Sábado 21 de abril de 2018
El verano pasado, cuando volvíamos de nuestras vacaciones pirenaicas conjuntas Toni Magia Serrana propuso desviarnos un poco y hacer una parada para visitar el Castillo de Peracense, una espectacular fortaleza de rodeno. La visita al castillo nos encantó, así como el entorno, que es de los que encandilan, por la soledad de sus rojos y pequeños pueblos, por esa fantástica combinación entre rodeno y conglomerado, y por la presencia de uno de los gigantes de la orografía turolense, el Cerro de San Ginés. Por todo ello la zona se prestaba a volver a ser visitad, pero esta vez en plan senderista. A finales de abril volvimos a Peracense, a realizar esta bonita ruta que os paso a relatar.
La mañana nos recibe fresca pero despejada a nuestra llegada a las tranquilas calles de rodeno de Peracense, aunque el cielo se iba a ir encapotando a medida que pasarían las horas. Ya con las mochilas en la espalda callejeamos siguiendo las indicaciones al castillo, que nos sacan del núcleo de población. Topamos con el panel indicador del GR-24, que es el que nos va a guiar hasta la misma cima del San Ginés, aunque para dar un poco de variedad a la cosa decidimos andar un tramo, ya que discurren casi en paralelo al GR, por las vías del antiguo trazado ferroviario de Ojos Negros, por el que se bajaba el hierro extraído en las minas de Sierra Menera hasta el Puerto de Sagunto. El tramo comprendido entre Santa Eulalia (Teruel) y Torres Torres (València) se ha convertido en la famosa Vía Verde de Ojos Negros.
Llegamos a un punto en el que tenemos que abandonar los raíles y debemos ceñirnos a las marcas de GR, que convertido en ancha pista forestal empieza a ganar metros hacia la cima de San Gines, en un tramo sin más interés que el de la propia visión de la cima.
Por suerte la cosa cambia a mejor al llegar a una planicie conocida como el Mirador. El topónimo no está puesto al tun-tun, ya que desde allí se nos abre una privilegiada visión del Castillo de Peracense, así como de los rodenos y conglomerados que hay alrededor suyo. También nace allí el sendero por el que se acomete la parte final de la subida al San Ginés. Este bonito sendero, por el que en alguno de sus tramos bajaba agua de las lluvias y nieves de la semana anterior, va remontando, entre jaras y pinos, y de forma muy progresiva, la ladera norte del San Ginés, permitiéndonos así disfrutar mejor y sin excesiva fatiga de las vistas hacia Peracense y el castillo.
La ascensión se remata con el paso junto a unos bloques de cuarcita, tras los cuales se extiende la amplia cima del Cerro de San Ginés, en la que lo primero que llama la atención es la monstruosa y horripilante antena que por desgracia se ha convertido en el estandarte de esta montaña, ya que es bien visible desde bien lejos. Pero en la cima hay cosas más interesantes que ese feo hierro, tenemos los bloques de cuarcita por un lado, que ejercen de estéticos balcones hacia el norte, la Ermita de San Ginés, que nos dio cobijo del viento mientras almorzábamos, los restos de un torreón y el vértice geodésico. Sin embargo el gris de la mañana nos privó de disfrutar de las amplísimas vistas que se deben de gozar desde esta atalaya, solo pudimos distinguir sierras y llanuras cercanas, así como la silueta de los Montes Universales al suroeste, ni hacia el norte a sierras zaragozanas, ni hacia el este hacia el Valle del Jiloca ni hacia sierras turolenses más sureñas las vistas fueron nítidas. Aún así nos íbamos a bajar del San Ginés con un buen sabor de boca.
Para el descenso nos dirigimos a los bloques de cuarcitas, bajo ellas hallamos un senderillo que de inmediato nos mete de lleno en un cortafuegos en el que nos aprovechamos de la trocha dibujada para perder metros de forma rápida y plantarnos en el Collado del Rayo.
En el Collado del Rayo se nos presentan tres caminos, obviamente desechamos el de la derecha, puesto que por él hubiésemos regresado de forma directa al Mirador y a Peracense, y lo que nosotros queríamos era ir a visitar Ródenas, a donde hubiéramos llegado por cualquiera de los otros dos caminos, pero hubiese sido un error elegir el de la izquierda, ya que nos hubiésemos perdido el espectacular y monolítico afloramiento de conglomerado de la Peña Grande, un lugar que desprende mucha energía, y el que no dudamos en explorar todos y cada uno de sus recovecos.
Continuamos por ancho camino hacia Ródenas, recuperando las marcas del GR-24, que cruzan grandes extensiones de cereal antes de entrar en las calles de Ródenas, por las que vale mucho la pena darse un garbeo y disfrutar de su peculiar arquitectura de rodeno. También nos vino de perlas que las mesas y bancos del parque en que comimos estuviesen al lado del restaurante para pedir unos tercios con los que acompañar la tortilla de patata y cebolla que con tanto esmero preparé la noche anterior, y que con agua no hubiese sabido igual.
Visitado Ródenas emprendemos camino hacia el Castillo de Peracense. Lo hacemos por el camino asfaltado que une las dos poblaciones. Son cerca de tres kilómetros, que se ven amenizados por los diversos conjuntos de formaciones, a cada cual más inverosímil, de arenisca y conglomerado que van quedando a nuestra izquierda.
En un cambio de rasante de la carretera aparece, imponente, la espectacular estampa del Castillo de Peracense, pocos castillos conocemos que se encuentren tan bien integrados en la orografía del terreno, y es eso, esa comunión con el rodeno, lo que hace tan peculiar a este de Peracense. Si estáis por la zona, o venís a hacer esta ruta, recomiendo encarecidamente la visita a esta fortaleza del siglo XII, una de las mejores conservadas de Aragón. Como ya lo visitamos el año pasado no entramos esta vez. Lo que si que hicimos esta vez y que no hicimos en agosto fue subir al Mirador de los Panderones, en el que se puede disfrutar de una fabulosa visión del castillo, de los rodenos y conglomerados de los alrededores y de la estampa del Cerro de San Ginés.
Bajamos de nuevo hasta las murallas del castillo, allí mismo tomamos el sendero de regreso a Peracense, y que transcurre por la vertiente sur del castillo, y que nos va regalando, a medida que vamos descendiendo, diferentes perspectivas, cada una mejor que la anterior, de los rodenos y murallas del castillo, así como de los rodenos y conglomerados adyacentes. Una manera excelente de finiquitar una no menos excelente ruta en la Comarca del Jiloca.
Un saludo a tod@s.
El verano pasado, cuando volvíamos de nuestras vacaciones pirenaicas conjuntas Toni Magia Serrana propuso desviarnos un poco y hacer una parada para visitar el Castillo de Peracense, una espectacular fortaleza de rodeno. La visita al castillo nos encantó, así como el entorno, que es de los que encandilan, por la soledad de sus rojos y pequeños pueblos, por esa fantástica combinación entre rodeno y conglomerado, y por la presencia de uno de los gigantes de la orografía turolense, el Cerro de San Ginés. Por todo ello la zona se prestaba a volver a ser visitad, pero esta vez en plan senderista. A finales de abril volvimos a Peracense, a realizar esta bonita ruta que os paso a relatar.
La mañana nos recibe fresca pero despejada a nuestra llegada a las tranquilas calles de rodeno de Peracense, aunque el cielo se iba a ir encapotando a medida que pasarían las horas. Ya con las mochilas en la espalda callejeamos siguiendo las indicaciones al castillo, que nos sacan del núcleo de población. Topamos con el panel indicador del GR-24, que es el que nos va a guiar hasta la misma cima del San Ginés, aunque para dar un poco de variedad a la cosa decidimos andar un tramo, ya que discurren casi en paralelo al GR, por las vías del antiguo trazado ferroviario de Ojos Negros, por el que se bajaba el hierro extraído en las minas de Sierra Menera hasta el Puerto de Sagunto. El tramo comprendido entre Santa Eulalia (Teruel) y Torres Torres (València) se ha convertido en la famosa Vía Verde de Ojos Negros.
Tras dos horas de viaje llegamos a la tranquila plaza de Peracense, en la que no nos fue difícil encontrar sitio para aparcar. |
Vamos saliendo del pueblo siguiendo las indicaciones al Castillo de Peracense, coprotagonista de esta excursión. |
Comparte papel principal con el Cerro de San Ginés, que será visible desde todos los puntos del recorrido. Además será el primer objetivo de la jornada. |
Dejamos atrás Peracense, el GR-24 va por el camino asfaltado por donde pasea el señor... |
...nosotros le daremos un toque original haciendo ese tramo por los raíles en desuso de la vía de Ojos Negros. |
Llegamos a un punto en el que tenemos que abandonar los raíles y debemos ceñirnos a las marcas de GR, que convertido en ancha pista forestal empieza a ganar metros hacia la cima de San Gines, en un tramo sin más interés que el de la propia visión de la cima.
Por suerte la cosa cambia a mejor al llegar a una planicie conocida como el Mirador. El topónimo no está puesto al tun-tun, ya que desde allí se nos abre una privilegiada visión del Castillo de Peracense, así como de los rodenos y conglomerados que hay alrededor suyo. También nace allí el sendero por el que se acomete la parte final de la subida al San Ginés. Este bonito sendero, por el que en alguno de sus tramos bajaba agua de las lluvias y nieves de la semana anterior, va remontando, entre jaras y pinos, y de forma muy progresiva, la ladera norte del San Ginés, permitiéndonos así disfrutar mejor y sin excesiva fatiga de las vistas hacia Peracense y el castillo.
Ahora sí, por el GR-24, por ancha pista y con el objetivo cimero del día ante nuestras narices. |
El Mirador, vale la pena desviarse un poco del camino y asomarse a este balcón... |
...tendremos en él esta privilegiada visión del Castillo de Peracense. |
No nos estaba gustando nada el tramo de pista, por suerte apareció el sendero de subida al San Ginés y nos volvimos a venir arriba. |
Bonito sendero de subida, no ofrece descansos pero no se llega a poner nunca exigente, además de ser muy panorámico. |
Volvemos a ver Peracense, pero ya desde mucho más arriba. |
Más o menos a mitad subida encontramos estas surgencias de agua. |
Bonito tramo entre pinos. |
Entre jaras, afrontando la parte final de la ascensión, el cielo empieza a encapotarse por el oeste... |
...y pronto lo hará hacia el norte, una pena, pues en un día nítido las vistas desde el San Ginés deben ser amplísimas. |
La ascensión se remata con el paso junto a unos bloques de cuarcita, tras los cuales se extiende la amplia cima del Cerro de San Ginés, en la que lo primero que llama la atención es la monstruosa y horripilante antena que por desgracia se ha convertido en el estandarte de esta montaña, ya que es bien visible desde bien lejos. Pero en la cima hay cosas más interesantes que ese feo hierro, tenemos los bloques de cuarcita por un lado, que ejercen de estéticos balcones hacia el norte, la Ermita de San Ginés, que nos dio cobijo del viento mientras almorzábamos, los restos de un torreón y el vértice geodésico. Sin embargo el gris de la mañana nos privó de disfrutar de las amplísimas vistas que se deben de gozar desde esta atalaya, solo pudimos distinguir sierras y llanuras cercanas, así como la silueta de los Montes Universales al suroeste, ni hacia el norte a sierras zaragozanas, ni hacia el este hacia el Valle del Jiloca ni hacia sierras turolenses más sureñas las vistas fueron nítidas. Aún así nos íbamos a bajar del San Ginés con un buen sabor de boca.
Estas cuarcitas defienden con dignidad la vertiente norte de la cima... |
...tras ellas un pequeño prado... |
...y la cima del Cerro de San Ginés, con su altísima antena, que si se incluyera esta en la altura del pico este estaría rayando los 1700 metros. |
Antes de ir a la cima nos asomaremos a las cuarcitas. Destaca la llanura, extenso valle del Río Gallo. Al fondo se atisban los Montes Universales. |
Vastas extensiones de cereal, lo veremos mejor más adelante. Por los extensa llanura se encuentra la laguna estacional de Campoblanco. |
Además de nublarse empieza a soplar un airecillo nada agradable, el porche de la Ermita de San Ginés nos guareció de él y pudimos almorzar con tranquilidad. |
La Ermita de San Ginés y el camino cementado, que desde Pozondón, sube a la cima. |
En el punto más alto de la montaña se encuentran las ruinas de este torreón. |
Limitado campo visual hacia el Valle del Jiloca. |
Vértice geodésico que marca los 1601 metros de altura del Cerro de San Ginés. |
Para el descenso nos dirigimos a los bloques de cuarcitas, bajo ellas hallamos un senderillo que de inmediato nos mete de lleno en un cortafuegos en el que nos aprovechamos de la trocha dibujada para perder metros de forma rápida y plantarnos en el Collado del Rayo.
Volvemos tras nuestros pasos hasta la zona de cuarcitas, bajo ellas encontramos un senderillo que nos enlazará con el cortafuegos por el que bajaremos hasta el Collado del Rayo. |
Nos entretenemos en buscar detalles en las cuarcitas. |
Unas pequeñas trochas se abren camino entre las jaras del cortafuegos y nos permiten descenderlo con facilidad. |
En el Collado del Rayo se nos presentan tres caminos, obviamente desechamos el de la derecha, puesto que por él hubiésemos regresado de forma directa al Mirador y a Peracense, y lo que nosotros queríamos era ir a visitar Ródenas, a donde hubiéramos llegado por cualquiera de los otros dos caminos, pero hubiese sido un error elegir el de la izquierda, ya que nos hubiésemos perdido el espectacular y monolítico afloramiento de conglomerado de la Peña Grande, un lugar que desprende mucha energía, y el que no dudamos en explorar todos y cada uno de sus recovecos.
Por uno de los tres caminos que nacían en el Collado del Rayo. Al fondo queda ya el San Ginés, en el que distinguimos el cortafuegos por el que hemos bajado. |
Hablábamos antes del protagonismo compartido del castillo y el cerro, pero camino de Ródenas apareció un secundario de lujo. |
Se trata de la Peña Grande, que acaparó bastantes fotos, y que da rienda suelta a la imaginación, yo por ejemplo veo aquí una cara malhumorada. |
Espectacular escultura natural de conglomerado. |
Vayamos a explorar todos sus recovecos. |
Precioso rincón, digno de ser admirado desde otra perspectiva. |
Mis chicas, empapándose de la energía que transmite el lugar. |
Por momentos parecía que fuese a aparecer por allí algún personaje de las películas de Conan. |
El conglomerado, buen material al servicio del arte natural. |
Desde allí se divisa también el Castillo de Peracense, y las rocas del Mirador de los Panderones. |
Continuamos por ancho camino hacia Ródenas, recuperando las marcas del GR-24, que cruzan grandes extensiones de cereal antes de entrar en las calles de Ródenas, por las que vale mucho la pena darse un garbeo y disfrutar de su peculiar arquitectura de rodeno. También nos vino de perlas que las mesas y bancos del parque en que comimos estuviesen al lado del restaurante para pedir unos tercios con los que acompañar la tortilla de patata y cebolla que con tanto esmero preparé la noche anterior, y que con agua no hubiese sabido igual.
Recuperamos el GR-24 y ponemos rumbo, atravesando campos de cereal, hacia Ródenas. |
Su campanario de rodeno nos hará de faro en este mar verde. Vemos también la Ermita de la Virgen de los Poyales. |
El GR-24, que desde Calmarza hasta Monterde de Albarracín recorre las tierras del Jalón y el Jiloca. |
De camino a Ródenas ya pudimos ver las formaciones del Morrón Blanco. Las veremos más adelante con más detalle. |
Vayamos a Ródenas, pues ya hemos llegado allí. Iglesia de Santa Catalina. |
Pórtico de entrada a la misma, el rodeno, protagonista total en la arquitectura de esta pequeña población turolense. Os la muestro con tres ejemplos más. |
Un bonito caserón. |
Casa del Olmo. |
Iglesia Primitiva. |
Visitado Ródenas emprendemos camino hacia el Castillo de Peracense. Lo hacemos por el camino asfaltado que une las dos poblaciones. Son cerca de tres kilómetros, que se ven amenizados por los diversos conjuntos de formaciones, a cada cual más inverosímil, de arenisca y conglomerado que van quedando a nuestra izquierda.
Ponemos rumbo al castillo de Peracense. Lo prometido es deuda y aquí vemos más formaciones del Morrón Blanco. |
Con estas formas la imaginación vuelve a volar libremente. |
Algunas de estas formaciones nos recordarán a las que podemos encontrar en el Torcal de Antequera. |
Carretera que une Ródenas con Peracense. Siempre bajo la vigilancia del gigante de la zona San Ginés. |
Y más formaciones. |
Darth Vader petrificado en rodeno. |
En un cambio de rasante de la carretera aparece, imponente, la espectacular estampa del Castillo de Peracense, pocos castillos conocemos que se encuentren tan bien integrados en la orografía del terreno, y es eso, esa comunión con el rodeno, lo que hace tan peculiar a este de Peracense. Si estáis por la zona, o venís a hacer esta ruta, recomiendo encarecidamente la visita a esta fortaleza del siglo XII, una de las mejores conservadas de Aragón. Como ya lo visitamos el año pasado no entramos esta vez. Lo que si que hicimos esta vez y que no hicimos en agosto fue subir al Mirador de los Panderones, en el que se puede disfrutar de una fabulosa visión del castillo, de los rodenos y conglomerados de los alrededores y de la estampa del Cerro de San Ginés.
Nos plantamos ante el precioso Castillo de Peracense. Lo vemos primero desde un mirador adaptado para gente con movilidad reducida. En el que también hay un panel en braille para invidentes. |
Espectacular fortaleza, nos quedamos impresionados con ella el año pasado y nos volvimos a quedar este, a continuación una pequeña galería con fotos de su interior, tomadas el verano pasado. También podéis verlas princhando en este enlace. |
El castillo, y las formaciones vecinas, desde el Mirador de los Panderones, vale la pena meterle esos metros de desnivel de más a la ruta y disfrutar de estas vistas. |
No solo es un estupendo mirador del castillo, también lo es del Cerro de San Ginés. |
Una ruta para alucinar con las rocas, de todas formas y colores, y esto todavía no había terminado aquí. |
Bajamos de nuevo hasta las murallas del castillo, allí mismo tomamos el sendero de regreso a Peracense, y que transcurre por la vertiente sur del castillo, y que nos va regalando, a medida que vamos descendiendo, diferentes perspectivas, cada una mejor que la anterior, de los rodenos y murallas del castillo, así como de los rodenos y conglomerados adyacentes. Una manera excelente de finiquitar una no menos excelente ruta en la Comarca del Jiloca.
Un saludo a tod@s.
Visto el castillo desde arriba toca ahora disfrutar de él desde abajo y caminando por su base. |
Hemos iniciado el descenso hacia Peracense, y lo hacemos por la vertiente sur del castillo. |
Vamos a gozar de unas espectaculares vistas de las paredes que defienden este castillo roquero. |
Los bloques de conglomerado que quedan al otro lado del sendero también son de los deleitarse con ellos. |
Menudo descubrimiento el que nos hicieron los amigos de Magia Serrana, pues hasta el año pasado desconocíamos por completo la existencia de esta maravilla. |
Fantasmagórico gendarme con el San Ginés detrás. |
Cuando más nos alejamos del castillo más altivo se nos muestra. En este enlace encontrareis información más detallada sobre la fortaleza. |
Este espectro pétreo nos sigue inquietando. |
Nos despedimos del Castillo de Peracense. |
Y finalizamos el reportaje con la arquitectura de rodeno de Peracense. Fachada del ayuntamiento. |
Iglesia Parroquial de San Pedro. |
Hola Dani.
ResponderEliminarPues yo no conozco ni el castillo, ni la zona que lo circunda, y desde hace tiempo tengo pendiente hacer una circular en btt para abarcar más terreno, empezando desde Almohaja, para además de todo lo que visteis vosotros descubrir el barranco Cardoso, el castillo de los Ares y el Peruano.
Me ha gustado mucho esa variante de subida por el sendero, siempre que uno se puede quitar metros de pista, mucho mejor, además fuisteis en una primavera muy lluviosa (tanto que no hay un día que no llueva), y el verde de los campos de cultivos aún acrecienta el contraste con el rojizo del Rodeno.
No se si el recorrido lo hicisteis con track o sobre la marcha, si lo tienes o seguisteis alguno te agradecería que me lo mandaras por mi blog o me indicases el enlace, para ir trazando yo la ampliación.
Un saludo.
Por cierto se me olvido comentarte que el pueblo donde empieza el GR.24 es Calmarza y no Calamarza, un lugar interesante donde sin duda el protagonista es el Parque Natural del Monasterio de Piedra, pero que esconde lugares interesantes.
EliminarHola Eduardo.
EliminarNo me había dado cuenta de que había escrito Calamarza en vez de Calmarza, enseguida lo corrijo. También tendré en cuenta, ya que lo has mencionado, mirar alguna ruta por esa zona, por si alguna vez nos acercamos a ver el Monasterio de Piedra, que todavía no lo conozco.
Sobre el track de la ruta, lo grabé y lo tengo ya limpio y editado, pero como lo que menos me sobra ahora es tiempo, y no me gusta subirlos a wikiloc sin una pequeña descripción y fotos, así que de momento no subo ninguno. Pero de todas formas te paso el enlace de la ruta que seguimos, de David Naval Cerro San Ginés (1.601 m.) y Castillo de Peracense, ruta circular
La verdad es que es una ruta que vale mucho la pena, ya no solo por el castillo y el pico, sino también por esa cantidad de formaciones de rodeno y conglomerado, que forman un bonito contraste con esas extensiones verdes de cereal. Recorrer la zona en BTT también es una excelente opción, ya que como bien dices puedes abarcar más cosas, por ejemplo en Ródenas hay una ermita y pinturas rupestres, y en los llanos occidentales del San Ginés una laguna, y cerca de Peracense hay una carrasca monumental.
Un saludo.
Precioso lugar Dani este que nos muestra, como nos tienes acostumbrado . Me encanta ese tipo de fortificaciones y las rocas con esas caprichosas formaciones aun mas. Un saludo.
ResponderEliminarUn sitio que merece la pena visitar. Si alguna vez vas de camino Zaragoza-Teruel o a la inversa vale la pena desviarse de la autovía (media hora hasta Peracense, está señalizado) y visitar al menos el castillo.
EliminarUn saludo.
Hola Dani,
ResponderEliminarVaya un atracón de formaciones rocosas que os disteis, y encima de diferente índole.
Lastima que se os torciera el día, ya que tiene pinta de tener unas muy buenas vistas la cima de San Ginés.
Por cierto, la foto de las vías, una pasada, me ha gustado mucho.
Un abrazo.
Hola David.
EliminarUna ruta que nos dejó un muy buen sabor de boca, sobre todo por las formaciones, el castillo y esa importante cima turolense. Una ruta de las de apuntar en la agenda e ir a hacer en cuando tengas ocasión.
Hice varias fotos del tramo de las vías y quedaron bastante bien todas, pero por no cargar más el reportaje fotográfico solo puse esta, me alegro que te haya gustado.
Un abrazo.
¡Hola, Dani! Interesante ruta la que nos muestras donde las formaciones de rodeno copan casi todo el protagonismo. Al menos a mí es lo que más me ha impactado. Las feas antenas de San Ginés, por desgracia, nos resultan más familiares al ser habituales en muchas de las cimas que visitamos. Menos mal que están recompensadas con la bonita ermita, el torreón derruido y el vértice. Pero, como dije, las diferentes formaciones que vas encontrando, dan rienda suelta a la imaginación y no sin motivo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola Emilio.
EliminarCierto que estamos acostumbrados a estas antenas (Mondúber, Bartolo, Puntal de l'Aljub, Alt del Pi, Santa Bárbara...) pero todas estas se quedan pequeñas ante la que corona el San Ginés. Pero para nada empañó este gigantesco armatoste metálico una excelente ruta, ruta que pese a la lejanía os recomiendo de verdad, y que combinada con la visita al interior del castillo nos brinda la ocasión de pasar una bonita jornada en tierras turolenses casi manchegas.
Un abrazo.
Hola Dani
ResponderEliminarPrecioso ese castillo sobre esas formaciones rocosas de color rojo con múltiples y caprichosas figuras. Lo peor las antenas pero no nos viene de nuevo, las encontramos en mas de una cima (como siempre decimos en algún sitio tienen que estar).
Un abrazo
Jose
TROTASENDES BENICALAP
Hola Jose.
EliminarCon semejante antena seguro que la cobertura del móvil de toda la contornada será excelente jajaja.
Como le he comentado a Emilio, la ruta y la visita al castillo compensan las dos horas de coche que tenemos hasta Peracense. No dudéis algún día en hacer esta ruta, os encantará!!
Un abrazo.
Hola Dani.
ResponderEliminarPues sí, fue no hace mucho estando Maru y yo visitando la Laguna de Gallocanta y algún paraje más, cuando oí hablar de este castillo, que visitamos aquella primera vez, y una segunda con vosotros, y hemos estado cerca de unirnos a esta ruta. Que putadilla las vistas desde San GInes pero queda compensado con esas espectaculares formcaciones de rodeno/conglomerado que además al estar tan desnudas de vegetación e individualizadas, resaltan mucho más, y toda esa arquitectura de rodeno de los pueblos me encanta.
Igual que os descubrí Peracense, en el Alto Tajo hay un pueblo llamado Chequilla que está en mitad de un afloramiento de rodeno. Yo no lo conozco aún y he pasado cerca muchas veces. Jeejeje, ese os pilla más lejos pero sabiendo que cuando os poneis en modo furgo y kilómetros, no hay quien os frene ;-)
Toni MS.
Un abrazo.
Chequilla...lo he leído y enseguida me puesto a tatarear la canción de Seguridad Social, jaja, ya sabes lo friki que soy en ese aspecto, bueno,que te voy a decir a ti, que eres de los pocos que han tenido el privilegio de escuchar mi versión de la jota a San Ginés!! jajaja. Fuera de bromas, le echaré un vistazo a esa zona, seguro que tiene muchas posibilidades. Vaya descubrimiento nos hicisteis con Peracense y su castillo, ya que a su vez nos hizo acordarnos del San Ginés y descubrir todo ese mundo de formaciones, además del bonito pueblo de Ródenas. Nos hubiese encantado compartir la ruta con vosotros, pero comprendo que habiendo estado dos veces ya en Peracense, y con lo lejos que os pilla, no os apeteciese repetir una tercera. A ver si cuadramos pronto una fecha para juntarnos de nuevo. Un abrazo.
EliminarQuins records!!
ResponderEliminar"Cuando truena en San Ginés y responde Palomera ya puedes ir metiendo la paja en la pajera"
"Almohaja y Peracense son dos lugares, si les quitan las torres son dos pajáres"
Gràcies per l'entrada.
Jeje, com sempre, gran aportació als comentaris Xavier. Jo em vaig agafar la llibertat de cantar, a la meua manera la jota a San Ginés que hi ha escrita a un taulell de l'ermita jeje.
EliminarPalomera, amb la boirina ni la vam endevinar...Supose que sabràs que han instal·lat una ferrada allà, no?
Hola Dani...
ResponderEliminarAquí ando,poniéndome al día,que lo que es indudable,es que lo que nos falta es tiempo a los bloggers...jajaja.Habría que añadir horas al día...jejeje.
Interesante y atractiva entrada,con buena combinación de senda,pista y rodeno,al margen de esas limitadas vistas en San Ginés.
Desde luego que la imagen de ese castillo,''incrustado'' en el rodeno es una pasada.Entonces si construían con un par de ''c.....s'',no como ahora que un edificio de apenas 20 años es viejo,esta lleno de grietas y todo son ''derramas'' para reparar(donde vivo...jejeje).
Magnifica la parte por la que ''casi'' te encuentras con Conan...jejeje y si,la Peña Grande,andaba algo cabreada...jajaja.
''Teruel existe'' y hay que conocerlo,porque tiene mucho que ofrecer,como en esta entrada tuya.Otra apuntada en el ''libro gordo del senderista''...jejeje.
Un abrazo.
Hola Juane.
EliminarPues ya somo dos entonces lo que andamos faltos de tiempo, justo justo me viene tener las crónicas preparadas para publicarlas en domingo, y tengo que hacer malabarismos para leer y comentar vuestros blogs, a ver si vienen ya tiempos mejores jeje.
Qué te voy a decir a ti de Teruel jeje. No me canso de repetirlo, tenemos una gran suerte de tener como vecina esta gran provincia, que tiene mucho y bueno a ofrecernos, tanto a nivel natural como cultural, hoy sin ir más lejos Laia y yo hemos estado pasando calor por allí jeje.
A ti te ha gustado lo de Conan, y a mi con lo de la derrama, aunque no es para tomárselo a broma, me han venido a la cabeza el Señor Cuesta y las tres viejas de Aquí no hay quien viva jajaja.
Por otra parte, totalmente recomendada, la excursión y la visita al castillo.
Un abrazo.
ResponderEliminarME HA EMOCIONADO MUCHO , PUES YA ME GUSTARIA HABER ACOMPAÑADO VUESTRA AVENTURA, LA PRIMERA VEZ
QUE ESTUVE ALLI CON MI
ABUELO FUE, EN EL AÑO 1958
EL ME LLEVÓ A ENSEÑARME
PARTE DE LA ZONA, EL
CASTILLO ESTABA EN RUINAS Y
SE UTILIZABA COMO REFUGIO
DEL GANADO. DESPUES FU. CON MI PADRE CUANDO EMPEZARON SU RETAURACION
Hola. Me alegro un montón que al leer este reportaje te hayan venido tan entrañables recuerdo.
EliminarUn abrazo.