9 de febrero de 2024

El Salto de la Tejería

 Sábado 28 de enero de 2023

La ruta que os voy a relatar nace a raíz de una corazonada. La corazonada de que tal vez, con las bajas temperaturas de finales de enero del año pasado el Salto de la Tejería se hubiese congelado. Con cierto porcentaje de riesgo de que eso no sucediese nos fuimos hasta Fuentes de Rubielos, en la provincia de Teruel. Desde allí partió la ruta que nos llevó hasta esta cascada. De camino allí, y de regreso a Fuentes, vimos algunas otras e interesantes cositas más, os lo cuento en el siguiente reportaje fotográfico.



Pero antes de empezar me gustaría poner un poco en contexto el empeño por ver esta cascada congelada. Todo parte de la cada vez más remota primavera de 2015, cuando descendimos en modalidad barranquismo la Rambla de la Tejería. Descubrimos dicho descenso gracias a la guía Barrancos de Castellón (aunque este de la Tejería técnicamente está en Teruel), de Toni Aguilella, Toni Parrado y José Luís Guirao. La reseña de este barranco venía acompañada de unas espectaculares fotos del Salto de la Tejería totalmente congelado con los autores de la guía rapelándolo. Desde aquel mismo momento fantaseé, ya no con rapelar esa cascada convertida en hielo, pero si en verla así algún día con mis propios ojos. Ese deseo se vio cumplido el día 28 de enero de 2023.

Y ahora, sin más, las fotos y la descripción del recorrido.

Aparcamos en la entrada del pueblo, en una explanada junto al cementerio. Enseguida sale, y tomamos, el sendero que sube al Collado de los Santos. Así vimos Fuentes de Rubielos desde la primera parte de la subida.

Mientras el sol ya iluminaba y calentaba las laderas de la Peñarroya, nuestro sendero aún discurría a la sombra.

Alcanzamos el Collado de los Santos. Allá al fondo aparece Penyagolosa, la cual veríamos muchas veces en la jornada de hoy.

La mañana se presentó fría, pero la noche lo había sido aún más, si no mirad como quedó esta charca, en la que Laia me dio una masterclass de patinaje sobre hielo. El grosor de la capa de hielo ya nos hizo ser bastante optimistas con respecto a encontrar la cascada helada.


Tras el Collado de los Santos la ruta prosiguió por un altiplano y por caminos rurales. Junto a uno de esos caminos encontramos esta joya botánica. Así a primera vista parece un árbol más...

...pero se trata de un enebro, un enebro monumental. El Enebro de la Muela. Según el panel informativo se le estiman unos 250 años de edad.

El tránsito por este altiplano fue bastante panorámico. Estas dos, los inseparables Peñacalva y Cabezo de las Cruces, siempre aparecen cuando caminamos por estos lares.

Aquí tenemos la Peñacalva, con el Alto Férriz detrás.

Tras el altiplano, y coincidiendo con el inicio de la bajada hacia el Río del Morrón, el camino se tornó un tanto difuso. No se difuminaron para nada las vistas.

Penyagolosa. Ya os había avisado.

Descendemos junto a un barranquete. En la ladera contraria, sobre las peñas, vimos los restos de una masía.

Por allí encontramos un grupete de vacas pastando, a las que no les sentó nada bien que pasáramos por allí, pues alguna de ellas, ésta en concreto no, hizo el ademán de correr hacia nosotros.

La trocha que seguíamos efectuó un cambio brusco de dirección, y ya pudimos ver el lecho del Río del Morrón, al cual teníamos que bajar.

En el momento del giro nos fijamos en este peñasco, y en el murete construido en su parte media.

Y por una cada vez más afianzada trocha iniciamos definitivamente la bajada al río...

...viendo perfectamente las dos paredes que encajonan la Rambla de la Tejería. Al fondo destaca la Peñacalva.

Aunque a estas paredes ya les estaba dando el sol, al fondo del barranco, que es donde se encuentra el salto, aún tardaría en llegar la luz solar, y esta sería bien escasa. Todo a favor para encontrar la cascada helada.

Casi llegando al río encontramos la Masía de las Peñas. Como estaba dando bien el sol allí, aprovechamos para hacer una parada para picar alguna cosa.

El tramo de bajada al río posterior a la masía fue bastante confuso y con tramos jabalineros.

Pero no tuvimos demasiado problema en llegar allí, y encima, ni hecho adrede, lo primero que encontramos en el río fue esta bonita poza con su pequeño salto...

...el cual encontramos semi-congelado. Buena señal.

Del salto colgaban unos buenos y bonitos carámbanos de hielo.

Para continuar con la ruta tuvimos que pasar a la margen contraria del río. No hubo problemas en vadearlo.

Este primer salto y sus aguas verde esmeralda, desde otra perspectiva.

Este altivo espolón vigila la confluencia de la Rambla de la Tejería con el Río del Morrón.

Pues eso, por un buen sendero, ya estábamos caminando junto a la Rambla de la Tejería.

Vemos las altas paredes que cierran este curso fluvial por su margen izquierda.

Fuimos viendo algunos pequeños saltos y pozas.

Y también vimos allá arriba la canal que nos permitiría, un rato después, acceder a la parte alta del barranco.

Y llegamos a un punto donde ya pudimos ver el Salto. La corazonada y los indicios habían sido buenos.

La cascada estaba congelada, no de manera tan espectacular como en las fotos de la reseña, pero fue emocionante de todas formas. Quizás en la foto no se aprecie, pero son 35 metros de cascada, completamente congelados.

Evidentemente el salto de abajo también se encontraba congelado, y llegamos justo en el momento en que se desprendió un buen cacho de hielo.

Antes de subir a la poza intermedia bajamos a la poza inferior. Qué hablen las fotos.




Había que inmortalizarse con esta maravilla.


Bóveda de la poza inferior, en la que alguien ha colocado una estatua de Buda, que me dio un susto de muerte y que no me molesté en fotografiar.

Reitero, una verdadera maravilla.


Accedimos a la poza intermedia...

...y también nos hicimos una foto allí.

No hubiese querido irme de allí...

...pero había que continuar. Habiéndonos recreado como tocaba con este espectáculo invernal continuamos con la ruta. Unas repisas y unas trepadas, algunas equipadas con cuerda, nos aproximaron a la canal de salida, que es la misma que utilizamos para salir del cauce el día que vinimos a descender el barranco.

Vistas durante la subida por la inclinada y pedregosa canal.

No es difícil subir por allí, pero no hay que bajar la guardia, ya que si esta se despeñó aquí...

Y es que mirad que patio encontramos al salir de la canal y poner rumbo a la cabecera del barranco.

Y es que la ruta iba a tomar un cariz aéreo a partir de ahora.

Prestad atención en la faja superior de la pared de la derecha, en la vertiente contraria, ya que por ella continuaría nuestra ruta.

Pero antes pasaríamos sobre la cabecera del barranco. Viendo la poza intermedia se aprecia mejor la altura de la primera cascada.

Vadeamos el barranco y nos plantamos en la faja que os había mostrado antes. No lo recuerdo bien, pero creo que este pedrolo lo evitamos por la derecha, pues haberlo hecho por la izquierda hubiese sido un tanto arriesgado.

Por la faja, aérea, pero lo suficientemente ancha como para pasar sin riesgo.


La única dificultad, si se le puede llamar a eso dificultad, fue ir sorteando los bloques desprendidos.

Esta faja resultó ser un excelente mirador hacia el pequeño circo rocoso que alberga al Salto de la Tejería.

Lo habíamos visto desde abajo, desde diferentes ángulos, era de recibo verlo desde arriba también.

La faja, además de ser muy estética...

...nos permitió hacer un repaso visual de nuestro trasiego por la Rambla de la Tejería. Vemos la canal de salida...

...la aérea diagonal descendente que nos permitió acercarnos a la cabecera, el Salto y la faja por la que estábamos circulando.

Todo ello invitaba a hacer la parada de la comida allí, que se prestó a una pequeña sobremesa, en este caso sobrepiedra, al sol.

Finalizada la faja vino un tramo de transición, que nos llevó a circular pegados a los bordes rocosos de la margen izquierda del Río del Morrón.

Tramo muy atractivo este, y también con su puntito aéreo.

Vemos allá abajo el Río del Morrón, al que empezaríamos a bajar tras este aéreo tramo.

Bajamos al Río del Morrón y lo vadeamos. Tocaba volver a subir. Al empezar la subida volvimos a encontrar vacas, estas mucho más tranquilas que las anteriores.

Vistas durante la subida, que se irían ampliando.

Laia sale de investigar las ruinas del Corral del Mas de Sanz.

Como os había comentado, a medida que fuimos subiendo fuimos recuperando las vistas a larga distancia.

Antes le había dedicado un zoom a la Peñacalva, también lo merece el Cabezo de las Cruces, que no olvidemos que es la segunda montaña más alta de la provincia de Castelló.

El senderete de subida nos fue encaminando hacia el Collado de la Cruceta, alejándonos de la cuenca del Río del Morrón.

De camino al collado sorprendimos a un nutrido grupo de cabras. Estos dos machos, un adulto y un joven, miraban curiosos nuestro avance.

También parecía tener curiosidad Penyagolosa, que volvía a emerger en el horizonte.

Tras pasar por el Collado de la Cruceta nos montamos en el altiplano de la Muela Alta, donde Penyagolosa volvió a emerger poderosa, bien escoltada por sus lugartenientes Golosilla y Moleta de la Clocha.

El altiplano culmina en los 1241 metros del vértice de la Peñarroya.

Esta cima, que supuso el punto de mayor altitud de la excursión, comparte topónimo con la cima más alta de Teruel, pero esta es poseedora de una mejor panorámica.

Era la segunda vez que subíamos a este otero. La anterior fue en una ruta que hicimos por la zona, en mi triste octubre de 2020.

Dos años y pico después, sin tantas nubes en mi cabeza, y habiendo aprendido a afrontar los problemas y vicisitudes vitales de otra manera, disfrutamos muchísimo más de todo el paisaje que se puede abarcar desde allí.

La uniformidad el altiplano de la Muela Alta se ve quebrantada por este vallecete colgado.

Disfrutadas las vistas, iniciamos el descenso, cuya buena parte se hace por esta fajeta, la cual nos condujo prácticamente hasta el Collado de los Santos. Desde el collado repetiríamos el primer sendero de la mañana para regresar a Fuentes.

Ya cerca del collado encontramos este corral en ruinas...

...y al igual que en 2020, utilizamos el rústico dintel de su puerta para enmarcar a Penyagolosa. La foto perfecta para despedir el reportaje de esta bonita ruta. Las montañas de Teruel nunca defraudan.


Powered by Wikiloc

4 comentarios:

  1. Vaya pedazo de enebro, chaval.
    Había un dicho montaraz, que rezaba aquello de que quien mucho mira las predicciones meteorológicas, pasaba demasiado tiempo en la taberna... claro, por 2 motivos... antaño se iba al bar a ver el periódico y la tele... en su caso... y si daban malo, pues te quedabas allí a "hablar" con el barman. Hoy parece que es al revés... buscamos esa información para ir a buscar algo concreto, como esta cascada, preciosa, y congelada. Que por cierto, no veas la fotito del enlace... ¡qué bestia!
    Que arte, Laia dando clases de patinaje... jaja. El sitio es precioso, sin duda... y frío como él solo. La cosa es que se ve seco... a pesar de ser enero. Estamos en una mala época hablando de agua. Esperemos que se revierta y vuelva a llover un poco. Estos días, han caído muchos litros en Grazalema... unos 150 litros en 3 días... no está nada mal... menos es nada, y aunque no arregla la situación, mejora algo.
    A finales de febrero tenemos pensado ir por Gredos... a ver cómo está aquello.
    Un saludo, y ya sabes, apúntate al carro de las panorámicas, es muy fácil.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No conocía ese dicho. Siempre aprende uno cosas nuevas, oye...
      Pues resulta curioso, que la semana pasada estuve bastante pendiente de las previsiones meteorológicas para el finde y no pisé ningún bar en el transcurso del mismo jeje. Me han cambiado los horarios en el curro, y ahora cada tres fines de semana tengo uno super largo, en el que acabo en viernes a las dos de la tarde y no engancho hasta el lunes a las diez de la noche. Ese lo aprovecharé para hacer una escapada de fin de semana. La idea era haber ido a subir el Picón de Jerez, pero daban malo por Sierra Nevada, tampoco era aconsejable subir al Pirineo. Al final opté por algo más cercano y me fui al Montsant tarraconense. Una delicia, oye. Eso si, un frío y un viento bastante desagradables, pero es lo que hay...
      Pues aquí en Castellón, esta última borrasca, desconozco que estúpido nombre le pusieron esta vez (mi vieja tele no tiene HD y se ha quedado en negro, y ahora mismo paso de comprarme una nueva), no dejó ni gota, así que seguimos en las mismas...
      Ya contaréis que tal en Gredos. Seguro que genial.

      He descubierto recientemente a los vigueses Aphonnic, y con ellos sonando te estoy contestando. Suenan genial. Siempre han salido buenos músicos y buena música de Galiza.

      Un saludo.

      Eliminar
  2. Hola Dani.

    Así a bote pronto, no recuerdo un enebro tan grande y eso que toda esa zona del Ibérico Sur es tierra de Juniperus.

    En cuanto a lo de ver cascadas heladas, sé muy bien lo que plantas y tratas en la entrada, pues yo lo hago multitud de veces en los inviernos conquenses. Miras la meteo, que se llegue bajo cero, pero claro luego no es tan fácil, pues debes saber que es lugar no sea solana. Luego no están los grados solamente, luego un poco la suerte de si viene el frío seco o viene húmedo, si hace demasiado frio y quieres llegar pronto para la ligera subida de temperatura del mediodia no le afecta, te arriesgas muchas veces a ver placas de hielo en la carretera. Hablando desde mi experiencia, antes iba mucho a buscar este fenomeno, pero ya desde el accidente, me lo pienso más, jejeje, aparte que el calentamiento globlal va haciendo que en estas sierra del Ibérico interior de Cuenca, Teruel, Castellón, cada sea más dificil encontrar hielo como antes.

    Eso sí, el placer estetico, visual y personal que da disfrutar del fenomeno hielo, ya sea en cascada como esta de la Tejería o en carábano o formaciones es puro deleite, al igual que esas vistas de la Rambla con el Peñacalva al fondo, o el mismísimo Penyagolosa.

    Y, ojo, que ese craneo caprino que has puesto manchado de sangre te hace ser de los míos o casi peor. Te imagino con las manos manchadas de sangre de manipularlo y limpiándote en tu chupa ternua, jajaja.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No hay testimonio fotográfico de ello, pero con la sangre de la cabra me hice pinturas de guerra, al más puro estilo Rambo, e hice el resto de la ruta así, menos mal que no me vio nadie 😂
      Pues a decir verdad no hice muchas cábalas con respecto a la orientación de la cascada, la humedad, a que hora empezaría a darle el sol y esos asuntos... Fuimos un poco a la aventura y ya está. Luego durante la ruta ya fui viendo todos esos indicios que apuntaban a que la cascada estuviese helada, como así fue al final. Tampoco se me pasó por la cabeza el tema de las posibles placas de hielo en la carretera 😅 Por suerte no las hubo...
      En otro orden de cosas, aunque la cascada no hubiese estado helada, esta es muy bonita ya de por si, y esta ubicada en un entorno espectacular, así que vale mucho la pena hacer esta ruta que hicimos nosotros, la cual tiene un poco de todo.

      Un abrazo.

      Eliminar