4 de septiembre de 2024

Aneto (3404 m.)

 Sábado 10 de junio de 2023

Mucha gente se quedaba sorprendida cuando les comentaba que, después de 15 años de andanzas montañeras y unos cuantos viajes anuales al Pirineo, no hubiese subido todavía al Aneto. No es algo que me quitase el sueño, la verdad, aunque si que es cierto que en 2011 tuve una clara obsesión con el Aneto, ya que intenté subirlo dos veces. En la primera intentona una pretenciosa travesía y nuestra poca experiencia nos hicieron recular cuando ni siquiera habíamos visto la montaña, y en la segunda la causa fue una mala meteorología, aunque también se podía achacar a la falta de experiencia por nuestra parte. La obsesión acabó ahí, en los años posteriores el Aneto ya no estuvo ni en prioridades, ya llegaría el momento oportuno de hacer un tercer intento, y el momento oportuno fue a principios de junio del año pasado. El acicate fue mi amigo Jaime, que ya llevaba un tiempo insistiéndome en que teníamos que subir al Aneto juntos, es más, nos habíamos prometido que no subiríamos a lo más alto del Pirineo el uno sin el otro. Cumplimos el pacto, y he de admitir que cuando llegamos arriba unas lagrimas rebeldes se deslizaron por mi rostro...



Puente de Mahoma, 11:00 de la mañana, tal y como habían pronosticado los partes meteorológicos, el cielo se estaba empezando a cubrir, la temperatura descendiendo, y si seguían cumpliendo las previsiones en poco menos de una hora se pondría a llover. Y hablando de augurios... Viendo la cantidad de coches que había a primera hora de la mañana en la Besurta, y que nos obligó a empezar a andar un kilómetro más abajo de donde se suele hacer, no hizo falta ser muy listo para vaticinar el monumental atasco que encontraríamos horas después en el paso clave para alcanzar la cima del Aneto. Lo manido, y predecible, sería que ahora me pusiese a despotricar sobre ello, pero sería muy hipócrita por mi parte si lo hiciese, puesto que tanto Jaime como yo también estábamos contribuyendo a ese atasco... Un ejemplo, al mismo tiempo que llegamos nosotros también llegó un compañero, muy "pro" él, que muy indignado, cogió y se fue para abajo de inmediato. Vamos a ver, seas lo "pro" que seas, y tengas la experiencia que tengas, también estás formando parte de esa aglomeración, así que no le encuentro el sentido quejarse. Vivimos en los tiempos de Instagram y de la viralización, y por lo tanto masificación, de ciertos sitios, y el Aneto es uno de ellos. Hay que amoldarse, y saber de antemano que si vas a uno de esos sitios viralizados te vas a encontrar con esto, te guste o no... 

Nos pusimos en la cola, pero ante tal panorama (el atasco, el cielo cada vez más cubierto, la temperatura cada vez más baja, y la posibilidad de que la lluvia nos pillase allí arriba), le dije a Jaime que si en media hora aquello no había avanzado nos íbamos para abajo. Pasó media hora, más diez minutos de cortesía que le di a Jaime, y no nos habíamos movido ni un metro. Nos íbamos. Resignados le dimos la cámara a un compañero para que nos hiciese una foto allí, cuando en ese momento la cola se empezó a mover... Era nuestra oportunidad!!. No sé si de manera muy legal 😅 recuperamos nuestro sitio en la cola, y gracias a que un guía que regresaba de cima con sus clientes tuvo la gentileza de dejarnos pasar a un grupo de 15/20 personas, atravesamos el Puente de Mahoma con cierta fluidez y alcanzamos la cima del Aneto.

Y hablando de viralizaciones, hay tal cantidad de vídeos del Puente de Mahoma pululando por la red, que me lo sabía de memoria 😂😂.

Estuvo caro encontrar un hueco para aparcar ese sábado. Al final, y haciendo virguerías, conseguí aparcar la furgoneta en el Plan de Están, donde empezamos a caminar, un poco más tarde de lo que hubiésemos deseado. De hecho el sol ya iluminaba las cimas  de los sectores de Remuñe y Puerto Viejo...

...así como las cotas más altas del Macizo de la Maladeta.

La razón de haber querido empezar antes fue por aprovechar mejor la ventana de buen tiempo, que terminaría a eso del mediodía. Ponemos rumbo a la Renclusa, por el trillado sendero que sube allí. 

Mientras el sol se iba afianzando la luna quiso otorgarnos una despedida digna del escenario que nos rodeaba...

...y vaya si lo consiguió, ocultándose tras el Pico de la Renclusa.

Refugio de la Renclusa, donde hicimos una breve parada.

Tras la Renclusa tomamos la ruta que se dirige a los Portillones. La última vez que había pasado por el refugio fue unos meses antes...

...para subir en solitario al puntiagudo Pico de Paderna.

Ya vemos la Cresta de los Portillones. Y no nos íbamos a librar de uno de los caos rocosos de la zona.

Vistazas a nuestras espaldas. Paderna, Mall Pintrat, Estauas, Sacroux, Salvaguardia y la Mina.

No chupamos mucho pedregal. Más menos en la cota 2400 pillamos nieve continua. Calzamos crampones y tiramos para arriba con más rapidez.

Vemos la marcada vaguada por la que sube la ruta, y como en el horizonte asoman cimas de la vecina Val d'Aran.

Más cercano teníamos el sector Perdiguero/Gourgs Blancs, donde empezaron a despuntar los primeros 3000's...

...incluido el propio Perdiguero.

Mientras tanto nosotros efectuábamos el giro hacia el Portillón Superior. La ruta que sube recto se encamina al Glaciar de la Maladeta, y al Corredor de la Rimaya, el cual distinguimos en la foto, y por el cual subimos al Pico de la Maladeta en 2012.

Un corto tramo mixto de roca y nieve...

...y un pequeño destrepe, nos hicieron alcanzar el Portillón Superior, donde había congregado ya un buen número de montañeros.

El Glaciar del Aneto desde el Portillón Superior. Una de las imágenes más icónicas y preciosas de todo el Pirineo, y que por fin podía ver con mis propios ojos. Fue emocionante. En 2011 una espesa niebla lo cubría todo, de hecho nos metimos en un berenjenal para llegar al Portillón, y evidentemente no vimos nada de esto.

Pero no nos engañemos, aunque aquel 10 de junio presentase este aspecto, el Glaciar del Aneto está herido de muerte.

Pasamos a la otra vertiente del Portillón, perdiendo algo de cota. Mucha chavalería ese sabado en el Aneto.

Y entramos de lleno en el Glaciar, donde, y como era de suponer, encontramos una buena traza.

Dejamos atrás la Cresta, o Crencha, de los Portillones, y el Portillón Superrior.

Con una pendiente muy suave y con un flujo constante de montañeros, fuimos cruzando el glaciar...

...sin perder en ningún momento de vista el objetivo de la mañana.

Poco a poco nos íbamos alejando de la Cresta de los Portillones...

...y aproximándonos un poco más al monarca de los Pirineos.

A medida que íbamos avanzando se iba perfilando el Collado de Coronas, puerta de acceso a la cima.

Pequeño lago que se forma en el glaciar. Bajo las nubes que empezaban a entrar desde el norte distinguimos la bicéfala cima de la Forcanada.

Collado de Coronas y Aneto, cada vez más cerca.

Tras nosotros el Pico de la Maladeta.

Por momentos este gigante pirenaico casi quedaba oculto tras la inmensidad blanca del glaciar.

Y se aproximaba el tramo de la ascensión que más me gustó, el paso por el Collado de Coronas y la travesía bajo la Punta Oliveras-Arenas.

Punta Oliveras-Arenas, y su travesía.

Collado de Coronas. Dada su altitud, y que es punto de paso en las dos rutas más comunes al Aneto, estamos ante un paso de montaña de los más carismáticos del Pirineo.

Fijaos en la hoya que se forma entre el collado y el glaciar. Seguramente más avanzado el verano se convierta en una rimaya.

Cada vez entraban más nubes, así que apenas nos detuvimos en el collado, así que las vistas hacia la vertiente sur del Macizo de la Maladeta fueron efímeras y sobre la marcha.

Vemos la Aguja del Collado de Coronas, añadida no hace mucho a la lista oficial de los 3000's, y el Pico de Coronas.

Empezamos la travesía bajo Oliveras-Arenas. Con nieve dura puede ser un punto delicado. Nosotros al encontrar la nieve ya muy transformada, no tuvimos problema ninguno.

Aquí tenemos a Jaime finalizando la travesía. Este tramo me pareció de una belleza tremenda. Lo disfruté mucho.

Tras la travesía vino la parte final del ascenso al Aneto. Al poco encontramos este resalte, en el que afloraba algo de roca, y que vimos que se le atragantó a algunos compis que bajaban. En el descenso vimos ahí algunas escenitas. Lo comento y ya está. Lo que me parece de muy mal gusto, y una tremenda falta de respeto, es grabar a alguien en la montaña, solo por conseguir unos likes y hacer que tu vídeo se convierta viral, todo a costa de otra persona. Esto ha pasado durante los días que escribía esto, con un vídeo de un chaval bajando el Aneto (muy mal equipado y con mucha inseguridad, es cierto), que se ha popularizado mucho y en el que prácticamente toda la red se ha encarnizado con él... En fin, engordar tu ego a costa de ridiculizar a otros, así funcionan las cosas ahora y por desgracia...

Superado este penúltimo, quedaba el Puente de Mahoma, escollo, afrontamos, ahora si, la pala final a la cima.

Todas las previsiones se cumplían, el cielo se cubría... Y nos tocaría hacer cola para tocar la cruz del Aneto.

Cerca de la antecima, y antes de cubrirse del todo, aún pudimos ver las cimas de la cesta del Medio. En cuestión de minutos esa imagen despareció por completo.

Puente, y no paso, de Mahoma, tocaba esperar nuestro turno.

Pese a que las fotos transmitan fluidez, no fue así, y estuvimos 40 minutos sin movernos.

Ya cuando estuvimos metidos de lleno en el Puente solo saqué la cámara para hacer esta foto. ¿Qué puedo decir sobre este emblemático paso?. Pues que bajo mi apreciación me pareció, y por mucho que se haya mitificado, muy sencillo. Si que es cierto que hay que tener mucha precaución, sobre todo en los cruces con otros montañeros. Creo que ahí radica su verdadera dificultad.

Dos Betxinencs en la cima del Aneto. Joder, para una vez que subo a lo más alto del Pirineo y me luzco con la pose 😜.

Selfie de familia en los 3404 metros del Aneto. En el siguiente tocho de texto entenderéis por que digo lo de familia 😉.


Y como os comentaba antes, nos sorprendió ver a mucha chavalería en el Aneto. ¿O será que nos hacemos mayores nosotros? 😂... Pues relacionado con eso está la bonita historia, al menos para mi, que os paso a contar. Antes de ponernos con el descenso Jaime me comentó, para no repetir camino, de bajar por Aigualluts, resultaba tentador, pero le dije que no estaba muy seguro del camino. De inmediato, un grupete de chavales con los que habíamos compartido tramos de ascenso y cima, y que estaban escuchando nuestra conversación, nos dijeron que ellos si que se sabían el camino, y que iban a bajar por ahí, por lo que nos propusieron hacer equipo en la bajada. Sin dudarlo ni un momento aceptamos encantados su oferta. El grupo estaba formado por tres chicos y una chica, y tres de ellos, eran hermanos. Pese a la diferencia de edad (se movían en un rango entre los 19 y 27 años), conectamos enseguida, tanto que nosotros terminamos siendo sus tíos de Castellón y ellos nuestros sobrinos de Benasque. Además de ser la mar de divertidos y bromistas se movían con gran soltura en la montaña, y no en balde, ya que pese a vivir en Barcelona, sus padres son de Benasque, y llevaban pateando el Pirineo desde bien críos, normal que se conocieran la bajada al dedillo. Guardo un gran sabor de boca de todo ese fin de semana, pero sobre todo de esa bajada. Muchos se quedarán con las cimas ascendidas, su altitud, los kilómetros realizados y el desnivel salvado... Yo me quedo con estas cositas que no se miden en fríos números...  Sobrinos de Benasque, si llegarais a leer esto, un saludo 😉...

Y por cierto, la lluvia llegó, un poco más tarde de lo pronosticado, pero acabó llegando, y no poca, tanta que llegamos a la Besurta totalmente calados, lo cual no fue óbice para que nos tomáramos allí la primera de las muchas cervezas que cayeron esa tarde/noche...

Prácticamente cerramos el Aneto esa mañana, así que en la vuelta si que pudimos hacer el Puente de Mahoma sin cruces.

Ya os habréis fijado como se cerró la cosa allí arriba. Dejamos atrás el punto "crítico" en el que afloraba algo de roca, en el que se hizo un pequeño tapón.

Aquí tenemos al componente más joven del ahora sexteto. El grupo que llevábamos más adelante prácticamente se perdía entre la niebla.

Dejábamos la ruta de los Portillones y tomamos la más directa bajada hacia Aigualluts.

Descenso rápido por las palas nevadas. En cuanto perdimos un par de centenares de metros de cota, volvimos a ver el sol. Fue solo de forma breve. 

Fuimos de los pocos, por no decir los únicos, que bajamos por esta vía. Apuramos la nieve hasta el final. Luego nos dejamos caer, sin sendero, por esta vaguada, hasta enlazar con la GR 11.5, por la que regresamos a la Besurta. También fue la última foto que hice con la cámara, pues un poco más abajo empezó a diluviar y me tocó ponerla a buen recaudo en la mochila.

Así que no hay testimonio fotográfico de ese tramo del descenso que se me hizo largo y en el que incluso me dio una pájara (solo ingerí un plátano durante toda la actividad, muy mal por mi parte). Al llegar a la zona del Forau saqué el móvil para hacer algunas fotos.

Cascada de Aigualluts, mira que la habremos visitado veces...

...pero esta fue la primera vez que lo hacíamos con lluvia... Y tiene su encanto.

Foto, ya recuperado de la pájara y con ganas de hacer el tonto, con el gran Jaime, en el Forau de Aigualluts. Fue en aquí en este privilegiado entorno, en 2011, cuando dio comienzo nuestra amistad. Luego incluso fuimos familia (Jaime es primo hermano de Eva), dejamos de serlo años después, pero hemos continuado siendo amigos.

Y ya en la Besurta, totalmente empapados, nos hicimos esta foto con nuestros jóvenes guías en la bajada. Qué mejor manera de despedir este reportaje de la ascensión al Aneto. A continuación un modesto montaje de vídeo, editado sin más pretensión que la de recopilar los momentos que fueron grabados en vídeo en esta ruta tan especial.



6 comentarios:

  1. Hola Dani,
    Enhorabuena por esa subida al Aneto!. Ha de ser genial subir la primera vez. Según he oído, y estoy viendo en tus fotos, es mejor subir con nieve abajo que sin, por los bolones de piedras que hay en la subida.
    Si te sirve de consuelo para los que empezamos a hacernos mayores: yo todavía no lo he subido, je,je. Así que, tu te me has adelantado...je,je.
    Un abrazo!

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    1. Gracias Rafa. Fue una experiencia muy bonita, el poder llegar a lo más alto del Pirineo, aunque no tuviésemos vista alguna.
      Efectivamente, en el ascenso al Aneto cuando más abajo se pille la nieve, mejor. La segunda vez que intenté subir fue bien entrado agosto, y fue un suplicio el tránsito por ese campo de bolos gigantescos.
      Va, que en breve nos lanzas desde el Aneto 😉.

      Un abrazo.

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  2. Hola Dani.

    No la recordaba, pero en cuanto he visto Aneto he recordado cuando nos la contabas, y las ganas que tenía yo de verla en el blog, porque para empezar, como bien dices, que alguien tan pirenaico como tú, llama la atención que no haya hecho cima en el Aneto, aunque los que te conocemos, sabemos de tus prioridades y valores en la montaña y no me resultaba tan extraño.

    Y lo explicas muy bien, tanto en la crónica, como en las fotos, con esas tan icónicas del Puente de Mahoma y su fila, al más puro estilo Everest en verano.

    Y las ganas de ver la cronica tambien venía por verte en acción con Jaime Cucumber , y, como siempre, lo que queda muchas veces más grabado en esas tesituras son las vivencias compartidas, tanto con él, o con esos sobrinos de Benasque.

    Hombre por fin veo aparecer la Renclusa......

    Un abrazo.

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    1. Todos los caminos llevan... A la Renclusa!! jajajaja.

      Pues si, ya tengo el Aneto en mi currículum... Creo que ya me pueden dar el carnet de pirineista jajaja.

      Tu sabes bien cual es mi filosofía en la montaña, y que en ella priman cosas que van más allá de la altura o renombre que tengan las montañas, pero ello no quita que fuese muy especial coronar el techo de los Pirineos y además hacerlo con una persona como Jaime.

      Jaime Cucumber... Jajajaja... Lo que el pepino, o más bien la repulsa hacia él, ha unido, que no lo separe el hombre jajajaja.

      Un abrazo.

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  3. Hola Dani.

    Otro que nunca ha subido al Aneto y la verdad, que ni me lo planteo, con la de montañas que hay, cuando salgo me apetece disfrutar de la naturaleza de forma más placentera, sin toda esa masificación y sin prisas, que ya suficientemente acelerados vamos en el día a día.

    Aún así pues oye, el recorrido es bien bonito y como bien apuntas, contra más abajo está la nieve mejor, porque eso es canchal de mala muerte, no se yo, como hacen para correr los que hace la vuelta al Aneto.

    Y la masificación en la cima, pues es lo que hay. Es algo, que a quien sube, no le puede pillar de sorpresa, así que paciencia. De esa zona, no me importaría subir a uno de los que enseñas, el Perdiguero.

    Salud y montaña.

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    1. Hola Eduardo.

      Es verdad, con la de montañas atractivos que tiene el Pirineo Aragonés y que se concentre casi toda la gente en el Aneto o Posets, que también son muy atractivos, ojo ... Y es que no hay que ir muy lejos, al lado del Aneto están los picos de Coronas y del Medio, que son chulísimos, y están prácticamente olvidados, de hecho ese día solo vimos a un grupo dirigirse a ellos...
      Yo también tengo muchas ganas de subir al Perdiguero, pero tengo entendido, que es mejor que haya nieve en la parte alta, pues el pedregal también es de aúpa.
      Este año parece ser que a los participantes de la vuelta al Aneto y el gran trail les obligaron a llevar crampones, o sea, que aún quedaba bastante nieve... Mejor para ellos, pues correr por ese pedregal, madre mía 😅

      Un saludo.

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