Martes 2 de julio de 2019
Como os comenté en la crónica anterior Toni y Maru no habían estado nunca en el Valle de Tena, y si había una ruta que tenían que hacer por obligación era la de la subida a los Ibones de Anayet, y si se terciaba, que si que se terció, rematarla con la ascensión al pico. A mi no me iba a importar en absoluto subir por cuarta vez a los ibones y por tercera al pico (Eva por tercera y segunda). Tampoco me iba a importar hacer una nueva crónica, o más bien relato, de este precioso rincón del Pirineo y ya la estáis leyendo.
Para esta ruta hicimos el clásico recorrido de ida y vuelta que parte desde el Corral de las Mulas, aunque luego, y ya en plena ruta, se me ocurrió que disponiendo de dos vehículos como disponíamos podíamos haber dejado uno en el parking de los remontes del Portalet (desde ahí subimos en 2017 a los Ibones) y así haber variado la ruta de bajada, y lo más importante, habernos chupado solo una vez los dos tediosos kilómetros de asfalto del inicio. Un pequeño error logístico por mi parte.
No voy a profundizar en el eterno debate de que si en periodo estival deberían permitir acceder con vehículo hasta el aparcamiento de las pistas de esquí y las razones de por que no lo hacen (la más lógica que se nos ocurre es que sea por evitar problemas con el abundante ganado vacuno que pasta allí en verano), lo que está claro es que así están las cosas y si queremos hacer esta ruta nos tenemos que tragar este tramo de asfalto si o si.
Por suerte todo esto se olvida cuando dejamos atrás y perdemos de vista todo rastro de humanización y por delante solo tenemos naturaleza pura y un pequeño pero encantador valle por remontar, en el que Culibillas y GR-11, GR-11 y Culibillas, sendero y arroyo, arroyo y sendero, se funden en una sutil y armoniosa danza al son del rumor del agua y los silbidos de las marmotas. Un primer acto que daba preludio al siguiente, en un escenario más grande, los Llanos de Anayet, en el los que ahora actuaban dos nuevos bailarines, ambos de apellido Anayet, pico e ibón, ibón y pico, en una danza en la no se tocaban, al menos físicamente, pero si mediante reflejos, puro arte. En un segundo plano, el Midi d'Ossau, el Barýshnikov de los Pirineos, huía de los focos y observaba, como un espectador más, tan sublime espectáculo, orgulloso de su pupilo volcánico.
Y tras un breve receso llegaba el tercer acto, en el que ahora éramos nosotros los que íbamos a bailar con la montaña. Poco a poco los armoniosos violines le iban dando paso a las distorsionadas guitarras eléctricas, de la música clásica al más descarnado rock 'n' roll, un atrevido "crossover" que dejaba estupefactos a los espectadores. Dura subida al collado, contraste de colores después, unas cadenas que pusieron, al más puro estilo Bohemian Rhapsody, una nota de heavy metal, y una empinada chimenea que ponía la coda a esta variopinta obra de arte. Arriba no escuchamos aplausos, pero si que contemplamos a multitud de artistas pirenaicos, cada uno en su escenario y en su estilo, que seguro que ofrecieron, unos con más público, otros con menos, un espectáculo similar al que brinda el Anayet, al que nosotros tuvimos, a un precio módico, y con poco público, el enorme privilegio de asistir.
Un saludo a tod@s.
Como os comenté en la crónica anterior Toni y Maru no habían estado nunca en el Valle de Tena, y si había una ruta que tenían que hacer por obligación era la de la subida a los Ibones de Anayet, y si se terciaba, que si que se terció, rematarla con la ascensión al pico. A mi no me iba a importar en absoluto subir por cuarta vez a los ibones y por tercera al pico (Eva por tercera y segunda). Tampoco me iba a importar hacer una nueva crónica, o más bien relato, de este precioso rincón del Pirineo y ya la estáis leyendo.
Para esta ruta hicimos el clásico recorrido de ida y vuelta que parte desde el Corral de las Mulas, aunque luego, y ya en plena ruta, se me ocurrió que disponiendo de dos vehículos como disponíamos podíamos haber dejado uno en el parking de los remontes del Portalet (desde ahí subimos en 2017 a los Ibones) y así haber variado la ruta de bajada, y lo más importante, habernos chupado solo una vez los dos tediosos kilómetros de asfalto del inicio. Un pequeño error logístico por mi parte.
No voy a profundizar en el eterno debate de que si en periodo estival deberían permitir acceder con vehículo hasta el aparcamiento de las pistas de esquí y las razones de por que no lo hacen (la más lógica que se nos ocurre es que sea por evitar problemas con el abundante ganado vacuno que pasta allí en verano), lo que está claro es que así están las cosas y si queremos hacer esta ruta nos tenemos que tragar este tramo de asfalto si o si.
Por suerte todo esto se olvida cuando dejamos atrás y perdemos de vista todo rastro de humanización y por delante solo tenemos naturaleza pura y un pequeño pero encantador valle por remontar, en el que Culibillas y GR-11, GR-11 y Culibillas, sendero y arroyo, arroyo y sendero, se funden en una sutil y armoniosa danza al son del rumor del agua y los silbidos de las marmotas. Un primer acto que daba preludio al siguiente, en un escenario más grande, los Llanos de Anayet, en el los que ahora actuaban dos nuevos bailarines, ambos de apellido Anayet, pico e ibón, ibón y pico, en una danza en la no se tocaban, al menos físicamente, pero si mediante reflejos, puro arte. En un segundo plano, el Midi d'Ossau, el Barýshnikov de los Pirineos, huía de los focos y observaba, como un espectador más, tan sublime espectáculo, orgulloso de su pupilo volcánico.
Y tras un breve receso llegaba el tercer acto, en el que ahora éramos nosotros los que íbamos a bailar con la montaña. Poco a poco los armoniosos violines le iban dando paso a las distorsionadas guitarras eléctricas, de la música clásica al más descarnado rock 'n' roll, un atrevido "crossover" que dejaba estupefactos a los espectadores. Dura subida al collado, contraste de colores después, unas cadenas que pusieron, al más puro estilo Bohemian Rhapsody, una nota de heavy metal, y una empinada chimenea que ponía la coda a esta variopinta obra de arte. Arriba no escuchamos aplausos, pero si que contemplamos a multitud de artistas pirenaicos, cada uno en su escenario y en su estilo, que seguro que ofrecieron, unos con más público, otros con menos, un espectáculo similar al que brinda el Anayet, al que nosotros tuvimos, a un precio módico, y con poco público, el enorme privilegio de asistir.
Un saludo a tod@s.
Punto de inicio en el Corral de las Mulas, con buenas vistas. De izquierda a derecha Peña Foratata, Infiernos, Garmo Negro y Algas/Argualas. |
Pasamos por un lado la valla que impide el paso a vehículos y empezamos a seguir el asfaltado que sube a las pistas de esquí. Horizonte verdes prados y rojizas cimas. |
Más tráfico vacuno que humano en estas primeras horas, y es que de todas las veces que hemos subido a los ibones esta fue la que menos gente nos encontramos. |
Aparece en escena el Midi d'Ossau, junto a su leal escudero Peyreget. |
En esta zona es muy común oír y, si afinamos la vista, avistar marmotas. Esta fue la primera de muchas que vimos. |
Por suerte el gris da paso al verde, y las montañas absorben el protagonismo que hasta ahora tenían los hierros. |
Caminando junto al cantarín Barranco de Culibillas (a estas alturas hubo quien ya estaba escrutando posibles zonas de baño para la vuelta). Al fondo los picos Royo y Culibillas. |
El sendero gira en marcado rumbo O, y nos introduce de lleno en el valle del Barranco de Culibillas. Al fondo destaca el macizo de Soques y un poco más atrás... |
...el conjunto Balaitús/Frondellas, uno de los más potentes de la zona. |
Senda súper marcada y valle cerrado, no hay perdida posible. |
El Pico Culibillas, uno de los que guardan el valle por su flanco derecho. |
En el izquierdo se encarga de hacerlo la Punta del Garganta. Al fondo el Pico del Campo de Troya, y más al fondo todavía un "skyline" con las montañas más altas del valle. |
Última rampa antes de alcanzar los Llanos de Anayet. |
Toni y Maru, a punto de llegar a ese cambio de rasante en el que de repente aparece, como apuntando al cielo, la oscura punta del Anayet. |
Luego avanzas unos metros y ya aparece íntegra la inconfundible silueta de esta esbelta montaña de pasado volcánico. |
Típica panóramica de los Llanos de Anayet, con el Anayet, el Ibón Bajo, el Midi y la Punta Espelunciecha. |
Ibón Bajo, con la línea de cumbres del Cirque d'Anèou y el Midi d'Ossau. |
Vamos a buscar algunos de los típicos reflejos del Anayet en el ibón. |
Da igual las veces que subas a este rincón. Su belleza siempre te atrapa. |
Nos asomamos, no bajaremos esta vez, al ibón más inferior, l'Ibonet. |
Tras una parada a reponer fuerzas (omitiré el incidente con el abejorro 🐝) retomamos la marcha. Cruzamos el arroyo de desagüe del ibón, que cae hacia la Canal Roya y nos vamos a por la cima. |
Bonita perspectiva de los Llanos de Anayet, con los ibones y el Culibillas al fondo. |
Cabecera de la Canal Roya, conocida como la Rinconada. Omnipresente Midi d'Ossau. |
Ponemos la directa hacia el Cuello de Anayet. Empiezan a manifestarse los contrates cromáticos que hacen tan característica a esta montaña. |
Desde este punto ya podemos visualizar por donde transcurre la parte final de la ascensión, tanto el tramo equipado como la chimenea. |
Eva y Maru, superando un resalte de roja pizarra. |
Toni y la pared oriental del Anayet, en la que en esos momentos había una cordada escalando la vía Balcones de Anayet. |
Nosotros alcanzaremos la cima andando, y pisando algún nevero residual. |
Iniciamos la subida al collado, el cual ya vemos perfectamente, con su característico gendarme. |
La parte final de la subida al collado, en la que encontramos antiguas marcas de GR, está tiesa de narices, además de descompuesta. |
Tras esforzada, el gesto de Maru lo dice todo, subida alcanzamos el Cuello de Anayet. Resaltan puntiagudos detrás el Culibillas y el Arroyetas. |
Esta estampa del Cuello de Anayet, con el Midi y el propio Anayet es de las más icónicas de esta ruta de ascenso. |
Tras el collado hacemos un breve tránsito por la vertiente occidental del Anayet. La pirámide de detrás es el Vértice de Anayet o Punta o Garmo. |
Alcanzamos un rellano rojizo, en el que obtenemos este bonito contraste que forman las pizarras rojas y la oscura roca volcánica. |
Pasamos de nuevo a la vertiente oriental de la montaña, al fondo aparece silueteado el sector del Aspe. |
Brava y descompuesta rampa que da acceso al tramo de las cadenas. |
Aquí tenemos a Maru, a la que hasta unos minutos antes no le habíamos dicho nada de las cadenas, negociando el paso. |
Le toca el turno a Toni. El paso, aunque expuesto, es sencillo y la cadena da mucha seguridad, pero nunca hay que confiarse, pues hay tramos en los que la roca está bastante pulida. |
Vistas hacia la caldera que rodea los Ibones de Anayet. Tras la que aparecen Punta Escarra, Pala de Ip y Collarada. |
Eva, que siempre se lo pasa en grande cuando hay que enfrentarse a pasos de este estilo. |
Superadas las cadenas nos espera la inclinada chimenea final, menos fiera de lo que pueda aparentar vista desde abajo. |
Es al principio de la misma donde encontraremos el único punto en el que realmente hay que hacer uso de las manos... |
...el resto se trata de ir superando pequeños resaltes e intentar no tirar muchas piedras al que viene detrás. |
La dupla Magia Serrana/Per Dalt i Per Baix en la cima del Anayet, a 2575 metros. |
Es la tercera vez que subo a esta cima, y en todas ellas me hecho una foto similar. |
La primera vez que subí al Anayet, en 2012, lo hice tras haber subido el día de antes al Midi d'Ossau. Fue aquel un fin de semana muy intenso. |
Hagamos el habitual repaso a las vistas. Empezamos con los Ibones de Anayet. A continuación detallamos un poco más las montañas que se ven al fondo... |
...empezando por el Palas, Arriel, Balaitús y Picos de la Frondella... |
...cimas del Circo de Piedrafita, los Infiernos y sus famosas marmoleras, Garmo Negro, Algas y Argualas. Detrás de esta primera linea se divisa también el macizo del Vignemale. |
Cambiamos de sector, tras las rojizas cimas cercanas aparece el perfil de la Sierra de la Partacua, con Peña Telera y Peña Retona destacando en cada uno de sus extremos. |
Pala de Ip y Collarada. |
Vuelve a aparecer la Partacua, esta vez con Punta Escarra. |
Nos vamos ahora hacia el Valle del Aragón, con el conjunto Lecherines/Aspe. Destaca a la derecha de la imagen el Bisaurín. |
En esta foto volvemos a destacar al Bisaurín, que comparte protagonismo con la inconfundible silueta del Castillo d'Acher. Un poco más al fondo aparece el macizo de Peña Forca. |
Y nos vamos a Pirineos más occidentales para ver, entre muchas, Mallo Acherito, Petretxema, Mesa de los Tres Reyes o Anie. |
Tras la cima, toca bajar. A continuación algunos instantes del descenso. Bajando con precaución la chimenea... |
... |
...y superando de nuevo el tramo de las cadenas. |
Toni, Maru y Eva buscando pasos menos descompuestos por la franja rojiza. |
Sorprendemos, en sus quehaceres vespertinos, a otra marmotilla. |
El lienzo del Anayet. |
De vuelta al estético Cuello de Anayet. |
Es increíble como en cuestión de pocos metros la misma montaña pasa de tener este aspecto tan agresivo... |
...a tener este mucho más estilizado. |
El cielo, que instantes antes amenazaba lluvia, empieza a despejarse, aprovecharemos para sacar mejores fotos. |
Y también para hacer un alto en el camino para comer. Hay quien incluso se echó una mini-siesta. |
Nos despedimos del Anayet. |
Otra marmota, emulando a Toni dos fotos más arriba. |
Esta vez si que acompañé a Toni en su baño pirenaico. Nuestras caras lo dicen todo. La resistencia de este hombre a estas aguas tan frías no es normal. |
Eso, hasta la cuarta. |
- Recorrido de unos 15 kilómetros de longitud, en el que se salvan 1000 metros de desnivel positivo.
- Buenos y bien definidos senderos (GR-11 hasta los Ibones de Anayet) durante la ruta, por lo que se trata de una excursión de fácil seguimiento y orientación.
- La travesía de la cadena puede presentar problemas a la gente con vértigo, pues se trata de un tramo bastante expuesto. En la chimenea final encontraremos algún paso aislado de I+, pero sin ningún tipo de exposición.
- Anayet 2012
- Anayet 2013
- Ibones de Anayet 2017, con Pico Espelunciecha
Hola Dani.
ResponderEliminarVeo que tuvisteis suerte con el día, nubes que os quitarían el sol a ratos, pero no os fastidiaron las vistas, poca gente y buena compañía, poco más se puede tener.
El tema de cerrar el paso por el ganado, es absurdo, yo acabo de venir de Soria y allí el ganado está en la carretera y no pasa nada. La verdad que la opción de hacerlo en travesía está bien, es más lo podíais a ver hecho en circular, ya que Espelunciecha y Corral de las Mulas, los une un tramo de camino y una senda que se sigue cómodamente.
Yo el Anayet lo he subido varias veces y es un entorno que me encanta, no solo por lo estética que es la cima, sino también por esos contrastes de colores, la ubicación idílica de los ibones (a ver si puedo subir con los chicos en septiembre) y esas magníficas vistas que hay.
Lo que hay que ver, es lo que cambia de hacerlo en verano a invierno, yo lo baje hace poco más de dos meses esquiando (barranco de Culivillas) y no tiene nada que ver. La duda que me queda es quien es la marmota y quien es Toni, jajaja.
Un saludo
Hola Eduardo.
EliminarPues posiblemente, de todas las veces que he estado en la zona de los Ibones de Anayet, la que menos gente me he encontrado. Seguramente influyó que fuese martes jeje. De todas formas, mira que hemos subido veces al Valle de Tena, pues esta vez fue la que menos gente y movimiento hubo. Supongo que unas semanas después, con el festival Pirineos Sur, estaría más animado aquello.
Aunque esas nubes no hicieran lucir tanto las fotos si que es verdad que nos quitaron calor, cosa que siempre se agradece. Aunque luego en la bajada ya se empezó a despejar y el sol cascaba de lo lindo. Suerte a esa poza jejeje.
Visto el ritmo que llevaba el peque en Ordesa vigila cuando llegues a los Ibones, que se te planta el la cima del Anayet jejeje.
A buen seguro que la marmota es uno de los animales con los que más se identifica Toni y mucha más gente jejeje.
Un saludo.
Ya habíamos vistos alguna que otra incursión tuya al Anayet, pero siempre nos vuelve a gustar y más todavía este año, que si todo se tercia lo ascenderemos. Qué placer de vistas, pese al día nublado y repor!! Un abrazo
ResponderEliminarSí, las fotos del Anayet y su entorno no se cansa nunca uno de verlas. Si como decís este año lo vais a subir ya veréis que es muchísimo más bonito aún que en las fotos ;). Estaremos atentos a vuestras andanzas pirenaicas.
EliminarUn abrazo.
Hola Dani,
ResponderEliminarMira que nos has enseñado veces los Ibones de Anayet y el propio Anayet, pero nunca me canso de verlos.
Que bien que os lo pasasteis en esos días de montaña con Maru y Toni, no hay nada como disfrutar de la montaña rodeado de unos buenos amigos.
Vaya tela meteros en el agua, debía estar congelada, lo digo sobretodo por tí, que se te ve cara de pasar mucho frío, ya que Toni parece que estuviera en un SPA con el agua calentita, que aguante que tienen estos conquenses a las aguas gélidas... jejeje
Un abrazo!!!
Hola David.
EliminarEs que este es un lugar del que siempre sales maravillado, por muchas veces que hayas estado en él o por muchas fotos que hayas visto. Uno de los rincones con más encanto de todo el Pirineo. Sabíamos que a Toni y a Maru les encantaría y así fue, tan emocionado estaba Toni que se dio ese baño helador, y tan entusiasmado estaba yo de que Toni estuviese emocionado, que esta vez hasta me atreví a acompañarle jajaja. La impresión cuando te sumerges en esas aguas gélidas es bestial, pero luego te quedas como nuevo, seguro que si hubieseis pillado una poza como esta al bajar del Canigó os hubieseis metido de cabeza ;-).
Un abrazo.
Hola Dani.
ResponderEliminarYa te lo dije ayer, el texto de esta entrada me parece pura inspiración, toda un deleite de escritura muy bien hecha. Cuando estas inspirado, llegas muy alto (y te lo digo en serio ;-)
De la ruta.....qué decir!! que no fue para tanto, jajajaja.
En serio: Llevo viendo en fotos de Facebook en grupos de montaña, en documentales, en libros, en tu blog y en otros, fotos del Anayet (ibones y pico) y siempre elucubraba con cuando sería el día que subiría allí, que haría esas típicas fotos de Midi, y de los reflejos del Anayet, y por fin conocerlo con vosotros ha sido lo mejor, con tus explicaciones y tus conocimientos de haber estado allí tres veces.
Aquello es sencillamente uno de los mejores rincones pirenaicos con esa mezcla rojiza verdosa de la piedra, recuerdo vago de épocas volcánicas y todo lo demás, horizontes, ibones, y esa subida por las cadenas/canal. Está claro que si llegamos a subir Maru y yo solos a los Ibones, dudo mucho que hubiéramos llegado al Anayet pero con vosotros si.
Lo del abejorro asesino algo contaré cuando haga yo la entrada, y de los baños, ya me has visto en acción, jejeje.
Ya os decía que desde muy niño, nosotros piscina muy poco; mi padre y mi madre era de llevarnos a los ríos a bañar, y los ríos del Ibérico son posiblemente los ríos que nacen de la tierra más fríos de toda la península. No obstante un ejemplo: el otro día, el paraje del Collado Verde en Zafrilla, plena serranía de Cuenca, batió un record metereológico este verano en toda España desde que se tienen registros hace ya 40 años aprox.
Es el de amplitud térmica con 35,7º de máxima al mediodía y 1,2º de mínima por la noche (estamos hablando de 34,6º de diferencia en el mismo día. Tremendo!!) Ese 1º de temperatura por la noche en pleno Julio hace que la tierra esté muy fría hasta en verano, cosa que al nacer las aguas del subsuelo, nazcan gélidas.
Ah bueno, y también contribuirá a todo esto de los baños fríos mis 92 kiletes y las calorías que atesoro, jajaja.
Un abrazo.
Bzzzzzz Toni.
EliminarGracias por tus palabras, que para mi son todo un halago, pues cuando estás sembrado (valga un ejemplo, la historia Zacarías) también es un gustazo leerte, bueno, siempre es un gustazo leerte.
Como es una ruta que ya tengo publicada varias veces en el blog no quería ser repetitivo explicando de nuevo el recorrido, por lo que quería hacer algo diferente, por suerte me fue viniendo la inspiración y así quedó, me alegro de que te haya gustado el resultado. Sin embargo, para la del día siguiente estoy más que atrancado, así que seguramente tendréis que esperar para este domingo, no, el siguiente.
Desde que decidimos que iríamos al Valle de Tena tanto Eva como yo lo tuvimos claro, si había una ruta que teníais que hacer allí esa era la de los Ibones de Anayet, y una vez allí, sabíamos que no resistiríais la tentación de continuar hasta la cima. Me alegro un montón de que disfrutaseis tanto con la ruta, no es para menos, pues se trata de uno de los rincones más encantadores de Pirineos, de los que se podría decir que es obligatorio visitar.
Impresionante lo que que comentas del Collado Verde, vaya contraste brutal de temperatura, ahí si que se dormirá fresquito por las noches, y darse un baño allí incluso deba ser más osado que hacerlo en esa poza del Culibillas. Aunque ahora que lo pienso no sé que me impacto más, o tu resistencia a las aguas congeladas o la dureza de tu cabeza jajaja. Esperamos ansiosos a ver como nos cuentas lo del abejorro, y por supuesto la ascensión al Anayet.
Un abrazo.
Uuuuy mi cabezota , esa también es buena! Eso viene de la rama materna, los Segarra, cabezas duras como ellas solas. Se cuenta que algunos cascaban almendras con la cabeza, jajaja
EliminarJajaja, que no se te acabe nunca ese sentido del humor Toni!!!
EliminarHola Dani...
ResponderEliminarPues del Circo de Piedrafita a esos ibones de Anayet,con cima incluida...
Bueno vamos por el principio,la verdad es que a ese largo recorrido de asfalto,no le acabo de encontrar sentido,porque si es por el paso del ganado,en Asturias por ejemplo las terneras son las dueñas del pasto y del asfalto...jejeje.Aquí si te centras en la visión tan espectacular de naturaleza que tienes delante,cuando te das cuenta,creo que te has ventilado la parte de asfalto.
Sin ninguna duda,es un lugar para salir maravillado como le apuntas a David y coincido contigo en que es para repetir las veces que haga falta.
Ese Anayet rojizo y volcánico,es una preciosidad,pero creo que la imagen del Midi d'Ossau,es casi hipnótica y con las extensas vistas de cimas en derredor,mas esos cristalinos y mágicos ibones,convierten esta ruta,en imprescindible en el Valle de Tena.
También coincido con Toni,en ese texto de inicio de entrada o crónica,lo has bordado de verdad.Luego comentas que estás "atrancado" para la siguiente entrada y al menos a mi es lo que más me cuesta,el "arranque" de cada entrada...jejeje.
Por cierto...¿cuanto tiempo aguantaste esas gélidas aguas?,porque esta claro que Toni estaba en "su salsa"...jajaja.
Un abrazo.
Hola Juane.
EliminarVayamos por partes, jeje, lo del agua...entrar, decirle a Toni que no está bien y salir!! jajaja.
Lo del asfalto en la ruta del Anayet, eterno debate. Lo mejor sería que en verano permitieran rodar por esa pista y acceder al parking de las pistas, aunque fuese pagando, yo que sé, tres euros. Todos contentos, no habría acumulación de vehículos en el Corral de las Mulas, los de Formigal/Aramón sacan unos cuartos más y los montañeros no tocamos asfalto. Peo como tu bien dices, como las vistas acompañan, pues este tramo se pasa enseguida, aunque se hace largo a la vuelta.
Y la ruta, ¿qué decir del Anayet que no se haya dicho ya?. Mira que aún teníamos, y tenemos, rincones por descubrir en este Valle de Tena, pero el Anayet es una ruta de las que no importa repetir, aunque sacrifiques el conocer un sitio nuevo.
Y finalmente solucionado lo del "atranque" en la siguiente entrada, ya casi la tengo lista, me falta poner los pies de foto jejeje.
Un abrazo.
Hola Dani, ya tenía ganas de saludarte después de tanto tiempo alejado del mundo digital. Me pongo el traje de faena y a disfrutar con tus últimas andanzas. Esta última me ha encantado a la vez que recordado nuestro paso por esa zona en la HRP con la siempre hermosa figura del Midi como guía. El hecho de ir de travesía tiene sus cosas buenas pero te impide desviarte para hacer algunas ascensiones. No se puede ir a Rolex y a setas a la vez. Este año mi amigo Jesús y su hijo Albeto que me acompañaron en la recuperación de etapas, me comentaban cómo se les resistía, por culpa de la mala meteo, durante varios años el Anayet hasta que por fin lo consiguieron. Es un rincón de lo más hermoso del Pirineo. Y vaya tandem tan estupendo que hacéis, ese PDiPB y Magia Serrana siempre emociona. Un abrazo a todos.
ResponderEliminarHola Paco.
EliminarEncantado no, encantadísimo de tenerte de vuelta por aquí amigo. Se te echaba mucho de menos. Espero que los problemas que te han hecho estar ausente esta temporada estén solucionados, o al menos que bien encauzados a solucionarse.
Ya he leído tu primera entrada de esta tanda 2019 de la HRP, que me ha traído buenos recuerdos, y que tengo pendiente comentarla.
Es verdad que cuando se trata de travesías, con etapas tan largas como la HRP, lo más conveniente, a no ser que uno sea un mákina, es "pasar" de las cimas, por muy jugosas que sean, como el Anayet. Pero creo que esta es una cima por la que vale la pena la escapada al Valle de Tena, a ser posible de varios días, para poder subir alguna cima más, como por ejemplo, el Mii d'Ossau.
El año pasado, por las circunstancias, no tuvimos escapada pirenaica con Magia Serrana, por lo que había muchas ganas, y creo que fue por eso, que disfrutamos muchísimo más de esta estancia en el valle.
Lo dicho Paco, me alegro un montón de verte de nuevo activo en la blogósfera.
Un abrazo.
¡Hola, Dani!Excepcional etapa. Montaña por doquier y paisajes mágicos que enamoran. Como para repetir infinidad de veces. Preciosa la introducción a la ruta. Enhorabuena, me ha encantado.
ResponderEliminarAhora que yo en el agua no me metía. ¿Qué valientes!
Un abrazo.
Hola Emilio.
EliminarMe alegro de que te haya gustado el texto. De vez en cuando le viene a uno la inspiración y hay que aprovecharlo. Aunque tratándose de montañas como el Anayet y su entorno, y tratando de recordar los momentos allí pasados para teclearlos después es normal que a uno le visiten las musas, aunque estás seguro que también huirían despavoridas nada más tocar ese agua tan fría jejeje.
Un abrazo.