Última ruta oficial de 2021, un buen año de montaña que ni un fortísimo y gélido viento impidió que cerráramos a lo grande, con una gran excursión en la que visitamos uno de los lugares más peculiares, geológicamente hablando, del Parc Natural dels Ports, aunque la ruta tuvo también otras cositas muy interesantes que contribuyeron a que se nos quedase un recorrido muy completo que puso un gran cierre al año excursionista y con una compañía a la altura de la ruta, la de mis amigos Toni y Maru de Magia Serrana, aunque a decir verdad fuimos nosotros quienes acompañamos a ellos, puesto que estaban pasando unos días de vacaciones de montaña por este mágico triángulo Port/Tinença/Puertos de Beceite.
Nos citamos con Toni y Maru en el área recreativa de la Franqueta, con ellos vinieron Carol y Rafa, unos amigos de mis amigos, así que parafraseando, más o menos, adorados 80, a las cursis de Objetivo Birmania... El camino que se adentra sierra adentro y que nos hizo llegar en coche a la Franqueta ya nos puso sobre aviso sobre el alto nivel paisajístico de la ruta, y en los primeros pasos a pinrel ya descubrimos como se las iba a gastar en dureza, sobre todo cuando tras dejar atrás la Marbrera, una antigua cantera de mármol, íbamos a tener que amoldar nuestros pasos a la complicada, pero a la vez fascinante, orografía del curso más bajo del Riu Sec de Baix, del cual es subsidiario el Carrer Ample. A este fatigoso tramo de remonte de barranco del barranco le siguió una más cómoda transición hasta lo que es propiamente dicho el Carrer Ample, en cuya entrada parecía que habían activado, y a la máxima potencia, un millón de ventiladores... qué manera tan bestia de soplar el viento!! Y si hasta ese momento nos había parecido fascinante la orografía del barranco lo que siguió nos dejo boquiabiertos, ojipláticos y también patidifusos, pues el espectáculo geológico del Carrer Ample no se ve todos los días, un alucinante paisaje, que con sus pliegues y demás fenómenos geológicos nos teletransportó como a otro planeta, donde, todo hay que decirlo, Toni y yo nos sentimos como en casa, pues muchas veces nos comportamos como auténticos marcianos 😂.
El día nos recibió gris y ventoso, lo cual no fue impedimento para que afrontásemos esta ruta con tremenda ilusión. Por delante 17 kilómetros largos y 900 metros de desnivel positivo acumulado. Caminando inicialmente junto al Riu dels Estrets. Dejamos atrás la Franqueta, siguiendo el mismo camino que nos había llevado hasta allí.
De inmediato unos postes indicadores nos aconsejan girar a la izquierda, para visitar la Marbrera, una antigua cantera de mármol, que ahora tiene fines interpretativos sobre como era el proceso de extracción de esta roca.
Tras la Marbrera se escondía un tímido sendero que se introducía en el barranco. Era el nuestro.
Se acaba la comodidad en el avance durante un buen rato. Incluso nos tocó sortear alguna poza residual. Evidentemente después de lluvias torrenciales y en épocas de crecida no se podrá realizar este recorrido.
Primer rinconcito chulo de la ruta. Este pequeño resalte del barranco...
...que salvamos con pericia.
En algunos tramos, no muchos, el trazado se salía del lecho del barranco, cosa que agradecimos.
Muy prometedor lo que se nos mostraba delante.
Primeros detallitos geológicos. Un pequeño aperitivo de lo que nos aguardaba más adelante.
Paradita para que Laia, y también Toni, se refrescase con la cristalina agua de la Font de les Bassetes.
Entrabamos en una de las secciones, en cuanto al avance se refiere, más exigentes del recorrido. Tocaba remontar el pedregal que se adentraba en el estrecho.
Ahí está Maru, encabezando las operaciones 😉.
Por suerte el espectáculo calizo nos espoleó a afrontar con ganas este arduo tramo.
Creo que en esta foto logré captar la inclinación del terreno y también la mirada de complicidad que me lanzó Toni, sabedor de que ambos disfrutamos un montón en este tipo de terrenos.
El barranco rezuma pureza y salvajismo. Además tiene toda la pinta de ser un lugar no muy frecuentado, lo cual es otro punto a su favor.
Mirad de que preciosidad de segundo estrecho nos disponíamos a atravesar.
Es una de las señas de identidad de lo Port, no es siempre sencillo caminar por el parque natural y hay buenos desniveles, pero a cambio recibes bonitas recompensas como estas.
Toni y yo en estos sitios chulos entre las fotos que hacemos, y lo embelesados que nos quedamos, siempre solemos quedarnos rezagados del grupo.
Entramos en un tramo llano, y mucho más amable de caminar...
...es la bonita antesala del Carrer Ample.
Fue llegar a ese risco de la hiedra y el viento empezó a soplar de manera desmesurada...
...y si no me creéis mirad de que manera peleaban contra él Carolina y Rafa.
Esta pasada de rincón lo tiene todo: el pino en todo lo alto, la hiedra, los sinclinales, las dos covachas... Las covachas nos ofrecieron un mínimo resguardo del viento para poder comer, un poco apretados, eso sí, algo de fruta y unos frutos secos.
Tras la paradita le llegaba el turno al plato fuerte de la excursión. Señores y señoras, con todos ustedes, el Carrer Ample.
Una auténtica extravagancia geológica.
Como bien apuntó Toni en su crónica, un lugar digno de aparecer en cualquier revista o documental especializado en geología...
...y también acertó al afirmar, que nosotros, los excursionistas, somos unos privilegiados de descubrir y disfrutar de lugares como este en nuestras rutas.
Este Carrer Ample daría perfectamente el pego como escenario de una película o serie de temática extraterrestre.
Toni unos meses antes puso sus pies en Marte, hoy lo hizo en un planeta mucho más recóndito 😜
Fuera de coñas el Carrer Ample es un lugar especial, y hay que disfrutar, y también cuidar, de él.
Tanto Toni cómo yo, los fotógrafos oficiales de la excursión, hicimos fotos a cascoporro en este tramo.
Llegados a este punto parecía que el Carrer Ample no tenía salida...
...pero avanzamos un poco más...
...y comprobamos que si, que había continuidad...
...y además por este paso encajonado tan chulo.
Con esta espectacular estampa se cerraba esta primera sección del Carrer Ample...
...lo cual no quiere decir que lo que vino a continuación fuese menos espectacular.
Todo contribuía a ello, los pliegues en la roca, las pedreras, los árboles, tanto los secos como lo que tenían hojas...
Incluso el avance se volvió más cómodo ahora.
Fisgamos en una de las ramificaciones del barranco...
...allí encontramos la Cova del Frare, que nos hubiese protegido mejor del viento que las dos otras covachas.
Tras la breve visita a cueva continuamos con la recta final de la remontada al barranco. El trazado del sendero iba escarceando entre los diferentes espinazos calizos que caen hacia el barranco.
Y de nuevo podríamos seguir cayendo en el tópico de buscar similitudes con paisajes de otras latitudes o galaxias, pero también estaría bien decir simple y llanamente que se trata de lo Port, y eso ya lo convierte en especial.
Fuimos flipando con el festival de pliegues.
Pese a ser un paisaje muy árido también había pequeños núcleos de arbolado. En este de la imagen vimos un par de tejos.
En otoño, cuando los caducifolios que salpican estas laderas luzcan los colores de la estación también debe de formarse un bonito espectáculo.
Últimos compases de la remontada a este fantástico Carrer Ample.
Al salir del Carrer Ample suavizó el viento y volvimos al Planeta Tierra, pero fuimos de nuevo teletransportados al instante, esta vez a las Highlands escocesas, pues los verdes pastizales de altura de les Rases del Maraco nos recordaron a ellas, aunque las panorámicas hacia los últimos serpenteos del Ebro tanto fuera como dentro de su fabuloso Delta nos devolvieron a la realidad y nos recordaron que seguíamos estando en Tarragona. Y nos subimos al cordal de les Muntanyoles, donde nuestro amigo el viento nos dijo que continuaba ahí y que aún tendríamos que soportarlo un buen rato más. Coronamos la cima de l'Espina, con vértice geodésico y contacto visual directo con el Pirineo... no nos esperábamos esta sorpresa!! Cerca de la cima conseguimos darle esquinazo al viento y que no comiese con nosotros, que bastante nos estaba dando el día ya. Tras comer continuamos con el cordal, unas veces para arriba y otras para abajo, aguantando los envites del vengativo viento, perdiendo las cámaras fotográficas... lo típico, vamos. Y de pronto nos vimos encajonados en el Barranc dels Avellaners, que oye, muy bonito también, con sus cositas geológicas y una rica variedad arbórea y vegetal.
Salimos del barranco y enlazamos con el GR-7, en una zona de pastizales de altura conocida como les Rases del Maraco.
Paradójicamente, y pese a salir a monte abierto, aquí paró el viento.
Encontramos por allí el Pou del Maraco, donde Toni sacó rica agua para que Laia bebiese.
El Massís del Caro estuvo presente en todo momento en este tramo tan chulo.
Ruinas del Mas del Maraco.
Vemos aquí como estas Rases del Maraco es más bien un valle colgado. Y nos chocó también que tras el árido paisaje del Carrer Ample siguiesen estas campas herbosas. Curiosos y bonitos contrastes que enriquecen un recorrido.
Superadas las Rases del Maraco nos dirigimos ahora hacia el Coll d'Alfara.
En sus inmediaciones gozamos de buenas vistas hacia el Baix Ebre. Toni sacó buenos zoom de los serpenteos del Ebro por esta comarca. He tomado prestados tres de ellos de su blog. Vienen a continuación.
Apuntar que esta primavera hemos profundizado un poco en estas sierras tarraconenses que quedan al norte del Ebro, y os aseguro que poseen mucho potencial.
Este zoom es mío. Alfara de Carles, 800 metros verticales más abajo.
Dejamos el GR-7 y ganamos el cordal de les Muntanyoles, donde para nuestra sorpresa pudimos ver los Pirineos.
l'Espina, de 1181 metros, fue la cima de la jornada.
No estuvimos mucho rato allí arriba. Empezamos a bajar por esta cresta.
No perdíamos de vista los Pirineos. Si no me equivoco el pico que se ve en el centro es el Turbón, al que tuvimos la suerte de subir hace bien poco.
El tramo del cordal de les Muntanyoles tuvo buenas vistas. Rases del Maraco, Massís del Caro y Serra de Montsià.
Cap de Gos en les Roques de Benet.
Nos bajamos del cordal y nos introducimos en el Barranc dels Avellaners, allí encontramos algunos tejos...
...algunos ya varias veces centenarios.
La bajada por este barranco es preciosa.
Encontramos en él ciertas reminiscencias con su vecino Carrer Ample.
Abandonamos este bonito barranco. Tramos en los que es un gustazo caminar.
Ponemos rumbo al Coll del Triador. De camino allí tuvimos algunas vistas. Vimos la Tosseta Rasa, a la cual ascendimos unos meses antes...
...y también el Caro, que finalmente se quitó la barretina.
Y llegamos al Coll del Triador, que más al pelo no venía el topónimo, pues había que elegir de la manera que íbamos a regresar a la Franqueta y finiquitar esta excelente circular, o bien ciñéndonos al plan inicial, es decir, por el Coll de Botana y el Mas de Franxo, combinando senderos y caminos, o bien dejándonos caer por el ancho pistón que serpenteaba por la Vall del Pastor. Al final nos decantamos por esta segunda opción, que al menos panorámicamente creo que fue una buena elección. También creo que elegimos bien al ir a tomarnos las cervezas post-ruta al pequeño pueblo turolense de Lledó. Sí amigos, la ruta fue en Tarragona, y las cervezas de después nos las tomamos en Teruel, y sin necesidad de teletransporte, son las cosas que tiene la magia de este triángulo natural... y luego está también lo de la Magia Serrana 😉.
Desde el Coll del Triador empezamos la bajada definitiva a la Franqueta. Será generalmente bajo buenos pinares...
...aunque también hubo tramos en los que gozamos de buenas panorámicas hacia los distintos valles de la zona.
Tras una larga tirada de pista llegamos al Mas de Quiquet, empleado actualmente con fines interpretativos.
Desde allí tomamos el sendero a la Franqueta, pasando de camino por el Mas de Toni. Allí mismo nuestro amigo hizo todo el papeleo y firmó la escritura. Eso si, se tendrá que dejar unos cuantos cuartos en reformarlo 😏.
Y tras siete horas intensas de monte, en las que no nos cruzamos con nadie, llegamos de nuevo a la Franqueta. Ropa seca, cambio de calzado y a por las bien ganadas cervezas...
...pero antes soltamos algunas energías que aún nos sobraban.
Excelente crónica, como nos tienes acostumbrados. Mira que sé yo lo que cuesta sentarse delante del teclado y sacar un texto para una entrada, pero a tí te sale de manera natural y magistral, siempre con anecdotas de todo tipo, referencias, chascarrillos, etc, etc. Es un placer leerte, amigo.
Y de las fotos, qué decir! Nos llevaste a un sitio alucinante, fuera de todos los focos y miradas del gentío, nos llevaste a un terreno solo apto a los auténticos senderistas, nos mostraste (y tú tambien descubriste) una serie de rincones de una belleza indudable y una magia flotando en el aire.
Me hace gracia lo de quedarnos rezagados los dos, entre las caras de embobados y las cámaras echando humo. Nos pasa desde el primer día que nos juntamos. Y esa referencia a Marte, estando en esta ruta en otro planeta esta vez desconocida. La foto que se ve el estrecho de salida del Carrer Ample desde atras con esa carrasca asomar de un borde es brutal!
En la Masía de Toni estoy pensando reformarla y hacer un pequeño balneario dedicado a la birra, con cervezoterapia, baños de lúpulo, fiesta de la espuma, jejejeje En fin, que qué bien nos lo pasamos en el monte, y cuando acompaña el paraje tan espectacular como este, no hay ni un pero que poner y ojala se repitan más estas jornadas.
Me alegro mucho que te haya gustado la crónica. He de ser sincero y decir que me costó mucho arrancar este texto, que el arranque siempre es lo que más cuesta, pero finalmente di con la tecla y fueron viniendo las palabras y también las ironías, puntos graciosos y demás. Tampoco fue fácil, y eso también lo sabes bien, hacer la criba fotográfica, y más cuando se trata de un lugar de desmesurada espectacularidad como el Carrer Ample. Quería acompañar la crónica con una píldora musical, en un principio había pensado en colar algo de Manolo Kabezabolo, ya sabes el por qué jeje. Pero no encontré ninguna canción suya que cuadrara con la ruta, con el viento, o con el tema marciano... Pero mira por donde, el otro día, mientras subía para la Val d'Aran escuché la canción esta de Ilegales y me dije: "esta!!"... Coincido plenamente contigo, mucho mejor las rutas en las ninguno del grupo conoce el recorrido, así todos sorprendidos y fascinados por igual, aunque también me gusta mucho la sensación de llevar a amigos a descubrir lugares que ya conozco y me gustan y ver sus caras de asombro y admiración, supongo que a ti te pasará cada vez que nos descubres esos rincones chulos de la Serranía ;-)
Ya queda poco para volver a juntarnos y repetir jornadas de monte como esta.
Tras leer la crónica de Toni del Carrer Ample, esta ansioso de poder la tuya, y como suponía, la espera ha valido mucho la pena.
Las formaciones del Carrer Ample son simplemente abrumadoras, como bien dices, de otro planeta, incluso el viento que suele soplar por la zona lo es... jajaja
La guinda del pastel a parte, toda la ruta es espectacular, con el tramo donde remontáis el barranco, las zonas más abierta, los tejos, masías abandonadas y columpios juguetones... jejeje
No te quejarás, que en poco tiempo has tenido dos raciones de Carrer Ample jeje. Si eso no es suficiente razón para que hagas un escapada para conocerlo nosotros ya no sabemos más que hacer jajaja. Eso sí, parece que allí lo del viento viene de fábrica, así que no estaría de más que le pusieras un peso extra a la mochila jajaja.
¡Hola, Dani! Un lujazo de ruta en ¿Marte?. Espectacular el carrer Ample, im presionante (como dijo el famosillo) una verdadera maravilla geológica, pero todo lo demás no tiene tampoco desperdicio. Fue una jornada senderista muy bien aprovechada y en tan buena compañía. ¿Se puede pedir más? Un abrazo.
Bueno, podríamos haber pedido que no soplase tan fuerte el viento jeje, pero ya se sabe, las adversidades meteorológicas forman parte de este juego y hay lidiar con ellas, queramos o no. Además, estábamos en otro planeta, o sea que no podíamos esperar otra cosa que un clima hostil jajaja. Quitando de ese viento, la suma de factores (compañía, ruta completa, paisaje espectacular) hizo, como muy bien indicas, que pasásemos una jornada fantástica en este fascinante parque natural tarraconense.
Hasta que leí la crónica de Toni, no sabía de la existencia del Carrer Ample, que curiosamente, al ser tan cerrado, uno piensa que va a ir protegido del viento, pero no, el viento entra huracanado, al hacer de embudo.
Me encantan estos tipos de paisajes rocosos, con esta morfología llevada casi al extremo, en el que me llama la atención, como la poca vegetación existente, se aferra a la vida entre las rocas (fotografía 37) y además comentas, que es un paraje poco transitado, pero oye, luego ves la Cova del Frare y uno comprueba que ya se utilizaba, aunque no imagino al ganado transitando por el interior del barranco.
Luego, después de la roca, boom, sales fuera y te encuentras con esos pastizales en altura (con pozo incluido), es increíble, como el paisaje, puede cambiar en tan poco espacio. Las vistas hacia pirineos están bien, pero, me quedo con esas vistas hacia el Ebro, serpenteando hacia su desembocadura, que son poco habituales.
Y para terminar, esa bajada tan panorámica, donde ya he apuntado como visita obligada, las Roques de Benet, hasta adentraros en el Barranc dels Avellaners, con esos tejos centenarios. Buen detalle, lo de tomaros las cervezas en Lledó 😉.
Este Carrer Ample es fascinante en todos los sentidos. Geológicamente pocos lugares de montaña se pueden comparar a él. Y después está el tema de lo fuerte que entra el viento ahí (parece que suele ser bastante común), y que luego, a escasos metros de ese rincón tan hostil se encuentren esos sorprendentes, y al parecer fértiles, pastizales de altura. A mi, esa foto que indicas, de todas las que hice, también es la que más me gusta.
Esta zona, además del Carrer Ample y les Roques de Benet (muy recomendadas), da muchísimo más de si, con los Estrets d'Arnes, les Gronses (otro capricho geológico) o la Falconera, que tiene una subida equipada.
Evidentemente las vistas hacia la desembocadura del Ebro fueron más nítidas que las de los Pirineos, pero resultó chocante llegar a un punto donde se pudiesen disfrutar a la vez de esas dos panorámicas. Creo que es un privilegio que muy pocas sierras pueden ofrecer.
Hola Dani.
ResponderEliminarExcelente crónica, como nos tienes acostumbrados. Mira que sé yo lo que cuesta sentarse delante del teclado y sacar un texto para una entrada, pero a tí te sale de manera natural y magistral, siempre con anecdotas de todo tipo, referencias, chascarrillos, etc, etc. Es un placer leerte, amigo.
Y de las fotos, qué decir! Nos llevaste a un sitio alucinante, fuera de todos los focos y miradas del gentío, nos llevaste a un terreno solo apto a los auténticos senderistas, nos mostraste (y tú tambien descubriste) una serie de rincones de una belleza indudable y una magia flotando en el aire.
Me hace gracia lo de quedarnos rezagados los dos, entre las caras de embobados y las cámaras echando humo. Nos pasa desde el primer día que nos juntamos. Y esa referencia a Marte, estando en esta ruta en otro planeta esta vez desconocida.
La foto que se ve el estrecho de salida del Carrer Ample desde atras con esa carrasca asomar de un borde es brutal!
En la Masía de Toni estoy pensando reformarla y hacer un pequeño balneario dedicado a la birra, con cervezoterapia, baños de lúpulo, fiesta de la espuma, jejejeje
En fin, que qué bien nos lo pasamos en el monte, y cuando acompaña el paraje tan espectacular como este, no hay ni un pero que poner y ojala se repitan más estas jornadas.
Menudo pildorazo en de los Ilegales.
Un abrazo.
Hola Toni.
EliminarYa nos avisarás para la inauguración jajaja.
Me alegro mucho que te haya gustado la crónica. He de ser sincero y decir que me costó mucho arrancar este texto, que el arranque siempre es lo que más cuesta, pero finalmente di con la tecla y fueron viniendo las palabras y también las ironías, puntos graciosos y demás. Tampoco fue fácil, y eso también lo sabes bien, hacer la criba fotográfica, y más cuando se trata de un lugar de desmesurada espectacularidad como el Carrer Ample.
Quería acompañar la crónica con una píldora musical, en un principio había pensado en colar algo de Manolo Kabezabolo, ya sabes el por qué jeje. Pero no encontré ninguna canción suya que cuadrara con la ruta, con el viento, o con el tema marciano... Pero mira por donde, el otro día, mientras subía para la Val d'Aran escuché la canción esta de Ilegales y me dije: "esta!!"...
Coincido plenamente contigo, mucho mejor las rutas en las ninguno del grupo conoce el recorrido, así todos sorprendidos y fascinados por igual, aunque también me gusta mucho la sensación de llevar a amigos a descubrir lugares que ya conozco y me gustan y ver sus caras de asombro y admiración, supongo que a ti te pasará cada vez que nos descubres esos rincones chulos de la Serranía ;-)
Ya queda poco para volver a juntarnos y repetir jornadas de monte como esta.
Un abrazo.
Hola Dani,
ResponderEliminarTras leer la crónica de Toni del Carrer Ample, esta ansioso de poder la tuya, y como suponía, la espera ha valido mucho la pena.
Las formaciones del Carrer Ample son simplemente abrumadoras, como bien dices, de otro planeta, incluso el viento que suele soplar por la zona lo es... jajaja
La guinda del pastel a parte, toda la ruta es espectacular, con el tramo donde remontáis el barranco, las zonas más abierta, los tejos, masías abandonadas y columpios juguetones... jejeje
Un abrazo.
Hola David.
EliminarNo te quejarás, que en poco tiempo has tenido dos raciones de Carrer Ample jeje. Si eso no es suficiente razón para que hagas un escapada para conocerlo nosotros ya no sabemos más que hacer jajaja. Eso sí, parece que allí lo del viento viene de fábrica, así que no estaría de más que le pusieras un peso extra a la mochila jajaja.
Un abrazo.
¡Hola, Dani! Un lujazo de ruta en ¿Marte?. Espectacular el carrer Ample, im presionante (como dijo el famosillo) una verdadera maravilla geológica, pero todo lo demás no tiene tampoco desperdicio. Fue una jornada senderista muy bien aprovechada y en tan buena compañía. ¿Se puede pedir más?
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola Emilio.
EliminarBueno, podríamos haber pedido que no soplase tan fuerte el viento jeje, pero ya se sabe, las adversidades meteorológicas forman parte de este juego y hay lidiar con ellas, queramos o no. Además, estábamos en otro planeta, o sea que no podíamos esperar otra cosa que un clima hostil jajaja.
Quitando de ese viento, la suma de factores (compañía, ruta completa, paisaje espectacular) hizo, como muy bien indicas, que pasásemos una jornada fantástica en este fascinante parque natural tarraconense.
Un abrazo.
Hola Dani.
ResponderEliminarHasta que leí la crónica de Toni, no sabía de la existencia del Carrer Ample, que curiosamente, al ser tan cerrado, uno piensa que va a ir protegido del viento, pero no, el viento entra huracanado, al hacer de embudo.
Me encantan estos tipos de paisajes rocosos, con esta morfología llevada casi al extremo, en el que me llama la atención, como la poca vegetación existente, se aferra a la vida entre las rocas (fotografía 37) y además comentas, que es un paraje poco transitado, pero oye, luego ves la Cova del Frare y uno comprueba que ya se utilizaba, aunque no imagino al ganado transitando por el interior del barranco.
Luego, después de la roca, boom, sales fuera y te encuentras con esos pastizales en altura (con pozo incluido), es increíble, como el paisaje, puede cambiar en tan poco espacio. Las vistas hacia pirineos están bien, pero, me quedo con esas vistas hacia el Ebro, serpenteando hacia su desembocadura, que son poco habituales.
Y para terminar, esa bajada tan panorámica, donde ya he apuntado como visita obligada, las Roques de Benet, hasta adentraros en el Barranc dels Avellaners, con esos tejos centenarios. Buen detalle, lo de tomaros las cervezas en Lledó 😉.
Salud y montaña.
Hola Eduardo.
EliminarEste Carrer Ample es fascinante en todos los sentidos. Geológicamente pocos lugares de montaña se pueden comparar a él. Y después está el tema de lo fuerte que entra el viento ahí (parece que suele ser bastante común), y que luego, a escasos metros de ese rincón tan hostil se encuentren esos sorprendentes, y al parecer fértiles, pastizales de altura. A mi, esa foto que indicas, de todas las que hice, también es la que más me gusta.
Esta zona, además del Carrer Ample y les Roques de Benet (muy recomendadas), da muchísimo más de si, con los Estrets d'Arnes, les Gronses (otro capricho geológico) o la Falconera, que tiene una subida equipada.
Evidentemente las vistas hacia la desembocadura del Ebro fueron más nítidas que las de los Pirineos, pero resultó chocante llegar a un punto donde se pudiesen disfrutar a la vez de esas dos panorámicas. Creo que es un privilegio que muy pocas sierras pueden ofrecer.
Ya ves, dejamos unos "euricos" en Aragón ;-)
Un saludo.