18 de mayo de 2025

Penyó del Diví (1119 m.)

 Sábado 2 de diciembre de 2023

Mucho se habla (y con razón), cuando nos referimos a montañas alicantinas, de Bèrnia, Puigcampana, Aitana, Serrella, Montcabrer y un largo largo etcétera. Y sin embargo se habla muy poco del Diví, o Divino, cuando esta montaña, en su fachada sur, exhibe la que para mi es la pared más bella de toda la provincia de Alacant. Si no había subido todavía a su cima había sido por que no había conseguido engañar a nadie para que me acompañase. Menos mal que Esther, atraída por la promesa de una subida aventurera, y también por el topónimo de la montaña, accedió a venirse conmigo un sábado de diciembre a subir a esta piedra tan atractiva, y es por eso que estáis leyendo este relato.



Además de sus seductoras líneas, este perfil de la cara sur del Diví  muestra al observador un aspecto inexpugnable. Sin embargo existe una ruta que permite alcanzar su cima con mucha facilidad. Esa fue la ruta que utilizamos nosotros para el descenso. Para subir optamos por utilizar una vía que discurre por esa, aparentemente, infranqueable vertiente meridional. Este itinerario está carente de senderos evidentes, tiene trabajosos pedregales, entretenidas trepadas y algún que otro paso estrecho y aéreo. Si señor, esta es la ruta de ascenso que merece una montaña de aspecto tan desafiantemente bello como es el Diví. Tan aventurera ascensión se ve acompañada de un entorno fantástico, ya que el Diví, junto con el cordal del Penya de Sella cierran por el norte el bonito valle del Barranc de l'Arc. Luego, a medida que se van ganando metros, y sobre todo cuando se alcanza la cima, se proyecta a la vista un panorama soberbio, en el que sobresalen algunas de las montañas más representativas de este sector de la Marina Baixa, encabezadas, como no, por el Puigcampana.

Nosotros, y ya a modo particular, tuvimos la suerte de contar ese sábado con una mañana radiante de impolutos cielos azules, así que, con semejante aliada disfrutamos el doble, tanto de la ruta como del paisaje. Esas condiciones meteorológicas tan favorables dieron pie a que a nivel fotográfico saliesen unas fotos la mar de resultonas, incluso las que aparezco yo 😅... Con todo tan a favor, incluyendo lo animada que estaba Sella (festividad en honor a Santa Bárbara) cuando fuimos a tomarnos unas cervezas después de la ruta, esta experiencia alicantina la podríamos haber catalogado como el propio topónimo de la montaña a la que habíamos subido, y si me apuráis como el nombre de la santa de la fiesta de Sella...

La ruta dio comienzo en la Font de l'Arc, a la que se llega desde Sella por un buen asfaltado. Nuestro objetivo, el Penyó del Diví, bien visible desde el principio.

Ya totalmente iluminado por el sol, resaltando más si cabe el embaucador perfil que muestra su descomunal pared meridional.

Desde el parking, y ya a pie, continuamos por el camino que se adentra en el valle, abandonándolo al rato para dirigirnos al pinar que se halla a los pies del Diví.

Como suponíamos, las furgonetas que habían en la Font de l'Arc pertenecían a escaladores. Vemos a uno en acción.

Y es que esta vertiente sur del Diví alberga varios sectores de escalada, tanto de deportiva como clásica, e incluso artificial. Esta pared que vemos en la imagen se la conoce como el sector del Elefante, y en ella hay vías que oscilan entre el 6c y el 8b.

Echamos un vistazo atrás, ya que tras el cordal del Alt de Tafarmaig apareció parte de la cresta de la Serra dels Castellets...

...y claro, estando cerca esta sierra no podía andar muy lejos...

...el rey de la zona, el Puigcampana, con su característica brecha, el Portell.

Observando esta pared, reservada únicamente para los máquinas de la escalada.

El cordal del Alt de Tafarmaig, que ahora vemos al completo, cierra el valle del Barranc de l'Arc por el sur y tras él...

...seguían asomando els Castellets...

...y también la altiva punta del Alt del Realet.

En la misma cima de esta puntiaguda roca se encuentran los restos de una pequeña fortificación, el Castellet de la Vella, probablemente islámica, ya que apenas he encontrado escasas referencias históricas en Internet.

Paulatinamente fuimos saliendo del bosque. Nos topamos de frente con los bastiones orientales de la Penya de Sella.

En ellas fuimos testigos de este efímero momento...

...ya que la luna, en fase gibosa menguante, no tardaría en esconderse tras la cima oriental de la Penya de Sella, en la que estuvimos Laia y yo a finales de 2022.

Despedía el reportaje de aquella ruta diciendo que la próxima visita a Sella sería para subir al Diví. No falté a mi promesa 😉.

Calibrando con mi compi la magnitud de esta pared.

Tampoco son mancas las paredes de la Penya de Sella. Ambas cimas, Penyó del Diví y Penya de Sella, están separadas por el Barranc de les Perxes, que aquí aún no mostraba su verdadera magnitud. Ya lo veréis más adelante.

De momento, y tras superar unos pedregales encontramos las primeras trepadas de la ascensión.

En líneas generales todas las trepadas que encontramos fueron sencillas y con buena roca, aunque como estaréis viendo el terreno es bastante vertical.

Y en un punto de la subida el Puigcampana se dejó ver en todo su esplendor. Brutal, ¿verdad?.

¿Y qué me decís del tinte dorado del Mediterráneo tras la Serra dels Castellets?. 

Y mientras detrás nuestro acontecía tal espectáculo, nosotros seguíamos trabajándonos la subida...

...llegando al punto clave del ascenso, el Muret...

...una corta travesía rocosa en diagonal, con un buen patio a la derecha. Hay buenos agarres y apoyos, pero está prohibido caerse.

El principio del paso está sustentado por un pequeño muro de piedras, y de ahí su denominación. Justo cuando llegamos el sol apareció en la salida del paso, ahí actuamos nosotros como filtro...

...dando como resultado unas fotos la mar de guapas, de esas que dan muchos likes en Instagram 😉.  

La acción, vista desde arriba.

Tras el Muret continúa la trepada...

...y con muy buen ambiente.

Aquí me tenéis, empleándome a fondo en las calizas del Diví.

Continuamos trepa que te trepa...

...restándole metros a la subida, que continuaba envuelta de un ambiente brutal.

Una pequeña tregua en las trepadas.



Mientras tanto la cima oriental de la Penya de Sella cobraba su estampa más piramidal. Ojo a la arista que sube a la cima desde el Barranc de les Perxes.

La tregua fue muy breve, ya que de inmediato nos vimos obligados a hacer uso de las manos de nuevo.

¿Veis lo que os decía antes del Barranc de les Perxes?. Tremendo tajo el que forma entre las dos montañas. Este barranco está equipado para su descenso y es bastante técnico.

Tras una serie de trepadas nos plantamos en un balcón natural, que nos asomó de manera brutal hacia la profundidades del Barranc de les Perxes y la Penya de Sella...

...y también al Puigcampana y al Mediterráneo.

Normalmente somos nosotros quienes empequeñecemos ante las montañas, pero en contadas ocasiones sucede justamente al contrario.

De nuevo el Barranc de les Perxes y la Penya de Sella, con el pinar de umbría de su vertiente norte.

Tras este panorámico balcón nos aguardaba la última resistencia rocosa de la cima. 

Detrás del pequeño pinar nos esperaba la continuidad de la trepada.

Llegamos a un punto en el que la cosa se puso así de vertical, así que habría que dar un pequeño rodeo.

Pero antes un poco de postureo 😉. La mañana y el lugar se prestaba a ello.

No nos costó mucho dar con el punto débil de esta última pared, aunque la trepada tuvo un poco más de nivel que todas las anteriores.

Superado ese escollo el terreno se volvió menos vertical.

Así alcanzamos la arista cimera, en la que nos recibió esta vista de la Serra de Bèrnia, asomando tras el Pas del Comptador y sus torres calizas.

Con un hito que había por allí conseguí la imagen anterior pero con desenfoque.

También recuperamos la visión del Puigcampana, y de qué manera.

Y por la ancha cresta nos dispusimos a finiquitar el ascenso.

Esther, llegando a la cima.



Penyó del Diví, 1119 metros. Poca broma 😉.

Nos asomamos hacia el Barranc de les Perxes y a la zona por la que había discurrido la parte final de la subida. Al fondo, a la izquierda de la triple cima de la Penya de Sella, destaca el Cabeçó d'Or.



Bèrnia de nuevo, con el Penyó Roc apareciendo a la izquierda del Pas del Comptador.

Barranc de l'Arc, 600 y pico metros más abajo, con el Puigcampana y todo su séquito.

Tossal del Retor en un primer término, Sanxet en un segundo, en un tercero Penyó Cabal y culminando la imagen Ponotx.

Os vuelvo a mostrar el Barranc de les Perxes y la Penya de Sella...

...para colaros esta foto que hice en su día desde su cima oriental, y en la que he marcado, más o menos, la ruta de ascenso que seguimos para subir al Diví.

Fotos ya del descenso. Lo que son las cosas, con lo salvaje que es la cara sur de esta montaña y lo domesticada que está la norte.

Este grupo de carrascas y el merendero son una prueba de ello.

Incluso muy cerca de la cima se encuentra el Mas de Patarrana, más conocido como el Colomer. Si, la torre de la casa es un palomar.

Nos esperaba ahora un larguísimo tramo de pista forestal, que nos adentraría en la vertiente sur de la Serra d'Aitana. Vemos Diví y Puigcampana superpuestos.

Alcanzamos el Port de Tagarina, en pleno cordal principal de la Serra d'Aitana. Este collado nos asomó a la Serrella y a la Vall de Guadalest.

En pleno valle pudimos distinguir la bella población del Castell de Guadalest.

Desde el Port de Tagarina afrontamos una nueva subida en dirección al Penyó Mulero. Al fondo queda el Alt de Tagarina.

La vertiente norte de Aitana, siempre escarpada, junto con las vistas a Guadalest, volvieron a animar el recorrido. Al fondo la Xortà y el Mediterráneo, distinguiéndose incluso el Montgó.

Y si, esta ruta tuvo una segunda cima, el Penyó Mulero, más alta (1308 metros), que el Diví, pero menos relevante. 

Aunque desde su cima gozamos de esta vista de la Serra de Bèrnia y el Penyal d'Ifac.

Desde el Penyó Mulero empezamos a bajar hacia el Port de l'Arc, con esta vista del Penyó Roc, otro que está en la agenda, y que también tiene una ascensión muy aventurera.

Desde el Port de l'Arc bajamos al valle del Barranc de l'Arc. Casa d'Isidor, con el Penyó Roc y una de las torres del Comptador detrás.

Valle del Barranc de l'Arc, con el Cabeçó d'Or al fondo.

Esta fantástica ruta la finiquitamos andando cómodamente por este camino. A la izquierda destaca la Moleta.

Grieta en la Moleta.

Y despido el reportaje con tres fotos del Diví. Esta durante los últimos compases de la ruta...

...esta otra desde el parking...

...y una última de camino a Sella. Qué belleza de montaña 😍.


8 comentarios:

  1. Hola Dani.

    Divina me parece la ruta de hoy. Me gusta mucho pues es el típico sector muy cerca de las zonas mas visitadas/masificadas, pero más desconocida y que no hay mucha gente, y como muestras en la fotos, una montaña bárbara, poca broma como bien dices.

    Que esas promesas del montañero senderista de la próxima vez que vuelva será para subir a tal montaña o visitar tal paraje me suenan de algo. Cuando la sucesiva vez que vuelves y la realizas, cumpliéndote la promesa a mi me entra siempre satisfacción. Y así dices, hala un objetivo menos en mi inabarcable lista ;-)

    Las fotos de Barranc de les Perxes, la Penya de Sella y de Esther en plan cabra montesa son guapísimas, bueno realmente hay fotones porque la del mar detrás de los Castellets me encanta.

    Un abrazo.

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    1. Hola Toni.

      Ahí le has "dao" amigo, pues este pequeño, y tranquilo, valle cercano a Sella, y sus potentes montañas se encuentra a pocos minutos en coche esa hortera aberración urbanística, que hay a pies del Puigcampana, en su vertiente costera...
      En la Penya de Sella dije que la próxima sería el Diví, en el Diví dije que el próximo sería el Penyó Roc, en el Penyó Roc diré que la próxima será otra montaña... Es un círculo del que es imposible salir jajaja.

      Un abrazo.

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  2. Menuda ascensión potente y brava que se pegaron sus señorías. Un verdadero deleite fotográfico... y poca broma ese Muret... precioso, pero con mucho cuidado.
    Muy de acuerdo con Toni, cuando habla de esas promesas que salen al camino, o a la mesa, ya tapeando abajo, que tampoco son mal sitio para planear caminatas; y de esa vista con el mar de fondo.
    Imagino que saldría al vuelo algún buitre, pues la zona se presta a buenas térmicas.
    Y esto lo he leído escuchando a los inmortales Avantasia, que con esas voces y esa música, son buenos para acompañar lecturas de montaña. Y hablando de escuchar, no sabía yo, que el amigo Toni tiene una dificultad auditiva. A veces, los que tenemos en orden los cinco sentidos, no nos damos cuenta de ello... no lo apreciamos... porque lo consideramos cotidiano. Pero en lo cotidiano, a veces está lo realmente importante.
    Muy buena propuesta, de verdad. Un saludo.

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    1. Avantasia!! Creo que ya te he comentado alguna vez que últimamente no escucho mucho ese estilo de metal (power- metal es la etiqueta que le han adjudicado), pero si que tengo algunas canciones de Avantasia en mi lista de reproducción de Spotify. Qué tan buenos y renombrados artistas, incluso de fuera del género del metal, sigan participando a lo largo de tantos años en este proyecto, solo hace que hablar bien del bueno de Tobias...
      Pues no, no vimos volar a ninguno de nuestros carroñeros favoritos, pero ya que sale el tema de las aves, y sabiendo de vuestra pasión por la observación, echadle un vistazo a esto. Yo en un principio pensaba que se trataba de algo de coña, pero estuve investigando un poco más y esa gente va muy en serio:

      Los pájaros no existen

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    2. Puntualizo. Parece que se trata de un movimiento conspiranoico satírico.

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    3. Dani, lo estuve viendo hace un tiempo y no daba crédito a la locura, pero luego me enteré de esto último que comentas, que se trata de una ironía para comprobar, (como ocurre con las estelas de aviones) hasta donde la gente se traga estos bulos. Y cierto es que hay gente que se lo cree y lo defiende. Es alucinante. Buen experimento social.
      Saludos, compi, y paciencia, que ya está aquí el caloret.

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    4. Eso mismo pensaba yo Fran, que pueda haber gente que se lo crea y que lo lleve al extremo, es decir, que vaya por ahí abatiendo aves, que hay mucho mastuerzo suelto por ahí...

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