19 de febrero de 2024

Blanca Penyagolosa

 Sábado 11 de febrero de 2023

En la plana castellonense pueden haber muchos acontecimientos, pero en mi opinión creo que no hay ninguno tan especial como cuando en invierno, y tras un episodio lluvioso y frío, Penyagolosa amanece nevada. Se trata de un acontecimiento cotidiano, de esos a los que no le solemos dar la importancia que merecen, pero el día que eso sucede es el primer tema de conversación del día, ya sea en la escuela; en el trabajo, en los bares; en la panadería... Y hablo con conocimiento de causa, pues son 46 años los que llevo viviendo con ilusión ese acontecimiento, los últimos 15 con el aliciente extra del posible ascenso invernal. Antes esto solía suceder varias veces en un mismo invierno, y esa nieve aguantaba muchos días, así que siempre me podía cuadrar alguna fecha para hacer una visita invernal a Penyagolosa, pero como ahora solo suele caer una buena nevada por invierno y gracias, lo tengo más difícil para cuadrar. En la nevada de febrero de 2023 me cuadró, y no desaprovechamos la ocasión de escaparnos con el equipo invernal a nuestra montaña favorita.



Como suele ser habitual cuando vamos a Penyagolosa en condiciones invernales, no me calenté mucho la cabeza a la hora de diseñar el recorrido e hicimos la clásica ruta, partiendo desde Sant Joan, pasando por el Barranc de la Pegunta y el Barranc del Forn hasta el Corralico y de ahí remontar toda la ladera norte hasta la cima, una ruta que ya casi me sé de memoria 😜. Un recorrido que a estas alturas veo innecesario describir al detalle, tan innecesario como es seguir subiendo tracks de esta ruta en concreto a Wikiloc, lo cual me parece absurdo, aunque claro, con todos los reportajes sobre Penyagolosa nevada que hay pululando por la red también habrá quién piense que este que estáis leyendo es absurdo y no aporta nada nuevo...

Si que me gustaría reseñar, a parte de que en ese bello y despejado día la montaña y sus pinares estaban preciosos vestidos de blanco, un par de cositas. La primera es que nada más empezar la ruta nos encontramos con Ana y Olaia. Ana fue compañera de escalada, y de algunas rutas, en mis primeros años en la montaña, y hacía mil que no nos veíamos. Tuvimos una alegría enorme al encontrarnos en Penyagolosa. Y luego, como imaginareis, ese día en Penyagolosa había overbooking, así que hicimos el pequeño martirio de pisar nieve virgen y hundirnos hasta las rodillas para acercarnos a la vecina cima del Tossal de Fraga, donde si encontramos ese ansiado reducto de soledad en un ambiente que ese día estaba siendo, lo admito, demasiado bullicioso. Al rato de estar allí llegaron dos montañeros, que seguramente andaban buscando lo mismo que nosotros. Nos pusimos a charlar y resultó que uno de ellos, Pepino, me conocía del blog, y yo le conocía a él de haber seguido y comentado algunos tracks suyos en Wikiloc... ¿Dios? nos cría y la montaña nos junta.

A continuación un buen puñado de imágenes, sin ningún texto que las enturbie, considero que hoy no son necesarios, de esta blanca jornada en Penyagolosa. Disfrutadlas.

Ah!, y una última cosa más, ya lo comenté en una ocasión anterior, Penyagolosa es femenina, debería ser Geganta y no Gegant; la Penyagolosa y no el Penyagolosa... Ahora si, disfrutad de las fotos.


























































6 comentarios:

  1. Impressionants fotos Dani!!.

    Que bonica està Penyagolosa amb neu ❄️❄️. A vore si aquest any tenim oportunitat de vorela així !!! , encara que amb la tendencia actual del temps, serà mes fàcil vore l'aurora boreal que la neu al pic 😥. En fi.

    Una abraçada

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    1. Gràcies pel comentari Víctor. Penyagolosa ja és de per si bonica, però quan està coberta de neu cobra un altra dimensió en quant a bellesa.
      A finals de febrer que estem, esperant pluges i una calor inusual... espere equivocar-me, però em tem que no veurem la neu allà dalt aquest hivern 😢

      Una abraçada.

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  2. Hola Dani.

    Me encantan las chicas que salen en esta entrada, y no sé bien cuál más, bueno sí, esa perrita está en lo alto de mi pedestal. La otra, la geganta, derrocha tanta belleza que, con nieve, es como sublimar las fotos, y ahí está el significado del verbo sublimar como engrandecer y engrandece algo de por sí ya grande ;-)

    Curiosamente, en estos días estoy haciendo tambien una entrada de hace un mes que subimos a San Felipe para aprovechar esa nieve tan escasa ultimamente, y que, desde la visita al Valle de los Sarrios, se nos han quedado muchas ganas de hacer rutas por la nieve.

    Un abrazo.

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    1. Qué suerte la mía, ¿verdad?, de compartir día de montaña y nieve con dos semejantes bellezas 😉
      Yo después del finde en Lizara, aún hice la escapada al Moncayo y pisamos nieve allí, pero mucho me temo que si la quiero volver a pisar en lo que queda de invierno tendrá que ser en otras latitudes, por que en la Ibérica más oriental veo crudo lo que vuelva a nevar en lo que le queda a la estación.

      Un abrazo.

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  3. Menudo escaparate, amigo. Una gozada haber coincidido en esa montaña mágica con semejante "paquete" de nieve... la neu... como decís por esa comunidad.
    Poco se pisa la nieve últimamente. Si en el Mulhacén a finales de diciembre a penas había... imagina en Cádiz o Málaga... todavía nada. Es contundente la sequía, y el calor es inusual, como bien dices... se dan pocas coincidencias meteorológicas para ver nieve.
    Estos días teníamos pensado ir a Gredos, y lo hemos aplazado por tormenta de nieve y viento... parece que la borrasca actual va a dejar algo de nieve por el centro... a ver si te toca algo.
    De momento, me quedo con estas bellas imágenes níveas... y con tu relato. Gracias y un abrazo.

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    1. Amigo Fran. Pues eso parece, que en el Pirineo están cayendo las esperadas y abundantes nevadas que no ha habido en todo el invierno, pero no creo que aquí en la Ibérica más oriental nos llegué nada... Bueno sí, nos ha llegado viento, de eso cada vez tenemos más... La lluvia hace tiempo que no la olemos, la neu ya ni te digo, pero lo que es viento, cada año tenemos más días ventosos, sin ir más lejos ayer nos fuimos a hacer la cresta de la Serra del Ferrer, que no precisa de material, pero que es una de las más agudas de las montañas alicantinas, y cuando accedimos a ella tuvimos unas embestidas ventosas brutales que casi nos tiran, hubiese sido peligroso e imprudente acometer esa empresa, así que tiramos de sensatez y abandonamos. Imagina, la aproximación a la cresta fueron 12 kilómetros y pico, los cuales tuvimos que desandar, con algún paso técnico y una inclinadísima pedrera de por medio, así que volvimos a casa con una caminata de 25 kilómetros...

      Un abrazo.

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