24 de septiembre de 2024

Picos de Astazu (3071 y 3013 m.)

 Lunes 3 y martes 4 de julio de 2023

Empezamos a desgranar las vacaciones pirenaicas de julio de 2023, que sin duda fueron las vacaciones de la resiliencia, ya que no hubo día, y fueron quince, en el que no tuviésemos ningún contratiempo o imprevisto. Nos tuvimos que sobreponer, por ejemplo, a una fuerte avería mecánica de la furgoneta, a una enfermedad, con visitas a urgencias inclusive y hasta algunas cosas inexplicables. No quedó otra que ir adaptándose a según como viniese cada día la situación e ir tirando de improvisación, de tal forma que la hoja de ruta que completamos al final de las vacaciones apenas tuvo nada que ver con la que llevábamos al principio. De hecho, solo esta ascensión a los Astazu que os voy a narrar, y la ruta que os contaré en diez días, fueron las únicas actividades planeadas que realizamos.


14 de septiembre de 2024

Barranco de los Cocioles y Vía Ferrata de las Agujas de las Alhambras

 Sábado 17 de junio de 2023

Doble actividad en las montañas del sector más oriental de la Sierra de Javalambre, con la combinación en una misma jornada del descenso del Barranco de los Cocioles y la escalada de la Vía Ferrata de las Agujas de las Alhambras. El descenso de los Cocioles supuso mi reencuentro, siete años después, con el mundo del barranquismo.




4 de septiembre de 2024

Aneto (3404 m.)

 Sábado 10 de junio de 2023

Mucha gente se quedaba sorprendida cuando les comentaba que, después de 15 años de andanzas montañeras y unos cuantos viajes anuales al Pirineo, no hubiese subido todavía al Aneto. No es algo que me quitase el sueño, la verdad, aunque si que es cierto que en 2011 tuve una clara obsesión con el Aneto, ya que intenté subirlo dos veces. En la primera intentona una pretenciosa travesía y nuestra poca experiencia nos hicieron recular cuando ni siquiera habíamos visto la montaña, y en la segunda la causa fue una mala meteorología, aunque también se podía achacar a la falta de experiencia por nuestra parte. La obsesión acabó ahí, en los años posteriores el Aneto ya no estuvo ni en prioridades, ya llegaría el momento oportuno de hacer un tercer intento, y el momento oportuno fue a principios de junio del año pasado. El acicate fue mi amigo Jaime, que ya llevaba un tiempo insistiéndome en que teníamos que subir al Aneto juntos, es más, nos habíamos prometido que no subiríamos a lo más alto del Pirineo el uno sin el otro. Cumplimos el pacto, y he de admitir que cuando llegamos arriba unas lagrimas rebeldes se deslizaron por mi rostro...