29 de junio de 2023

Otoño en la Fageda del Retaule

 Sábado, 29 de octubre de 2022

Seguimos, mejor dicho sigo, pues esta ruta la hice en solitario, en Tarragona, esta vez para calcar al dedillo una ruta que hicimos allá por el 2014, y además con el mismo propósito que aquella vez, disfrutar de los colores del otoño en la Fageda del Retaule, el hayedo más cercano a Castelló, y volver a visitar a los tres venerables ancianos arbóreos que allí viven.



Ocho años no son moco de pavo, y ya son un periodo temporal que se presta a mirar las cosas con cierta perspectiva y a reflexionar. Ocho años que han sido capaces de hacer mella en nuestro aspecto físico y de transformar el mental y emocional; ocho años en los que ha habido importantes cambios vitales en todos los integrantes de aquella ruta de 2014. Sin embargo esos ocho años poco o nada han alterado el aspecto de los tres longevos protagonistas arbóreos de esta ruta, es más, esos 2900 y pico días apenas han supuesto un breve suspiro en su prolongada existencia. El volver a realizar esta ruta, esos ocho años después, también me hizo caminar con nostalgia, nostalgia de recordar a Boira, que hoy ya no está entre nosotros, pero que pasarán ocho, dieciséis, treinta y dos, sesenta y cuatro años, y nunca la olvidaremos 💓. Y es que cuanto se puede llegar a querer a nuestros amigos de cuatro patas. Y a propósito de eso, estuve muy feliz de volver a realizar esta ruta, pero esa felicidad no fue completa, por lo que maldije al destino, pues en 2014, Laia, por una razón que no me apetece contar, no pudo venir a esta ruta, y ocho años después, y por culpa de su más reciente, y más severa, recaída de la leishmaniasis, tampoco pudo venir, y es por eso que este paseo por los bosques de lo Port lo hice solo, y lo que son la cosas, lo que hace ocho años eran eso, simples paseos por el bosque, ahora se les llama baños de bosque, y encima te cobran por ellos...

Partí del Àrea de Lleure de la Fou, donde de inmediato tomé un sendero ascendente que al poco de ganar un poco de altitud me permitió tener estas vistas, con el Morral de la Cova dels Àngels en primer plano y el Morral del Catinell al fondo.

Mirando atrás pude ver el propio Barranc de la Fou y los morrales y bosques de la zona de la Portella de la Malladeta y la Mola Aixada.

Y con este soberbio paisaje, y sin perder de vista al Catinell, seguí avanzando.

La luz de esa mañana no fue la propicia para hacer buenas fotografías. Eso no quita que el Catinell se mostrase hipnótico como siempre.

Tampoco tardaron en hacer acto de presencia la típicas formaciones de este mágico triángulo Port/Tinença/Matarraña...

...entre las que se encuentran sus abundantes puentes de roca.

Así llegué a la Cova dels Bous, que es más una bóveda que una cueva en sí...

...lo cual no quita que sea un enclave espectacular.

Desde la Cova dels Bous bajé hasta el lecho del Barranc de la Fou, junto al que caminé un rato, pasando por este estrecho.

Llegué a un punto en que dejé al compañía del Barranc de la Fou para empezar a caminar por el interior de un barranquete subsidiario a este. Las formas erosionadas seguían apareciendo por doquier.

Y así me topé con el paso que da acceso a les Gúbies de la Fou, que hace ocho años no estaba equipado con ese "escarrisó" y se trepaba a pelo.

El que si que estaba hace ocho años, pero yo no me percaté de su presencia, fue este tejo tan majo... Y que ahora sea mi árbol favorito...

La verdad es que molaba más trepar por las rocas, pero este equipamiento rústico tampoco está nada mal. Mejor esto que tanto hierro, ¿qué opináis?.

El "esacarrisó" y el tejo.

Al superar el paso accedí a les Gúbies de la Fou, que también vienen en algunos mapas como los Forats.

Un desprendimiento de bloques formó este pasillo, y se camina por su interior.

Un paso realmente curioso este.

Superada esta sección vino una potente subida hacia el Collet de l'Herba Sana (qué bonito topónimo), en la cual ya pude atisbar los primeros toques otoñales de la jornada.

Collet de l'Herba Sana, puerta de entrada a la Fageda del Retaule.

Hice parada allí, para recuperar fuerzas, comer algo y ver desde donde había subido. La zona caliza del centro abajo de la imagen son les Gúbies de la Fou.

Y repuesto de la exigente subida continué con la marcha. Más formaciones, con los pinos que aferran en roca roca viva se puede calibrar las dimensiones de las mismas.

Y caminando caminando fueron apareciendo las primeras hayas.

Pero antes de que el hayedo se hiciese más frondoso me desvié a visitar, y hacerme una foto, con gigantesco el Pi Gros.

Mejor si le quitamos al monigote, ¿verdad?.

Allí, cerca del Pi Gros vi también este haya, ya bien maja, y también algún que otro tejo.

Visitado el Pi Gros, y tras pasar por la Font del Retaule, entré de lleno en la Fageda del Retaule.

Hoy, al igual que hace ocho años, vine quizás un poco pronto, con el otoño aún no lo suficientemente avanzado como para disfrutar del perfecto estallido cromático...

...pero aún así el bosque estaba espectacular.

Otro tejo, muy majo, que también se me pasó por alto en 2014. Y ahora me callo durante tres fotos, mejor que hablen el otoño y la Fageda del Retaule.




Es la tercera vez que lo visito, y me sigue impresionando la aparición, tras un recodo del camino, del majestuoso Faig Pare, sin duda el emblema vegetal de este Parc Natural dels Ports.

Además está en un rincón en el que si tenemos la suerte de quedarnos solos se respira una energía especial.

Había bastante gente cuando llegué, pero no me supo mal esperarme a que se fueran todos y quedarme unos minutos a solas con este venerable haya.

Sin necesidad de tener que hablarnos nos emplazamos para una cuarta ocasión.

Tras despedirme del Faig Pare continué con la ruta, siempre inmerso en el hayedo.

Me esperaba una buena subida ahora, que se vio compensada con buenas vistas...

...y con la llegada al tercer anciano de la ruta, lo Teixet.

Este longevo tejo no destaca por su tamaño, pero si por la perfección de su tronco.

Lo vemos desde el otro lado. Qué preciosidad de árbol.

Detalle del ramaje de lo Teixet.

Era el lugar perfecto para hacer la parada de la comida.

La digestión la hice con una buena subida de por medio. Tramo muy chulo este, jalonado por solitarios pinos, unos muertos...

...y otros bien vivos.

La subida me hizo alcanzar el cordal de la Mola del Boix, donde se disfrutan de unas panorámicas excepcionales.

Lo Port en estado puro.

Bajé hasta los Plans, y de ahí tomé la senda del Racó del Tabac, por la que bajaría definitivamente a la Fou para cerrar la circular.

Este Racó del Tabac es de una belleza aplastante.

Siempre me he preguntado cual será la etimología del topónimo. ¿Habría tabaco?, ¿sería punto de paso de contrabandistas de esa droga?...

El camino que lleva al punto de inicio ya a la vista, la ruta tocaba a su fin. Al fondo vi...

...el espectacular Font Foradat, ideal para despedir este reportaje fotográfico. El Port, aunque se repita ruta, siempre sorprende. A continuación un vídeo de la ruta.





6 comentarios:

  1. Hola Dani.

    Preciosa, emotiva y acertada reflexión inicial sobre esta última visita a la Fagueda.

    Me da igual que vengas a este paraje una o veinte veces, que cuelgues la entrada calcada a la anterior. La miro como hipnotizada, imaginándome andar debajo de esa protección arbórea. Esa conjunción fraile/arbol tan Ports es realmente preciosa y jalonada de esos árboles tan ancianos, tan señoriales de porte y de salud tan buena, como se adivina en las fotos.
    A mí me suelen gustar bastante las escaleras de madera, las veo muy integradas, y permiten subir al que no sea tan ducho con las manos y las trepadas, y si a pie de la misma hay un buen Tejo como el de la foto, pues...estupendo. (Solo pensar en algo de hierro allí, me horrorizo)

    Esta entrada me viene a recordar que, aún habiendo rascado muy en superficie, me falta la zona castellonense de els Ports, con la Tinença a la cabeza, por visitar.
    Curiosamente, entre los pueblos de Palomera y Buenache de la Sierra, hay una especie de collado que permite pasar del valle del río Huécar a las parameras de Buenache que se llama el Portillo del Tabaco, y tambien a mi me llamó mucho la atención el topónimo. Támbien pensé de alguna historia en tiempos de contrabando.

    Un abrazo.

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    1. Hola Toni.

      A saber de donde vienen esos topónimos tabaquiles, pero a mi también me resultaría más romántico, y aunque deteste el tabaco, si tuviesen relación con historias de contrabandistas.
      Bueno, algo ya conoces de ese triángulo mágico Tinença/Matarraña/el Port y ya sabes cuales son sus encantos, y cuanto puede llegar a enganchar, más incluso que el tabaco (y encima es muchísimo más sano). Yo, y creo que te lo he comentado alguna vez, cuando tengo mono de Pirineo, o bien me bajo a sierras alicantinas o bien me subo al Port. Tengo una suerte inmensa de tener estos dos lugares, que en cierta manera evocan a la cordillera divisoria, tan cerca de casa (ya sabes que a mi cuatro horas de coche en el día, dos de ida, y dos de vuelta, no me echan para atrás jeje).
      Después de esta otoñal en la Fageda, aún tengo pendientes tres rutas más que hice meses después por la zona, las iré contando en próximas entregas, ahora toca desconectar un poco de todo, de trabajo, de redes sociales, del blog... por que ya sabes a donde me voy mañana, y con quien voy a estar en cuestión de ocho/nueve días jejeje.

      Un abrazo.

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  2. ¡Hola, Dani! Refrescante entrada cuando ya el calor nos aprieta. Una preciosidad de ruta por el cromatismo otoñal y ese paisaje tan mágico dels Ports. que guarda verdaderos tesoros como esos tres árboles monumentales (más otros menos conocidos tal vez, pero igualmente bellos). El Faig Pare espectacular y mágico. Sólo por recibir su energía se justificaría la ruta. Y, por último, los que decimos siempre los que andamos por la montaña, se puede repetir una ruta sin problemas porque ni nosotros somos los mismos y además la vemos desde otra perspectiva, por lo que podríamos decir que se trata de una nueva ruta. Y ésta, desde luego, es para repetirla muchas veces como ya has hecho tú.
    Un abrazo.

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    1. Hola Emilio.

      A lo mejor parece una tontería, pero a mi, en días tan calurosos como el de hoy, ver algún reportaje de montaña invernal u otoñal como que me refresca un poco jeje.
      A mi me gusta pensar que el Faig Pare se acuerda de todas y cada una de las personas que lo han visitado en sus más de 200 años de vida, y que seguro que es capaz de apreciar los cambios en la gente, que como yo, ya lo hemos visitado varias veces.

      Un abrazo.

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  3. Hola Dani.

    Bueno, la Fageda del Retaule era el plato principal, pero tanto el entrante (las formaciones rocosas, y es Gúbies de la Fou), como el postre ( la senda del Racó del Tabac), no están nada mal y hacen un recorrido muy completo.

    Tengo que decir, que me has acojonado, cuando comentabas que se pagaba por el baño de bosque, pensaba que habría que pagar por aparcar o algo por el estilo, porque macho, es que estamos llegando a un punto, donde se paga por todo, al final pagaremos hasta por respirar aire limpio.

    La verdad, es que pillar un hayedo en estado optimo, es tener un poco de suerte, porque es tan efímero el otoño, que o bien vas y todavía esta verde o te pasas y están las hojas en el suelo. En esta ocasión, le faltaba una semana más o menos, pero, aún así está muy chulo, caminar con esa paleta de colores y oír crujir las hojas bajo tus pies, es algo delicado, que no todo el mundo sabe apreciar.

    Y que decir, de esos tejos, la verdad, es que son árboles con carácter, porque, son difíciles de localizar y los pocos que hay, son centenarios (así de memoria, no recuerdo yo, haber visto ninguno joven) y este Teixet (en la traducción me dice tejito ...), tiene un tronco espectacular.

    Salud y montaña.

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    1. Hola Eduardo.

      Cierto, le he dado protagonismo en esta entrada a el hayedo y los árboles que en él habitan, pero el resto de la ruta no desmerece para nada, y es que estamos hablando nada más y nada menos que de el Port, y este paraje, junto a sus vecinas Tinença y Matarraña, son un rincón mágico, en todas sus facetas naturales.
      Y qué complicado es pillar la plena explosión otoñal en un bosque. Mira que en todos los años que llevo saliendo a la montaña, y en todas mis intentonas otoñales, aún no he logrado pillar un bosque caducifolio en su máximo esplendor cromático otoñal, pero aún así, yendo demasiado pronto, o demasiado tarde, he disfrutado de todas y cada una de esas rutas otoñales.
      Respecto a los tejos, el otro día volviendo de hacer unas actividades (barranco y ferrata) en Javalambre, nos dio por dar un poco más de vuelta y explorar una carreterilla de montaña, dicha exploración tuvo como premio encontrar un tejo realmente espectacular, junto al que vimos algunos ejemplares más jóvenes, incluso alguno del tamaño de la palma de la mano.
      Lo de los baños de bosque es una tendencia que se ha puesto muy de moda ahora, y ahí ciertas empresas han encontrado un filón para cobrarte también los paseos por el bosque.

      Un saludo.

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