6 de agosto de 2023

Penya de Sella

 Sábado, 12 de noviembre de 2022

Seguimos en sierras alicantinas. Nos desplazamos a una zona que todavía no conocíamos, las montañas y valles de alrededor de Sella. Nos subimos y recorrimos el cordal de la Penya de Sella, coronando prácticamente todas sus cotas, en una ruta que nos dejó grata y francamente sorprendidos, ya que esta sierra, al estar entre Aitana y el Puigcampana no tiene el reconocimiento ni la fama de estas dos, lo cual nos garantiza algo que nos gusta mucho, la montaña libre de masificaciones. Y tan libre, pues en los 12 kilómetros, y las cinco horas que anduvimos por allí, no nos cruzamos con un alma, por lo que fue un auténtico lujazo disfrutar de los soberbios paisajes de esta sierra en soledad y silencio.



De mediados de noviembre, que fue cuando realizamos esta ruta, a finales de julio, que es cuando estoy escribiendo esto, han pasado casi ocho meses, y es normal que se me olviden ciertos detallitos de ese día, pero hay cosas que no se me olvidan tan fácilmente, como por ejemplo, de camino a Sella, el tormentón que nos cayó por el "bypass" de València, con unos relámpagos que iluminaban de forma espeluznante la oscuridad, y un granizo y lluvia que convirtieron en una piscina la autovía... En la vida había pasado tanto miedo conduciendo. Tampoco se me olvidará como al entrar en comarcas alicantinas pasamos del infierno que había instalado en el norte al paradisíaco cielo azul del sur, pero de golpe y porrazo, oye. Y lo bonito que es Sella, difícil de olvidar también, al igual que la cervecita que me tomé allí tras la ruta. Y de la ruta, como olvidar la subida por la pedrera del Runar de la Mona, je, potente es poco, nada que envidiarle a la del vecino Puigcampana... Y hablando del Papa de Roma, no me imaginaba yo que el coloso de la Marina acapararía de tal manera las vistas, y que lo haría con unas nubes, que a pesar del viento, se empeñaron, cabezonas ellas, en quedarse enganchadas a él y a su séquito, creando bonitas y alpinas estampas, tampoco se me va a olvidar. Y digno de recordar fue nuestro estético tránsito por el cordal, que nos permitió tachar cinco cotas, creo... Nos sentimos como en una pasarela, con Aitana a un lado y el Puigcamapana al otro. Pero si por algo voy a recordar siempre esta ruta es por que fue la primera en la que me acompañó una ya casi recuperada Laia tras su recaída de la leishmaniosis del año pasado, nunca había estado tanto tiempo sin venir conmigo al monte y se me había hecho muy extraño no llevarla delante mío durante las rutas anteriores...

Sella, no empezamos la ruta desde sus calles, por razones de aparcamiento lo hicimos desde el parking del cementerio.

Empezamos a caminar en dirección este, hacia el bonito valle del Barranc de l'Arc.

Desde los primeros momentos, y a pesar de tener unas nubes bailarinas en torno a él, ya reclamó protagonismo el Puigcampana. Y vaya si lo iba a tener.

Aunque tendría un serio competidor en el Penyó Diví. Una preciosidad de montaña.

Y aquí tenemos la montaña a la que íbamos a subir, la Penya de Sella, mostrándonos sus paredones calizos.

Empezamos a remontar montaña arriba por una zona conocida como la Solana, queda claro el por qué, ¿no?.

Este solitario pino nos ofreció una de las pocas sombras que encontramos durante esta subida por la Solana.

Mientras tanto el Puigcampana no se había quitado del todo la "txapela".

Terminamos plantándonos ante la pedrera del Runar de la Mona, puerta de acceso al cordal de la Penya de Sella. Tocaba armarse de paciencia...

...pues remontar este inclinado pedregal no iba a ser tarea sencilla.

Por suerte un poco más arriba el poco evidente sendero (habían algunas marcas de PR) escoró hacia la derecha y el avance fue relativamente más cómodo.

Así llegamos a la Cova del Runar de la Mona, que además de descanso y sombra...

...nos ofreció este bonito contraluz...

...en el que mi guapa compañera me regaló un posado marca de la casa.

Habiendo descansado unos minutos en la cueva continuamos con la exigente subida, pero ya por terreno más rocoso y estable.

Entrábamos en una de las secciones visuales más bonitas del ascenso...

...con la verticalidad de las paredes...

...y la presencia del Puigcampana al fondo.

Alcanzamos el collado que nos dio acceso al cordal, y como en todo buen collado que se precie se nos abrieron vistas hacia otro lado, en este caso hacia la Serra d'Aitana, mucho más alomada y menos escarpada en esta su vertiente sur.

Desde el collado nos pusimos con el tramo de ida y vuelta del cordal. Al fondo izquierda aparece el macizo del Cabeçó d'Or.

En un abrir y cerrar de ojos alcanzamos la cota más alta del cordal, l'Altet de Nono, de 1161 metros de altitud.

No nos detuvimos mucho rato allí, al volver luego sería el punto de la parada para comer. De momento seguimos con el cordal, en pos de la segunda cima.

Prácticamente sin sendero bajamos a un colladete y volvimos a remontar.

Así alcanzamos una segunda cota, l'Alt de la Penya de Sella, de 1150 metros de altitud, y con vistas calcadas a l'Altet de Nono.

Esta segunda cima tenía un ambiente un poco más aéreo en su vertiente norte.

Al cordal aún le quedaba una tercera cima, y nos fuimos hacia ella.

Bajamos hasta el Collao d'Alemany, donde vimos esta perspectiva de l'Alt de la Penya de Sella...

...perspectiva mucho más bonita desde la subida a esta tercera cima.

Alcanzamos esta cima, la más oriental del cordal, de 1116 metros de altitud y que no tiene un nombre en concreto, pero para mi la más chula y con mejores vistas de las que habíamos coronado hasta el momento.

Allí arriba, mi fiel compañera de aventuras, en su retorno, y yo, nos hicimos esta bonita foto.

Decía que esta cima es la que mejores vitas por esta razón...

...por que nos asomó, y de esta manera, a este balcón hacia el Penyó Diví y su pared. A continuación un vídeo del tramo del cordal:



Y no podía faltar el Puigcampana, que por fin se había quitado de encima, como si de unas legañas se tratase, sus nubes mañaneras.

Disfrutado del momento en esta bonita cima desandamos nuestros pasos hacia el Collao d'Alemany, con la piramidal presencia de l'Alt de la Penya de Sella. Brutal el contraste entre ambas vertientes de la sierra, con la sur pelada, como el bolsillo de un mileurista, y la norte, bien poblada de pinos.

Dejamos atrás la tercera cima...

...pasamos de nuevo por el Alt de la Penya de Sella y nos dirigimos a l'Altet de Nono...

...esta vez si que paramos allí para hacernos una foto cimera y  también a comer.

Menudas vistas tuvimos durante la comida.

Y además, como ya se había retirado el fuerte contraluz mañanero pudimos observar mejor los escarpes calizos del Puigcampana, así como la cresta del Castellet a sus pies.

Y por segunda entrada consecutiva un zoom hacia la brecha, el Portell, del Puigcampana.

Pudimos también disfrutar de la visión de otras cimas, como por ejemplo el Penyó Roc y el Malladar, que asomaban tras el Penyó Diví.

Y también del séquito del Puigcampana, Sanxet, Cabal y Ponotx.

Tras comer volvimos al collado que unos instantes antes nos había dado acceso al cordal, que ahora seguimos en dirección oeste.

Este tramo de cordal es más alomado y con marcado carácter lapiaz.

Coronamos un par de cotas más, esta de 1107 metros...

...y otra de 1101 metros, ambas bastante irrelevantes, pero con buenas vistas hacia l'Altet de Nono, y como no, el Puigcampana.

Tras un tramo boscoso (breve incursión en la vertiente norte), del que no hay fotos, alcanzamos el Coll de la Travessa, donde enganchamos el sendero GR-330 Costa Blanca Interior, por el cual regresaríamos a Sella.

Las numerosas zetas del sendero, en el que notamos una reciente actuación de reparación y limpieza, paliaron la fuerte inclinación de la ladera.

Y ya fuimos entrando en un escenario más rural, señal de que nos acercábamos de nuevo a Sella.

Un buen punto para ver toda la extensión de la Penya de Sella, y toda la longitud del valle del Barranc de l'Arc.

El haber aparcado en el cementerio nos obligó a la vuelta a pasar por las calles de Sella, en donde hicimos una parada de repostaje cervecil, sin embargo no hice ninguna foto del casco urbano, pero este pueblo tiene el encanto de todos estos pueblos interiores de la Marina alicantina.


Ya en el parking echamos un último vistazo a la Penya de Sella, que tan buenas sensaciones nos había dejado...

...y al Penyó Diví, que seguramente será la excusa perfecta para volver en un futuro, espero que no muy lejano, a Sella.


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6 comentarios:

  1. Hola Dani.

    Otra muestra más del poderío de las montañas alicantinas en las que verte abrigado en ellas, con la que está cayendo, acrecenta las ganas que se acaben los calores y volver a ellas.

    Muy estético este cordal cresta con sus patios y balcones y donde se aprecia en todas las fotos esa soledad que te acompaño en esta ruta a priori menos célebre, y por eso, sin masificar y con la dureza carácterística de la comarca, jejeje me encanta esa foto que estáis Laia y tú sentados mirando.

    Lo que hipnotiza son las vistas del Campana, como emerge cual mole, y más aún, cuando uno la ha subido ;-)

    Que enorme subidón tuvo que ser tener a tu niña otra vez de vuelta.

    Un abrazo.

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    1. Hola Toni. Esa foto se ha convertido de mis favoritas, de hecho es la que tengo en el salvapantallas de mi ordenador, y no descarto hacérmela en grande, rollo cuadro. Fue lo mejor del día, volver a compartir montaña con mi Laia, aunque en la pedrera sufrió un poco el animalico.
      Jejeje, ¿con quien subirías tu el Puig Campana?... Como olvidar aquella memorable ascensión conjunta al gigante alicantino, con todas esas anécdotas pre y post ascenso, por no hablar de aquel apartamento hortera de la mafia rusa jejeje.
      Nos dejó un gran sabor de boca esta sierra, no tiene nada que envidiarle a las más "comerciales" Aitana, Bèrnia, Serrella o el propio Puigcampana.

      Un abrazo.

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  2. Hola Dani, es preciosa esta propuesta. Nosotros subimos una vez al Puig Campana y Ponoig, y nos enamoró la zona. Yo tenía visto el Aitana, por aquello de ser techo, pero mirando al rededor, el Puig me atrajo mucho más que Aitana. Aquel día, que era por navidades, no nos cruzamos más que a dos personas en todo el día.
    Tuvo que ser un buen día, tras varias jornadas de montaña sin tu compañera de caminatas. Oye, y ahora con este caloret, ve uno estas imágenes y no veas que ganas dan de ir a subir al cerro... pero hijo... que mal lo estamos pasando... parece un infierno esto.
    Esperemos que bajen un poco las temperaturas para poder hacer algo... de todas formas, hemos estado muy liados criando vencejos y a penas hemos ido a ninguna parte... estos animales necesitan mucha atención. Precisamente ayer jueves soltamos a 3 ejemplares de vencejo pálido, y fue muy emocionante, pues dos de ellos ingresaron muy mal... creíamos que no pasarían ni la primera noche... eso fue el día 3... y mira, ayer 24 volaron.
    Muchas gracias por tus reportajes... voy a ir leyendo estos días.
    ¡Salud!

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    1. Fran, ya he leído, un par de veces, tu entrada sobre los vencejos. Tengo pendiente volverla a leer y comentarla, pero ya te digo que es muy admirable lo que hacéis con estas aves.
      Puig Campana y Ponoig los combinamos a finales del 2022, espero para finales del 2023 tener escrita y publicada la crónica, y es que llevo unas semanas bastante vaguete con el blog, tanto a la hora de escribir en el mío como a la hora de comentar en los vuestros.

      Un abrazo.

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  3. Hola Dani.

    Es lo que tienen las grandes montañas, que a su sombra, hay otras con menos nombre, pero, que ofrecen ascensiones muy reconfortantes.

    Como siempre, sorprende la variedad de paisajes que puede ofrecer una sierra, dependiendo de su orientación, por un lado la solana con su matorral y por otro, buenos pinares, como bien se aprecia en las fotografías.

    Sin duda, el Puigcampana, acapara todas las miradas, pero, el Penyó Roc, el Malladar y la cresta del Castellet, tienen muy buena pinta.

    De las cinco cimas, yo, también me quedo con la tercera, es la que mejores vistas ofrece y tiene más encanto.

    Salud y montaña.

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    1. Hola Eduardo.

      Toda esa zona del Penyo Roc y el Malladar la tengo pendiente por explorar, pero ya sé de antemano que son montañas que requieren de cierto compromiso y pericia montañera. La cresta dels Castellets (lo he escrito mal en el reportaje) también se puede recorrer, pero ya requiere de material de escalada (creo que su grado máximo es IV), y según tengo he leído se suele realizar a tramos, pues hacerla entera implica echar muchísimas horas, y con la solana que siempre suele caer en la zona... 🥵

      Un saludo.

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