Sábado 25 de noviembre de 2023
Hacía tiempo que no os enseñaba nada de Espadán en el blog. Os traigo en este reportaje uno de los parajes clásicos de la sierra, la Mosquera, quizás el alcornocal más extenso de toda ella. Complementamos la ruta con el ascenso a la cima de Peña Blanca, a la verdadera, no a la que rotula erróneamente el mapa del IGN y en consecuencia otros mapas y tracks. Y me hubiese gustado enseñaros más cosas, pero nos vimos limitados por las batidas de caza, hasta el punto de apenas poder improvisar sobre la marcha, os lo cuento con un poco más de detalle en el texto principal.

La idea principal que llevaba en la cabeza era haber empezado la ruta en el Collado de la Ivola y haber accedido al valle la Mosquera recorriendo primero el Barranco de Almanzor. Luego, desde la Casa de la Mosquera subir a las cimas de Peña Blanca y Cerro Gordo, para desde esta segunda volver al punto de inicio, reeditando así esta primigenia entrada del blog. Esa era la circular planteada. Pero al llegar a la Ivola nos recibió el puto cartelito. Desconocía en que zona se estaba llevando a cabo la batida, pero aún así no nos arriesgamos y fuimos con la furgoneta hasta la entrada del valle de la Mosquera, para empezar la ruta desde allí, siempre que no hubiese otra batida, claro. Por suerte allí tuvimos vía libre, y al menos pudimos llevar a cabo el plan de subir a Peña Blanca. Ahora tocaba improvisar, y teníamos dos opciones, que ambas pasaban por subir al vecino Alto del Pinar (el mal rotulado Peña Blanca) y desde allí, como primera y más corta opción, dejarnos caer hasta el Collado del Alubiar, y la segunda, más larga, haber continuado un cacho más del cordal de la Ceja de Aín y bajarnos de él en el Collado de la Bellota, para luego volver a remontar hasta el Alubiar, y de ahí regresar a la Mosquera. Seguramente hubiésemos elegido esa segunda opción, y digo hubiésemos, por que desde la cima de Peña Blanca oímos disparos y jaleo de perros en esa dirección... Estábamos rodeados, así que no nos quedaba otra que regresar sobre nuestros pasos. Lo que iba a ser una ruta muy completa, tanto la original como la improvisada, había quedado mutilada. Pero aún así, ese pedazo que nos quedó tuvo esa excelencia que solo Espadán puede ofrecernos (sobre todo por el paso por los alcornocales) y por eso solo ya es merecedor de este relato.
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Entrada al valle de la Mosquera, posiblemente el alcornocal mejor conservado de todo el litoral mediterráneo y una de las joyas de la sierra. Al fondo, y todavía a la sombra, se puede distinguir la Casa de la Mosquera. |
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Un cómodo camino nos aproximó a ella, en todo momento acompañados por alcornoques. |
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Casa, o Masía, de la Mosquera. Siempre la he conocido en ruinas y así sigue. Durante su etapa de esplendor, la masía siempre estuvo ligada al comercio del corcho, así como a la conservación del paraje de la Mosquera. Al respecto, os recomiendo leer este artículo. |
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Desde la casa nos pusimos con la subida al Collado de Mosquera. Una de las sendas que más me gustan de toda la sierra, aunque no es, ni de lejos, mi Senda favorita 😉. |
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¿Y por qué me gusta tanto este sendero?, pues por que está jalonado de enormes alcornoques. |
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Senda, que hacía tiempo que no salía en el blog, se lo pasó pipa correteando por estos alcornocales. |
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El punto álgido de esta subida es este gigantesco alcornoque, que posiblemente esté entre los diez más grandes de toda la sierra. |
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Había que calibrar. Tras unos cuantos intentos logré que saliéramos los tres en la foto. |
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Esta surera, además de ser gigantesca, sigue siendo productiva. |
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Alcanzamos el Collado de Mosquera, donde tuvimos esta vista del Benialí/Batalla, uno de mis fetiches espadánicos. |
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Y desde el collado, y sin un sendero definido, alcanzamos la cima de Peña Blanca, de 957 metros. |
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Inmejorable mirador del Pic d'Espadà y todo su cordal. |
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Pic d'Espadà, vertiente sur. Uno de los picos en los que he perdido la cuenta de las veces que he subido. |
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Cerro Gordo. |
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Pico Refición en primer término. Detrás los picos de la Rápita y la Lastra. |
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Masa de alcornoques de la Mosquera y la redondeada cima del Carrascal. |
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Desde el hito cimero nos dejamos caer hacia el sur, para acercarnos a las peñas que dan nombre a la cima. Y es que vistas desde Almedíjar, que es el primer pueblo que se ve, estas peñas, pese a ser de rodeno, tienen un color blanquecino, y de ahí el topónimo. |
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Siempre se había atribuido, de forma errónea, el topónimo, a la cima (Alto del Pinar) que hay al este del Collado de Mosquera. Ya hace muchos años que Luís Gispert, con varios libros publicados sobre Espadán, y todo un referente del excursionismo castellonense, me puso al corriente de este error. En el mapa Serra d'Espadà del Tossal Cartografies, sin duda el mejor mapa existente de la sierra, ya vienen reflejados correctamente los topónimos. |
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Las mismas peñas, ya durante el regreso a la Mosquera. |
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El rodeno, como siempre, muy artístico. |
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De nuevo en la masía bajamos a buscar el lecho del barranco, para trazar así una pequeña circular. |
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Los ingredientes principales de Espadà, rodeno... |
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...y alcornoques. |
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Este sendero paralelo al Barranco de Mosquera es la mejor manera de disfrutar de la exuberancia del paraje. |
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Entre la variopinta vegetación distinguimos bastante rusco (Ruscus aculeatus), y además con fruto. |
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Otro gigante de la sierra, destacando entre este magnífico bosque. |
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Un sendero, el cual no conocía, nos sacó del barranco y nos enlazó con el camino inicial. Espadà nunca nos ha fallado. |
Hola Dani.
ResponderEliminarLlevaba tiempo sin ver esas sureras tan espectaculares y la verdad que nunca defraudan. Como le recompone a uno después de muchas salidas fuera de su zona volver a los ámbitos naturales en los que ha crecido.
Además, yo soy un privilegiado pues he conocido y admirado ese alcornocal de la Mosquera y su frondosidad.
Muy curiosa la historia de la Masía de la Mosquera, y eso de la configuración de un jardín de
alcornoques hecho por el hombre para evitar la aparición invasiva del pino.
Un abrazo.
Hola Toni.
EliminarPues si no me falla la memoria, no había vuelto a la Mosquera desde aquella vez que fui con vosotros. No recuerdo exactamente en que año fue aquello, pero no debería dejar pasar tanto tiempo entre visita y visita, la verdad.
Un abrazo.
Hola Dani, y Toni. Menudos ejemplares de alcornoque derrocha esta sierra de Espadán. Ya recordaba yo los alcornoques que vimos en Espadán, cuando a final de 2021 subimos al pico Pinar, de 1102m, desde Torralba del Pinar.
ResponderEliminarNos gustó bastante esa sierra, y no se si por las fechas de finales de año, pero estaba muy tranquila de personal.
Aquí en Los Alcornocales, también vemos esos ruscus habitando entre quercus suber. Solemos ver al arrendajo en esos alcornocales, que se trata de un ave muy escurridiza y difícil de ver. Es importante aprenderte su sonido, porque la mayoría de veces, no lo verás, pero lo escucharas. Seguro que ahí también lo tenéis.
Esas formaciones de rodeno, parece que imitan una figura antropomorfa confeccionada por Lego. La imaginación es amplia tanto para ver como para escuchar.
Una propuesta muy interesante, amigo. Gracias por tu tiempo. Salud.
Hola Fran.
EliminarPues en Espadán pasa un poco como en otras sierras, que hay algunos lugares, cimas o rutas concretas que siempre suelen tener gran afluencia de gente y después hay otros en los que raras veces se acumula mucho personal. La zona de Torralba por donde estuvisteis vosotros no es de las más frecuentadas. Que sea la zona de la sierra que queda más a desmano de Valencia y Castellón influya en ello.
El arrendajo también es muy común aquí, sobre todo, como bien dices, si hay alcornoques cerca. Y si, son bastante difíciles de observar y fotografiar. Y su sonido... Cuantas veces he ido ensimismado por el bosque y de repente me he visto sobresaltado por ese graznido jajaja.
Un abrazo.
Hola Fran (y Dani)
EliminarTe cuento una cosa, Fran, respecto del canto de los pájaros. Yo por mi sordera total de agudos nunca he escuchado a las aves (como mucho el ulular del algún buho). Pero desde que me pusieron un implante coclear han llegado a mi los cantos de los pájaros en un concierto de sonidos que al principio me llegaban todos como muy iguales y metálicos, y que, poco a poco, voy distinguiendo (también han llegado las chicharras y grillos que al principio me resultaban un poco insoportables, jejeje) Para distinguir un arrendajo de otro pájaro aún lo veo dificil.
Con lo que flipo mucho ahora es con las ranas y sapos. Ayer mismo, recorriendo el río Escabas cerca de su ribera no paraban de oírse ranas durante mucho trayecto. Maru decía que no recordaba tanto croar de ranas tanto tiempo y para mi, imagínate que nunca las había oído.
Lo de las ranas está siendo un escándalo esta primavera. Uno de los paseos en llano que suelo hacer durante la lesión va junto a una rambla, y en las pozas que han quedado, los conciertos que dan estos batracios son brutales. Yo tampoco recordaba una primavera así en ese aspecto.
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