Al Montcabrer (1390 m.) desde la Font de Mariola y la Cova Bolumini

 Sábado, 9 de abril de 2022

Nos apuntamos una nueva ascensión al Montcabrer, en mi caso la cuarta. Cuatro ascensiones y en cada una de ellas partiendo desde un punto diferente; Agres en la primera, Cocentaina en la segunda, Muro en la tercera y la Font de Mariola en esta cuarta. Pero en esta cuarta no solo iba a tener protagonismo el Montcabrer, también lo iban a tener, evidentemente tratándose de Mariola, les Caves, y un par de lugares donde habitaron, miles de años atrás, algunos antiguos pobladores de esta magnífica Serra de Mariola. Os lo voy a contar hoy en cuatro capítulos.

I. LA FONT DE MARIOLA, EL CABECÓ DE MARIOLA Y LA COVA DE BOLUMINI.

El bucólico paraje de la Font de Mariola se encuentra a los pies del alto que sostiene los restos del Castell de Mariola. Allí, entre todo su arbolado destacan dos gigantescos nogales. Por buenos caminos, casi siempre a la sombra de frondosos pinares nos plantamos a los pies del Cabeço de Mariola, a cuya cima se accede por una buena senda. La cima es amplia y es un buen otero, así que no nos debe sorprender que allí arriba hubiese y estuviese habitada, entre los siglos IX y I a.n.e., una fortificación ibérica. Al norte de la cima se desprenden unos cortados rocosos. Un sendero mimetizado en la roca permite bajar a la base de esos cortados. Allí encontramos la Cova de Bolumini o Cova Blanca, en la que destaca la gran cavidad de su parte superior, y una estética y fotográfica columna erosiva. La cavidad fue utilizada en la época calcolítica como lugar de enterramiento, y se han hecho allí sorprendentes descubrimientos arqueológicos.

Font de Mariola, en la que además de un área recreativa hay unos gigantescos nogales.

Nos saltamos fotográficamente los primeros kilómetros de la ruta y nos plantamos en la parte final de la subida al Cabeço de Mariola. Al fondo el Montcabrer.

Alcanzamos los 1047 metros de altitud del Cabeço de Mariola, excelente mirador hacia pueblos, valles y sierras septentrionales.

Por posición estratégica y por amplitud, esta cima era idónea para que los íberos construyesen allí arriba un poblado...

...y bastantes restos de ese poblado fortificado aún quedan por allí. El Montcabrer vuelve a aparecer al fondo.

Volvemos a asomarnos al norte, allí vemos esa laja rocosa con una diagonal herbosa...

...por ella bajamos a la Cova de Bolumini.

Ahí tenemos la parte inferior de la cueva, con su arco rocoso.

Y la parte superior, donde se encuentra la mayor oquedad de la cueva.

Como fuimos después de un episodio de lluvias, y también nevó unos días antes, había bastante humedad ese día en la cueva.

Valió la pena embarrarse un poco con tal de conseguir unos buenos contraluces.

Pero lo más llamativo de esta cueva es su arco/columna.

Allí también sacamos contraluces chulos...

...y algún que otro posado de mi top model canina.

Allí nos comimos este alfajor, regalo de mis amigos gaditanos Isabel y Fran, y que llegó a mis manos vía mi amigo bilbaino Fernan. Te comes uno de estos y ya vas servido hasta la hora de la comida.

II. EL PORTÍN, LES CAVES... Y ERNESTO

La continuidad del sendero que baja a la cueva permite ganar de nuevo el cordal, que seguimos rumbo este hasta el Refugi del Montcabrer. Este largo y entretenido tramo de cuerda permite alcanzar la panorámica cima del Portín d'Alfafara y visitar algunas "caves", que es como se denomina en esta zona a los pozos de nieve, entre ellas la colosal Cava de Don Miguel y la icónica y restaurada Cava Gran, emblema de Mariola. Y volviendo al Portín, en este punto, y durante unos cuantos kilómetros, se unió un tercer integrante a la expedición. Se trataba de Ernesto, un veterano (78 años) montañero de la zona, con el que además de compartir sendero compartimos buenas charlas, primero de montaña, pero luego ya hablamos de temas más transcendentales. Fue agradable compartir ese rato con él. Si leyeras esto Ernesto, un saludo. Reseñar también que al poco de bajar del Portín nos encontramos con un numeroso grupo, que eran miembros del Club de Muntanya Rotipet de Canet d'en Berenguer, entre los que se encontraba su presidente, mi colega Alberto, fue también una agradable coincidencia.

El cordal nos ofrece buenas panorámicas. La bella Bocairent no la perderemos de vista casi en ningún momento.

También pasamos por la curiosa Roca dels Taulellets...

...y por la Cava dels Taulellets.

Desde la cava afrontamos la rampa que nos subió hasta el vértice del Portín d'Alfafara, a 1087 metros de altitud. Nos hicieron dos fotos de cima allí arriba, una esta, con Laia muy efusiva...

... y esta otra, con el todavía lejano Montcabrer.

Mirada hacia el resto del cordal, que culmina en el Pic del Teix. Siempre presente Montcabrer y bajo nosotros el llano del Racó del Cirer.

Un poco más adelante, en el cordal, nos encontramos con la Cava de Don Miguel, uno de los pozos de nieve más grandes que he visto.

Nos hicieron esta foto en uno de sus túneles de acceso.

¿Y quien nos la hizo?, pues Ernesto, nuestro nuevo compi de ruta.

La primera vez que vimos esta cava nos dio la sensación de ser un castillo. Hoy nos la volvió a dar.

Foto desde el interior.

Y seguimos, con Ernesto, por el cordal, esta vez escorándolo por el norte.

Ernesto nos marcó un buen ritmo en este tramo 😉. Al fondo aparece el Benicadell.

Otra vez por lo alto del cordal.

Y llegamos a la Cava Gran o Arquejada, el emblema de Mariola.

Aquí vemos los arcos que hacen tan característico a este pozo de nieve.

Cava Gran y Montcabrer.

La cava ha sido restaurada recientemente y la verdad es que la han dejado muy chula.

Cerca de la Cava Gran se encuentra el Refugi del Montcabrer...

...y cerca del refugio la pequeña Cava de l'Habitació

III. EL MONTCABRER.

Desde el refugio tomamos la ruta de subida más popular al Montcabrer, la que sube desde Agres y que luego más adelante se une a la que sube desde Cocentaina. Allí nos despedimos de Ernesto. El sendero colgado en la ladera, el característico gendarme, la Font del Pouet, el Coll de les Monteses... la verdad es que en las cuatro ocasiones que hemos venido aquí, bien en la subida o bien en la bajada, siempre hemos recorrido este tramo tan chulo, que es de los que no importa repetir las veces que haga falta. Tampoco me importa decir una y otra vez que el Montcabrer es una de nuestras cimas favoritas, y hoy tuvimos la inmensa suerte de tenerla, el poco rato que estuvimos allí arriba (hacía un vientecillo helador), para nosotros dos. Ventajas de haber empezado a andar a las 9:30 y haber elegido una ruta de subida bastante larga. Cuando nosotros llegamos ya se había ido todo el mundo, aunque más tarde, durante la bajada, nos cruzamos con un numerosísimo grupo, de esos que van al punto de inicio en autobús.

La ruta continua hacia la Foia Ampla, viendo ya más cercano el Montcabrer.

Vemos el extremo más oriental del cordal que acabábamos de recorrer, con el Benicadell, la Safor, y el embalse de Beniarrés.

Zoom hacia la solana del Benicadell.

Cogemos el sendero que se dirige al Montcabrer, cada año que venimos más ancho y trillado.

Zoom hacia la Plana del Comtat, con el Beniarrés y su embalse y la Serra de la Safor al fondo, con l'Orxa a sus pies.

Y aquí, en tan estupendo mirador, nos despedimos de Ernesto, el descendió por la Foia Ampla camino de la Font de Mariola...

...nosotros continuamos hacia el Montcabrer.

El sendero va colgado, ligeramente en diagonal, por este laderón, en la vertiente oriental del Montcabrer.

Paso junto al característico gendarme.

Ya vemos los roquedos bajo los que se encuentra la Font del Pouet. Laia ya casi ha llegado allí.

El Montcabrer empieza a mostrarnos sus perfiles más atractivos.

Font del Pouet.

Desde el Coll de les Monteses nos enfilamos hacia la cima del Montcabrer, en la que vemos unos excursionistas.

Penyes Monteses, al fondo Serrella y Aitana.

Cima del Montcabrer, a 1390 metros de altitud.

Nuestro tercer Montcabrer juntos.

Patios orientales del Montcabrer.

Vistas hacia les Monteses, Muro, Serrella y Aitana.

IV. EL REMATE DE LA RUTA.

Tras comernos el bocata en un lugar soleado y protegido del vientecillo quedaba volver a la Font de Mariola, y fue tan sencillo como dejarnos caer por una vaguada hasta alcanzar la Foia Ampla. Desde ahí fue todo tan sencillo, cómodo y agradable como enganchar el GR-7 y seguirlo durante seis kilometrillos hasta llegar a la Font de Mariola, donde volvimos a ver y a saludar a Ernesto, ya montado en su coche. Suponemos que volvió a su casa como nosotros volvimos a la nuestra, con esa adictiva mezcla de cansancio y satisfacción que dejan las jornadas en sierras alicantinas.

Desde el lugar donde comimos vimos así el Montcabrer. Así a simple vista no se ven...

...pero aparecieron por allí sus famosas y descaradas cabras.

Penyes Monteses y Aitana.

Vaguada de bajada a la Foia Ampla.

Zoom hacia la Cava Gran. En las dos próximas entradas del blog seguiremos viendo pozos de nieve, algunos de ellos espectaculares.

Bucólica estampa del Mas de la Foia Ampla, con el Montcabrer detrás.

Cómodos caminos para rematar la ruta.

Font del Cirer, de la que Laia dio un buen trago.

Junto a la fuente se encuentra esta alberca.

Ya cerca de la Font de Mariola nos fijamos en el Alt de Mariola...

...y ver que está coronado por el Castell de Mariola.