Ibones de Anayet y Punta e Ibón de Espelunciecha

Martes 18 de julio de 2017

La semana pasada estuvimos pasando unos días en el Valle de Tena, con motivo de la celebración del festival de música Pirineos Sur. Esta vez se trataba de una escapada más en plan relax, para disfrutar del ambiente y de los conciertos del festival, pero evidentemente también pisamos monte, haciendo algunas pequeñas y sencillas excursiones que no tenía previsto reseñar en el blog. Pero al final haré la excepción con esta que os voy a narrar, en la que solo llevábamos idea de subir a los Ibones de Anayet, ruta (con la ascensión al Pico Anayet) que ya ha aparecido en un par de ocasiones en el blog. Pero como al final decidimos subir desde el Portalet en vez de hacerlo desde el Corral de las Mulas (desde donde habíamos subido las dos veces anteriores), y que luego le añadimos a la excursión algunas cositas sobre la marcha, se quedó una ruta la mar de apañada, y de la que os hago un resumen a continuación.

Madrugar lo que se dice madrugar no madrugamos mucho, entre que habíamos venido en un plan más relajado, que en un principio solo íbamos a subir a los ibones, y que se anunciaba una jornada soleada y con cero riesgo de lluvias y tormentas empezábamos a andar a las once y media. Como he comentado el punto de partida en esta tercera visita a los Ibones de Anayet iba a ser el enorme parking de las pistas de esquí que hay un poco antes de llegar al Portalet. Cuatro ventajas le veo yo con respecto a la subida desde el Corral de las Mulas; una, unos doscientos metros menos de desnivel, dos, cero asfalto, tres, creo que es una ruta mucho más panorámica, y cuatro, casi completa soledad hasta encontrarnos, en la parte final de la subida, con la ruta normal que sube por el Barranco de Culibillas. Eso si, un gran inconveniente, andar rodeados de todos los hierros y remontes de la pista de esquí hasta alcanzar el Collado del Garmet. Por suerte este tramo tan humanizado se ve compensado con unas enormes vistas del Midi d'Ossau, le Lurien, el Balaitús y todo el sector Infiernos/Argualas.

Cuando la nieve se retira por completo las vacas toman el relevo a los esquiadores en estos prados y laderas. Midi d'Ossau, por sexto verano consecutivo nos vemos las caras.

La montaña más bella del Pirineo será la indiscutible protagonista en esta primera parte de la ruta y casi durante toda la jornada. Subiendo por los prados, sin sendero definido.

Grandes colonias de lirios emergen de los pastos. Al fondo la Peña Foratata, en primer término, y detrás, de izq. a der. Pico Tebarrai, Picos del Infierno, Garmo Negro, Algas y Argualas.

También van apareciendo le Lurien, el macizo de Soques y el Balaitús y los Picos de la Frondella.

Vemos estos últimos, tresmiles más occidentales del Pirineo, en segundo plano tras el macizo de Soques.

Pronto dejaremos de andar por los pastos y seguiremos la pista que vemos en la imagen, por la que llegaremos al Collado del Garmet.

Este collado, que ya supera los 2000 metros marca la frontera entre el monte más humanizado y el más agreste, que es el que nos gusta. Tras Eva el crestón que se extiende hasta la Punta del Garmet.

En el Collado del Garmet se encuentra la parte superior del remonte Batallero, bajo su sombra hacemos una breve parada para echarnos crema solar. Estando allí me fijo en una pequeña cota que queda al NE del collado, en la que intuyo que se disfrutará de unas buenas panorámicas, así que ni corto ni perezoso, culo inquieto, me voy a comprobarlo, no tardo nada en alcanzar la cima, y sí, las vistas son fabulosas, las anteriormente mencionadas, las montañas fronterizas del Portalet, la cresta de la Punta del Garmet, el Anayet, la Foratata, Formigal, el Pazino, Tendenera, un cacho de la Partacua, el Culibillas y el Arroyetas...y no solo eso, al finalizar la ruta y consultando el mapa, resulta que esta cima tiene un nombre, Corona de los Faballones concretamente, un, muy modesto eso sí, dosmil, que suponía el primer fuera de guión en esta excursión.

Al NE del collado se levanta la Corona de los Faballanes, aunque entonces no sabíamos que se llamaba así, cima de 2052 metros. No me resistiré a subirme a ella para contemplar las vistas. De momento ya vemos le Lurien y el Balaitús.

Vistas desde esta modestísma cima, Collado del Garmet con el remonte Batallero, detrás la cresta hacia la Punta del Garmet. Vemos también el Anayet.

Lo acercaremos con el zoom, para que lo veáis mejor.

Peyreget y Midi, con la senda en lazadas que tras atravesar el Cirque d'Anèou sube hasta el Col de Soum de Pombie.

Carretera del Portalet, Le Lurien, Soques y Balaitús.

Excepcional balcón hacia el Valle de Tena.

Uno que será protagonista acaparador de vistas de aquí en adelante, el Pico Culibillas.

Incluso vemos asomar algunas cimas de la Sierra de la Partacua, en concreto la Corona del Mallo y Peña Telera.

De vuelta al collado, justo detrás de un panel que indica el nivel de riesgo de aludes en invierno arranca un sendero que pronto se camufla entre una zona de rocas, superada esta nos aguardaba una pequeña sorpresa, personalizada en un diminuto ibón anónimo en el que en la vuelta vimos nadar, junto a un montón de renacuajos, a unos pequeños tritones. Una bonita manera de dejar atrás una montaña demasiado humanizada y explotada y dar la bienvenida a un entorno muchísimo más natural.

Un tímido sendero arranca desde el Collado del Garmet en dirección SO, nos hará atravesar el canchal de la imagen...

...y tras una pequeña remontada nos descubrirá esta cucada de ibón, no aparece bajo ningún nombre en ningún mapa, así que es anónimo. Al fondo el Culibillas y el Arroyetas.

Es la magia del Pirineo, ante toda su inmensidad, un diminuto paraje como este, un suspiro en nuestro camino, logra cautivarnos.

Este pequeño lago nos da la bienvenida a la Glera de Anayet, nombre por el cual es conocido este paraje al SE de las puntas del Garmet y Espelunciecha.

El senderismo en su más pura esencia.

Detrás del ibón nos aguardaba una zona de caos de rocas, por el que nos ayudarían a progresar una serie de hitos, viendo que estos perdían cota hacia el antiguo refugio pastoril de la Glera (hoy reconvertido en bar para los esquiadores) decidimos cruzarlo a nuestra manera manteniendo cota (a la vuelta si que pasaríamos junto a la cabaña). Superado el tramo rocoso reencontramos un buen sendero, que nos meterá de lleno en la Glera de Anayet, y que trazará unos bonitos y largos flanqueos en las las ladera sur-orientales de las puntas del Garmet y Espelunciecha, y que nos regalará unas preciosas vistas del valle que forma el Barranco de Culibillas, por el que sube el sendero de ascensión normal a los ibones, todo presidido por la esbelta presencia del Pico Culibillas, precioso visto desde esta perspectiva.

Glera (pedrera en aragonés) de Anayet, con la Punta Espelunciecha.

Tras superar un tramo incómodo de rocas retomamos el buen sendero, vemos al fondo el refugio (hoy bar) de la Glera.

Las vistas durante este tramo resultaron espectaculares.

A medida que avanzábamos crecía mi enamoramiento del Pico Culibillas, sus líneas y contrastes cromáticos.

Tampoco le quitábamos el ojito al Balaitús y a los Picos de la Frondella.

Preciosos flanqueos del sendero en las laderas de la Punta de Espelunciecha.

Otro pequeño ibón a los pies de la Punta de la Garganta. Ya se empezaba a vislumbrar el valle del Barranco de Culibillas, por el cual sube el GR-11 camino de los Ibones de Anayet.

Laia vio marmotas por primera vez en su vida en esta excursión, se dio unas cuantas carreras detrás de ellas. Aquí seguramente estaría expectante a algún silbido de estos roedores.

¿O quizá estuviese deleitándose con esta preciosa panorámica?.

Eva en uno de estos bonitos tramos de sendero dibujados en las laderas. Vuelvo a insistir en las grandes vistas a nuestras espaldas.

Valle/Barranco de Culibillas, por el que subía y bajaba un constante goteo de gente. En cambio nosotros hasta el momento habíamos caminado en la más completa soledad.

Bueno, algún animalillo, no solo marmotas, fuimos viendo.

A punto de enlazar con la ruta más frecuentada de subida a los ibones.

Enlazamos así con la ruta normal y alcanzamos enseguida los Llanos de Anayet. Qué decir de este maravilloso paraje que no se haya dicho ya, con esos verdes pastos, en los que suele haber caballos, con ese lago y esos dos antiguos volcanes, Aneyet y Midi reflejándose en él. En mi modesta opinión la foto, con mayúsculas, del Pirineo. Al llegar allí no puedo evitar que se me escapara una lagrimilla, hace cinco años viví allí uno de los fines de semanas más intensos y bonitos de mi vida; jueves subida a Sallent, viernes ascensión al Midi d'Ossau con Jesús y Luis, sábado Anayet con Luis, tras acabar la ruta nos fuimos a Euskadi a casa de Luis, rematando la noche con unos espectaculares fuegos artificiales en la Playa de la Concha, en la Semana Grande de Donosti, y el domingo vuelta a Betxí. Justo un año después volvía allí con Eva, y hoy, casi cuatro años después repetía con ella y además con Laia. No, no me importó para nada volver a subir aquí, y no me importaría repetir las veces que hiciese falta.

GR 11...y así de repente aparece el Anayet. A a partir de ahora sobran los pies de foto, que hablen ellas por si mismas. Van unas cuantas. La belleza de los Llanos de Anayet desde todos los ángulos.

Y estando allí, y antes de comer, que iban a ser las dos ¿por qué no rematar todo esto con una cima?, tentadores resultaban el Anayet o el Vértice, pero haberlos hecho hubiese supuesto comer tarde, más próxima estaba la Punta Espelunciecha, se debe tener una buena perspectiva del Anayet y sus ibones desde allí arriba. Decidido. Eva dice que me espera, así que tiramos Laia y yo hacia arriba. No encontraremos ni sendero ni hito alguno, pero la subida es muy intuitiva y sin ningún tipo de dificultad, y con la ligereza que nos otorgaba ir sin mochila (yo, evidentemente jeje) en un suspiro habíamos superado los 170 y pico metros de desnivel y estábamos en la cima. Como imaginaba sensacionales vistas desde allí arriba: una visión inédita para mi del Anayet y sus ibones, toda la cresta rojiza que se extiende desde el Cuello de Anayet hasta el Pico Culibillas, con la Pala de Ip asomando tras ella, el Midi, las cimas fronterizas del Portalet y Anèou, el Castillo d'Acher, el Mallo Acherito, el Petretxema, Hiru Erregeen Mahaia y Anie en la distancia,  los más cercanos le Lurien, Palas, o Arriel, Soques, las cimas del Circo de Piedradita, Infiernos y Argualas, Vignemale, Ordesa, Tendenera, la práctica totalidad del Valle de Tena...vamos, todo un acierto haber subido a esta modesta cima.

Punta de Espelunciecha, ¿por qué no?.

¿Veis que poco lo dude?, ya estamos arriba. Punta de Espelunciecha o Espelunziecha, 2398 metros, un mirador de primera categoría, ahora lo comprobaréis.

Como no, balcón privilegiado hacia el Anayet y sus ibones.

Ahora en vertical, para ver mejor l'Ibonet.

Desde ese preciso momento ya tenía claro que al bajar cogeríamos los trastos y nos iríamos a comer junto su orilla.

Vistas hacia el Culibillas y el Arroyetas.

Nos volvemos a fijar en este anciano volcán llamado Anayet...pero un momento, ¿qué es lo que vemos a la derecha de la imagen?.

Sí!!, es el fantástico Castillo d'Acher!!.

Volvamos a vistas más cercanas, hablábamos de volcanes, el Midi d'Ossau también lo fue.

Y hoy en día es una de las montaña más fáciles de reconocer de todo el Pirineo, y para mi la más bonita. Este agosto se cumplirán cinco años de cuando logramos subir a su cima.

Extensísimas vistas hacia el Valle de Tena.

Pirámides del Circo de Piedrafita: de izq. a der. Cambales, Peña de Aragón, Pequeña Facha, Gran Facha y Llena Cantal.

Pico Culibillas, con el collado que lo separa del Arroyetas, tras el cual asoma la línea de la Partacua.

Esta mole es la Pala de Ip.

Y esta altiva montaña francesa se llama le Lurien, y tengo muchas ganas de subir a su cima.

Preciosos contrastes pardos y verdes en el puntiagudo Vértice de Anayet.

Nos volvemos a ir a tierras más lejanas. Más pirámides, en este caso y de nuevo de zurda a diestra Chinebral de Gamueta, Mallo Acherito, Sobarcal y Petretxema.

Pero si hablamos de pirámides no la hay más perfecta que el Anie/Auñamendi, reventando el zoom.

Y de unas pirámides a una península, en la que nos estaba esperando Eva. A continuación todas las vistas en un vídeo.

Nos reunimos de nuevo con Eva, le comento que desde la cima había visto un ibón más pequeño (l'Ibonet) en un nivel más inferior que el lago grande (Ibón Baxo), y que allí quizás estaríamos más en "petit comité" para sentarnos a comer. Así fue, solo encontramos allí a otra pareja con su perro (Bowie, que ya conocíamos de una anterior visita a Sallent), que hizo buenas migas con Laia. Pudimos disfrutar allí de una relajada comida con vistas al Midi, que no se puede decir eso todos los días. Tras un rato de relax nos acercamos hacia donde desagua el Ibón Baxo, donde pudimos disfrutar de una espectacular panorámica de la vertiente oriental del Anayet, de la Rinconada y de la Canal Roya, en la que esperamos que no venza el despropósito ni los interese económicos y no le meta mano nunca el hombre.

Tras bajar de la cima y reunirnos con Eva nos bajamos a l'Ibonet, aquí comeremos mucho más tranquilos, y en un entorno igualmente cautivador.

Laia y el Midi, amor a primera vista.

Tras comer y relajarnos un rato le daremos media vuelta a este lago, pera tener nuevas perspectivas de él.

Y de paso nos asomaremos al punto de desagüe del Ibón Baxo. Espectacular vertiente oriental del Anayet. A este paraje se le conoce como la Rinconada.

Y a este amplísimo valle/corredor de aguas tuertas como la Canal Roya. La próxima subida que haga al Anayet la haremos por aquí.

Y estas son las dos impresionantes cimas del Midi d'Ossau, haciendo trabajar de valiente al zoom de mi Sony.

Muy a nuestro pesar nos teníamos que ir de este idílico lugar...al que volveremos sin duda!!. Invertimos camino hasta el Collado del Garmet. Al llegar de nuevo a él me viene a la cabeza que no anda lejos de allí el Ibón de Espelunciecha, y que acercarnos a verlo sería un buen broche a esta ruta. No llevamos ningún mapa con nosotros para encontrar el camino que llega a el, pero creo, recordando las fotos que había visto del ibón, reconocer en la distancia la morrena bajo la que está ubicado. Tomando la morrena como referencia empezamos a seguir en descenso la pista que sube hasta el Collado del Garmet, para luego seguir otra que enlaza con el Puerto de la Canal Roya. Antes de que el camino se vuelva a poner cuesta arriba encontraremos un marcado sendero, paralelo a un arroyo, que en un par o tres de minutos nos dejará en la orilla de este pequeño y precioso lago de aguas cristalinas en las que también vimos nadar a un par de tritones. El lugar invitaba a una nueva parada de relax, esta vez con baño en pelotas incluido.

Hasta pronto Anayet!!

Al volver a pasar junto al ibón anónimo reparamos en algo que nos había pasado desapercibido en la ida. Junto a los miles de renacuajos también nadaban algunos jóvenes tritones. Era la primer vez que veíamos a este animal.

Desde el Collado del Garmet tomaremos esta pista que nos servirá de aproximación al Ibón de Espelunciecha, que se encuentra bajo la morrena que vemos a la izquierda.

Ibón de Espelunciecha, ¿vestigio de un antiguo y pequeño glaciar?.

Precioso entorno, nos sorprenden sus aguas cristalinas.

Ante el entorno y la tranquilidad que se respiraba aquí ya no me pude resistir, y como para todo hay una primera vez en la vida, me di mi primer baño integral en un ibón, estany o lago pirenaico, y además como mi madre me trajo al mundo!!. Pese a ser un ibón de reducidas dimensiones es bastante profundo, aquí, a dos metros de la orilla ya no hacía pie.

La pureza de estas aguas es propicia para que vivan en ellas tritones, en este caso más adultos que los que vimos en el anterior ibón.

Pequeño circo en el que está ubicado este Ibón de Espelunciecha.

Tocaba cerrar la ruta, para evitar volver a subir al Collado del Garmet, empezaremos a seguir un sendero que nace justo en frente al que daba acceso al Ibón de Espelinciecha. Este baja un amplio llano, mancillado con una frikada de las pistas de esquí. Tras el llano venía el descenso definitivo hasta el punto de inicio, de nuevo en compañía de todos los hierros y remontes. Allí nos esperaba solitaria la furgoneta (no es que tuviese excesiva compañía por la mañana) vigilada por el Midi, que también nos observó mientras nos tomábamos en el Portalet la birra de rigor, con sus respectivas bravas, tras haber realizado esta preciosa y completa ruta en los dominios del Anayet.

Un saludo a tod@s.

De regreso al Portalet cruzaremos este extenso llano. El OVNI que vemos ahí delante es una especie de "haima cool" en la que los Pocholos y Borjamaris de turno se arrearán buenos lingotazos de caro champán y licores alrededor de una estufa en temporada de esquí.

Laia no vio a esta marmota, por tanto no salió corriendo tras ella, y por fin, pude fotografiar una.

Verde que te quiero verde, qué bonita está esta zona del Pirineo en estas fechas.

Mira por donde, sin tenerlo planeado habíamos estado ahí arriba hace unas horas. Punta de Espelunciecha.

Fin de esta bonita excursión. Despedimos el reportaje fotográfico con el Portalet, el Peyreget y el "jefe" ¿nos veremos por séptimo año consecutivo?, espero que así sea.

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