Sábado 13 de abril de 2024
Escapada de fin de semana al norte de la provincia de Granada, cuyo principal y apetitoso late motiv fue ascender a la emblemática Sagra, y también, aunque en menor medida, tachar Albacete de la lista de techos provinciales. Esa ruta por la Sierra de las Cabras os la contaré en diez días. En este reportaje toca hablar, y muy bien, de la ruta de ascenso a la Sagra.
A Jaime, y con el corazón en un puño... Desde nuestros Solaig y Penyagolosa al Aneto, pasando por el Salvaguardia, el Montardo, el Taillón o el Moncayo... Han sido tantas y tantas montañas a las que hemos subido juntos y dejado nuestra huella... Pero ninguna huella tan grande, ni tan profunda, como la que tú has dejado en nuestras vidas. Gracias por tanto Jaime, te echaré muchísimo de menos amigo mío, y es que como reza la canción de nuestro admirado Bunbury, ...no hace falta ser una celebridad, para ser inolvidable.
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Robiñera, un feliz día de agosto de 2018. |
Hablar de la Sagra es hacerlo de la sexta montaña más prominente de la Península Ibérica, superando incluso en prominencia al Moncayo, con el que recurrentemente se suele comparar a esta montaña granaina. Y es que la Sagra, al igual que el gigante del Sistema Ibérico, transmite ese magnetismo tan propio de montañas que como el Ventoux, el Montgó, el Ocejón o el Turbón, se elevan aisladas, solitarias y poderosas sobre las llanuras, así que, si para las dos últimas, y también para el Moncayo, habíamos hecho escapadas exprés, la Sagra no iba a ser menos...
Para subir a la Sagra no nos rebanamos mucho los sesos y elegimos la que creo que es su ruta de ascenso más clásica, es decir, la que partiendo desde los Collados de la Sagra sube por el Collado de las Víboras para bajar después, una vez coronada la cima, por el Bosque Vertical. De esta ruta, que iré desmenuzando más detalladamente en el bloque fotográfico, nos gustaron especialmente tres tramos: El inicial, en el que la fachada occidental de la Sagra muestra todo su poderío, creando un curioso contraste con las eras y cortijos tan típicos de la zona. Después, el tramo de subida comprendido entre el Collado de las Víboras y la cima, en el que progresivamente fuimos pasando a un ambiente más de alta montaña, también nos resultó muy vistoso. Y ya en el descenso, el Bosque Vertical nos adentró en un inclinado, frondoso y muy bien conservado bosque de pino salgareño. He destacado estos tres tramos, pero en líneas generales el recorrido, muy panorámico, nos gustó bastante, y la montaña, no hace falta que diga que nos pareció brutal. Comprendimos perfectamente el por que los montañeros de esa zona de Andalucía, y también de Albacete, Murcia e incluso del sur de Alicante tienen esa pasión tan especial por la Sagra. Está más que justificada.
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Viernes. Llegando a última hora de la tarde a los Collados de la Sagra, con el bicho al que íbamos a subir la mañana siguiente iluminado por los últimos rayos del sol. |
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Y es que por unos minutos nos perdimos lo que debió ser un precioso atardecer. Aún así conseguí alguna foto chula. Cortijo de los Collados de Abajo, en frente mismo pasaríamos la noche e iniciaríamos la ruta el día siguiente. |
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Aprovechamos los últimos minutos de luz solar para dar un paseo por los alrededores y hacer algunas fotos antes de retirarnos dentro de la furgoneta a cenar. |
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Pasamos una noche muy tranquila. Amaneció un esplendido día de cielos azules (no veréis ni una sola nube en todo el reportaje), así que es normal que fuesen acudiendo montañeros con la misma intención que nosotros, subir a la Sagra. |
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El primer tramo de subida transcurrió, como cantaba aquella, a la sombra de los pinos. De vez en cuando asomaban parte de las escarpadas laderas de la Sagra. |
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Al alcanzar unas eras volvimos a recuperar la poderosa visión de la Sagra. |
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Otra similitud de esta montaña con el Moncayo es que también posee una celebre vía de ascensión invernal, el Embudo, que ese día no tenía ni pizca de nieve. |
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Pasamos junto al extenso campo, que creaba un bonito contraste con las montañas de los alrededores... |
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...entre las que empezaba a destacar el Castejón de los Mirabeles o de los Miravetes. |
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Contraste entre los escarpes de la Sagra... |
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...y los campos de siembra que dejábamos atrás. El macizo que se ve a la derecha del Castejón de los Mirabeles es la Cuerda de Guillimona, cuyo punto más alto supera los 2000 metros. |
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Atravesamos este bosquecillo de espinos... |
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...y enseguida alcanzamos el Collado de las Víboras, en el que paramos a comer unos frutos secos y a beber un poco de agua. |
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Esta es la subida que nos esperaba a partir del collado... |
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...así que tras el pequeño descanso nos pusimos con ella. Al fondo pudimos distinguir la albaceteña Sierra de las Cabras, por la que andaríamos el día siguiente. |
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Sin prisa, y con alguna pausa, fuimos comiéndole metros a esta pendiente... |
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...unos a mejor ritmo que otros 😅. |
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Vemos de nuevo la Guillimona. |
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La Sagra, al igual que el Moncayo, es una montaña frecuentemente azotada por los vientos, y ello se nota en la retorcida forma de los pinos. |
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De otros pinos directamente ha quedado esto. |
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Paso clave, al lado de otro pino bandera, en la ascensión, ya que tras pasar por ese portillo... |
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...entramos en el reino mineral de la Sagra... |
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...en el que ya solo los arbustos rastreros son capaces de aferrarse en este terreno cada vez más rocoso. |
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Esta especie de Darth Vader custodiaba unos resaltes en los que hubo que trepar una miaja. |
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Impresionantes purgas rocosas de las laderas occidentales de la Sagra. |
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Tras salvar ese primer resalte nos esperaba esta pala, que nos plantaría a pies de un segundo resalte. |
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Poca broma con la pala. |
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Llegamos al resalte, que superamos fácilmente por esta canal. |
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Laia, como de costumbre, se plantó arriba antes que yo... |
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...así que tuvo el privilegio de ser la primera de los dos en ver el cono cimero de la Sagra. |
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Sí sí, un cono que le daba la apariencia propia de un volcán. |
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Nos encantó esta estampa de la Sagra. |
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Mirada hacia el Embudo, cuya subida, en ausencia de nieve es un auténtico pedregal... |
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...o al menos eso nos dijeron los tres montañeros alicantinos que habían subido por allí y que vemos en esta foto, cuando coincidimos en la cima, unos minutos después. |
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Y ya superada la zona de resaltes, un comodísimo sendero nos enfiló hacia el collado previo a la cima. |
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En el collado comprobamos de primera mano como se las gasta el viento en la Sagra... |
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...así que no nos entretuvimos mucho allí y nos dispusimos a rematar la subida, dejando el sector norte del cordal de la Sagra a nuestras espaldas. |
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Cuando el viernes a mediodía salimos de Betxí albergábamos la esperanza de encontrar bastante nieve aún en la Sagra, al menos en la parte alta. Canto en los dientes. Este fue el único nevero que pisamos. Hice bien dejando los crampones en la furgoneta. |
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Aún así, y pese al viento, Laia se lo pasó pipa correteando por este nevero. |
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Superado el nevero ya tuvimos al alcance de la vista el pilón cimero. |
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Ganamos definitivamente la parte alta del cordal, y batallando con el viento, que cada vez soplaba más bestia... |
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...alcanzamos la cumbre de la Sagra. Muy contentos, no era para menos, pues teníamos muchas ganas de subir a esta gran montaña. |
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En circunstancias normales en esta foto hubiésemos visto el blanco skyline de Sierra Nevada, pero una calima instalada hacia el sur nos privó de ello. Una pareja llegaba a cima por la vertiente sur... |
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...y acabaron de conformar el buen grupete que nos juntamos esa soleada mañana en la Sagra. |
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De todas formas, el viento, que además de fuerte soplaba muy frío, no invitaba a quedarse mucho rato. Estuvimos lo que nos costó hacer cuatro fotos y algún vídeo y comernos un par de sandwiches en uno de los vivacs de la cima. Ciñéndonos al cordal, y en dirección sur... |
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...fuimos diciéndole hasta la próxima a la cima de la Sagra. |
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Tras recorrer toda la cuerda empezamos a bajar por este laderón, abriéndose ante nosotros unas bonitas vistas... |
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...entre las que destacan la cresta de la Sagra Chica, la pequeña Sierra del Moncayo (sí sí, habéis leído bien), y el Embalse de San Clemente, con la Sierra de Duda detrás. |
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Este inclinado tramo de bajada lo encontramos bastante descompuesto. |
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Laia, que celebraría algo muy especial el día siguiente en la Sierra de las Cabras, a punto de llegar a un pino de esos que tanto nos gustan... |
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...esos que han sido moldeados, de forma grotesca muchas veces, por los azotes de los vientos. |
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Precioso paisaje el de este tramo de bajada, con las sierras del Moncayo y Marmolance, que también emergen solitarias de las llanuras. |
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Peñascos de la Sagra Chica... |
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...entre los que pudimos distinguir este dedo desafiando a la gravedad. |
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Cresta de la Sagra Chica, mucho más escarpada y técnica que su hermana mayor, de hecho vimos a dos chicos equipados con material de escalada merodeando por allí. |
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Si no ando equivocado esta es la que se considera la cima de la Sagra Chica. |
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Collado que separa la Sagra de la Sagra Chica. |
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Increíble como logran agarrarse los pinos en la caliza pura. |
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Desde el collado nos dejamos caer por la vertiente occidental... |
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...entrando de lleno en el llamado Bosque Vertical... |
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...un exquisito bosque de Pinus Nigra, de los que antaño se extraía la miera, un aceite con el que se fabricaba aguarrás. |
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Fue una delicia caminar por este bosque tan bien conservado. |
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En un claro de este pinar se dejó ver de nuevo el dedo de la Sagra Chica. |
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Y más abajo, cuando el bosque perdió inclinación, volvimos a ver el Castejón del los Mirabeles. |
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Más lejana, en la Sierra del Almorchón, también destacaba la Piedra del Cuervo. |
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Pinares y escarpes de este sector de la vertiente occidental de la Sagra. |
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Vistas hacia la zona de la Sierra de Castril. Al fondo, con algo de nieve, apareció la Sierra Seca, cuerda que también supera los 2100 metros de altitud. |
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Impresionante Castejón de los Mirabeles... |
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...que haciendo una última comparación, esta más rebuscada, con el Moncayo, vendrían a ser las Peñas de Herrera de la Sagra. |
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En algún punto del camino de regreso a la furgo pude fotografiar a esta preciosa podalirio (Iphiclides podalirius). |
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Y ya en el llano tramo final, que se nos hizo un pelín largo, la Sagra recuperó su estampa más mastodóntica. |
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Qué gran montaña habíamos subido. Tan grande que no necesita ser comparada con otras. Tras tomar un par de quintos en Puebla de Don Fadrique nos acercamos a la bonita población de Castril, en la que se estaba celebrando una animada feria de productos locales. Allí, además de probar unas cervezas artesanales, compré un par de deliciosos quesos de cabra de la Quesería Collados, hechos con leche de cabras que pastan por estos Collados de la Sagra. Y hablando de cabras, en diez días el reportaje de la ruta por la Sierra de las Ídem 😉. |
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