Vamos con la quinta entrada especial con motivo del próximo décimo aniversario del blog. Esta del mes de mayo se la voy a dedicar a Penyagolosa (estaba claro que de las nueve entradas especiales una iba a estar dedicada exclusivamente para esta montaña). Pero esta vez no voy a ser yo quien os hable de Penyagolosa, cosa que ya he hecho muchas veces durante todos estos años. Esta vez va a ser Penyagolosa quien os hable de mi y de nuestra relación, así que dejad todo lo que estáis haciendo y todos atentos, que tiene la palabra el Gegant de Pedra.
Hola a tod@s, permitidme, aunque a estas alturas de la película no creo que haga mucha falta, que me presente, me llaman Penyagolosa, mido 1815 metros, soy la segunda montaña más alta del País Valencià, la más alta de Castelló y también la que ocupa el lugar más alto en el corazón de Dani. Y no es de extrañar que ocupe tan privilegiado lugar, pues Dani lleva viendo mi silueta, casi a diario, desde que tenía tres años.
Aún así no fue hasta que tuvo 18 años cuando vino a visitarme por primera vez, a mi ese día no me cabía más nieve y él era un post-adolescente imberbe (aunque empeñaba en dejarse una ridícula perilla) que ese día más que de mi belleza estuvo más pendiente de intentar rodar más veces ladera abajo que sus amigos, y también de comer más chuletas que ellos tras la ruta. Las siguientes visitas también fueron en el mismo estilo, con la subida a mi cima como excusa para apretarse una buena "torrà" e hincharse a beber cerveza después, cosa que le llevaban a hacer, a él y sus amigos, actos de los que ahora seguramente se avergonzarían, cosas de la juventud, que le vamos a hacer, aunque he de decir en su defensa que ninguno de esos actos me perjudicaron, es más, me halagó mucho que una de esas visitas fuese para hacer su despedida antes de irse a la mili, donde Dani, y eso si que fue perjudicial, desperdició nueve meses de su vida.
Tras ese periodo de visitas iniciales tardé siete años en volver a ver a Dani por aquí, aunque cuando lo vi no me pude creer que fuese él, bajo esa bola de grasa, carne y pelo, efectos de una vida sedentaria sin duda, me costó encontrar al chico que vino a visitarme por primera vez 13 años atrás, aunque viendo el almuerzo que se apretó en el bar antes de subir, y la comida que se metió entre pecho y espalda después, también en el bar, no es de extrañar que estuviese así, me dio mucha pena verlo en ese estado, y le costó dios y ayuda llegar a mi cumbre, por lo que me hice a la idea de que tardaría años en volver a verlo... o que quizás no lo vería más.
Pero me equivoqué, pues dos años después volvió... y me llevé una grata sorpresa!!, no solo subió para ver el atardecer desde mi cumbre, sino que me encontré con un Dani 25 kilos más ligero y con un renovado amor y respeto por la naturaleza y la montaña. Además llevaba consigo algo que no había llevado en sus anteriores visitas, una cámara fotográfica, y es que desde hacía un tiempo Dani llevaba contando sus andanzas montañeras en un blog, y esa subida, que tituló "Penyagolosa Bajo la Luna" fue la primera crónica que me dedicó. Se podría decir que fue ese día cuando nuestra relación realmente comenzó.
Y es que a partir de ese día, y hasta la fecha, Dani ha venido a visitarme todos los años, con el frío y la nieve invernal, con los colores del otoño, con el verdor de la primavera e incluso con los calores estivales, también se interesó por otras rutas y variantes de subida a mi cumbre, ha venido solo y con amigos, me presentó a sus perras, vino soltero, con pareja y de nuevo soltero, ha venido en buenos momentos de su vida y en otros no tan buenos, ha dormido y ha visto amanecer desde mi cima, se ha mostrado orgulloso de descubrir mis encantos a amigos de otras zonas de España, y la mayoría de esas veces ha plasmado esas visitas en su blog, demostrándome más pasión por mi en cada entrada, especialmente en la que me dedicó con motivo de su vigésima ascensión a mi cumbre, a lo que cual correspondí yo con un regalo; que no fue otro que permitirle divisar los Pirineos desde mi cumbre en su más reciente visita.
Pero sus visitas a lo a lo largo de todos estos años no han sido exclusivamente para verme a mi, ya que poco a poco fue mostrando un mayor interés en profundizar más en mi entorno, y fue alternando visitas en las que subía a mi cumbre con otras en las que descubría rincones de mis alrededores, incluso con otras rutas en las que combinaba ambas cosas.
Pero más allá de todas esas subidas a mi cumbre, de todas esas rutas alrededor mío, descubriendo bosques, barrancos, masías, ascensiones a mis hermanos menores(a los que él llama satélites), de esa completa comunión con la naturaleza que experimenta en mis dominios, de todas esas apasionadas y halagadoras crónicas en su blog... Con lo que me quedo de verdad es con el crecimiento personal que he notado en Dani visita tras visita, no he podido evitar fijarme como a ese creciente respeto por la montaña, la naturaleza y la vida se le unía una madurez en la que iba aflorando una nueva filosofía de vida, unos nuevos valores cada vez más alejados de los que imponen los cánones actuales, pero de esa evolución ya os hablará el más adelante. Yo por mi parte poco más puedo añadir, solo agradecerle su reiterada y sincera devoción y pleitesía, y que espero que nos veamos pronto. Ahora mismo no sabemos cuando ocurrirá eso, pero seguro que el día en que nos volvamos a ver será muy emocionante para Dani, al que seguro se le escaparán las lagrimas. Seguro que a mí, y aunque posea una franja de dura roca rojiza como corazón, también.
Hola Dani:
ResponderEliminarCrec que has escrit l'entrada més personal i poètica que t'he llegit.
Se mereix més adjectius però m'ha deixat sense paraules.
Hola Xavi.
EliminarMolt agraït per les teues paraules, encara que aquestes no hagen volgut eixir ;-)
Salut!
Hola Dani, estoy seguro que el alma del Gegant hubiera escrito exactamente estas palabras, esa pasión escrita en primera persona no sólo describe a la montaña sino al montañero que en veinte veces ha acrecentado su admiración por ella al ritmo que se acrecentaba su metamorfosis personal y espiritual,he aquí donde creo la comunión con la montaña es total. Enhorabuena
ResponderEliminarHola Miguel Ángel.
EliminarGracias por tus palabras, siempre sinceras y apasionadas. ¿Sabes una cosa?, todos estos años años he subido a Penyagolosa con personas que han sido y son una parte importante de mi vida, pero sin embargo aún no he subido contigo, y esa es una espinita que tengo clavada, supongo que tu también la tendrás, así, que nada más sea posible, tendremos que quitárnosla.
Un abrazo.
Hola Dani,
ResponderEliminarLo que acabo de leer ha sido tal vez una de las mejores crónicas que he leído en tu blog.
Tu amor y respeto por Penyagolosa se puede traducir en el amor y respeto que sientes por el monte y la naturaleza en general, y el ver como en cada nueva ascensión tu metas, ideales y valores iban cambiando nos demuestran que las montañas nos van forjando como personas.
A mi contigo me ha pasado un poco como al Penyagolosa, que desde el ya lejano 2016, cuando nos vimos por primera vez para intentar subir al Puigmal, cada año que ha ido pasando, y cada ruta que hemos ido compartiendo me han descubierto una gran persona y un gran amante de la cerveza, como aquel adolescente que se tiraba rodando por la nieve ladera abajo... jejeje
Yo por suerte puedo presumir de haber compartido contigo una de esas ascensiones, fue por su famosa canal, en una mañana que no olvidaré nunca en la que descubrí un Penyagolosa que desconocía gracias a todas tus explicaciones llenas de pasión.
Seguro que en cuanto el dichoso virus nos deje lo primero que harás será subir de nuevo a su cima.
Un abrazo.
Hola David.
EliminarMuy agradecido y también muy halagado por tus palabras.
Sin duda, las montañas, y la conexión que he tenido a lo largo de estos años con ellas han forjado en buena parte el tipo de persona que soy en la actualidad, por eso esta entrada, aunque esté dedicada a la montaña que más quiero, se podría decir que está dedicada a todas las montañas.
Mucho ha cambiado el Dani que subió por primera vez a Penyagolosa, pero lo que no ha cambiado es mi devoción por la cerveza jejeje.
Un abrazo.
Nadie mejor que el Gegant para relatar tu amor por la montaña. Un amor correspondido y acrecentado con el paso de los años. Te podrán fallar muchas cosas, personas, amigos, pero la montaña NUNCA, siempre estará ahí, esperándote con los brazos abiertos.
ResponderEliminarOtro enfoque original para ese aniversario.
Un abrazo Dani.
Que gran verdad amigo Paco, la montaña no nos va a fallar nunca, y siempre va a estar ahí, para proporcionarnos buenos momentos, y para evadirnos de los malos, por eso, como todas las buenas amistades, tenemos que cuidarla y protegerla.
EliminarUn abrazo.
Hola Dani.
ResponderEliminarYa te lo dije por whatsap, este escrito era pura emoción y deleite. Parece sencillo pero no lo es. Nos has contado tu vida pero a la vez nos has mostrado otra cara de esta montaña tan impresionante.
Me he emocionado, he sonreido y he fruncido el ceño con los momentos mas amargos, todo ello leyendo tu texto y viajando contigo por todas esas etapas vitales que nos ha contado la montaña, como refugio vital tuyo, como lugar donde liberarte y quitarte problemas y agobios, y al final quedando esa relacion mutua de amor, cariño y protección.
Ya te lo he dicho alguna vez, he hecho muchas rutas por Castellón Vlc y Alicante contigo y sin tí pero sin duda alguna la 1ª, la más espectacular ha sido conocer el Gegant por el Portellas, y además poder llevar a mi madre, que con el susto que nos dio, quedándose al final en un susto, fue algo indescriptible para mí.
Cuando estas inspirado, eres sublime, amigo.
Un fuerte abrazo.
Hola Toni.
EliminarMuchísimas gracias por tus palabras amigo mío.
La verdad es que cuando se me ocurrió la idea de hacer una entrada especial por mes hasta que llegase septiembre, que es cuando el blog cumple diez años, una de las primeras ideas que carburé fue esta, que Penyagolosa hablara en primera persona de mi evolución desde la primera vez que la visité hasta la actualidad, así que se podía decir que este texto lo tenía en mi cabeza desde el principio, aunque luego le añadí algunas cosas sobre la marcha y ateniéndome a la situación actual, como la frase final, con esa incertidumbre de saber cuando podremos volver a visitar Penyagolosa. También me hubiese gustado subir esta primavera a su cumbre, para acompañar este escrito de fotos actuales, pero no ha podido ser. Podría haber puesto alguna foto más del enorme archivo "penyagolosero" que tengo, pero creo que ha quedado mejor así, parco en fotos, pero rico en palabras.
Respecto a mi evolución personal... esto ha sido solo un aperitivo, pero no quiero adelantar acontecimientos jeje.
Como olvidar aquel día, de vez en cuando busco tu crónica en tu blog para rememorarlo... mira que he subido con personas fuertes a Penyagolosa, pero ninguna como tu madre.
Otro abrazo fuerte.
Hola Dani...
ResponderEliminarOriginal entrada la que nos ha contado ese Gegant...jejeje.
Me ha gustado mucho,ese "cambio de papeles" y desde luego,espero que esa "estrecha relación",nos traiga nuevas crónicas en tu blog,de ese imponente Gegant y sus alrededores.
Muy chulas,las dos ilustraciones con las que has acompañado el texto...
Un abrazo.
Hola Juane.
EliminarMe alegro que te haya gustado. Como le he comentado a Toni fue la primera crónica que carburé cuando me decidí a hacer lo de las entradas especiales del aniversario, pensé que sería original que por una vez, en vez de hablar yo de Penyagolosa fuese ella la que hablase ella de mi. Me alegra ver que ha gustado la idea.
Esas fotos las hago con una aplicación gratuita para el móvil que me bajé, se llama Cartoon Photo.
Un abrazo.
Hola Daniel,
ResponderEliminarBonitas lineas las que nos has regalado en esta quinta entrega. Una historia de pasión por la montaña, que me recuerda a esos primeros pirineístas que ascendían a las cumbres, no siempre por el camino más fácil, para buscar la satisfacción personal en medio de un entorno hostil. Sin duda, tu has encontrado esa montaña y espero que puedas seguir disfrutando de ella durante muchísimos años.
¡Salud y montaña!
Hola Guillem.
EliminarMuy halagado por tu comparación de mi relato con aquellos de los pioneros pirenaicos. Esta claro que la época no es la misma, los tiempos han cambiado y subir a Penyagolosa nada tiene que ver con aquellas ascensiones. Lo único en común, y lo más importante, tu lo has dicho, es la pasión que se siente por las montañas, independientemente de lo altas o bonitas que sean, o del mayor o menor grado de dificultad para ascenderlas.
Un saludo.