba hacia el Cuello de Pondiellos.

Esta pareja subían con las mismas intenciones y estilo que nosotros, aunque luego ni los vimos por las cimas ni en el Ibón Azul.

Este tedioso pedregal de acceso al collado si que es a todas luces inevitable.

Pero si de algo vamos siempre armados al monte es de paciencia, y a la que nos quisimos dar cuenta ya teníamos el collado al tocar.

Mi compi Esther, finiquitando la trabajosa subida al collado.

Cuello de Pondiellos, 2810 metros.

Aquí tuvimos el primer contacto visual con los Picos del Infierno y su potente fachada sur, de más de 200 metros, que desde aquí aparentaba totalmente vertical.

A nuestra zurda quedaban las agrestes laderas orientales de la Aguja de Pondiellos.

Y en frente nuestro apareció el precioso conjunto lacustre de Pondiellos.

Y justo en el centro de toda esta increíble panorámica, como queriendo decir aquí estoy yo, el Midi d'Ossau, amo y señor de la contornada. 

Desde el Cuello de Pondiellos iniciamos una travesía para enlazar con el Cuello Saretas. Al fondo aparecen Infierno Central y Oriental y el Pico Arnales, que ha entrado y salido varias veces de la lista oficial de 3000's. En la actualidad vuelve a estarlo.

Durante esta travesía entre collados fue obligatorio ir mirando atrás para observar la bella estampa que Aguja de Pondiellos y Garmo Negro dejaban tras nosotros.

Ibones de Pondiellos, los había visto dos veces desde la cima del Garmo Negro, y tenía muchas ganas de verlos desde esta perspectiva.

Terreno muy pedregoso, pero bajo mi parecer mucho más cómodo que el de acceso al Cuello de Pondiellos.

Llegando al Cuello Saretas.

Cuello Saretas 2825 metros. Excelente mirador hacia el Vignemale.

Ya teníamos ahí en frente la descomunal pared sur de los Picos del Infierno, y nos seguía pareciendo muy vertical. Vemos bien marcado el corredor que separa las cima Central de la Oriental. A pesar de que algunas reseñas indican que hay que subir por su interior, lo aconsejable, en verano y por el riesgo de caída de piedras, es evitarlo, y subir por el muro de su margen orográfico derecha.

Aguja de Pondiellos, Garmo Negro e Ibones de Pondiellos vistos desde el Cuello Saretas.


Desde el Cuello Saretas nos pusimos con la aproximación a la base de pared. No lo parecía desde lejos, pero había un senderete dibujado en la pedrera.

Y esta perspectiva, que cada vez nos tenía más enamorados. Al fondo aparecen Collarada y Pala de Ip.

En esta imagen vemos los dos collados por los que habíamos pasado anteriormente, Saretas y Pondiellos, con el Pico de Pondiellos entre ambos.

Llegamos a un punto en el que senderete se había desdibujado por completo, creemos que por la propia acción purgante del corredor. Optamos ya por colocarnos el casco.

Nos saltamos el corredor y empezamos a trepar, no muy lejos de él, por la pared de su derecha. Comenzaba la acción.

Y en ella andaban también estos compañeros de Madrid, con los que fuimos coincidiendo durante la ruta.


La cosa empezó bastante vertical, y con trepadas continuas que no albergaban excesiva dificultad.

Al fondo el Pico de Arnales.

Una vez superado este primer tramo más vertical fuimos enlazando pequeñas terrazas...

...entre las que iba apareciendo alguna que otra trepada. En un abrir y cerrar de ojos habíamos cogido mucha altura, y si no mirad a la gente en las pedreras, que parecían hormiguitas.

En mi baremo personal de calificar dificultades de una ascensión, diría que en esta se encuentra el equilibro perfecto entre el compromiso y el no dejar de disfrutar.

Este fue el punto en el más nos acercamos al corredor sur.



En general esta subida me pareció mucho más sencilla de lo que esperaba, pero la roca está muy rota y existe bastante exposición, así que tampoco es para tomársela en broma.

Existe cierto debate en torno a en que sentido es el mejor para hacer esta ruta circular. Hay gente que es partidaria de bajar por aquí y subir por donde bajamos nosotros. Nosotros la hicimos en este sentido por el tema del vivac en los Ibones Azules, pero personalmente, este tipo de terrenos, prefiero hacerlos de subida.

La cuestión es que acabamos por plantarnos en la parte alta de la montaña, y ahí teníamos ya a tiro, la cima oriental de los Picos del Infierno.

Y de hecho, y por lógica, sería a la primera que nos dirigiríamos. Pero antes una parada para recobrar fuerzas.

Dejaríamos las mochilas aquí y treparíamos por donde lo están haciendo los compañeros madrileños.

De camino a la cima nos encontramos esta brecha que nos asoma a la cara norte de la montaña. Vemos, oscurecida por una nube, la Gran Facha, y más al fondo el Pic de Cambalès.

Y asomándonos un poco más a la brecha pudimos ver el exiguo Glaciar del Infierno, que se funde con las marmoleras. También vemos el Pico de las Marmoleras, el Pico de Piedrafita, el Pico de Llena Cantal y el Pico Gaurier.

Picos Central y Occidental y Marmoleras (primer contacto visual con ellas) durante la subida al a la cima oriental.

Este pequeño trepe supuso la última dificultad antes de coronar.

Fotos ya desde la cima. Cima Central, Marmoleras y Cima Occidental, a las que se le unía ahora...

...el espectacular Midi d'Ossau, que junto a las Marmoleras y a la gente pasando por ellas me permitió tomar la bonita foto que encabeza este reportaje.

Vistas: Marmolera hacia el norte, y al fondo...

...el gigante Balaitús, escoltado por los Picos de la Frondella, el Arriel y Le Lurien.

Mirada hacia Cambalès y Gran Facha, y el espectacular séquito de potentes picachos que hay a su alrededor (Piedrafita, Llena Cantal, Gaurier, Zarre, Pecico...)

600 y pico verticales metros más abajo quedaban los Ibones Azules, y más abajo aún el Ibón Alto de Bachimaña y el Ibón de Bramatuero Bajo.

Aguja e Ibones de Pondiellos, Garmo Negro y Algas.

Pico de Piedrafita y Llena Cantal en primer término. Soum de Bassia du Hoo a la derecha y al fondo el macizo de los Gabizos.

De nuevo Jean-Pierre, con la concurrida cima occidental del Infierno.

Majestuoso Vignemale.

Y aquí le robe un posado a este compañero 😅, con las cumbres de Ordesa al fondo, ya un tanto difuminadas por la calima.

Pico Oriental del Infierno, 3076 metros.

Destrepes de bajada. Esther móvil en mano...

...¿después de hacerme esta foto?.

Dejamos atrás la cima oriental, recogimos las mochilas y nos pusimos con la breve subida a la cima central.

Se hace andando, pero rodeados de un ambiente brutal.

Vistas desde la cima: De nuevo el Macizo de Argualas e Ibones de Pondiellos, pero esta vez con la Sierra de la Partacua silueteada en el horizonte.

Picos de la Frondella, Balaitús y compañía.

Cima oriental, con el Vignemale.

Carpe Diem...

Pico del Infierno, 3082 metros, aunque no podemos pasar por alto la nomenclatura original y ancestral de este pico: Quijada de Pondiellos. Que no caiga en el olvido.

Mucho tráfico de montañeros hacia el paso de las Marmoleras. En breve nos pondríamos también en ello. Pero antes hicimos una pausa para el bocata.



Y tras los bocatas le llegaba el turno al plato fuerte de la ruta, la cresta a la cima occidental y las Marmoleras.

Fue todo un acierto haber hecho la pausa bocadillera en la cima central, pues tuvimos la Marmolera para nosotros solos.

Ya habréis reparado en al anterior imagen el brutal contraste entre el blanco de la Marmolera y el color más oscuro de los esquistos.

Pero bueno, el término brutal se puede aplicar a todo el conjunto...

...por que es esencillamente...Brutal!!!

En condiciones estivales y en seco, el paso de las Marmoleras, aunque aéreo, no entraña ninguna dificultad, y es lo suficientemente ancho como para pasar sin problemas. Esther optó por escorar por la vertiente norte, yo lo hice completamente por el filo.

Habíamos divisado desde muchos puntos estas marmoleras, y teníamos unas ganas tremendas de fundirnos en ellas...

...lo pudimos hacer realidad y fue muy especial vivir esta experiencia.

Y a propósito de las Marmoleras, os recomiendo que leáis este curioso artículo.

Finalizando la cresta, con la cima occidental ya a tocar.

Cambio de roca, y apoyando eventualmente las manos, tramo final a cima.

Desde allí tuvimos la mejor visión de la jornada del Balaitús. En este 2024 que está finalizando hemos tenido el enorme privilegio de subir a su cima, el mismo equipo y en el mismo estilo, dos jornadas con vivac. 

La vertiente norte de la divisoria, con sus habituales mares de nubes. Al fondo nos llamó mucho la atención el picudo Petit Gabizos.

Volviendo a mirar al Macizo de las Argualas, por fin se nos mostró el pico que le da el nombre, el Pico de Argualas, al cual también he ascendido, en solitario, en este 2024, enlazándolo con el Garmo Negro recorriendo la cresta de los Algas.

Aérea visión del Garmo Negro, del Ibón y Pico de Tebarrai y el Cuello de Piedrafita.

Marmoleras, con gente cruzando, cima central y cima oriental.

Pico Occidental del Infierno, 3073 metros.
Con los objetivos cimeros conseguidos tocaba continuar con la ruta, que aún quedaba mucha tela por cortar y mucha roca por pisar. Para empezar, un trabajoso descenso, que inicialmente hicimos siguiendo el filo...


...aunque de inmediato escoramos a la vertiente sur, viéndonos asomados de manera espectacular al Valle de Tena y a la cabecera del Río Gállego.

Tocaba activar de nuevo el modo destrepe.

El objetivo, llegar a esta otra marmolera, en la que si afináis la vista podréis ver a unos compañeros. Esta enorme veta de mármol me pareció asombrosa...

...tanto que cuando llegamos a ella me llevé las manos a la cabeza. El itinerario de descenso pasa justo por la franja que une los dos tipos de roca.

Para llegar a ese paso hubo que seguir destrepando por el mármol...

...que todo sea dicho de paso ofrecía una muy buena adherencia.

Y aquí, además de la cima del Garmo Blanco, tenemos el paso por la parte superior de la marmolera.

Existe una buena traza de sendero, pero el patio que cae a la izquierda causa respeto.

Aquí dicho patio. ¿Hielo?, no, mármol. Espectacular.

Disfrutando de este fascinante rincón del Pirineo.

La veta de mármol marca perfectamente el camino recorrido hasta este punto.

Volvimos a alcanzar el filo de la cresta, y nos vimos asomados a una brecha, en la que tuvimos esta bella perspectiva del Ibón de Tebarrai. Esta visión puede hacer caer en la tentación de empezar a bajar por aquí...

...pero lo más recomendable es destrepar un poco más para alcanzar el punto de descenso idóneo.

Mientras llegábamos allí vimos a nuestros colegas madrileños haciendo la travesía sobre la veta.

Y este es el punto, creo recordar que había un madero que lo señaliza, por el que es más aconsejable bajar. El Cuello del Infierno, ya a la vista.

El tramo que vino a continuación fue muy pestoso. Tanto que no hice fotos hasta que llegamos a las pedreras, ya un poco más cómodas.

Pero bueno, solo por la piramidal visión del Pico Tebarrai, con su lago, ya valió la pena, y valga la redundancia, el penar por aquí. Era otro de los enclaves pirenaicos que teníamos muchas ganas de ver.

Cuello del Infierno, 2723 metros.

En el Cuello del Infierno enganchamos la GR-11 y enfilamos la bajada hacia los Ibones Azules. Al fondo volvió a aparecer el Vignemale.

A nivel visual, este tramo, fue también muy espectacular, no decayó para nada la cosa.

Volvimos a ver las Marmoleras, y también el Glaciar del Infierno. A propósito del glaciar, aquí os dejo este ilustrativo vídeo de Francesc Navarro Coma.

Otra espectacular perspectiva de esta fusión del agonizante glaciar con el mármol. Vemos también la brecha a la que nos habíamos asomado antes de subir a la cima oriental, que es la salida del Corredor Norte de los Picos del Infierno.

Cara norte de los Picos del Infierno. Reitero, uno de los macizos más fascinantes de todo el Pirineo.

La bajada desde el Cuello del Infierno se hace forma rápida, y a la que nos giramos ya lo habíamos dejado muy atrás.

Solo nos quedaba esta bajada...

...y luego todo llano hasta el Ibón Azul Superior.

Lugar de fantasía este lago azul, en el que no estaban ni Brooke Shields ni Christopher Atkins, y ni falta que hizo 😅...

En este rinconcito, un poco más alejado de donde se concentraban los demás campistas, montaríamos nuestro tarp.

Lámina acuática del ibón, con los Picos del Infierno.

Me encargué, bajo la supervisión de Esther, de montar el tarp, y me quedó aceptablemente bien, y de ahí mi aspaviento 😅.

Preparativos de la cena...

...y a disfrutar de los últimos colores diurnos...

...ya que el sol ya se había escondido tras el Cuello del Infierno, delatando la orientación de este. Bona nit.


La mañana siguiente, sin ningún tipo de prisa, cubrimos la distancia entre el Ibón Azul Superior y Baños de Panticosa, y disfrutando de este bonito tramo de la GR-11, en el que caben lagos, un refugio y unas espectaculares y estruendosas cascadas y abundantes frambuesas... Como decía antes, se han puesto de moda y es mucha gente también la que sube a los Ibones Azules y por ende otra razón que explica el por que de tanta congregación de vehículos en el parking de Baños... Así que, romería al canto, que a nosotros nos sirvió para hacer un estudio sociológico... Primero nos pareció cuanto menos curioso que, si aquí en la montaña nos saludamos, casi, todos, sin conocernos de nada, ¿por qué no lo aplicamos a la ciudad?; y luego, que nos pareció estar en todo momento cruzándonos con la misma persona, y nos preguntamos que en qué momento se ha perdido toda originalidad y el ser auténtico pasa por llevar tod@s el mismo peinado/barba; vestir el mismo outfit y las mismas marcas de ropa/zapatillas; lucir el mismo tipo de tatuajes o incluso ir acompañados por la misma raza de perro, y seguro que muchos también llevaban un dron!!... Pero ojo, que esto es solo una simple observación de un tío que más bien es tirando a antisocial, y hecha, Dios me guarde, sin ningún ánimo de malmeter, cada cual es libre de peinarse, vestir o tatuarse como quiera, o como les diga el/la influencer de turno... Entre tanto clon, no me fue difícil reconocer, por que ellos son gente auténtica de verdad, a mis amigos Jose y Macu del blog Trotasendes de Benicalap, a los que hacía como siete años que no veía y tuvimos una alegría enorme de encontrarnos en la montaña y más en este fantástico entorno... Y oye, que si he de socializar lo hago como el que más, en la atiborrada terraza de Casa de Piedra hicimos el aperitivo, doble (la frugalidad de las cenas en vivac, ya se sabe) y en Biescas, un rato después, la comida, allí, el Gouda, al igual que las montañas del Pirineo, nunca nos ha fallado...

Bon dia. Amanecía y se presentaba una calurosa jornada en el Pirineo...

...calurosa pero soleada jornada de impolutos cielos azules, azules como el ibón, nuestro tarp y muchas tiendas de las que habían allí plantadas.

Cielos azules que resaltaban más si cabe los colores y la belleza del grandioso paisaje que había envuelto nuestra pernocta.

Desayunamos, recogimos todo y nos pusimos en marcha. Nos despedíamos del que había sido nuestro hotel esa noche.

Y con la imponente mirada del Pico de Piedrafita y Punta Zarre, emprendimos el descenso, que como he comentado no tiene más misterio que seguir la GR-11.

No tardó mucho en aparecer ante nosotros el Ibón Azul Inferior, que como muchos otros de esta zona se encuentra represado...

...cosa que no le resta mi un ápice de belleza.

Se invertían los factores, y ahora eran los Picos del Infierno los que quedaban 600 y pico verticales metros más arriba.

Y junto a estas aguas que contribuyen al caudal del Caldarés nos teníamos que ir haciendo a la idea...

...de despedirnos de los Picos del Infierno...

...pero bueno, seguro que volveríamos a verlos de cerca en el futuro (sin ir más lejos un año después), y quien sabe, igual los volvemos a subir algún día... Ojala!!!

Pero no todas las despedidas son tristes, y más si se hacen en un entorno como este. El agua iba a ser la absoluta protagonista de lo que restaba de ruta. 

El arroyo que se desprende de los Ibones Azules dio mucho juego fotográfico en este tramo...

...y es que allí también encontramos cosas grandes, aunque sean diminutas en cuanto a tamaño.

Eran las nueve y media de la mañana y ya pegaba fuerte el calor, así que no dudamos ni un segundo alejarnos un poco de la GR-11 y darnos un buen baño en este solitario ibón anónimo.

Frescos como lechugas, tras el baño, proseguimos con la ruta y pasamos junto al Ibón Alto de Bachimaña.

Enorme lago, que también se encuentra represado...

...y que ni con una panorámica del móvil puede fotografiar entero.

Escasos metros más abajo encontramos el Ibón Bajo de Bachimaña...

...sobre el que levantaron el Refugio de los Ibones de Bachimaña. Al fondo destaca la Sierra de Tendenera.

Privilegiada, e idílica, de postal, ubicación, la de este refugio pirenaico.

Precioso valle del Caldarés, por el cual discurriría el resto de la bajada hasta Baños. A esta zona se la conoce como la Cuesta del Fraile.

Al fondo se levantan imponentes los picos de Foratula y Sarrato.

Durante la bajada por la Cuesta del Fraile tuvimos como banda sonora el estruendo de las numerosas cascadas que se descuelgan al valle.


Tramos chulos de sendero, además con frambuesas para ir picoteando.

La ruta se remató con un precioso espectáculo acuático por gentileza del Caldarés y algunas de sus cascadas.

Este rincón, además de ser especialmente bello, también era refrescante...

...por lo que nos regalamos unos minutillos de parada.

Cuanta belleza escenificada en una sola foto 🤪.

De entre todas las cascadas que nos desviamos a ver, esta fue la más alta y estruendosa.

En el vídeo que adjunto al final podréis escuchar dicho estruendo.


Baños de Panticosa a la vista. Esta gran ruta a los Picos del Infierno tocaba a su fin.



Y con este bello toque acuático despido este reportaje. Hacia mucho tiempo que no publicaba una crónica tan cargada de fotos como esta, pero creo que la ruta lo merecía. Lo rematamos, os lo había comentado antes, con una pequeña película. Una de las razones que nos impulsa a venir a la montaña es Zafar, y así se titula la canción, de los uruguayos La Vela Puerca, que acompaña el vídeo.




6 comentarios:

  1. Hola Dani.

    Ya tenía ganas de leer la crónica a vuestra subida a los picos del Infierno, espectacular!. Sin duda, hacerlo en dos días, es mucho más llevadero y se disfruta más, porque, en una sola jornada se hace largo y vas mirando el reloj.

    Yo lo hice en su día al revés, aunque, como ya te comenté, ese día no me encontraba bien y tuve que abortar tras coronar el Pico Occidental del Infierno (creo que me sentaron más unos geles que tomé y no estaba acostumbrado). Viendo tu reportaje, creo que es mejor hacerlo en el sentido que lo hicisteis vosotros, ya que, ese tramo sucio es mejor hacerlo en subida y el tramo "fácil" se deja para el final, aunque, tengo claro que la siguiente intentona , será desde Sallent de Gállego por el Valle de Pondiellos, que es una ascensión más solitaria.

    La verdad, es que es un recorrido precioso, mientras leía y veía las fotografías, iba pensando "este Dani está metiendo fotos a saco" 🤣 y es que, con ese panorama es complicado hacer
    una criba, porque, menudas vistas y que cantidad de montañas a cada cual más apetecible.

    Me ha sorprendido, que la gente para subir al Garmo Negro utilice esa vía, que ya no es que sea más larga, es que es un pedregal infamé, siendo, que por la Canal, se sube directamente y de forma rápida, solo se me ocurriría subir por ahí, en caso de hacer también la Aguja de Pondiellos.

    De la bajada, efectivamente, esa travesía horizontal en la divisoria de rocas, es espectacular, de las que quitan el hipo, porque el patio es tremendo, así, de primeras, pocos pasos tan vertiginosos me viene a la cabeza, además, cuando yo lo hice, era de los pocos que iban en ese sentido y me cruzaba con mucha gente y todos, nos quedábamos pensando un momento, esperando, que fuera el otro el que se retirada a un lado, para dejar paso.

    En el cuello del Infierno, si que había una estaca que marcaba la entrada (en tu caso salida) y ofrece una de las postales de la zona, que es la del ibón y el pico Terrabay, además, de la del macizo del Arguales con los ibones de Pondiellos.

    Tiene que ser una pasada, hacer noche en los ibones Azules, la primera foto del amanecer, me ha parecido espectacular. Si volvéis por la zona y no queréis masificación, os aconsejo visitar el embalse de Bramatuero y bordear los embalses de Bachimaña por la otra orilla y una vez en el refugio, bajar por el Camino Machos.

    Las cervezas en la Casa de Piedra, todo un clásico, me alegro que al final no lo quitasen, porque, la idea era, una vez construido el refugio de Bachimaña, cerrarlo.

    El video muy guapo, jodo, al final vas a parecer un profesional, muy bien editado y con buena música. Aunque, no son "granes cantantes" en Aragón hay un grupo que se llama Lurte, a mí me gustan.

    Salud y montaña.

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    1. Hola Eduardo.

      Gracias por el halago del vídeo. Desde que me cambié el ordenador, a finales de 2022, los edito con un programa gratuito que venía ya instalado, y me está dando muy buenos resultados.

      Yo también soy partidario, siempre que se pueda, de dividir este tipo de ascensiones en dos jornadas. Vale que hay que cargar con el peso extra de la tienda, saco, esterilla, gas, hornillo, comida etc. Pero por el contrario te quitas un lastre mucho más gordo, que son las prisas. De hecho, este pasado mes de septiembre hemos subido al Balaitús y también lo hemos dividido en dos jornadas, pudiendo disfrutar así muchísimo mejor del brutal paisaje que tiene esta montaña por su vía de la Gran Diagonal. Cuando publique esa ruta en el blog, que a este paso será en 2026 😅, también ira muy cargada de fotos 😂. Este pasado verano, también hice en solitario el Argualas, los tres Algas y de nuevo el Garmo Negro, y me despisté en la subida y volví a comerme el pedregal que sube al Cuello de Pondiellos, error que no cometí en la bajada, donde si utilicé la vía más directa de la canal, en la que no chupas ni la tercera parte de piedra.

      Y justo ese paso que comentas, de la divisoria de minerales, es uno de los que tiene más miga que la cresta de la Marmoleras, que si que es verdad que impresiona y es espectacular, pero que no tiene ninguna dificultad técnica y además es más ancha que alguna de las calles de mi pueblo 😂.

      Gracias también por la recomendación de Bramatuero, y también por la de Lurte, he visto algún vídeo suyo en YouTube y me gusta su propuesta. Suenan bien, pero lo que más me gusta es su estética y su sentimiento aragonés... Eso si, me encuentro con alguno de ellos en el bosque y me cago encima jajajaja. He visto que uno de sus componentes también forma parte de Lugh, un trío turolense de música celta y que he tenido la suerte de poder ver en directo.

      Salud y Montaña.

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  2. ¡Hola, Dani!
    Acabo de leer la fabulosa crónica de esta aventurera travesía y os doy la enhorabuena por ello. El mundo es un pañuelo y ese encuentro con Jose y Macu lo confirma. La montaña tiene estas casualidades. Lo dicho, una maravilla de ruta. ¡Quien pudiera! Alguno ya no estamos para esos trotes, pero disfrutamos con estupendas crónicas como las tuyas.
    Un abrazo.

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    1. Hola Emilio.

      Ya ves, la última vez que vi a Macu y a Jose les dije que nos veríamos en el infierno, y así fue al final jajajajajajaja.
      Gracias por haber leído hasta el final una crónica tan extensa como esta. En estos tiempos la mayoría gente huye de cualquier cosa que contenga más de un par de líneas y cuatro o cinco fotos... Malos tiempos para la lírica, que cantaban aquellos vigueses...

      Un abrazo.

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  3. Hola Dani.

    ¡Qué barbaridad!

    Dices que hay muchas fotos, pero pocas me parecen ante tal despliegue de naturaleza. Mira que había visto fotos y oido habla de las marmoleras y las fotos son de esas que algo muestran, pero se intuye poderosamente que la sensación in situ debe ser brutal ante esos tamaños.
    Y porque si hay un acierto pleno es hacerla en dos jornadas con esa recreacion de bucolicos ibones y, encima, si uno va acompañado de esa rubia montañera mucho mejor.

    Un abrazo.

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    1. Hola Toni.

      Ya imaginarás lo difícil que me resulto hacer la criba fotográfica para este reportaje, ¿no?. Y es que fueron dos jornadas, unos paisajes bárbaros y dos cámaras/móvil, así que el número de fotografías totales fue muy alto... Ay, amigo, siempre lo pienso tras estas rutas en las que hacemos tantas fotos, pero que mal lo hubiésemos pasado tú y yo en la montaña en la época de la fotografía química, limitados a las 32 fotos de aquellos antiguos carretes...

      Un abrazo.

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