8 de abril de 2025

Alt de l'Atzevar (1651 m.)

 Sábado 11 y domingo 26 de noviembre de 2023

El Alt de l'Atzevar, o l'Asevar, no es una montaña muy conocida en los circuitos excursionistas valencianos, pero sin embargo es una de las diez montañas más altas de la provincia de Castelló, y también está en el top ten de las montañas más altas del País Valencià. Quizás por ser una montaña de perfiles muy alomados y muy poco prominente, y al estar a la sombra de Penyagolosa, pasa tan desapercibida para el gran público. Pero justo por eso, por estar en el entorno de Penyagolosa, y en uno de los rincones menos visitados del parque natural, ya vale la pena hacer una escapada para ascenderla.



En este reportaje se van a ir alternando fotos de dos jornadas diferentes, ya que en cuestión de un mes fuimos dos veces a subir al Alt de l'Atzevar. La primera de ellas fuimos Esther, Laia y yo a examinar la ruta, pues unas semanas después teníamos que volver con Carmen, que iba a culminar con esta cima el reto de subir a las diez cimas más altas del territorio valenciano, convirtiéndose en la primera persona ciega que lo conseguía, un proyecto que inició unos cuantos años atrás con Esther, y en el que yo había tenido el gran privilegio de participar en un par de ocasiones. La convocatoria para este día tan especial fue todo un éxito y fueron muchos amigos los que no se lo quisieron perder y vinieron a acompañar ya no solo a Carmen, sino también a César y Juan, con sus barras direccionales, y a Águeda con su joëlette. La ruta se desarrolló en un ambiente fantástico, y al finalizar la misma, y bajo una de las porchadas de Sant Joan de Penyagolosa, celebramos una pequeña fiesta, con picoteos, cervezas y refrescos. 

Una cima muy modesta había sido el escenario de una gran y bonita historia de montaña y de vida.

Como otras tantas veces que hemos venido aquí ambas rutas comenzaron en Sant Joan de Penyagolosa. En esta ocasión nos dirigimos al centro de interpretación por el sendero botánico.

Aquí parte del grupo, en dicho sendero, con Águeda.

Penyagolosa, que al contrario de la mayoría de veces que venimos aquí, no fue el objetivo. Esos dos días nos adentramos en la muchísimo menos transitada Serra de la Batalla.

¿Y cual es uno de los mayores atractivos de la Serra de la Batalla? Pues sus frondosos bosques...

...en los que a principios de otoño siempre encontraremos mucho colorido...

...sobre todo en estos helechales.

Estos los pudimos ver cerca de la Font de l'Argilaga.

Pero dentro del parque natural podemos encontrar otros muchos grupos de helechos, y creerme, en otoño son todo un espectáculo.

Así que anotad: Ver los helechales en otoño, un reclamo, más allá de la propia Penyagolosa, para venir a su parque natural.

Parada de reagrupamiento en la Portella del Llop.

Carmen y Águeda. Campeonas!!!

Por los bosques de la Serra de la Batalla, camino del Collet del Burguillo.

Equipo Carmen.

Equipo Águeda.

Equipo Juan.

Equipo César.

Otra parada, ya cerca del Collet del Burguillo.


El día del reconocimiento de la ruta, en el Collet del Burguillo, le añadimos una pequeña extensión al recorrido, pues quería enseñarle a Esther los tejos monumentales del Barranc del Mas de Gual. Para ello tomamos el ramal que baja a la Font de l'Atzevar. Camino de allí ya fuimos encontrando algunos Taxus baccata.

Convivencia arbórea, tejos y arces.

Llegamos frente a les Roques Blanques del Mas de Gual. Para poder ver los tejos hay que bajar al barranco.

El primero de ellos lo encontramos justo debajo del escalón rocoso que forma el barranco.

Y el segundo, en nuestra opinión el más bonito de los dos, se encuentra a solo unos metros, barranco abajo.



Además de albergar los tejos, el rincón es poseedor de un encantador paisaje.

De vuelta a la jornada de montaña inclusiva. Nos reagrupamos en el Collet del Burguillo, para desde allí...


...y aprovechando los claros de la suave loma...

...coronar la cima del Alt de l'Atzevar, con la que Carmen, en la foto con César y Juan, culminó este reto tan especial.

El grupo al completo en la cima.

Y aquí estamos Laia y yo el día que fuimos a reconocer la ruta.

Al estar poblada de pinos, en la cima no hay vistas, pero sin embargo, unos metros más abajo, y al sur, en el Mas de Torre Mosquit...

...si que se puede disfrutar, por ejemplo, de esta panorámica, con Penyagolosa, y la cabecera del Río Carbo.

Convivencia arbórea, segunda parte. Perennes y caducifolios.

El primer día, bajando de Torre Mosquit al Mas Roig encontramos esto, que nos recordó tristes episodios de nuestra historia.

Mas Roig y su bonito arco de entrada. Menudo susto me dieron unas cabras que sorprendimos dentro de la casa, hace ya unos años.

Los equipos de César y Juan, sorteando las ruinas del Mas Roig.


Bajando hacia Sant Joan, y afrontando el tramo final de la ruta.

Este último tramo nos permite pasar junto a otros árboles monumentales, como este pino.

Tras recibir a Carmen con aplausos, ella y Esther pronunciaron unas emotivas palabras.

Durante el emotivo discurso también hubo entrega mutua de regalos conmemorativos.

Después nos esperaba la pequeña fiesta de celebración, en la que lo pasamos genial, rematando una gran jornada.


Una última foto de grupo, antes de marcharnos, muy contentos, cada mochuelo a su olivo. Enhorabuena Carmen!!!, y gracias Esther, por haberme hecho partícipe de este bonito proyecto.


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2 comentarios:

  1. Hola Dani.

    Estoy contigo, esa paisaje de los helechos otoñales debajo de los pinares en las laderas montañosas son sublimes y no tan conocidos como pueden ser una chopera, un robledal o un hayedo otoñal.

    De esas pocas veces (para mí) que la multitud de gente en el monte desprende un halo especial, se ve un grupo humano y se siente un feeling diferente en esta grata tarea de acompañar a invidentes. Así si da gusto salir al monte en grupo.
    El rincón de los Tejos y esas repisas otoñales se ve muy bonito.

    Ah! hacia tiempo que no veía tu modelito rosa, jejeje. ¡Me encanta!

    Un abrazo.

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    1. Hola Toni.

      Es cierto. No he acudido a muchas rutas de montaña multitudinarias (ya sabes que no me apasionan), pero las suficientes para comprobar que estos encuentros de montaña inclusiva no tienen nada que ver con ellas. Y no que quiero decir que haya mal ambiente en las quedadas senderistas o carreras de montaña, todo lo contrario, pero es que en estas rutas en las que quedamos tanta gente para ayudar a disfrutar de la montaña a invidentes y discapacitados se respira algo especial y que se hace complicado expresar con palabras.

      Esa chaquetilla rosa hizo su ultimo servicio ese día, si no recuerdo mal. Ya estaba muy descolorida y las cremalleras cerraban mal, así que la convertí en trapos de limpieza jejeje.

      Un abrazo.

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