Lunes 17 de febrero de 2020
...y por fin me decidí subir al Alto de las Barracas, la montaña más alta del territorio valenciano. Los más habituales del blog ya conoceréis mi particular "idilio" con esta montaña, si no lo sabéis, os lo resumo. Tiene mucho que ver con mi reiterada pleitesía a Penyagolosa y lo que me picaba ver artículos, publicaciones o listas del tipo "las montañas españolas imprescindibles a las que tienes que subir si o si", que cuando llegaban a la Comunitat, o al País Valencià, como prefiráis, te decían que la montaña más recomendable e imprescindible era el Alto de las Barracas. ¿Imprescindible?, ¿por delante de Penyagolosa?, ¿por delante del Puig Campana, el Benicadell, Bèrnia o el Montcabrer?. No lo consideraba justo, además de parecerme un recurso de lo más simplón y patatero, poner la montaña más alta y ya está hecha la lista. Por eso eso no me apetecía para nada subir al Cerro Calderón, que le vamos a hacer, soy así de raro.
Con esto no quiero decir que sea una montaña fea, nada más lejos de la realidad, ya que posee los encantos de Javalambre, y siempre he considerado que no hay ninguna montaña fea, que todas guardan un atractivo u otro, pero si la comparamos con Penyagolosa y las otras mencionadas, sinceramente, no hay color.
Habiéndome desahogado vayamos al grano. Una vez que me decidí a subir al Alto de las Barracas había que plantearse desde donde hacerlo. En un principio tenía pensado en ir a la Puebla de San Miguel y subir por el Barranco del Saladillo, pero las dos horas y media de carretera, en total cinco, para ir y volver en el día, me echaban mucho para atrás. También tenía la opción de ir a Camarena de la Sierra, que me pilla bastante más cerca, y subir al Alto de las Barracas pasando antes por la cima del Pico de Javalambre. Al final me decanté por esta segunda opción. Sabía que iba a ser una ruta larga y dura, como así fue, pero que nos permitió sumergirnos a fondo por la Sierra de Javalambre y conocer todas sus caras, sobre todo las buenas.
...y por fin me decidí subir al Alto de las Barracas, la montaña más alta del territorio valenciano. Los más habituales del blog ya conoceréis mi particular "idilio" con esta montaña, si no lo sabéis, os lo resumo. Tiene mucho que ver con mi reiterada pleitesía a Penyagolosa y lo que me picaba ver artículos, publicaciones o listas del tipo "las montañas españolas imprescindibles a las que tienes que subir si o si", que cuando llegaban a la Comunitat, o al País Valencià, como prefiráis, te decían que la montaña más recomendable e imprescindible era el Alto de las Barracas. ¿Imprescindible?, ¿por delante de Penyagolosa?, ¿por delante del Puig Campana, el Benicadell, Bèrnia o el Montcabrer?. No lo consideraba justo, además de parecerme un recurso de lo más simplón y patatero, poner la montaña más alta y ya está hecha la lista. Por eso eso no me apetecía para nada subir al Cerro Calderón, que le vamos a hacer, soy así de raro.
Con esto no quiero decir que sea una montaña fea, nada más lejos de la realidad, ya que posee los encantos de Javalambre, y siempre he considerado que no hay ninguna montaña fea, que todas guardan un atractivo u otro, pero si la comparamos con Penyagolosa y las otras mencionadas, sinceramente, no hay color.
Habiéndome desahogado vayamos al grano. Una vez que me decidí a subir al Alto de las Barracas había que plantearse desde donde hacerlo. En un principio tenía pensado en ir a la Puebla de San Miguel y subir por el Barranco del Saladillo, pero las dos horas y media de carretera, en total cinco, para ir y volver en el día, me echaban mucho para atrás. También tenía la opción de ir a Camarena de la Sierra, que me pilla bastante más cerca, y subir al Alto de las Barracas pasando antes por la cima del Pico de Javalambre. Al final me decanté por esta segunda opción. Sabía que iba a ser una ruta larga y dura, como así fue, pero que nos permitió sumergirnos a fondo por la Sierra de Javalambre y conocer todas sus caras, sobre todo las buenas.