Martes 2 de julio de 2019
Como os comenté en la crónica anterior Toni y Maru no habían estado nunca en el Valle de Tena, y si había una ruta que tenían que hacer por obligación era la de la subida a los Ibones de Anayet, y si se terciaba, que si que se terció, rematarla con la ascensión al pico. A mi no me iba a importar en absoluto subir por cuarta vez a los ibones y por tercera al pico (Eva por tercera y segunda). Tampoco me iba a importar hacer una nueva crónica, o más bien relato, de este precioso rincón del Pirineo y ya la estáis leyendo.
Como os comenté en la crónica anterior Toni y Maru no habían estado nunca en el Valle de Tena, y si había una ruta que tenían que hacer por obligación era la de la subida a los Ibones de Anayet, y si se terciaba, que si que se terció, rematarla con la ascensión al pico. A mi no me iba a importar en absoluto subir por cuarta vez a los ibones y por tercera al pico (Eva por tercera y segunda). Tampoco me iba a importar hacer una nueva crónica, o más bien relato, de este precioso rincón del Pirineo y ya la estáis leyendo.