Domingo 5 de marzo de 2017
Esta semana ponemos rumbo a la Sierra del Toro, en las tierras más altas del Alto Palancia, y es literal lo de las más altas, ya que entre los cuatro puntales coronados durante esta ruta se encontraba el Puntal de Magaña, punto más alto de esta comarca. También subimos a los puntales de Peiró, Agrillar y Carretas, además de disfrutar de estos solitarios parajes y con sabor tan turolense de la Sierra del Toro.
Cuando a finales de 2015 hicimos una ruta en esta sierra, en la que ascendimos a la Peña Juliana, volvimos a casa con un gran sabor de boca, hoy podríamos decir que al finalizar esta ruta volvimos a Betxí con las mismas sensaciones. De entrada nos encantó a la vez que nos sorprendió la sobriedad caliza de los barrancos de Sabuquillo, Cueva del Agua y de la Sidra. El primero lo pudimos contemplar mientras nos dirigíamos, por el camino que sube a la base militar abandonada de la Salada, al punto de inicio, y también al final de la ruta cuando subimos con la furgo a escudriñar dicha base. Los otros los pudimos disfrutar durante las partes inicial y final del recorrido. Fuera de los barrancos también nos gustaron esos paisajes de cimas alomadas de las zonas altas, con esas extensiones de sabina rastrera y pinos que tanto evocan a Javalambre, y por que no decirlo, a las zonas altas de la Serranía de Cuenca o Montes Universales. Siguiendo con las zonas altas, las vistas desde cualquiera de los cuatro puntales ascendidos fueron excelentes, sobre todo hacia sierras más orientales, que era donde el día estaba más despejado. A reseñar también la cantidad de restos de trincheras que vimos durante la ruta, y es que en esta Sierra del Toro se vivieron cruentas batallas en la Guerra Civil, por lo que además de las trincheras pudimos encontrar, sobre todo en el Puntal de Magaña, multitud de metralla y restos de granadas, medias suelas de zapatos, latas de conserva de la época e incluso la espoleta de un mortero. Otro aliciente del recorrido fue la visita a la Cueva del Agua, no es que sea una cavidad muy profunda, pero su interés reside en la espectacular trepadora que viste de verde la pared caliza y el manantial de agua que brota en la misma cueva. Y por si todo esto fuera poco tuvimos una invitada inesperada en forma de nieve. El viernes por la noche nevó débilmente en las sierras más interiores de la provincia, pero no esperábamos que el domingo aún aguantase la nieve por aquí, si que es verdad que se fue derritiendo a lo largo de la jornada, pero aguantó bastante en las zonas boscosas y de umbría. Fue bien recibida, por supuesto.
Y no podía dejar pasar por alto la soledad que se respira en esta sierra, muy poco frecuentada a nivel excursionista, lo que da a pie que los senderos estén muy poco trillados o sean casi inexistentes, de hecho el más claro que pisamos en esta ruta fue el del tramo lineal de ida y vuelta por el Barranco de la Cueva del Agua, que lo encontramos muy emboscado debido a que el peso de la nieve del temporal de enero había inclinado muchos arbustos hacía el sendero, esa circunstancia, además de algunos pinos y carrascas caídos en mitad del sendero y que tuvimos que esquivar como bien pudimos, hizo que nuestro discurrir por este sendero fuese una larga sesión de acupuntura natural aleatoria. Ya fuera de los barrancos el trazado de unión de los cuatro puntales se hizo prácticamente campo a través, lo cual, en estos parajes de sabina rastrera no supone ningún problema más que el de saber orientarse.
A continuación el recorrido un poco más detallado durante el reportaje fotográfico. A propósito de las fotos, está ruta sirvió para estrenar mi nueva cámara, ya que por fin he decidido darle la jubilación, no definitiva, aún la sacaré a pasear algún día, a la Sony DSC-TX 30, que tan buenos resultados me ha dado, y tantos golpes ha aguantado, durante estos últimos cinco años, cosa que me ha hecho confiar en la misma marca, solo que he dado el salto de compacta a bridge, ahora toca poco a poco, y sobre la marcha ir acostumbrándome a sus funciones y experimentar con ella, para así sacarle el mejor partido.
Un saludo a tod@s.
Esta semana ponemos rumbo a la Sierra del Toro, en las tierras más altas del Alto Palancia, y es literal lo de las más altas, ya que entre los cuatro puntales coronados durante esta ruta se encontraba el Puntal de Magaña, punto más alto de esta comarca. También subimos a los puntales de Peiró, Agrillar y Carretas, además de disfrutar de estos solitarios parajes y con sabor tan turolense de la Sierra del Toro.
Cuando a finales de 2015 hicimos una ruta en esta sierra, en la que ascendimos a la Peña Juliana, volvimos a casa con un gran sabor de boca, hoy podríamos decir que al finalizar esta ruta volvimos a Betxí con las mismas sensaciones. De entrada nos encantó a la vez que nos sorprendió la sobriedad caliza de los barrancos de Sabuquillo, Cueva del Agua y de la Sidra. El primero lo pudimos contemplar mientras nos dirigíamos, por el camino que sube a la base militar abandonada de la Salada, al punto de inicio, y también al final de la ruta cuando subimos con la furgo a escudriñar dicha base. Los otros los pudimos disfrutar durante las partes inicial y final del recorrido. Fuera de los barrancos también nos gustaron esos paisajes de cimas alomadas de las zonas altas, con esas extensiones de sabina rastrera y pinos que tanto evocan a Javalambre, y por que no decirlo, a las zonas altas de la Serranía de Cuenca o Montes Universales. Siguiendo con las zonas altas, las vistas desde cualquiera de los cuatro puntales ascendidos fueron excelentes, sobre todo hacia sierras más orientales, que era donde el día estaba más despejado. A reseñar también la cantidad de restos de trincheras que vimos durante la ruta, y es que en esta Sierra del Toro se vivieron cruentas batallas en la Guerra Civil, por lo que además de las trincheras pudimos encontrar, sobre todo en el Puntal de Magaña, multitud de metralla y restos de granadas, medias suelas de zapatos, latas de conserva de la época e incluso la espoleta de un mortero. Otro aliciente del recorrido fue la visita a la Cueva del Agua, no es que sea una cavidad muy profunda, pero su interés reside en la espectacular trepadora que viste de verde la pared caliza y el manantial de agua que brota en la misma cueva. Y por si todo esto fuera poco tuvimos una invitada inesperada en forma de nieve. El viernes por la noche nevó débilmente en las sierras más interiores de la provincia, pero no esperábamos que el domingo aún aguantase la nieve por aquí, si que es verdad que se fue derritiendo a lo largo de la jornada, pero aguantó bastante en las zonas boscosas y de umbría. Fue bien recibida, por supuesto.
Y no podía dejar pasar por alto la soledad que se respira en esta sierra, muy poco frecuentada a nivel excursionista, lo que da a pie que los senderos estén muy poco trillados o sean casi inexistentes, de hecho el más claro que pisamos en esta ruta fue el del tramo lineal de ida y vuelta por el Barranco de la Cueva del Agua, que lo encontramos muy emboscado debido a que el peso de la nieve del temporal de enero había inclinado muchos arbustos hacía el sendero, esa circunstancia, además de algunos pinos y carrascas caídos en mitad del sendero y que tuvimos que esquivar como bien pudimos, hizo que nuestro discurrir por este sendero fuese una larga sesión de acupuntura natural aleatoria. Ya fuera de los barrancos el trazado de unión de los cuatro puntales se hizo prácticamente campo a través, lo cual, en estos parajes de sabina rastrera no supone ningún problema más que el de saber orientarse.
A continuación el recorrido un poco más detallado durante el reportaje fotográfico. A propósito de las fotos, está ruta sirvió para estrenar mi nueva cámara, ya que por fin he decidido darle la jubilación, no definitiva, aún la sacaré a pasear algún día, a la Sony DSC-TX 30, que tan buenos resultados me ha dado, y tantos golpes ha aguantado, durante estos últimos cinco años, cosa que me ha hecho confiar en la misma marca, solo que he dado el salto de compacta a bridge, ahora toca poco a poco, y sobre la marcha ir acostumbrándome a sus funciones y experimentar con ella, para así sacarle el mejor partido.
Un saludo a tod@s.
Formaciones calizas en el Barranco del Sabuquillo. Hemos aparcado bajo ellas. |
Hacemos un corto tramo por camino, que pronto se convierte en sendero, como he comentado, muy emboscado, esta sección nos concede un respiro con los pinchazos. |
No tardan en aparecer ante nosotros las paredes calizas del Barranco de la Cueva del Agua. Las veremos constantemente al principio y también durante muchos puntos de la ruta. |
Otro tramo libre de pinchazos, nos llama la atención esa cresta caliza que tenemos en frente. |
También captan nuestra atención, en este caso la de Eva, cosas más diminutas. Oruga de Euphydryas aurinia o Doncella de Ondas. |
Hacemos un corto descenso hasta el Barranco del Agrillar, remontamos y alcanzamos estos corrales abandonados. |
Desde ellos tendremos las mejores vistas de las paredes del Barranco de la Cueva del Agua. |
Un poco más adelante empieza la circular, tomamos la izquierda, remontando, por su margen orográfico derecho, el Barranco de la Sidra. Zona de umbría, que aún conserva nieve del viernes. |
Curiosas formaciones calizas en el Barranco de la Sidra. |
Bonito paso entre rocas. En este punto, y debido quizás a que estaba tapado por la nieve, nos saltamos el desvío a la Cueva del Agua. |
Iniciamos la remontada hacia el primero de los puntales. Hay quien ve nieve y se descontrola 😊. |
Empezamos a gozar de muy buenas vistas, calizas del Barranco del Sabuquillo, bajo las que habíamos aparcado, y los dos "Pinares" de la Serra d'Espadà, el Alto y el Pico. |
El sendero se empieza a difuminar en este ancho lomo, no hay problema, se camina muy bien por estos parajes de sabina rastrea y pinos aislados. |
Pocas son las sierras de la provincia desde las que no se divisa Penyagolosa. La Sierra del Toro no está entre ellas. |
Parada, durante la subida al Puntal de Peiró, a disfrutar de las vistas. |
Vemos, en primer término, las calizas del Barranco de la Cueva del Agua, detrás la llanura de Barracas, dominada por el Santa Bárbara de Pina, y al fondo del todo el macizo de Penyagolosa. |
Alcanzamos el primero de los puntales de la jornada. Puntal de Peiró, 1603 metros. |
Vemos desde allí el que será el tercero, Magaña. Detrás la Sierra de Javalambre, que aún conserva bastante nieve. |
Bajamos hacia el collado, cabecera del Barranco del Agrillar, que separa los puntales de Peiró y el Agrillar. |
Empezamos a remontar hasta este último. Nos fijamos en el Picón del Buitre, con su observatorio astrofísico. |
Buena parte de esta corta subida transcurre por el bosque, por lo que encontraremos bastante nieve. |
Alcanzamos el lomo cimero del Puntal del Agrillar, distinguiendo al fondo el mogote rocoso que conforma su punto más alto. |
Puntal del Agrillar, 1613 metros. |
Durante la bajada del Agrillar el paisaje nos regala imágenes tan estéticas como esta. |
Os había comentado que la anterior visita a la Sierra del Toro fue para subir a la Peña Juliana, aquí la tenéis. |
Laia no solo se regocija en la nieve, también lo hace en las sabinas rastreras. |
Hacemos un cambio brusco de rumbo para ir a buscar el Puntal de Magaña. Pasamos por el interior de este bosque, donde se conserva más la nieve. |
Ahí lo tenemos, el Puntal de Magaña. |
Tendremos ahora que bajar al collado que lo separa del Puntal de Peiró (la zona de boscosa de la imagen), y empezar a remontar. Aunque no lo parezca serán casi 125 metros de desnivel. |
Durante la subida encontraremos numerosos restos bélicos, el más llamativo esta espoleta de mortero. |
Aunque la primera parte de la subida es bastante dura, el tramo final suaviza bastante. |
Esta parte final de subida es un deambular entre sabinas rastreras y trincheras. |
Vistas desde Magaña; planicie de Barracas y el Monte Pina, en la esquinita inferior izquierda vemos algunas casas de la población de el Toro. |
Nos llama la atención esta montaña, que si no me equivoco se trata del Cabezo de Alpuente. |
Tras el Magaña nos vamos a por el cuarto y último puntal, el de Carretas. |
Trincheras. |
Un pino solitario, como solitarias son estas montañas. |
Y esta es la hito que indica el punto más alto del Puntal de Carretas o Garretas, 1559 metros. Vemos desde su cima los puntales de Peiró (izq.) y Magaña (der.). |
Tras el último puntal toca bajar de nuevo hasta el Barranco de la Cueva del Agua, sus calizas nos sirven de orientación. |
En lineas generales nos gustó toda la ruta, pero si nos tuviésemos que quedar con algo, sin duda sería con el Barranco de la Cueva del Agua y su entorno. |
Topamos con un sendero que baja hasta el barranco, de camino allí nos topamos con este bonito tejo, vimos unos cuantos más en el interior del barranco. |
Como preveíamos el barranco estaba bastante emboscado, fue una pequeña y punzante aventura transitar por él. |
Gendarmes calizos en el Barranco de la Cueva del Agua. |
Y al final damos con la cavidad. |
La cueva en si no es gran cosa... |
...pero tiene la peculiaridad que en su interior hay un manantial de agua, y de ahí, suponemos, el topónimo. |
La trepadora que hay en el exterior de la cueva es espectacular. |
Repitiendo a la inversa el camino recorrido por la mañana, bonito paraje este del Barranco de la Cueva del Agua. |
Y la furgo a la vista, lo que significa que, colorín colorado, esta ruta y esta crónica han terminado 😛. |
- Longitud del recorrido: 14,42 kilómetros.
- Cota mínima: 1189 metros (Barranco de la Cueva del Agua, primer contacto).
- Cota máxima: 1615 metros (Puntal de Magaña).
- Desnivel acumulado: 758 metros, tanto en ascenso como en descenso.
- Aproximación al punto de inicio: Al salir de la población de el Toro seguiremos el asfaltado que sube hasta la antigua base militar (un poste lo indica), no abandonaremos el trazado principal, y en el punto kilométrico 7,3 (no está señalizado, es una medición mía aproximada), bajo unas calizas, y a nuestra derecha veremos un hueco donde aparcar, y el camino que baja hasta el Barranco de la Cueva del Agua.
Hola Dani!!!
ResponderEliminarMuy bonita ruta, con un poco de todo, cimas, barrancos, campo a través, trincheras, cuevas... y encima con el regalo de la nieve!!!
Eso va bien, que no la pierdas de vista, que ya no queda nada para que la pises pero en mayor cantidad.. jejeje
Un abrazo!!!
Como comento en el texto ya me causó muy buena impresión esta Sierra del Toro, y esta ruta acabó por corroborarlo; bonitos y salvajes pasajes, con ese toque de soledad y aislamiento, que al menos a mi, tanto nos gusta.
EliminarCon ganas de Pirineos y nieve, y parece que hay anticiclón para toda la semana ;-)
Un abrazo.
Hola Dani
ResponderEliminarBonitos paisajes y de todo un poco, hasta una espoleta de mortero caducada jajaja. hay que ver lo que duran algunas cosas.
Ahh!!! y con la nieve hay mas de uno que se descontrola jajaja
Un abrazo
Jose
TROTASENDES BENICALAP
Estos restos de guerra mejor encontrarlos caducados Jose, que los que están "sin caducar" pese al paso del tiempo aún son mortíferos.
EliminarQué os voy a decir a vosotros de la nieve, con esa ascensión tan guapa que habéis hecho al Moncayo jejeje.
Un abrazo.
Hola Dani.
ResponderEliminarA las soledades del interior de Castellón, ya solo le faltaba la Sabina rastrera, que le da ese toque de Serranía como bien dices. Una ruta verdaderamente completa,rocas, árboles, trincheras, vistas, nieve, esos parajes inhospitos se te quedan, y esa bajada al barranco de la cueva del agua muy chula. A este paso, veo que haces un pequeño museo de la Guerra Civil, pues recuerdo que te encontraste otra cosa de una granada de mano , si mal no recuerdo.
No sé si te he contado, que tengo una experiencia con la Sierra del Toro, y fue hace unos diez años, al poco de estar con Maru y los chicos. Me los llevé a ver el nacimiento del río Palancia que tenía yo ganas de verlo. En esta primera ocasión fuimos desde Toro, y entre que no me informé como debiera y que no estaba aquello nada señalizado, nos extraviamos por esas soledades y parameras de la Sierra de Toro. Recuerdo que antes de continuar, decidí sabiamente volver a Toro, ya que se nos habían ido unas horas sin encontar el nacimiento. Un año despues, ya volvimos, esta vez desde Bejís, y si pudimos ver el Palancia.
Un abrazo.
Sí, fue el año pasado, subiendo a la Golosilla, me encontré una pieza de una granada, pero el museo tendrá que ser fotográfico jeje, pues tanto aquello como esta espoleta las he dejado en el monte.
EliminarSi que recuerdo que me lo has comentado alguna vez, que habías estado en el nacimiento del Palancia en el Estrecho del Cascajar, pero lo que no sabía es que lo habías hecho en dos intentos, y que habías estado en el Toro, pueblo por el que hasta el otro día, yo no había pasado nunca.
Nos viniste a la mente, cuando empezamos a deambular entre sabinas rastreras, y también cuando nos topamos con ese taxus bacatta ;-)
Un abrazo.
¡¡ Hola Dani !!
ResponderEliminarViendo tu crónica,me ha venido a la mente cuando hicimos La Salada,justo hace dos años...
Si que es verdad que esa Sierra del Toro,transmite soledad,sobre todo en esas partes altas,en las que la vegetación es tan escasa.
Buenísimas vistas y parte de ''historia'',que aunque triste,ahí esta...
Pues yo he de volver si o si,ha hacer la Bellida,aunque es una parte que fue azotada por un incendio,la tendremos que programar un día de estos...jejeje.
Recuerdo lo de la base militar y si que hubo un intento por parte del ayuntamiento de El Toro de convertirla en refugio de montaña o campamento,pero por lo visto no prospero el tema...
Por cierto que también llevas buena ración de rutas con nieve,en lo que va de año...jajaja
Un abrazo.
Si, no me puedo quejar de nieve en lo que llevo del año, y por si fuera poco acabamos de venir de hacer una invernal por el Pirineo de Girona jejeje.
EliminarPues ya que no fraguó lo del refugio o albergue lo que deberían de hacer es desmantelar esa base, sería una mejor inversión por parte del Ministerio de Defensa que la de renovar armamento y tal...
Tendremos que investigar más por esta solitaria Sierra del Toro, que lo que hemos andado por ella nos ha gustado.
Un abrazo.
¡Hola Dani! Soledad y silencio califican esas montañas de la sierra del Toro que marcan su especial carácter. Bellos paisajes cuyo silencio nos habla de un pasado bélico que nunca hubo de suceder. Preciosas vistas y bonitos tramos engalanados por la blancura de una nieve que da vida al monte. Me quedo con la paz y el silencio que se desprenden de tu crónica y tus fotos (por cierto, a disfrutar de tu nueva cámara).
ResponderEliminarUn abrazo.
Cierto, lo mejor de la ruta, ese silencio y soledad de estas montañas, por otra parte testigos mudos de ese episodio tan triste en la historia de este pais. Y el paisaje, sorprendente, al igual que en la ruta de Peña Juliana, volvimos encantados con esta Sierra del Toro, que como le digo a Juane habrá que patear un poco más.
EliminarUn abrazo.