Especial 10º Aniversario del Blog. Capítulo Cuarto: 8 Comarcas, 64 Fotos

Le llega el turno a la cuarta entrada especial en conmemoración del próximo décimo aniversario del blog. En ella me gustaría rendir, y como orgulloso castellonense que soy, un homenaje a las montañas de mi provincia, que son donde me formé y me sigo formando como montañero y evidentemente por las que más nos hemos movido durante estos diez años y que han sido, y siguen siendo, el principal nutriente de este blog. Para estructurar un poco esta entrada hablaré individualmente de cada una de las ocho comarcas de la provincia, centrándome sobre todo en los encantos naturales de las montañas de cada una, esos que hemos descubierto en las rutas y actividades que hemos realizado en ellas, aunque también intentaré enfocar en otros aspectos, ya sean históricos, geográficos o de cualquier otra índole. Para las fotos, como son ocho comarcas pues he pensado, en un alarde de originalidad, en poner ocho imágenes de cada una, y de ahí el título de la entrada, y el mayor desafío de la misma, elegir solo ocho fotos de cada comarca y que con ellas consiga representar la esencia serrana de cada una. Ya me diréis en los comentarios si lo he conseguido.

BC Maps

La Plana Baixa

La Plana Baixa, como es en la comarca en la que vivo, es de recibo empezar hablando de ella. La Plana Baixa... habría que matizar muy mucho eso de plana, pues proporcionalmente, el terreno llano que hay en ella está a la par con el montañoso, incluso me atrevería a afirmar que hay más terreno montañoso que llano. Y si tenemos que hablar de montaña en esta comarca es inevitable hablar de la Serra d'Espadà, pues el sector de esta cordillera, con todas sus pequeñas sierras adyacentes, que corresponde a la Plana Baixa copa la práctica totalidad del terreno montañoso de esta comarca.
Con esa acaparadora presencia de Espadà en el ADN montañoso de la comarca, no es difícil adivinar sus encantos... exaltación de rodeno, escenificada en enclaves como les Penyes Aragoneses o los Órganos de Benitandús, alcornocales mágicos, extensos tapices de pinos, frondosos rincones de umbría en las laderas de cimas (Font de Cabres, Solaig, Montí, Benialí, Pic d'Espadà...), que miran orgullosas tanto al mar como al interior, pueblos (Eslida, Aín, Alcudia de Veo...) en perfecta comunión con la sierra, cuyos topónimos y castillos (Onda, Castro, Maús...) nos recuerdan su legado musulmán, tesoros subterráneos en las cuevas de l'Oret y el Toro, manantiales de agua pura de la sierra, trincheras, aljibes, carboneras, la Nevera de Castro, el despoblado del Jinquer... Y paro ya, porque sino no acabaría nunca, y hay que hablar de otras siete comarcas más... antes de ello también me gustaría resaltar dos bellos parajes naturales, que aunque no están en las montañas son dignos de reseñar, el Clot de la Mare de Déu en Borriana y el paseo fluvial de la Senda Botánica Calduch en Vila-real, cerca de la Ermita de la Mare de Déu de Gràcia.

Les Penyes Aragoneses o Penyes Altes de Artana tienen mucho significado para mi, ya os contaré en una futura entrada especial el por qué.

La Nevera de Castro de Alfondeguilla es uno de los pozos de nieve más carismáticos de la Serra d'Espadà, su visita se suele combinar con la del cercano Castell de Castro, siendo esta una de las rutas más clásicas de la provincia.

Los Órganos y el Embalse de Benitandús, un rincón de gran belleza. Al fondo Onda y el Montí.

Espectacular estalagmita en la Cova de l'Oret de Eslida. Esta cavidad alberga multitud de atractivos espeleotemas.

El blanco y apiñado núcleo urbano de Aín, a pies de la Penya Pastor. Una de las muchas y bonitas estampas que nos ofrece el corazón de la sierra.

Tramo final de la subida al Benialí/Batalla, uno de los picos más aislados de la sierra, y que nos brinda unas excelentes vistas del macizo del Pic d'Espadà.

Alcornoques a los que se les ha quitado la capa de corcho en los compases iniciales de la subida al Pico de Espadán. Caminar por estos bosques, no hay nada que defina mejor la esencia de esta sierra.

Castell de Maús en Suera. Este castillo es el favorito de muchos asiduos caminantes que acuden a Espadà. Me incluyo en esa lista.

El Alto Palancia


Hablamos ahora del Alto Palancia y tenemos que seguir hablando de la Sierra de Espadán, pues buena parte de esta sierra cae también hacia el amplio valle del Palancia, así que al extenderse Espadán hacia esta comarca comparte muchas credenciales con la Plana Baixa... precipicios de rodeno como las Piedras del Cullera, soberbios alcornocales como el de la Mosquera, preciosos barrancos acuáticos como el de Agua Negra, altivas cimas como el Bellota, bonitos pueblos (Almedíjar) con sus castillos musulmanes (Castillo de Almonecir), la Cueva del Estuco, la Fuente y el Barranco de Almanzor...
Pero el Alto Palancia es mucho más que Espadán, esta comarca también ve nacer al Río Palancia, en el Estrecho del Cascajar, en la Sierra del Toro, que posee rincones tan bellos como el mismo estrecho, la Fuente de los Cloticos, montañas como Peña Escabia, por la que se desliza el bello Barranco del Resinero, o la proa caliza de Peña Juliana, suaves cordales en los que se levantan gélidas y áridas lomas como la Salada o el Puntal de Magaña, en los que se respiran efluvios de Javalambre.
Una pequeña porción de la Sierra Calderona también cae hacia esta comarca, y cimas como el Montemayor o Peñas Blancas están completamente en ella. Otra sierra destacada del Alto Palancia es la Sierra de la Espina, en la que destacan algunos enclaves como esa gran atalaya que es el Pico de Santa Bárbara, visible desde muchos puntos de la provincia, una cavidad de la magnitud de la Cueva Cerdaña o el impresionante circo calizo de las Canteras del Gullirno. 
Otros dos puntos muy destacables de esta comarca son la bella Jérica y la Cascada del Brazal, más conocida como Salto de la Novia, en Navajas, por donde pasa la afamada vía verde de Ojos Negros, de la que un cacho de su recorrido transcurre por el Alto Palancia.

Caminar por el Barranco de Almanzor es toda una experiencia, esta ruta se puede combinar con el Valle de la Mosquera, otro excepcional alcornocal, quedando así una ruta cinco estrellas.

Si visitamos el Barranco de Agua Negra después de abundantes lluvias obtendremos estampas como esta. Dos buenas combinaciones con esta ruta son el Barranco Malo y la Cueva del Estuco.

Castillo de Almonecir en Vall de Almonacid. De los pocos castillos de la sierra que fueron sometidos a una restauración.

Vertiente sur del Pico Bellota en Chóvar, quizás la cima más alpina de toda la sierra. De mis favoritas.

Estrecho del Cascajar, donde el Palancia ve la luz. Después de visitarlo es muy recomendable remontar el Barranco Resinero y subir a Peña Escabia.

Las Canteras del Gullirno, un sorprendente y poco conocido paraje de la Sierra de la Espina, cerca del Alto de las Palomas.

La Cueva de Cerdaña, gigantesca sala subterránea en Pina de Montalgrao. Lugar de culto en tiempos antiguos, y que ha recibido visitantes tan ilustres como Santiago Ramón y Cajal.

Silueta nevada del Pico de Santa Bárbara de Pina. Esta boscosa cima es una de las montañas más reconocibles de sur de la provincia, pues es visible desde multitud de puntos.

El Alto Mijares


Y para terminar de hablar de Espadà seguimos con el Alto Mijares, pues esta comarca interior también se ve agraciada con una pequeña porción de esencia espadánica, y eso queda de manifiesto en pinceladas como el Pozo Negro de Fuentes de Ayódar, las umbrías de los Altos del Pinar, pueblos tan encantadores como Torralba del Pinar o Villamalur, en el que podemos encontrar sus famosas trincheras de la Guerra Civil o la Nevera de Cuatro Caminos.
Pero en el código genético del Alto Mijares vienen escritas dos palabras, caliza y salvaje, siendo esta segunda la que mejor define el paisaje de esta comarca. No es esta comarca de cimas destacadas, que las hay, Peña Saganta, Turio, Muela del Buinegro, Morrón de Campos...Penyagolosa!!, lo que para mi marca la diferencia en el Alto Mijares es el agreste moldeado fluvial de su orografía, ya sea en la profunda cuenca del Villahermosa o en la del Mijares, los dos ríos que riegan esta comarca. En la del Villahermosa encontramos barrancazos como el del Manzano o el Centenar con su Chorrador, pequeños cursos tributarios como el Río Carbo y su preciosa cascada o el espectacular desfiladero que el propio Villahermosa forma a su paso entre Ludiente y Argelita. Al Mijares, que también dibuja un espectacular cañón a su paso entre Torrechiva y Toga, tributan barrancos tan bellos como el de las Salinas, y su célebre Salto de la Novia en Cirat y otro tan majestuoso como el de la Maimona en Montanejos, donde el propio Mijares esculpe filigranas como el Estrecho de Chillapajaros. Y ya que ha salido a la palestra la termal Montanejos esta población es todo un referente a nivel de deportes de montaña, destacando la escalada y el senderismo, con sus famosas rutas por la Bojera, los Estrechos o la Cueva Negra... hablando de cuevas, otras cavidades destacadas de la comarca son la Cueva "Cirá" en Montán y la Cueva de la Muela en Fanzara, pueblo que ha adquirido mucha fama gracias a MIAU.
Y no, no me olvido de hablar más de Penyagolosa, pues la parte del Gegant que cae hacia esta comarca es la más agreste y espectacular, y no solo por las canales y las paredes de su cara sur, también por el paisaje de la vertiente occidental del macizo, el más salvaje y más desconocido.

El Pozo Negro de Fuentes de Ayódar, una de las bellezas acuáticas de la Sierra de Espadán. Un lugar de baño muy cotizado en verano.

El valle del Villahermosa antes de confluir en el del Mijares, con Argelita, el Turio y Peña Saganta.

El Río Carbo es uno de los principales aportes al Río Villahermosa. Su cascada es uno de los reclamos de la zona. Se llega a ella mediante una bonita y sencilla caminata por el GR-7.

Vertiente de Penyagolosa que cae hacia el Alto Mijares. La silueta que más nos gusta del Gegant, con sus canales y con su descomunal pared sur.

El desfiladero del Río Villahermosa desde la Muela del Buey Negro. La misma muela, la Ventanica de Ludiente, la Loma Sincabo o la senda de la Canaleta son buenos puntos para gozar de este desfiladero desde las alturas.

Cascada de 35 metros del Barranco del Manzano, en mi opinión la joya barranquista a nivel provincial.

El Salto de la Novia, otro lugar con mucho encanto de esta comarca, y la ruta más popular de Cirat.

El majestuoso Barranco de la Maimona de Montanejos, visto desde el Cinglo de los Castillejos. En la vertiente opuesta se encuentra el Sendero de la Bojera, desde donde también se obtiene una fantástica perspectiva del barranco.

La Plana Alta


Le toca el turno a la Plana Alta. Si en la Plana Baixa había que matizar lo de plana, aquí ese matiz debería ser más extenso, pues en esta comarca la proporción de terreno montañoso es mucho mayor que la de terreno llano. Es comarca de contrastes esta, por un lado tenemos las sierras costeras, casi pegadas al mar, y por el otro sierras más interiores, que nos muestran pinceladas de lo que podremos encontrar en las dos comarcas vecinas interiores, l'Alcalatén y l'Alt Maestrat.
Entre las sierras costeras son tres las que destacan, las calizas Magdalena y d'Orpesa, buenos balcones hacia la urbanizada costa y sobre todo el Desert de les Palmes, que alberga lugares como el Bartolo, un antiguo monasterio carmelita, los castillos de Montornés y Miravet y las espectaculares Agulles de Santa Àgueda. A nivel de excursionismo y cicloturismo familiar la vía verde Benicàssim-Orpesa se ha convertido en todo un referente esta última década.
Si nos vamos más al interior encontraremos sierras como la de Borriol, que tiene montañas tan interesantes como el Mollet, y la Serra Balaguera, en cuyas faldas reposa uno de los pueblos más bonitos del país, Vilafamés. Cruzando el Pla de l'Arc, y más al interior están la Serra d'en Galceran y la Serra Esparreguera, en las que se respira ya el ambiente del cercano Alt Maestrat, con joyas botánicas en ambas, como el Barranc de la Roca Roja, en el que podemos encontrar tejos, en la primera, y el Barranc de la Moreria en la segunda, aunque desgraciadamente este quedo calcinado por un incendio en 2017. Y por supuesto no podemos olvidar que a esta comarca pertenece, y aunque se encuentre bastantes kilómetros mar adentro, uno de los enclaves naturales más valiosos de la provincia, les Illes Columbretes.

El Castell de Borriol, en la sierra homónima. Al fondo la Raca, una atractiva cima pegada al litoral.

En la Serra de Borriol se halla el Mollet, una aislada mole de rodeno que guarda una gran riqueza botánica. Cerca de la cima se encuentran estas lajas de rodeno en las que estoy subido.

Castell de Miravet, junto al de Montornés y el de Sufera (del que apenas queda nada) uno de los tres castillos del Desert de les Palmes.

El Bartolo es el punto más elevado del Desert, pero a nivel montañero, y sin lugar a ninguna duda, su punto estelar son las electrizantes Agulles de Santa Àgueda.

La bella Vilafamés, uno de los pueblos más bonitos del país. Se encuentra en las faldas de la Serra Balaguera. Vilafamés es un buen punto de partida para recorrer esta sierra. Esta foto está tomada desde la cresta del Morral.

Serra d'en Galceran. Descendiendo del Tossal de Saragossa por el Barranc de la Roca Roja. En este barranco es el lugar más cercano a la costa de la provincia en el que podemos encontrar tejos.

La imponente Roca de la Moreria durante la subida al Tossal d'Esparreguera. Esta subida albergaba también una rica y verde variedad botánica, y digo albergaba pues se quemó hace unos años.

El cráter de l'Illa Grossa de les Illes Columbretes. Un lugar que todo castellonense debería visitar una vez en la vida.

l'Alcalatén


l'Alcalatén y el Alto Mijares comparten el reinado de Penyagolosa. Si en el Alto Mijares el Gegant nos muestra su cara más salvaje en l'Alcalatén nos descubre los perfiles más amables de su vertiente norte y este, que atesoran perlas botánicas como el Barranc de la Pegunta, lugares de culto y peregrinaje como Sant Joan de Penyagolosa, pueblos tan bellos como Xodos o montañas tan peculiares como la Moleta de Gargant o el Marinet. No muy lejos del macizo de Penyagolosa encontramos lugares salvajes, casi recónditos, como la Serra del Boi o la Vallussera, llanos de altura como el Pla de Vistabella, y no muy lejos de allí, en el serpenteante y seco curso del Montlleó, un puente, el "Pont Romà", punto de unión medieval entre tierras valencianas y aragonesas.
Pero l'Alcalatén va mucho más allá de la alargada y bendita sombra de Penyagolosa. Es comarca esta de quebrados relieves fluviales, como el del Riu Llucena, que más arriba de su nacimiento oficial abre un precioso barranco de pulidas paredes blancas, dominado por la Lloma Bernat, o el Barranc del Salt del Cavall, que exhibe un bonito curso fluvial en su parte alta y un impresionante desfiladero aguas abajo. Estos dos barrancos están en el término de Llucena, a mi parecer uno de los más espectaculares de toda la provincia.
Pero si hay un elemento que me conquistó, desde la primera vez que pisé las montañas de esta comarca, este fue sus masías, repartidas a cientos a lo largo y ancho de la comarca, muchas de ellas situadas en rincones realmente recónditos. Otrora habitadas, en la actualidad casi todas abandonadas. Siempre que he pasado junto a alguna de estas masías no he podido evitar retrotraerme a esos duros tiempos, en los que los habitantes de estas masías vivían, y sobrevivían, felices aún así, creo yo, aprovechando al máximo los pocos recursos que podían sacar de estas salvajes tierras y subsistiendo con ellos. Caminar por l'Alcalatén siempre me ha hecho sentir muy humilde, y reflexionar sobre la actual y tóxica sociedad basada en el materialismo.

El Mas d'Arminyà con el Cabeço Pelat al fondo, solo una pequeña muestra de las excelencias del término de Llucena.

Caminando por el lecho del Barranc del Riu Llucena. Al fondo las altas paredes de la Lloma Bernat.

Parte alta del Barranc del Salt del Cavall, acuático y con dos bonitas cascadas para rapelar. Esta es la segunda de ellas.

La bella Xodos, un lugar perfecto para iniciar rutas por la vertiente oriental del macizo de Penyagolosa.

La Vallussera uno de los rincones menos conocidos y también menos accesibles ya no de la comarca de l'Alcalatén, sino de la provincia.

Horno en el Mas de la Cova, en la Serra del Boi de Vistabella. Otro lugar muy poco conocido a nivel excursionista y que guarda mucho interés.

Ladera norte de Penyagolosa, justo después de una intensa nevada. Como nos gusta ver al Gegant vestido de blanco.

Pont Romà le llaman en Vistabella, Puente de las Maravillas en Mosqueruela. El puente es de origen medieval y comunicaba, y sigue comunicando, tierras valencianas y aragonesas.

l'Alt Maestrat


La rambla del Riu Montelló ejerce de límite natural entre las comarcas de l'Alcalatén y l'Alt Maestrat, y no nos hemos de alejar mucho de ese pedregoso lecho para encontrar las primeras maravillas de esta espectacular comarca, los paredones de la Penyacalba y el Cingle Verd de Culla, y ya que hablamos de Culla, qué poderes telúricos tendría esta bella población, que fue comprada por los Templarios, seguramente su monumental carrasca fue testigo de ello. Y es que la familia Quercus arraiga muy bien en estas tierras, prueba visible y palpable de ello son los robledales del Rivet y del Barranc dels Horts, uno en Benassal y el otro en Ares del Maestrat, otro insigne roble, el de les Berrugues, también está en término de Ares, pero es que en Ares, para mi el pueblo más bonito de la provincia, hay cosas guapas, que si el Barranc dels Molins, con sus saltos de agua y sus molinos, que si las fajas de los barrancos de les Llomes y Cantallops, del propio Barranc dels Molins y de la Mola d'Ares, esa Mola d'Ares que todos los inviernos recibe la visita de las nieves, visita que también recibe el Tossal de la Nevera de Catí. En Catí, buen queso el de allí, encontramos otro lugar de culto, la Ermita de l'Avellà, donde también hay un balneario, como también lo hay en Font d'en Segures, manantial donde brota la famosa agua de Benassal, y ya que volvemos a hablar de Benassal, histórica y bella población esta.
Otra de las señas de identidad de esta comarca es todo el formidable trabajo de piedra en seco que deja una imborrable huella ancestral a lo largo y ancho de esta comarca, ya sea en forma de bancales que escalonan laderas, refugios de pastor, cercados, cañadas, veredas y azagadores o muros que delimitaban parcelas. Un patrimonio al que pienso se le debería de dar más valor.

Por el lecho del Riu Montlleó, con las impresionantes paredes del Cingle Verd en frente nuestro. La ruta circular que desde Culla baja al cauce y luego vuelve a remontar hasta Culla es de las más espectaculares de esta comarca.

Subiendo a la Mola d'Ares tras una nevada, con la bella estampa de Ares del Maestrat tras nosotros.

Aérea faja que recorre el Barranc de Cantallops, un lugar en el que hay que abstenerse de pasar si se tiene vértigo.

Otra faja, en este caso en el Barranc de les Llomes. Esta ruta, que yo descubrí gracias a un libro de Esteban Cuellar, permite caminar por recónditos rincones de esta comarca.

El Roure de les Berrugues, uno de los habitantes más ancianos del Alt Maestrat.

Tal vez el Roure de les Berrugues sea coetáneo del Roure Pare, amo y señor del robredal del Barranc dels Horts, joya botánica a nivel provincial. Otra joya en forma de robledal, el Rivet, no está muy lejos de allí, ni tampoco la monumental carrasca de Culla.

Barranc dels Molins dels Molins de Ares, con sus molinos y cascadas. Existe una ruta que permite conocer todos los molinos de este barranco. 

La Nevera del Mas de la Serra con el Tossal de la Nevera de Catí detrás. La nevera a la que hace referencia la cima, también conocida como Tossal de Gibalcolla, se encuentra prácticamente al lado de la cumbre. Una peculiaridad de las neveras de esta zona es que todas tenían, justo al lado, un habitáculo, en el que vivía el "nevater".

El Baix Maestrat


El Baix Maestrat nos vuelve a acercar al Mediterráneo, allí hay un sector de costa que está bajo la vigilancia de la Serra d'Irta, y a lo mejor es por eso que es de las pocas zonas de litoral castellonense que se encuentra sin urbanizar, pudiendo encontrar allí calas de aspecto virginal en las que aún es posible bañarse en relativa soledad. El largo cordal de Irta nos permite gozar de unas excelentes vistas al mar, en su vertiente oriental destaca un oasis de vegetación como el Barranc de la Font de la Parra, y en la oriental el Castell de Xivert, por donde también anduvieron los Templarios y que representa uno de los castillos, situados fuera de una población, más famosos de la provincia.
Más hacia el interior, y sobrevolando campos de olivos centenarios, y también milenarios, enseguida nos sorprende el peculiar relieve, al más puro estilo del lejano oeste, de les Moles de Xert, otro paisaje que no tiene parangón en la provincia. Cerca de las muelas se encuentra la Serra Seguera, una total desconocida, en lo que lo salvaje, la soledad y la espectacularidad rezuman a partes iguales. Y detrás de esta sierra aparece el Riu Cervol, puerta de entrada a uno de los enclaves más formidables de la provincia, la Tinença de Benifassà, en la que no hemos pateado mucho, todo sea dicho, pero de la que si que conocemos cositas como la Peña de Bel y sus abismos, la propia Bel y su aislamiento del mundanal ruido, el Portell de l'Infern, el Salt de Robert, Fredes, el Pantà d'Ulldecona...

Las calas de la Serra d'Irta, un pedazo de costa libre de urbanización. Curioso que la entrada que les dediqué, sin haber nada de montaña en ella, es la tercera más leída de la historia del blog.

Estas calas son un buen punto de partida para subir a Campanilles, techo de Irta, en dicha ascensión pasaremos por lugares tan frondosos como el Barranc de la Font de la Parra.

En el extremo de Irta que mira hacia el interior encontramos el Castell de Xivert, fortaleza Templaria que antes estuvo en manos musulmanas. Mucho antes hubo allí un asentamiento de la Edad de Bronce.

Circulando por una repisa de la Roca de l'Enceloni, y admirando la Mola Llarga y la Moleta Redona. El conjunto de les Moles de Xert conforman un paisaje único en la provincia.

En la cima de la Penyablanca. La Serra Seguera, muy cercana a les Moles de Xert, pero no tan conocida como estas. Montaña casi virgen y soledad a raudales.

En la cima de la Peña de Bel, con el Cervol y su valle muchos metros más abajo. Todos los barrancos que caen a esta vertiente del río son la puerta de entrada a la Tinença.

Bel, un pueblo que permanece alejado del mundanal ruido. Tiene mucho más encanto llegar a él caminando, por ejemplo partiendo desde el fondo del valle del Cervol.

El Portell de l'Infern, paso natural y ancestral que comunica los valles altos de la Tinença con los más bajos. Quizás sea el punto más emblemático de esta comarca histórica.

Els Ports


Y terminamos con els Ports. De esta comarca es de la que menos cosas os puedo contar, ya que debido a la distancia es de todas la que menos hemos visitado a nivel excursionista, pero en esas pocas veces hemos logrado sentir y empaparnos de la magia y la energía que desprenden las montañas de esta montaraz comarca. Conocemos, como no, la espectacular Morella, cerca de allí descendimos el Barranc d'en Girona, un coqueto y bien excavado cauce calizo. Hemos estado en la escondida Vallibona, y hemos subido desde allí al gigante Turmell, cuyas laderas y bosques sirvieron de refugio a la Pastora, la célebre maquis. Conocemos Forcall, punto de confluencia de tres ríos: Bergantes, Calders y Cantavella, y conocemos a fondo las cuatro muelas que rodean a esta población: Garumba, Camaràs, de la Vila y Sant Cristòfol, que esconden multitud de recovecos de gran riqueza natural, ancestral y religiosa, elementos que son los que mejor definen la esencia de la más septentrional de nuestras comarcas.

Vallibona, ubicada en pleno valle del Cervol y muy cerca de su nacimiento. Resulta un punto de partida ideal para realizar rutas por la zona.

Por ejemplo para subir al Turmell, una de las montañas más destacadas del norte de la provincia. Se puede subir de forma más directa, o como hicimos nosotros, siguiendo sus casi 7 kilómetros de cordal.

Cerca de la cima del Turmell se halla la Nevera del Turmell, de la que aún se conserva en pie uno de los arcos que sostenían la cúpula.

Empequeñecidos ante la magnitud de la Roca del Migdia, camino de la cima de la Mola de Garumba en Forcall.

En el mismo camino a la Mola Garumba encontramos este mirador. Un peculiar balcón hacia Morella.

El Piló de Sant Pere, camino de la Ermita de Sant Cristòfol de Saranyana, es un excelso mirador de la confluencia de tres valles que se da en Forcall.

Els Gegants de la Mola d'en Camaràs, el punto más espectacular de la ruta que permite enlazar tres de la cuatro muelas de Forcall.

Descendiendo uno de los rápeles del coqueto Barranc d'en Gerona, muy cerca de las ventosas lomas de Torre Miró.

Y hasta aquí esta cuarta entrada especial del décimo aniversario, espero que os haya gustado, y a los que no conocéis aún las montañas de Castelló que os haya servido para que os animéis a hacerlo.
Antes de finalizar me gustaría apuntar que evidentemente me he dejado muchos lugares interesantes por mencionar, pero esto es un resumen y no cabían todos, y como he comentado también hay otros lugares de estas comarcas que aún no conozco, y que espero visitar pronto, cuando lo haga dad por seguro que os lo contaré en el blog.

Un saludo a tod@s y hasta la próxima!!