4 de noviembre de 2024

Lacs de Barroude

 Jueves 13 de julio de 2023

Afrontábamos la recta final de nuestras movidas vacaciones pirenaicas de julio de 2023. Volvíamos a cruzar el Túnel de Bielsa-Aragnouet para realizar una ruta en la vertiente francesa del Pirineo. El propósito, cumplido, de esta ruta que os voy a contar fue subir a ver el conjunto lacustre de Barroude, ubicado en el circo de mismo nombre, un lugar que se nos antojaba espectacular, pero que no esperábamos que desbordara nuestras expectativas de la manera que lo hizo. Lo comprobaréis en las fotos.



Las emociones, y la manera de expresarlas, son uno de los rasgos que nos diferencia, al ser humano, de muchos otros animales, y dentro de esa expresión emocional es asombroso lo rápido que podemos pasar de expresar una emoción a expresar otra radicalmente opuesta. Cualquier cosa súbita e inesperada nos puede hacer pasar, en un suspiro, de la alegría a la tristeza y viceversa, del pesimismo al optimismo o de la calma al enfado... Os cuento esto por que algo similar nos pasó a nosotros en esta ruta, ya que en cuestión de segundos pasamos de un cierto abatimiento a la más desatada de las euforias. ¿Y cual fue la razón?, os la explico. Estábamos haciendo la ruta inmersos en una densa niebla, y andábamos un tanto desanimados pues pensábamos que llegaríamos al circo y a los lagos y no veríamos nada de paisaje, pero repente, y en menos de lo que nos cuesta bebernos la primera cerveza de después de las rutas, nos vimos por encima de las nubes, y no solo eso, sino que frente a nosotros aparecieron las imponentes murallas del Cirque de Barroude. Imaginaros el subidón. Pero no quedó la cosa ahí, pues al llegar a la cuenca lacustre empequeñecimos, literalmente, y cuando vimos el lago más grande de los dos nos tuvimos que frotar los ojos, pues estábamos ante el lago pirenaico más bonito que habían visto nunca nuestros órganos visuales, y eso que llevamos vistos unos cuantos... Para colmo, la niebla que minutos antes nos había hecho ir cabizbajos ahora jugaba a nuestro favor, ya que algún jirón rebelde escapaba de la nube madre y subía hacia el circo, grabando en nuestras retinas unas imágenes que hicieron que no nos olvidáramos jamás de este espectacular rincón del Pirineo Francés.

Nuestra ruta empezó en un punto de la carretera que baja desde la boca norte del túnel, justo al final del primer paquete de curvas de herradura y un poco antes de llegar al desvío de Piau Engaly. Al principio no parecía que fuese a estar muy encapotada la cosa...

...incluso veíamos grandes claros en el cielo y asomaba alguna de las potentes torres pétreas de los alrededores.

Pero no, fue ascender unos metros y nos vimos inmersos en la niebla, aunque está no nos privó de ver la Neste de la Géla, que un poco más abajo entrega sus aguas a la Neste d'Aure. El valle de este río, el Vallée de la Géla, es el que íbamos a remontar de forma íntegra.

Mucha humedad en el ambiente, que nos permitió hacer alguna bonita macro con la flora del lugar.

Pero hablemos de la niebla, que mirad que toque tan fantasmagórico le daba al hayedo.

Este tramo de bosque con la niebla estuvo muy bien, no nos quejamos, la verdad...

...pero fue salir de la foresta y mirad la visibilidad que teníamos...

...así que como no había paisaje que fotografiar, fotografiamos a las vacas...

...que las había en abundancia.

Y cuanto más pesimistas nos sentíamos, de repente empezamos a vislumbrar parte del paisaje que nos envolvía.

Si amigos, salíamos de la nube...

...y la dejábamos bajo nosotros. Nos sentíamos igual de privilegiados que las cimas que veíamos al fondo.

En un acto reflejo incluso apretamos el paso, para colocarnos aún más arriba de las nubes...

...por que en algún momento parecía que nos querían volver a engullir...

...pero no, los jirones que osaban subir se evaporaban al contactar con estas laderas.

Y las montañas, más bien las torres que empezábamos a ver con claridad frente a nosotros no eran unas montañas cualquiera...

...era la Muraille de Barroude, que cierra el circo por el oeste, y que tiene alturas que superan los 3000 metros.

Esta roca nos sirvió de improvisado photocall, en el que todos nos hicimos fotos con el espectáculo que teníamos de fondo.

Tras la sesión fotográfica continuamos con la subida a los lagos. Si en cotas más bajas abundaban las vacas, aquí las reinas del lugar eran las ovejas.

Ya intuíamos las cubetas de los lagos, así que enfilamos hacia ellos.

Camino de los lagos nos topamos con decenas de ovejas, que como esta, ni se inmutaron ante nuestro paso.

Camino jalonado de grandes bloques y una especie de cardos, con los cuales hacía juego el outfit de Maru 😉.

Lo que nos esperaba delante nos atraía mucho, pero era inevitable no mirar atrás...

...y disfrutar de estos mares de nubes tan frecuentes del Pirineo Francés.

Había mencionado antes la Neste de la Géla y el Vallée de la Géla, pues también existe el Pic de la Géla, y es este que vemos en la imagen.

Más lejano se intuía el Arbizon, una de las montañas más emblemáticas de la zona, y de la cual ya estoy recabando información para subirla lo más pronto posible.

Pero bueno, eso será en el futuro. Nuestro presente era el Cirque de Barroude y tocaba disfrutar de él.

No habíamos errado con lo de la cuenca lacustre. Empezaron a aparecer pequeñas lagunas...

...pequeñas, pero con una lámina de agua lo suficientemente grande para que se reflejara en ella el Pic de la Géla.

También descubrimos, un poco más adelante, la lengua del que en su día fue el Glacier de Barroude, hoy reducido a unos persistentes neveros.

Podréis comprobar, en esta foto, que cuando antes decía que empequeñecimos, no exageraba en lo más mínimo.

Poco a poco nos fuimos aproximando a los lagos. Iríamos primero al más grande, que aunque ya se dejaba ver...

...ni por asomo podíamos imaginar la magna belleza de la que es poseedor.

Aquí cacé a mis tres compis haciendo fotos como posesos. No era para menos, pues estábamos rodeados de un escenario brutal.

Vemos aquí una de las torres de la Muraille de Barroude, el Pic de Gerbats, más el ya conocido Pic de la Géla.

Pero volvamos al lago, que nos pareció de una belleza sublime, sin duda merecedora de la ráfaga de fotos que vienen a continuación.





Pero no nos íbamos a quedar ahí plantados frente al lago, sino que íbamos a tener una experiencia inmersiva, la de Toni fue literal, con él...

...ya que aprovechando que el nivel del agua lo permitía nos encaramamos a una de las puntiagudas islas del lago.

Dicho y hecho. Mirad que contento estaba ahí arriba. Por supuesto desde allí también hice un porrón de fotos. Ahí van.




No contentos con nuestra particular cima de hoy 😅, nos fuimos a explorar un poco más este islote del lago.

Como estaréis comprobando quedó mucho testimonio fotográfico de nuestro paso por Barroude 😅.

Dos grandes. Toni y el Pic de la Géla.

Nos hubiésemos quedado todo el día en el lago, pero había que mover nuestro inquieto culo.

Había que visitar el otro lago también. Esos paredones que quedaban a nuestras espaldas alcanzan los 700 metros de altura, casi ná.

Tras superar una pequeña colina apareció ante nosotros el segundo lago.

Este no alcanza los niveles de espectacularidad de su hermano...

...pero también nos regaló bonitas estampas.

Tan bonitas como las que creaban los jirones que intentaban entrar sin éxito en el circo. Pic de Gerbats, qué belleza.

Volvemos al lago, tras el cual asomaban montañas como del Pic de Piau en primer término, y el Pic Méchant y el Pic de Bugatet al fondo. Qué pintaza tienen todas estas montañas de este sector del Pirineo Francés.

Nos íbamos. Bajo la portentosa mirada del Pic de Gerbats abandonábamos tan magnífico lugar...

...no sin despedirnos antes de este lago, el cual nos había robado el corazón.

Ah!!, y una última cosa sobre Barroude. Cerca de los lagos se levantaba, vimos sus ruinas, el Refuge de Barroude (foto de Pyrenees-refuges.com).

Desgraciadamente, en octubre de 2014, un desafortunado incendio arrasó y destruyó por completo este refugio de alta montaña (foto de Le p'tit pyrénéen-wordpress.com).


Lo dicho, nos íbamos, y ahí seguía la niebla, esperándonos...

...justo en el mismo punto donde la habíamos dejado abajo una hora y pico antes...

...y dejándonos todavía con esta bella estampa, que no nos importó en absoluto volver a contemplar.

Evidentemente estuvimos un buen rato con cero paisaje, pero para nuestra sorpresa al fondo del valle ahora no le afectaba la niebla... 

...así que pudimos disfrutar del verde paisaje que no habíamos podido ver por la mañana.

Aquí nos encontramos con unas vacas rebeldes que se negaban a apartarse del camino, por lo que mandamos a encabezar el grupo a la zapadora/pastora Esther, que con la técnica bastones en alto consiguió despejar el camino 😅.

Ya sin obstáculos, y en compañía de la Neste de la Géle, vía libre hasta el coche, y las, esa tarde excesivas, cervezas que nos esperaban en Bielsa, de las cuales os hablaré en el próximo reportaje.



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