Sábado 11 y domingo 26 de noviembre de 2023
El Alt de l'Atzevar, o l'Asevar, no es una montaña muy conocida en los circuitos excursionistas valencianos, pero sin embargo es una de las diez montañas más altas de la provincia de Castelló, y también está en el top ten de las montañas más altas del País Valencià. Quizás por ser una montaña de perfiles muy alomados y muy poco prominente, y al estar a la sombra de Penyagolosa, pasa tan desapercibida para el gran público. Pero justo por eso, por estar en el entorno de Penyagolosa, y en uno de los rincones menos visitados del parque natural, ya vale la pena hacer una escapada para ascenderla.

En este reportaje se van a ir alternando fotos de dos jornadas diferentes, ya que en cuestión de un mes fuimos dos veces a subir al Alt de l'Atzevar. La primera de ellas fuimos Esther, Laia y yo a examinar la ruta, pues unas semanas después teníamos que volver con Carmen, que iba a culminar con esta cima el reto de subir a las diez cimas más altas del territorio valenciano, convirtiéndose en la primera persona ciega que lo conseguía, un proyecto que inició unos cuantos años atrás con Esther, y en el que yo había tenido el gran privilegio de participar en un par de ocasiones. La convocatoria para este día tan especial fue todo un éxito y fueron muchos amigos los que no se lo quisieron perder y vinieron a acompañar ya no solo a Carmen, sino también a César y Juan, con sus barras direccionales, y a Águeda con su joëlette. La ruta se desarrolló en un ambiente fantástico, y al finalizar la misma, y bajo una de las porchadas de Sant Joan de Penyagolosa, celebramos una pequeña fiesta, con picoteos, cervezas y refrescos.
Una cima muy modesta había sido el escenario de una gran y bonita historia de montaña y de vida.
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Como otras tantas veces que hemos venido aquí ambas rutas comenzaron en Sant Joan de Penyagolosa. En esta ocasión nos dirigimos al centro de interpretación por el sendero botánico. |
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Aquí parte del grupo, en dicho sendero, con Águeda. |
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Penyagolosa, que al contrario de la mayoría de veces que venimos aquí, no fue el objetivo. Esos dos días nos adentramos en la muchísimo menos transitada Serra de la Batalla. |
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¿Y cual es uno de los mayores atractivos de la Serra de la Batalla? Pues sus frondosos bosques... |
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...en los que a principios de otoño siempre encontraremos mucho colorido... |
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...sobre todo en estos helechales. |
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Estos los pudimos ver cerca de la Font de l'Argilaga. |
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Pero dentro del parque natural podemos encontrar otros muchos grupos de helechos, y creerme, en otoño son todo un espectáculo. |
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Así que anotad: Ver los helechales en otoño, un reclamo, más allá de la propia Penyagolosa, para venir a su parque natural. |
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Parada de reagrupamiento en la Portella del Llop. |
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Carmen y Águeda. Campeonas!!! |
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Por los bosques de la Serra de la Batalla, camino del Collet del Burguillo. |
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Equipo Carmen. |
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Equipo Águeda. |
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Equipo Juan. |
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Equipo César. |
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Otra parada, ya cerca del Collet del Burguillo. |
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El día del reconocimiento de la ruta, en el Collet del Burguillo, le añadimos una pequeña extensión al recorrido, pues quería enseñarle a Esther los tejos monumentales del Barranc del Mas de Gual. Para ello tomamos el ramal que baja a la Font de l'Atzevar. Camino de allí ya fuimos encontrando algunos Taxus baccata. |
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Convivencia arbórea, tejos y arces. |
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Llegamos frente a les Roques Blanques del Mas de Gual. Para poder ver los tejos hay que bajar al barranco. |
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El primero de ellos lo encontramos justo debajo del escalón rocoso que forma el barranco. |
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Y el segundo, en nuestra opinión el más bonito de los dos, se encuentra a solo unos metros, barranco abajo. |
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Además de albergar los tejos, el rincón es poseedor de un encantador paisaje.
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De vuelta a la jornada de montaña inclusiva. Nos reagrupamos en el Collet del Burguillo, para desde allí... |
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...y aprovechando los claros de la suave loma... |
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...coronar la cima del Alt de l'Atzevar, con la que Carmen, en la foto con César y Juan, culminó este reto tan especial. |
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El grupo al completo en la cima. |
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Y aquí estamos Laia y yo el día que fuimos a reconocer la ruta. |
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Al estar poblada de pinos, en la cima no hay vistas, pero sin embargo, unos metros más abajo, y al sur, en el Mas de Torre Mosquit... |
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...si que se puede disfrutar, por ejemplo, de esta panorámica, con Penyagolosa, y la cabecera del Río Carbo. |
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Convivencia arbórea, segunda parte. Perennes y caducifolios. |
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El primer día, bajando de Torre Mosquit al Mas Roig encontramos esto, que nos recordó tristes episodios de nuestra historia. |
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Mas Roig y su bonito arco de entrada. Menudo susto me dieron unas cabras que sorprendimos dentro de la casa, hace ya unos años. |
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Los equipos de César y Juan, sorteando las ruinas del Mas Roig. |
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Bajando hacia Sant Joan, y afrontando el tramo final de la ruta. |
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Este último tramo nos permite pasar junto a otros árboles monumentales, como este pino. |
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Tras recibir a Carmen con aplausos, ella y Esther pronunciaron unas emotivas palabras. |
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Durante el emotivo discurso también hubo entrega mutua de regalos conmemorativos. |
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Después nos esperaba la pequeña fiesta de celebración, en la que lo pasamos genial, rematando una gran jornada. |
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Una última foto de grupo, antes de marcharnos, muy contentos, cada mochuelo a su olivo. Enhorabuena Carmen!!!, y gracias Esther, por haberme hecho partícipe de este bonito proyecto. |
Hola Dani.
ResponderEliminarEstoy contigo, esa paisaje de los helechos otoñales debajo de los pinares en las laderas montañosas son sublimes y no tan conocidos como pueden ser una chopera, un robledal o un hayedo otoñal.
De esas pocas veces (para mí) que la multitud de gente en el monte desprende un halo especial, se ve un grupo humano y se siente un feeling diferente en esta grata tarea de acompañar a invidentes. Así si da gusto salir al monte en grupo.
El rincón de los Tejos y esas repisas otoñales se ve muy bonito.
Ah! hacia tiempo que no veía tu modelito rosa, jejeje. ¡Me encanta!
Un abrazo.
Hola Toni.
EliminarEs cierto. No he acudido a muchas rutas de montaña multitudinarias (ya sabes que no me apasionan), pero las suficientes para comprobar que estos encuentros de montaña inclusiva no tienen nada que ver con ellas. Y no que quiero decir que haya mal ambiente en las quedadas senderistas o carreras de montaña, todo lo contrario, pero es que en estas rutas en las que quedamos tanta gente para ayudar a disfrutar de la montaña a invidentes y discapacitados se respira algo especial y que se hace complicado expresar con palabras.
Esa chaquetilla rosa hizo su ultimo servicio ese día, si no recuerdo mal. Ya estaba muy descolorida y las cremalleras cerraban mal, así que la convertí en trapos de limpieza jejeje.
Un abrazo.