Sábado 1 de junio de 2013
"...Bécquer no era idiota ni Machado un ganapán..."...de esta manera se referían Gabinete Caligari en su canción Camino Soria a estos dos poetas que sucumbieron a los encantos de esta provincia, siendo estos fuente de inspiración de muchas de sus obras.
Y es normal que estos dos genios de las letras sucumbieran ante tales encantos, porque son muchos, y nosotros hemos tenido la suerte de descubrir y poder disfrutar de tres de ellos, al menos a lo que a la montaña y lo natural se refiere; el Cañón del Río Lobos, la Laguna Negra y el Pico de Urbión.
En esta primera entrada de nuestro periplo exprés en tierras sorianas os narraré nuestro pequeño pero gratificante paseo por el espectacular Cañón del Río Lobos en el que pudimos disfrutar de una pequeña muestra de la grandiosidad de este lugar.
Tras 4 horas y pico largas de viaje, llegamos a Vinuesa y nos instalamos en el acogedor Hotel Virginia (gracias por la recomendación Jose Cirat), inmediatamente y sin tiempo que perder nos ponemos la ropa de combate y nos volvemos a montar al coche para dirigirnos hacia Ucero, donde está el acceso al inicio de nuestro recorrido recorrido, la Fuente de Engómez, en cuya aérea recreativa, en los bancos y mesas habilitadas para ello nos ventilamos el bocata antes de empezar con la marcha.
Una vez en marcha ya se sorprende de la inmensidad de este lugar creado por la erosión del cauce fluvial, sobre todo en los paredones que quedan a nuestra derecha, que ya nos ofrecen un anticipo de lo que nos espera más adelante.
El sendero, llano, bien señalizado y con numerosos paneles informativos durante toda la ruta se introduce sin dificultad alguna en un tupido bosque de pinos y chopos siempre bordeando el río, que de vez en cuando forma alguna que otra pequeña playa fluvial o poza donde flotan los nenúfares, y cruzándolo en numerosas ocasiones mediante rocas estratégicamente colocadas, los cortados y formaciones rocosas se siguen viendo en los claros que abre el arbolado, realmente agradable esta primera parte de la ruta.
De repente el bosque se abre y da paso a una de las zonas con más interés del recorrido, en un meandro del río y salvaguardada por dos gendarmes rocosos encontramos una explanada herbosa donde encontramos la Ermita de San Bartolomé (s. XIII), de origen germánico y que perteneció a la Orden del Temple, un poco más adelante encontramos la inmensa cavidad que forma la Cueva de San Bartolomé y en la que se conservan algunos grabados rupestres, pero lo que más llama la atención de esta zona es el espolón que hay sobre la ermita y que se conoce como "el Balconcillo" y cuya visita dejaremos para la vuelta.
Seguimos el cauce del río y el paisaje se torna sobrecogedor, un espectáculo kárstico que nos regala a la vista unas enormes hoces repletas de afilados espolones, vertiginosas y colgadas repisas, grietas imposibles, atalayas, cavidades y agujeros que son un paraíso para los buitres que inmóviles nos observan desde estos riscos calizos y para las inquietas y escandalosas chovas que no paran de revolotear por allí.
En esas paredes también podemos encontrar el Colmenar de los Frailes, donde y como su propio nombre indica, los frailes de la comunidad templaria colocaban colmenas fabricadas con troncos huecos para la recogida de la miel, hoy en día aún se pueden divisar algunas de esas colmenas.
Llegamos al kilómetro 5 del recorrido (el itinerario completo son 24) y como ya son pasadas las 6 de la tarde y tenemos pendiente la visita al Balconcillo decidimos dar media vuelta.
Desandando nuestros pasos y volviendo a disfrutar del magnifico paisaje volvemos a la ermita, sobre ella nos espera el Balconcillo, un espectacular espolón que conforma una estrecha hoz en el meandro y a la que las distintas ventanas, agujeros y formas naturales otorgadas por los elementos convierten a estas rocas en las que habitaron nuestros antepasados de la Edad de Bronce en un lugar mágico y que transmite mucha fuerza y energía, además de ser un excelente mirador, estar allí arriba te transporta a otros tiempos pasados, en serio.
Bajamos de nuevo a la ermita y emprendemos el camino de regreso, esta vez y para variar un poco la ruta y ver el río y su entorno desde otra perspectiva lo haremos por el camino asfaltado, así volvemos al punto de inicio, muy satisfechos de haber conocido una pequeña parte de un lugar tan espectacular como es el Cañón del Río Lobos.
Ahora sólo nos quedaba regresar a Vinuesa, no sin antes hacer una parada en el Mirador de la Galiana para ver el cañón desde las alturas y prometernos a nosotros mismos que regresaremos a realizar el recorrido íntegro, pero eso será otro año, ahora tocaba pensar en lo que nos esperaba el día siguiente: la Laguna Negra, el Pico de Urbión y la niebla, y hasta aquí puedo leer...
Un saludo a tod@s.
"...Bécquer no era idiota ni Machado un ganapán..."...de esta manera se referían Gabinete Caligari en su canción Camino Soria a estos dos poetas que sucumbieron a los encantos de esta provincia, siendo estos fuente de inspiración de muchas de sus obras.
Y es normal que estos dos genios de las letras sucumbieran ante tales encantos, porque son muchos, y nosotros hemos tenido la suerte de descubrir y poder disfrutar de tres de ellos, al menos a lo que a la montaña y lo natural se refiere; el Cañón del Río Lobos, la Laguna Negra y el Pico de Urbión.
En esta primera entrada de nuestro periplo exprés en tierras sorianas os narraré nuestro pequeño pero gratificante paseo por el espectacular Cañón del Río Lobos en el que pudimos disfrutar de una pequeña muestra de la grandiosidad de este lugar.
Tras 4 horas y pico largas de viaje, llegamos a Vinuesa y nos instalamos en el acogedor Hotel Virginia (gracias por la recomendación Jose Cirat), inmediatamente y sin tiempo que perder nos ponemos la ropa de combate y nos volvemos a montar al coche para dirigirnos hacia Ucero, donde está el acceso al inicio de nuestro recorrido recorrido, la Fuente de Engómez, en cuya aérea recreativa, en los bancos y mesas habilitadas para ello nos ventilamos el bocata antes de empezar con la marcha.
Una vez en marcha ya se sorprende de la inmensidad de este lugar creado por la erosión del cauce fluvial, sobre todo en los paredones que quedan a nuestra derecha, que ya nos ofrecen un anticipo de lo que nos espera más adelante.
Iniciamos el paseo, por este prado herboso, ya se ven las primeras hoces |
Vistas desde más cerca se aprecian las primeras cavidades y agujas en las laderas |
Los paredones empiezan a fundirse con el bosque |
El sendero, llano, bien señalizado y con numerosos paneles informativos durante toda la ruta se introduce sin dificultad alguna en un tupido bosque de pinos y chopos siempre bordeando el río, que de vez en cuando forma alguna que otra pequeña playa fluvial o poza donde flotan los nenúfares, y cruzándolo en numerosas ocasiones mediante rocas estratégicamente colocadas, los cortados y formaciones rocosas se siguen viendo en los claros que abre el arbolado, realmente agradable esta primera parte de la ruta.
Nos metemos de lleno en el boscoso cauce del río |
El sendero es ancho, cómodo y bonito... |
...y cruza en numerosas ocasiones el río... |
...que forma pozas como esta |
Como he dicho había que cruzar muchas veces el río... |
...pero con este tipo de "puente" no hay problema... |
...y al final de la caminata pies secos |
Los nenúfares, abundantes durante toda la ruta |
Imponentes riscos |
Poza de Valdecea |
Haciendo el tonto |
Los pinos tenían una altura considerable |
De repente el bosque se abre y da paso a una de las zonas con más interés del recorrido, en un meandro del río y salvaguardada por dos gendarmes rocosos encontramos una explanada herbosa donde encontramos la Ermita de San Bartolomé (s. XIII), de origen germánico y que perteneció a la Orden del Temple, un poco más adelante encontramos la inmensa cavidad que forma la Cueva de San Bartolomé y en la que se conservan algunos grabados rupestres, pero lo que más llama la atención de esta zona es el espolón que hay sobre la ermita y que se conoce como "el Balconcillo" y cuya visita dejaremos para la vuelta.
Por esta senda con pasarela llegamos a la zona más espectacular del recorrido |
Este gendarme... |
...y este dedo... |
...vigilan el espectacular Balconcillo... |
...y la Ermita de San Bartolomé, como veis estábamos solos |
Ermita templaria de San Bartolomé |
El Balconcillo, visto desde la ermita |
Cueva de San Bartolomé |
La ermita y el Balconcillo desde su interior |
Enorme la cueva |
¿Buscando petróleo? ¿y por qué estaré siempre haciendo el tonto? |
Seguimos el cauce del río y el paisaje se torna sobrecogedor, un espectáculo kárstico que nos regala a la vista unas enormes hoces repletas de afilados espolones, vertiginosas y colgadas repisas, grietas imposibles, atalayas, cavidades y agujeros que son un paraíso para los buitres que inmóviles nos observan desde estos riscos calizos y para las inquietas y escandalosas chovas que no paran de revolotear por allí.
En esas paredes también podemos encontrar el Colmenar de los Frailes, donde y como su propio nombre indica, los frailes de la comunidad templaria colocaban colmenas fabricadas con troncos huecos para la recogida de la miel, hoy en día aún se pueden divisar algunas de esas colmenas.
Comienza el espectáculo; cavidades, agujeros en la roca... |
...pozas... |
...o el Balconcillo desde otra perspectiva |
Llegamos a la zona del Colmenar de los Frailes... |
...en el que se siguen conservando algunas colmenas hechas con troncos huecos |
Los paredes son realmente increíbles... |
...y adquieren formas muy curiosas |
Enormes bóvedas |
Una mirada atrás |
Aquí me tenéis en plan "explorer"... |
...analizando esta "claraboya" |
Ciclistas, os estamos observando... |
¡¡¡Cucú!!! |
Zoom a las bóvedas de antes |
Sobran las palabras |
Un paraíso para los buitres (si os fijáis bien hay algunos en la pared) y las chovas |
Una señora grieta, y un buitre en lo más alto |
Un puntiagudo espolón |
Llegamos al kilómetro 5 del recorrido (el itinerario completo son 24) y como ya son pasadas las 6 de la tarde y tenemos pendiente la visita al Balconcillo decidimos dar media vuelta.
Desandando nuestros pasos y volviendo a disfrutar del magnifico paisaje volvemos a la ermita, sobre ella nos espera el Balconcillo, un espectacular espolón que conforma una estrecha hoz en el meandro y a la que las distintas ventanas, agujeros y formas naturales otorgadas por los elementos convierten a estas rocas en las que habitaron nuestros antepasados de la Edad de Bronce en un lugar mágico y que transmite mucha fuerza y energía, además de ser un excelente mirador, estar allí arriba te transporta a otros tiempos pasados, en serio.
Zoom a un nenúfar |
Pequeños detalles |
Fantasmagórico |
Un puente de roca |
Ahí está de nuevo, el Balconcillo |
Ahora si que subimos allí arriba |
Nos asomamos a esta ventana |
Espectacular |
Excelente mirador, hacia el interior del cañón... |
...y hacia la ermita y la cueva |
Un poco más arriba encontramos este abrigo natural |
Seguramente aquí vivieron muchos antepasados nuestros |
Juego de sombras... |
...y de colores |
Otra "claraboya" |
Alucinante |
Vistas desde allí arriba |
Bajamos de nuevo a la ermita y emprendemos el camino de regreso, esta vez y para variar un poco la ruta y ver el río y su entorno desde otra perspectiva lo haremos por el camino asfaltado, así volvemos al punto de inicio, muy satisfechos de haber conocido una pequeña parte de un lugar tan espectacular como es el Cañón del Río Lobos.
Ahora sólo nos quedaba regresar a Vinuesa, no sin antes hacer una parada en el Mirador de la Galiana para ver el cañón desde las alturas y prometernos a nosotros mismos que regresaremos a realizar el recorrido íntegro, pero eso será otro año, ahora tocaba pensar en lo que nos esperaba el día siguiente: la Laguna Negra, el Pico de Urbión y la niebla, y hasta aquí puedo leer...
Un saludo a tod@s.
Nos vamos, no sin antes echar un último vistazo al Balconcillo... |
...al "cisne"... |
...y a otras formaciones... |
...y espolones... |
..., y hacer una parada en el Mirador de la Galiana a admirar el cañón desde las alturas |
Muy bonita la zona, Dani. Yo ya la conozco, aunque siempre que he ido ha sido medio de paso, sin tiempo a nada. La última vez que estuve por allí fue el año pasado, con un grupo de amigos, y llegué hasta la ermita de San Bartolomé y la cueva.
ResponderEliminarTengo que ir un día pero con mucho más tiempo y disfrutar más detenidamente, como vosotros habéis hecho, de este magnífico entorno.
Un abrazo.
¡¡¡Hola Carlos!!!
EliminarNos encantó el lugar, y la verdad es que nos quedamos con ganas de más, pero fue un viaje bastante exprés aunque bien aprovechado, el día siguiente subimos entre la niebla a Urbión y aún nos dio tiempo por la tarde a hacer una visita fugaz a Soria.
Un abrazo Carlos.
Muy chula como siempre la entrada, y que día más luminoso os hizo!! Nosotros hicimos la misma ruta, pero nevando a copazos, y con -5º. Estabamos solos!!(a ver quien se atrevía a hacerla asi). Eso sí, nos salieron unas fotos ricas con tanta nieve!! Y llegamos hechos unas esponjas ateridas de fría. Saludos.
ResponderEliminar¡¡¡Hola Toni!!!
EliminarDebe ser la caña también encontrarte este lugar con las condiciones que narras, lo de llegar aterido de frío pues se soluciona después con algo calentito en su defecto con alguna bebida espirituosa jejeje.
Debo confesar que por momentos hubiese deseado que nevase o hubiese hecho frío, en la cueva fue imposible hacer alguna foto en la que no saliera un grupo de gente.
Un saludo.
Ayvoy Dani:
ResponderEliminarBarandillas, quitamiedos, puentes de piedra, así caulquiera visita el río Lobos, cuando los lobos eran los dueños del lugar eso si que estaba impresionante. Aunque has rebuscado bien por todo el entorno.
A ver ese Urbión, como queda la entrada.
Un abrazo.
¡¡¡Aúpa Fernan!!!
EliminarTuvieron que llegar allí los templarios y llenar todo aquello de barandillas, con la iglesia hemos topado de nuevo jajaja.
Es verdad, llevo dos crónicas seguidas en plan "alfombra" y "ras de suelo" jeje, Urbión nos subirá de nuevo a las alturas.
Un abrazo.
Que recuerdos Dani! me encanta la entrada por que he podido disfrutar del paisaje soleado que yo lo vi con un cima muy adverso! Ansioso de ver tu ascensión al Urbión.
ResponderEliminar¡¡¡Hola Jose!!!
EliminarNos sorprendió gratamente lo poco que pudimos ver en día y medio de la provincia de Soria, cuantas posibilidades naturales y excursionistas nos ofrece.
Tu que eres un amante de la meteorología me podrás explicar mejor lo que nos encontramos el día siguiente en Urbión.
Un saludo.
Felicidades por la entrada,y un sitio espectacular y bonito.UN SALUDO.
ResponderEliminar¡¡¡Hola Juan Carlos!!!
EliminarGracias, es un lugar digno de ser visitado, al igual que toda la provincia de Soria.
Un saludo.
¡Hola Dani! Paisaje para recrearse y disfrutar. Una verdadera maravilla. Habrá que apuntarlo para algún fin de semana loco.Esperamos el segundo capítulo que también promete.
ResponderEliminarUn abrazo.
¡¡¡Hola Emilio!!!
EliminarEs un recorrido para tomárselo con calma y para explorar y deleitarse con cualquier rincón de él, además como recalco en el texto es un lugar que transmite mucha energía.
No dudes en hacer una escapada a Soria, te encantará.
Un abrazo.
Hola Dani
ResponderEliminarUn paisaje preciso y digno de ser conocido, me gustan esas formaciones y ese balconcillo guapísimo.
Sigues dando vueltas por la Península Ibérica, al final no te vas a dejar nada por recorrer jajaja.
Un abrazo
Jose
TROTASENDES BENICALAP
¡¡¡Hola Jose!!!
EliminarEste año he cambiado un poco el chip, y en vez de concentrar todos los viajes a Pirineos, pues los estoy haciendo por otras regiones del país, que nos ofrecen grandes posibilidades montañeras, aunque por supuesto no faltará alguna otra escapada a Piris, y si me acabo la península, pues no queda extranjero ni "ná" jajaja.
Si tenéis ocasión de escaparos a Soria no dudéis en visitar este paraje.
Un abrazo.