Ascensión a la Robiñera (3003 m.)

Sábado 4 de agosto de 2018.


Para la última ruta de nuestro pequeño periplo pirenaico de principios de agosto contamos con la compañía de Jaime y Daniel, que habían subido a pasar el finde con nosotros. Jaime me dijo que le hacía ilusión subir algún 3000, y aunque en el Bal de Chistau teníamos las cercanas, sencillas y atractivas opciones del Gran Bachimala o el Eriste Norte me decanté por movernos otra vez de valle y ascender a la Robiñera, que por desnivel, distancia y escasa dificultad nos daba todas las garantías para que Mar y Laia se anotasen su primer 3000.

Camino del Collado de las Puertas, con la pedrera de la ladera sur de la Robiñera bien a la vista.

Antes de ponerme con la descripción de la ruta me gustaría apuntar dos cosas. La primera es que aunque realmente me importe bien poco la altura que tenga una montaña tenía ganas de volver a subir a un 3000, ya que desde septiembre de 2015 no había subido ninguno. Fue el Garmo Negro, y curiosamente el equipo que iniciamos aquella ascensión fue el mismo, menos Laia, que ascendimos a la Robiñera. Pero en 2015 no todos logramos subir a la cima, ya que Mar pegó dos resbalones en una pedrera, y eso, más las cada vez más abundantes nubes que se iban enganchando a la montaña, hizo que se bloquease mentalmente y decidiese hacer lo más sensato, darse la vuelta en compañía de Jaime. Eva y yo continuamos con Daniel, que entonces tenía 12 años, hasta la cima, cima que tuvo un sabor algo agridulce, por el hecho de no poderla haber alcanzado los cinco, y por supuesto por Mar, que acarició su primer tresmil, y Jaime, que sacrificó la cima por acompañar a su mujer. Pero como apunté en su día Mar está muy fuerte y tarde o temprano lograría subir a su primer 3000 y este fue la Robiñera, fue bonito que el equipo fuese el mismo, coronándolo junto a su marido y su hijo. Por supuesto también fue bonito que viniese Laia con nosotros, y se apuntase también su primer 3000. Recalcar también que Daniel, con 15 años, lleva ya tres 3000's y uno que casi lo es, y que en esas cuatro ocasiones he estado yo presente.

Foto de familia en la cima de la Robiñera.

La otra cosa que me gustaría apuntar sucedió durante la parte final del descenso de la Robiñera. Perdimos tiempo de cerveza tras la ruta pero ganamos karma positivo, os cuento. En una de las ocasiones que me adelanté del grupo vi, un poco más adelante, a una chica, a la que habíamos saludado mientras habíamos parado a comer cerca del Collado de las Puertas, con serias dificultades en su avance. Aceleré el paso para ver que le pasaba, me explicó que se había hecho daño en la rodilla, claros síntomas de tendinitis. Me ofrecí a hacerle un vendaje, con mucha timidez me lo agradeció pero me dijo que no, que iría bajando poco a poco, cuando le pregunté donde tenía el coche me dijo que lo tenía en el primer parking, kilómetro y pico más abajo de donde teníamos nosotros la furgo, ahí si que me dijo que agradecería mucho que si no era molestia la bajásemos hasta su coche, le dije que sin problemas, que la esperaríamos el tiempo que hiciese falta. Quedamos así y me volví a adelantar un poco, alcanzándome después Daniel. Cuando el resto del grupo llegó a su altura vimos que también se pararon a hablar con ella, Jaime le hizo unos estiramientos y Eva le dejó sus bastones, cuando llegaron a nuestra altura le cargamos su pesada mochila a Daniel, y la acompañamos los seis, a su ritmo, hasta la furgoneta. Durante ese tramo se fue soltando y a parte de darnos mil veces las gracias nos contó que se llamaba Ángela y que era de Madrid, y también su aventura por estas montañas, que no me voy a entretener en contar por que no viene a cuento. Cuando llegamos al parking hicimos un pequeño tetris para encajarnos los siete más las mochilas en la furgo y bajamos, al ritmo de los Barricada, hasta su coche, donde entre bromas y cachondeo nos despedimos de ella.

Un saludo Ángela si lees esto, esperamos que esa lesión no fuese muy grave y te hayas recuperado ya plenamente, ah, y nos debes unas cervezas 😉.

El grupo con Ángela, antes de despedirnos de ella.

La ascensión da comienzo en el llano de Petramula, al que se llega desde la pequeña población de Chisagüés. Son siete kilómetros de pista de tierra (GR 11) apta para turismos pero con numerosos badenes, y que remonta por su margen orográfico izquierdo el bonito y poco conocido valle del Río Real. Aunque hay que decir que en el tramo final la furgoneta padeció un poco, más por la inclinación de las rampas que por el firme, por lo que recomiendo, si no tenéis un 4x4, empezar la ruta un kilómetro y pico más abajo, donde hay una explanada con un grupo de bordas y que es donde tenía el coche Ángela.
El llano de Petramula se encuentra a 1900 metros de altura, así que tirando de matemáticas, por delante tenemos 1100 metros verticales a salvar en 4000 horizontales, y todo un día soleado y caluroso, sin tormentas anunciadas, para tomárnoslo con calma.
Una señal "Glaciar de la Munia" nos indica de inmediato el sendero a seguir, que enseguida empieza a ganar altura entre pastizales y atravesando los barrancos del Clot de los Gabachos y Petramula.
No tarda tampoco en aparecer ante nosotros nuestro objetivo la Robiñera, bueno, más bien su extremo sur, ya que su verdadera cima no la veremos hasta alcanzar la cresta cimera, pero para eso aún faltan un porrón de metros por superar. De momento iremos disfrutando de las vistas, que empiezan a ser muy buenas: las Tres Marías, Collado de Añisclo, Punta de las Olas, Soum de Ramond, Monte Perdido, Comodoto, Cotiella...
El terreno se va volviendo más pedregoso y nos aproxima al Collado de las Puertas, bajo el que aún resiste un gran nevero. Tras este collado se esconden los Ibones de la Munia, que más tarde veremos desde arriba. La idea a la vuelta era desviarnos para verlos de cerca, pero al final no lo hicimos, por lo que hoy no pisaremos este Collado de las Puertas, ¿para cuando vengamos a subir a la Munia quizás?, un vivac en los ibones suena a bonito plan.
El sendero pierde unos metros para atravesar de nuevo el Clot de los Gabachos y se vuelve a poner bravucón de inmediato, para después de atravesar una zona un poco confusa en la que tuvimos que evitar dos pequeños neveros montarnos definitivamente en la ladera sur de la Robiñera.
Tocaba enfrentarse por tanto a la infame pedrera, de la que incluso había oído, mejor leído, echar pestes sobre ella. Pues la verdad no me pareció para tanto, me pareció mucho peor, por ejemplo, y ya que lo he mencionado en esta crónica, la que sube al Garmo Negro. En esta de la Robiñera hay un buen, y único, sendero, que haciendo zigs-zags la hacen bastante llevadera...pero en fin, cada uno tiene su propia percepción de las cosas.
El final de la pedrera nos hace alcanzar la arista sur de la Robiñera, que nos asoma de forma espectacular al Circo de Barrosa, por donde anduvimos ayer. El sendero evita inicialmente la arista por su vertiente occidental, para más adelante, y tras una trepadilla, un paso un pelín expuesto y dos trepes más volver a montarse en ella.
Hemos ganado la cresta de la Robiñera, que se extiende hacia el norte, en ella se adivinan tres cotas, que a simple vista parecen que tienen la misma altura y que ninguna es más alta que la otra, pero la única que alcanza los 3000 metros es la que cierra la cresta por el norte, así que nos vamos a por ella. Aunque el patio a ambos lados es considerable, la cresta es lo suficientemente ancha para pasarla con seguridad, de hecho se hace toda caminando, solo tendremos que utilizar las manos para superar las dos horcadas que encontraremos en este fácil y bonito cresteo.
Y hoy sí que sí, Mar, y también Laia, alcanzaban su primer 3000, enhorabuena a las dos!!. Pero al fin y al cabo creo que esto de la altura es anecdótico, lo que realmente importaba es que esta es la primera cima que alcanzábamos juntos los seis, y hubiese dado igual que hubiese sido un 3000 que un 2300. Así que podéis imaginar lo contentos que estábamos...qué bien sienta alcanzar una cima así en familia!!!. Además, las vistas desde aquí arriba son espectaculares, y el día tan despejado que hace nos permite disfrutar de ellas a tutiplén, identificando cimas a las que ya hemos subido y otras a las que nos gustaría subir.
Del descenso poco que contar, ya que bajamos por donde subimos, invertir la cresta, bajar por la pedrera, parada a comer al fresquito del nevero del Collado de las Puertas y después ya conocéis la historia.

Un saludo a tod@s.

Plana de Petramula, en la cabecera del valle del Río Real, punto de inicio de esta ascensión.

Pared norte del Comodoto, cima que estará bien presente en la primera parte de la ascensión.

Empezamos, bien ordenaditos y en fila india.

Cruzando el Barranco del Clot de los Gabachos.

Impresionante estampa piramidal del Comodoto.

Lo vemos desde un poco más arriba. Al fondo del todo distinguimos perfectamente el Macizo de Cotiella, con este a la cabeza.

Eva, con una simpática zaragozana con la que coincidimos en este primer tramo. Asoma por primera vez la Robiñera.

Mejor perspectiva del valle del Río Real, con el Pico del Cuezo en el centro. El fondo lo ponen Punta Fuesa, Punta Suelza, Maristás y Cotiella.

Aparece, tras la Colladeta de Plana Fonda, la Sierra de las Zucas...

...con las Tres Marías a la cabeza.

Solo es cuestión de subir unos metros más y se unen a la perspectiva el Zucón, el Collado de Añisclo, la Punta de las Olas, el Pico de Añisclo o Soum de Ramond...

...y como no el rey de la contornada Monte Perdido.

Poco a poco la presencia de la Robiñera se va haciendo más cercana...

...al tiempo que el valle va quedando cada vez más abajo.

Llegando a las inmediaciones del Collado de las Puertas, por el cual no pasa nuestra ruta.

Lo vemos mejor aquí, y tras él asoma el Pico de la Munia. El sendero, bien visible a la derecha, pierde unos metros para de inmediato volver a ponerse cuesta arriba.

Un buen nevero aguanta bajo el Collado de las Puertas, que esta situado a 2533 metros de altura.

Estamos ya en la ladera sur de la Robiñera, dejamos atrás el Chinipro, aunque la punta visible aquí es la Punta de las Puertas.

A pesar del buen día que hizo, de ser sábado y la facilidad de este 3000 no estaba muy concurrida la montaña, me atrevería a decir que no llegó a la veintena de personas, y perros, los que nos cruzamos ese día.

Chinipro y cumbres y collados de Ordesa.

Un pequeño parón para comer algo, y disfrutar relajados del entorno y las vistas.

Por ejemplo de Monte Perdido y su espectacular, y por desgracia cada vez más menguado, glaciar colgado de su cara norte.

Entramos de lleno en la pedrera que da acceso a la cresta cimera.

Nuestra Laia es tan hiperactiva que es capaz de salir tres veces en la misma foto 😂. La familia Salas Martínez posa con ella...

...y afronta la pedrera.

Jaime y Daniel además de estar muy fuertes han venido muy frescos, y meten el turbo hacia arriba.

Mirando pedrera para arriba da la sensación de que el avance es pesado, pero mirando hacia abajo vemos que hay un buen y marcado sendero en ella

Aparece el Cilindro de Marboré, ya tenemos a las Tres Serols al completo.

Termina la pedrera, francamente no ha sido para tanto, la arista sur de la Robiñera nos asoma de forma brutal al Valle de Barrosa, por donde triscábamos el día anterior. También se nos abre un amplio horizonte visual hacia el este.

Esta arista se extiende hacia la Sierra de Liena que además de cerrar el Circo de Barrosa ejerce de divisoria del más modesto valle del Río Real.

El sendero evita inicialmente la arista por su izquierda, una serie de sencillas trepadas nos harán volverla a alcanzar, ya casi arriba.

Un corto paso con patio, que se hace andando, nos asoma a los Ibones de la Munia.

Esta trepada supone el último obstáculo antes de alcanzar la cresta cimera.

Mar sonríe, sabe que esta vez no se le va a escapar su primer 3000.

Alcanzamos la cresta. Daniel esta sobre la primera cota, la que se ve un poco más a la izquierda es la central y la más redondeada del fondo es la que alcanza los 3000 metros, aunque desde aquí no se tenga esa percepción. Al fondo la Munia, Sierra Morena y Troumouse.

La cresta es ancha pero tiene buenos patios, sobre todo hacia el lado de Barrosa, 1300 metros más abajo.

La caída hacia los Ibones de la Munia es de unos 500 metros. Destaca, por su contraste crómatico, la Peña Blanca.

Vamos Daniel, que tenemos una cresta a recorrer!!!.

Más bien que recorrer mejor diría que disfrutar. Una espectacular pasarela a 3000 metros...

...y con unas vistas alucinantes a ambos lados.

Descendiendo a una de las dos horcadas de la cresta.

Tras esta horcada viene el único punto en el que tendremos que hacer uso de las manos, y es en una zona sin sensación de vacío.

Daniel y Laia ya casi tienen superada la trepadita en cuestión.

Y Jaime, Mar y Eva estan ello.

Tras el pequeño trepe la cosa sigue sin complicaciones.

Cada vez más cerca.

Disfrutando del momento...

...pero sin bajar la guardia, que esta caída es de pocas bromas.

Y ahora si, pequeña bajada a otra horcada y la cima.

Pico de la Robiñera o Rubiñera, 3003 metros.

Así de contento estaba Daniel.

Vistas. Butaca de primerísima fila para el Cuello de Robiñera y la Munia.

Peña Blanca en primer término, detrás distinguimos Taillón, Astazu, Vignemale, Néouvielle...

También tenemos una privilegiada visión del Macizo de Monte Perdido, y las cascadas que paren al Río Cinca.

Cresta de la Robiñera, al fondo destacan Cotiella y Peña Montañesa.

Zoom al canto, Astazu Oriental, Hourquette de Pailla y al fondo la fantástica Peña Collarada.

Pico Marboré, Taillón y Astazu Oriental, dominando la cubeta del Ibón de Marboré.

Posets y Puta Suelza.

Abrimos objetivo hacia esa misma zona, vemos Lustou, Culfredas, Bachimala, sector Perdiguero...

Otra con zoom, inconfundible Pique Longue y el Glacier d'Ossoue, detrás también reclaman protagonismo la Gran Facha, los Picos de la Frondella y el Balaitous.

Vistazo a nuestro anterior 3000, el Garmo Negro (en el centro) escoltado por Argualas/Algas y los Picos del Infierno.

Primer plano del Posets, detras algunas cimas del sector Perdiguero/Gourgs Blancs.

Balcón de vértigo hacia los Ibones de la Munia. Eva señala hacia el Collado de Añisclo, que le trae siempre buenos recuerdos.

¿Quién dijo vértigo?.

Finalizamos el repaso visual con otra perspectiva del Collado de la Robiñera y la Munia, y con un pequeño vídeo.

Con grandes sensaciones nos vamos por abajo. Toca hacer a la inversa la cresta.

Inolvidables estampas de alta montaña.

Como inolvidable la ruta del día anterior por el Circo de Barrosa.

Preciosas imágenes las que nos regaló esta gran jornada de montaña.

Toca descender ahora la pedrera, en la cual vemos perfectamente dibujado el sendero.

Pero antes tendremos que pasar de nuevo por el pequeño paso aéreo...

...y destrepar lo que habíamos trepado.

Tampoco fue para tanto la pedrera en descenso. Una vez superada sospesamos si subir al Collado de las Puertas y acercarnos a los Ibones de la Munia. Al final no lo hicimos pero si que aprovechamos el frescor del nevero para comer junto a él.

Nos despedimos de la Robiñera.

La presencia de nuevo del Comodoto nos anuncia que el final de la ruta está cerca.

Ahí estamos, ya en los compases finales acompañando y dando apoyo moral y físico a Ángela.

Y colorín colorado esta crónica de ascensión a la Robiñera ha terminado.