Regreso al Aneto: Perdidos en la Niebla

Domingo 7 de agosto de 2011

A la tercera será la vencida...o eso esperamos, porque entre el Aneto y nosotros ha surgido una bonita historia de desamor, nosotros lo cortejamos y él nos sigue dando calabazas, si recordáis bien el pasado mes de junio fue una pala repleta de nieve la que nos privó de  acercarnos siquiera a las faldas del coloso, y en esta ocasión ha sido una espesa niebla y un tiempo de perros lo que nos ha impedido alcanzar la cima del rey de los Pirineos...pero en fin, seguiremos cortejándolo.

En un principio el plan establecido era de hacer la ascensión en dos días, realizando un vivac a bastante altura el sábado por la noche para el domingo hacer cima de buena mañana y evitar el trafico del Puente de Mahoma, pero las nada halagüeñas previsiones meteorológicas (no aciertan ni el tiempo de ayer), nos hicieron cambiar de planes a última hora ya que no era muy recomendable pasar la noche en la montaña con esas previsiones, por lo que decidimos que  haríamos la ascensión el domingo y de un tirón.

Así que tras llegar el viernes a Castejón de Sos (lloviendo a mares) e instalarnos en el camping que nos servirá de campo base, el sábado nos reunimos con Chema, Ángela, Jose María y Elena que llevaban allí una semana, ya que Jose había participado el sábado anterior en el trail del Aneto.

Un agradable paseito desde el Hospital de Benás hasta el Plan d'Aiguallut y viceversa sirvió para ahorrarnos 4'50 euros por cabeza y para preparar las piernas para el domingo.

En un año hemos estado tres veces allí, y aún así nos sigue fascinando ese paraje: el Forau, la cascada, el valle, las montañas de alrededor, las huidizas y chillonas marmotas...en fin, un lugar de ensueño.

Nuestro campamento base...

...y nuestra cena

PI-RI-NE-OS

Flores pirenaicas

Glaciar de la Maladeta

"La foto"

Cascada de Aiguallut, con el Tuc de la Mina al fondo

Coronamos...esta piedra

Niebla en el Aneto, ¿anticipo para mañana?...desafortunadamente sí

Jugando con la cámara

Luego por la tarde nos fuimos a Benasque a dar una vuelta por allí, comprar la cena y a tomar unas "cervecitas"y echar unas risas, en una tienda vimos la previsión del tiempo para el domingo y daba buen día (se equivocaban) lo que nos hace sentir muy optimistas de cara a el gran día.

Antes de que anochezca regresamos al camping a preparar la cena y a dormir pronto, ya que el día siguiente nos espera un madrugón y una gran montaña.

El tamaño no importa

Pero vamos al grano, el domingo nos despertamos a la nada decente hora de las 3:45, nos hemos acostado muchas veces a esa hora, pero eso de levantarnos....cuesta mucho, de verdad, encima la primera en la frente: ha estado toda la noche lloviendo y sigue haciéndolo, pero aún así decidimos ponernos en marcha, Alberto, Jose María, Paco y yo somos los que vamos a intentarlo.

Llegamos un poco antes de las 5:00 al parking del hospital, desde donde sale el autobús hacia la Besurta, allí dos buenas noticias, ni llueve, ni ha llovido, vemos estrellas en el cielo y en el autobús somos escasas doce personas y encima dos franceses que hay ni siquiera van a el Aneto, van a hacer la cresta de Salenques, por lo que deducimos que muy poca gente vamos a intentar la cima hoy.

Llegamos a la Besurta y frontal en la frente iniciamos el ascenso hacia la Renclusa, allí conocemos y se nos une al grupo Luis de Irún, que iba en solitario, y con quien además de compartir camino también compartimos experiencias montañeras.

Strangers in the night....

A un buen ritmo y antes de lo previsto llegamos a la Renclusa, pero como todo no podían ser buenas noticias al llegar allí se pone a llover con fuerza, por lo que tenemos que resguardarnos en el porche del refugio durante unos 20 minutos, allí observamos las luces de dos grupos que ya han partido hacia la cima y que ya han ganado bastante altura.

Vistas desde la Renclusa, como veis el tiempo estaba muy borde

La lluvia remite, empieza a amanecer y parece que quiere despejarse, por lo que retomamos la marcha, el camino a partir de la Renclusa se vuelve más abrupto y la lluvia caída lo hace muy resbaladizo, llueve dos veces más pero continuamos y es entonces cuando empieza a subir la niebla, aunque de momento la visibilidad aún es buena y nos deja disfrutar de alguna vista.
Vamos a un ritmo lento pero constante y pronto alcanzamos a un grupo de Valencia y a otro de Barcelona con quienes departimos un rato, parece que vamos a ser los primeros en llegar al Portillón Superior.

Una dura subida

Buenas vistas...

...y en cuestión de segundos ¡¡nada!!

Las escasas vistas que nos dejó ver la niebla durante la subida

Después de atravesar ya sin apenas visibilidad una estrecha cresta en la que una ráfaga de viento nos puso los cojones de corbata (teníais que haber visto la caída que se veía-más bien se intuía a nuestra izquierda) y cruzar un pequeño nevero llegamos al Portillón Superior, allí ya no se ve absolutamente nada de nada, ni la cresta de los Portillones, ni el glaciar y por supuesto ni el Aneto, también nos equivocamos y no somos los primeros en llegar, allí hay dos belgas ¡¡calzados con zapatillas de running!! que nos dicen que van a seguir (luego pasan las cosas que pasan).

Niebla...

...más niebla...

...y la cresta

Un nevero antes del Portillón

Aquí estoy, o al menos se me intuye

El Portillón Superior, entre la niebla

En el Portillón Superior paramos a comer algo y de paso a decidir si continuamos o no, la temperatura ha bajado bruscamente y la niebla no tiene visos de desaparecer, llegan allí el grupo de Valencianos y el de los Catalanes que deciden continuar, más tarde llega una familia del País Vasco que también siguen adelante, nosotros estamos aún indecisos y nuestro nuevo compañero Luis decide que el continua en solitario, eso nos anima a nosotros que cinco minutos más tarde decidimos que nos la jugamos también y continuamos, pronto volvemos a dar alcance a los dos grupos anteriores y a los belgas, que están parados y parece que ninguno de los tres van a continuar.
Nos volvemos a unir a Luis y sin visibilidad alguna, un frío que quien diría que estamos en agosto, entre piedras del tamaño de furgonetas y sin ningún punto de referencia (el track que llevaba en el gps era bastante confuso) intentamos encontrar el glaciar, que ya ha retrocedido bastante (dicen que en cuestión de años desaparecerá definitivamente), el ruido del agua del deshielo nos sirve de improvisado guía, hielo debajo de las piedras y una grieta nos hacen deducir que andamos cerca.

No veíamos absolutamente nada

Alberto y yo, buscando algún punto de referencia

Por fin nos topamos con el glaciar y el panorama es desalentador, ese punto del glaciar es puro hielo y se ve correr el agua por debajo, y eso la verdad, acojona bastante y da muy mal rollo, el grajo vuela más bajo que nunca y la niebla es más densa aún (estamos a 3000 metros) que no nos deja ver apenas dos metros delante de nuestras propias narices y como he dicho antes no veíamos ningún punto de referencia para orientarnos y poder afrontar el glaciar por un sitio menos peligroso, también valoramos y mucho que en caso de que nos pasara algo, a ver quien era el guapo que entraba ahí con un helicóptero para un hipotético rescate.
Luis, experto montañero, es el primero que decide que no se la juega, nosotros tampoco lo dudamos ni un segundo y tomamos la dura y creo que sabia decisión de abandonar y dar marcha atrás, el Aneto nos ha vuelto a vencer, pero es lo que tiene esta bendita afición, ya puedes estar fuerte, que si la montaña dice que no pasas, más vale que no pases.
De este ultimo tramo apenas hice fotos, por que os juro que tenia las manos super congeladas y me tuve que poner los guantes gruesos de invierno, que dificultan bastante el apretar el botón de disparo.

El deshielo del glaciar provocó esta poza

Antes de empezar el regreso, comemos algo para coger fuerzas para el descenso, con la vana esperanza que en el transcurso de esos minutos desaparezca la niebla, cosa que no sucede, de repente de entre la niebla aparecen cuatro franceses, con una parsimonia pasmosa y ¡¡con un niño de apenas diez años!!, vuelvo a repetir que luego pasan las cosas que pasan, me parece muy bien que inculques la montaña a la juventud, pero en estas cimas y en estas condiciones...en fin, cada uno es responsable de sus acciones.
Entre la niebla y las piedras que ya no nos parecen furgonetas si no camiones, regresamos al Portillón Superior, la visibilidad allí es buena, pero echando la vista atrás observamos que el glaciar, la cresta y el Aneto siguen sin verse.
Nos encontramos con otro numeroso grupo de catalanes, les explicamos como esta el tema y deciden continuar, espero que tuvieran suerte.
Otras dos personas también nos preguntaron y decidieron dar media vuelta.

El Portillón se veía claramente ahora...

...pero mirando atrás, ahí continuaba la niebla...

...cosa que no me hizo perder la sonrisa...

Seguimos con el descenso y contactamos por walkie-talkie con el resto del grupo y les decimos que hemos dado media vuelta, ellos nos dicen que están subiendo a la Besurta donde nos esperarán con la comida preparada eso nos sirve de estimulo para afrontar los casi 1000 metros de desnivel negativo que nos aguardan.
Durante el descenso y ya con una visibilidad perfecta nos encontramos con la familia del País Vasco que era los únicos que iban delante de nosotros camino del glaciar, nos dicen que tampoco han podido hacer cumbre, de los valencianos, el primer grupo de catalanes y los "runners" belgas no saben nada, por lo que deducimos que muy poca gente por no decir nadie habrá hecho cumbre hoy.

Un tramo vertiginoso del descenso

Jose María y yo, bajando entre una canal

Piedrasssss!!!

Esta vieja marmota se dejo fotografiar y nos animó el descenso

Tras pasar por la Renclusa, nos encontramos con Elena y Graciela que habían subido a nuestro encuentro, los siete volvemos a la Besurta donde nos están esperando Chema y Ángela con la mesa preparada para comer, allí nos despedimos de nuestro nuevo amigo Luis (buena suerte en el Mont Blanc, compañero).
Tras la comida y una por supuesto más que merecida cerveza tomamos el autobús de regreso a el hospital, allí mientras esperamos a Ángela, Chema y Elena que bajaban a pie, un chico nos dijo que iban a subir el Aneto el día siguiente y nos preguntó si había que llevar crampones y piolet, esa pregunta nos echó de espaldas, le dijimos que si...por no contestarle ¡¡¡vais a cruzar un puto glaciar, por dios, a ti que te parece!!!...en fin....

Los famosos burros come-mochilas de la Renclusa

Sanos y salvos: de izq. a der.: Paco, Jose María, yo, Luis y Alberto

Ya después regreso a Castejón, duchita reconfortante, y a Benasque a por unas cervezas "king size", una buena cena y unos cubatas  para celebrar....celebrar otra nueva experiencia, que volvemos de una pieza y...¡¡¡QUE YA TENEMOS EXCUSA PARA VOLVER!!!


Alpinistas: Alberto, Dani, Jose María, Luis y Paco.
Estuvieron apoyándonos desde debajo: Ángela, Chema, Elena y Graciela.


Ángela, Chema, Elena, Jose María....GRACIES PER TOT!!!