Domingo 22 de septiembre de 2019
Tal y como os anticipé la semana pasada, volvemos a la Calderona, en esta ocasión para subir a la que es su cima más oriental y cercana al Mediterráneo, el Picaio. Desde bien pequeñito, y siempre que iba o venía de València, he mirado fascinado los rodenos que hacen tan característica a esta montaña, hasta que por fin llegó el día, a mis casi cuarenta y dos añazos, en el que estuve sobre ellos. Alargamos un poco más la ruta dándonos un garbeo por les Penyes de Guaita, en el que trepamos por el célebre Pas dels Borregos.
Tal y como os anticipé la semana pasada, volvemos a la Calderona, en esta ocasión para subir a la que es su cima más oriental y cercana al Mediterráneo, el Picaio. Desde bien pequeñito, y siempre que iba o venía de València, he mirado fascinado los rodenos que hacen tan característica a esta montaña, hasta que por fin llegó el día, a mis casi cuarenta y dos añazos, en el que estuve sobre ellos. Alargamos un poco más la ruta dándonos un garbeo por les Penyes de Guaita, en el que trepamos por el célebre Pas dels Borregos.