Sábado 13 de enero de 2024
Mi quinto Moncayo, y también quinto reportaje de ascensión a esta montaña que podéis encontrar en el blog. ¿Repetitivo?, hombre, a priori creo que no, pues son 5 reportajes entre 617... Además, por muchas veces que subamos a una cima, o hagamos una ruta, siempre habrá algún factor que la hará distinta a todas las anteriores. Cierto que así como he publicado todas las veces que he subido al Moncayo, no lo he hecho todas las veces que he subido, por ejemplo, al Pic d'Espadà. Ahí ya entra un criterio personal en el que ya no voy a ahondar. Lo que si que voy a explicaros, de manera muy breve, es el por qué este Moncayo fue diferente a los otros cuatro.

He subido al Moncayo hasta con 16 personas diferentes, entre las que se incluyen Josep y Esther, que fueron mis compis en esta edición de 2024. Un denominador común de las anteriores ascensiones habían sido las condiciones invernales, y que el punto de partida había sido el aparcamiento de Haya Seca. Bien, de nuevo repetíamos en invierno, pero encontramos cortada (hielo) la carretera que sube al santuario a la altura de la Fuente de la Teja, obligándonos a empezar la ruta allí. Así que hubo que sumar 500 metros de desnivel extra al ascenso. Pero bueno, no hay mal que por bien no venga, caminamos por unos bosques del Moncayo que no conocíamos. Y como en 2014 y en 2019, llevábamos idea de subir por la vía de los Gendarmes, pero al ingresar en la Hoya de San Miguel vimos que las condiciones no eran las más idóneas para subir por allí, y es que el paquetón de nieve que se veía desde lejos era muy engañoso, y pese a que en la pala si que había más espesor, estuvimos pinchando roca constantemente. Podríamos haber subido perfectamente sin crampones. De las cinco ascensiones esta fue sin duda en la que peores condiciones de nieve encontramos. El que no faltó a su cita fue el cierzo, que soplaba bestia no, lo siguiente. Creo que los tres batimos nuestro récord personal de permanencia en una cima, récord de menor permanencia, claro está. Bajamos de allí escopeteados. Tarazona fue el bonito escenario del tardeo post-ascensión...
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Antes de entrar en harina me vais a permitir que haga un viaje fotográfico en el tiempo, y enseñaros los cuatro Moncayos anteriores y a los amigos que me acompañaron en ellos. El primero, en febrero de 2011, con José María fill, Raúl, José María pare y Ana. |
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Segundo, en marzo de 2013, con Paco, Luís, Pedro, Alberto, Eva, Graciela y José María (padre e hijo). |
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Tercer Moncayo, con Jesús, en marzo de 2014. |
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Con Jaime, Miguel Ángel y David, en febrero de 2019. |
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Hecha la retrospectiva, volvamos a la ascensión que nos ocupa. Así veíamos el Moncayo, con iglesia de Bureta y el Palacio de los Condes de Bureta, esa mañana desde el parking de auto caravanas de Alberite de San Juan, en el que habíamos pasado la noche. Se intuía cargadito de nieve y a una cota bastante baja... |
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...y así era, pues a 1100 metros, que es a la altitud en la que empezamos caminar, ya la pisamos de forma continua. Foto de la Fuente del Sacristán, cuando ya llevábamos un ratico de ruta. |
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El itinerario hasta el santuario está muy bien señalizado. Caminando bajo hayedos desnudos, como era lógico en aquellas fechas. |
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Más arriba los pinos toman el relevo de las hayas. En un claro del pinar pudimos ver una de las palas del Moncayo, ya bien iluminado por el sol. |
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Tramo cercano al santuario. |
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En el santuario hicimos parada al sol para poner pinchos. A partir de aquí camino ya de sobra conocido hasta la cima. Al fondo el blanco skyline pirenaico. |
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Subiendo, a buen ritmo, hacia la Hoya de San Miguel. |
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Aquí la tenemos, la Hoya, o Pozo, de San Miguel, a la que también se la conoce como el Cucharón. |
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Justo al llegar allí se cubrió el cielo. A lo largo de la subida se fueron alternando grises y azules, ganando la partida al final los grises. |
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Mucha roca asomando. En ese momento nos dimos cuenta que no había tanta nieve como pensábamos, y que tampoco estaba en las mejores condiciones. |
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Nada más tuvimos a la vista la vía de los Gendarmes nos dimos cuenta que no se daban las mejores condiciones para subir por allí...
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...así que subimos por la vía más clásica directa de la pala, que por clásica no deja de ser chula. |
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Pues hala, al tajo. Siempre me ha gustado el contraste de estas nevadas laderas con los tonos oscuros de la Depresión del Ebro. |
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Dejamos los Gendarmes para otra ocasión que haya mejores condiciones. |
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También sopesamos durante un instante subir por uno de estos dos corredores (por el derecha subimos en 2013, pero con el triple de nieve)... |
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...pero decidimos continuar por la pala. En esos momentos volvía a afianzarse el sol. |
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Mirada hacia la zona de la Escupidera, que por desgracia se está convirtiendo en un punto negro de las montañas ibéricas. Solo es mi opinión, pero creo que con nieve es más seguro subir, y bajar, al Moncayo por la pala que por la vía de verano. |
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En esta foto se aprecia lo pastosa que estaba la nieve, y también como afloraba la roca. |
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Aún así, y para más seguridad, descolgamos los piolets de las mochilas.
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Mis dos compis en acción. |
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Entrando en la zona más inclinada de la pala. |
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Como estaréis viendo no solo afloraban las rocas, también lo hacían los piornos, señal de que no era mucho el espesor. |
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Entrando en el embudo final. |
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La inclinación iba en aumento. |
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Buscando detalles en las laderas del Moncayo, como este grupo que bajaba por la vía de verano... |
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...o esta pareja que caminaba por la cuerda cimera. |
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Super-identificado con esta imagen 😉. |
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¡¡Venga!! a por el último arreón. |
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La cornisa que se suele formar arriba hoy apenas existía... |
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...por lo que fue mucho más fácil que de costumbre rematar la subida. |
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Josep, en la loma cimera, con el Cerro de San Juan tras él, todo quedaba en familia 😉. |
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Y aquí mi quinto cromo en la cima del Moncayo, de nuevo rodeado de buenos amigos y reivindicando una buena causa, y que por cierto, terminó en victoria 💪. |
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El cierzo hizo insoportable la permanencia en la cima, así que pocas fotos pude hacer, y de esas pocas la mayoría fueron al pilón cimero... |
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...y las caprichosas formas de hielo moldeadas por el propio cierzo. |
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Aprovecho esta imagen para hacer un par de apuntes personales del Moncayo. La ascensión de 2011 fue mi primera ascensión invernal y la primera vez que me calcé unos crampones. Y el Moncayo es la montaña no valenciana a la que más veces he subido. |
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Podríamos haber evitado el ventarrón, que no el ventorro (qué sinvergüenza de President de la Generalitat que tenemos), de inmediato bajando por donde habíamos subido, pero en un acto de masoquismo voluntario continuamos por la cuerda hasta el collado al este del Cerro de San Juan para bajar por la vía de verano. |
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Así que estuvimos un buen rato caminado, y aunque no lo parezca, a golpe constante de cierzo. Eso si, a nivel fotográfico este tramo es una pasada. |
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Inmensidad blanca en la que los montañeros empequeñecemos... |
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...e incluso hacemos amagos de desaparecer. |
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Aunque existen algunas leyendas sobre el origen del topónimo Moncayo, la teoría más probable es que provenga del latín Mons caunus o Mons caius (Monte Blanco, o Cano), hoy sin duda la montaña hacia honor a esa denominación. |
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Hay montañas que cuando se visten de blanco cobran otra dimensión, y el Pico de San Miguel es una de ellas. |
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Ya por la vía de verano, la cual no hay que subestimar en condiciones invernales, sobre todo si aflora el hielo, ahí si que hay que extremar precauciones e incluso, si es posible, evitarla. |
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Mucha roca asomando también en esta vertiente.
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Y con esta foto, ya no hice más, finaliza el reportaje de esta ascensión al Moncayo... |
...Pero no la entrada, pues en esta, y es lo que la diferencia de las cuatro anteriores del Moncayo, vais a encontrar, y de hecho ya la estáis leyendo, una pequeña reseña de la Vía Ferrata Hipocrática de Calcena, en el extremo sur-oriental del Parque Natural del Moncayo, la cual hicimos el día siguiente para complementar la escapada.
La vía está construida en un bonito rincón calizo a las afueras de Calcena. Se trata de un recorrido muy corto y sencillo, ideal para iniciación, cuyo mayor atractivo es un espectacular puente tibetano de unos 80 metros. La cara oculta del Moncayo tiene muchos rincones interesantes que tenemos pendiente explorar, quizás el habernos acercado a hacer esta ferrata nos animé a venir más a menudo a esta zona y empezar a descubrirlos...
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Las peñas en las que está instalada la vía, durante la aproximación a la misma. |
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Y aquí la Ermita de San Roque, con Calcena detrás. Como veis la vía está al ladito del pueblo. |
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Las cercanas Peñas del Cabo estuvieron presentes durante toda la vía. |
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Esta empieza con un tramo horizontal sobre una repisa. |
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De inmediato viene la primera sección vertical. |
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Una pequeña repisa en la que poder efectuar un descanso en esta primera vertical. |
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Luego viene una corta travesía horizontal... |
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...a a que le sigue una segunda vertical, en la que la pared hace un poco de panza. |
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Llegando a ese pequeño desplome, donde la vía ya ha alcanzado buena altura. |
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La grapas son abundantes y hay poca separación entre ellas, así que sin problema. |
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Con la altura ganada tuvimos una visión más amplia del entorno y de las Peñas del Cabo. |
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Cada vez soy menos amigo de los selfies, pero bueno, un par o tres al año no hacen daño... |
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Terminadas las verticalidades el recorrido sigue por esta corta pero estética cresta. Al fondo Calcena, enclavada en el valle del Río Isuela (no confundir con el Río Isuela de Huesca). |
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Tras la cresta viene un corto pero interesante paso en diagonal, en el que queda un buen patio a nuestra izquierda. |
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El paso desde arriba. |
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Más miradas al entorno. Dentado perfil de las Peñas Albas, al norte de Calcena, y que ofrecen una interesante excursión. |
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Descendiendo por la canaleta que da acceso al espectacular puente, punto estelar del recorrido. |
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Aquí tenemos a Josep en mitad del puente... |
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...y finalizándolo. |
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Turno de Esther. Como es obvio el puente se mueve bastante en su parte central. |
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Y así finaliza el recorrido de la ferrata. Por cierto, en la mayoría de las fuentes consultadas para la realización de este reportaje inciden en que la construcción de esta vía fue impulsada por el Dr. José Ramón Morandeira (1945-2012), reputado cirujano y montañero. De esto deducimos el porqué de Hipocrática. |
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El retorno se efectúa por la amplia canal que hay bajo el puente. Durante la bajada pudimos ver a unos compañeros cruzándolo. |
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Aquí uno de los compis en el puente, con un buitre supervisando la acción. |
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Y ahora si, con esta foto, termina el reportaje de esta fructífera escapada a los dominios del Moncayo. |
Hola Dani.
ResponderEliminarPues sabes lo que te digo; que cuando ha pasado un tiempo largo y vuelven a echar Espartaco, el Señor de los Anillos o El Padrino, sé que voy a verlas, aunque me las haya visionado varias veces.
Lo mismo pasa con tu película El Moncayo, con la suerte que nunca hay dos iguales, pues esa parte alta nevada, desde los hayedos de abajo del cucharón hasta la cima esas lomas blancas azotadas por el cierzo y el hielo tiene algo hipnótico y sí encima le sumas un ferrata tan chula como esta con la visión de esas peñas, queda un jornada muy cinematográfica.
Después de leer tu entrada, he ido a ver la de nuestra ascensión y me ha alegrado ver mucho a Nacho, cuando era Nachete, allí con sus crampones, disfrutando como un enano. Además, pudimos comprobar de primera mano, lo peliagudo y peligroso que es la escupidera helada, sobre todo en bajada, aunque nosotros con nuestros pinchos tan contentos y seguros.
Un abrazo.
Hola Toni.
EliminarDe nuevo has estado muy fino con el sími, pues esa comparación Moncayo/saga cinematográfica me ha parecido soberbia. Yo también me he vuelto a leer la crónica de vuestra ascensión, no recordaba que pillasteis bastante nieve... Y Nacho sería aún Nachete, pero ya había pegado un buen estirón 😉.
Respecto al Moncayo. Mira, ahora mismo estoy liado con el reportaje de la Sagra, montaña que se suele comparar bastante con el Moncayo, y en el texto de la entrada incido en eso, que todas estas montañas que emergen de las llanuras, solitarias y poderosas, se llamen Moncayo, la Sagra, Ventoux, Montgó, Ocejón o Turbón, poseen un magnetismo brutal.
Y luego, el hacer esa pequeña vía ferrata nos sirvió para descubrir que la Sierra del Moncayo es mucho más que el Pico de San Miguel, y que tiene un abanico excursionista muy sugerente. Desde luego que la próxima vez que vayamos a subir al Moncayo complementaremos la escapada con alguna rutilla de esta zona de Calcena.
Un abrazo.
Hola Dani.
ResponderEliminarPues no esta nada mal cinco Moncayos. No creo que mucha gente de fuera de la provincia de Zaragoza, tenga esa cantidad de cimas.
Normalmente, cuando hay placas de hielo, siempre a la altura de la fuente de la Teja, ponen el control. Nosotros, por eso siempre vamos con un coche con ruedas de invierno (también dejar pasar con ruedas de cuatro estaciones), aunque, si nunca habíais subido desde tan abajo, eso que ganasteis, además, desde ese punto te sale una circular bien maja, bajando por el collado de Castilla y el barranco de Agramonte, que hubierais ido más protegidos del viento, evitando bajar por la vía de verano, que, a mí en invierno no me parece precisamente segura.
Luego, el tema de la nieve, siempre es muy falso, es una zona con grandes contrastes y ahora, con los inviernos tan raros, tan pronto te cae una nevada de la leche, como te vienen varios días de anticiclón, además del cierzo, que barre toda de la pala y la deposita abajo. Vamos, que hasta que no te encuentras in situ, no sabes lo que te vas a encontrar y subir por el Cucharón, es la mejor opción.
Lo que me ha sorprendido, es el puente tibetano de la Vía Ferrata Hipocrática de Calcena, imagino, que será bastante reciente y le da un plus a una vía, que, las dos veces que he intentado hacer, no he podido, así que la tengo pendiente.
La zona de Calcena, merece mucho la pena y además, es más tranquila, tienes el alberge y en Purujosa, hay una zona para autocaravanas y furgonetas.
Salud y montaña.
Hola Eduardo.
EliminarNo nos molestó en absoluto empezar la ruta desde la Fuente de la Teja, al fin y al cabo no daban mal tiempo por la tarde, así que para nada nos importó que la ruta se alargara tres horas más, con el añadido de que pudimos disfrutar del paso bajo esos bosques tan chulos.
Y no hubiese estado mal hacer esa circular que comentas. Quizás si hubiésemos estado un rato más en la cima, o nos hubiésemos sentado a comer algo allí, seguramente lo hubiésemos estudiado, pero era tan desagradable el cierzo que salimos de allí lo antes posible, y lo más rápido fue bajar por donde habíamos subido, aunque al final bajásemos por la vía de verano, que tienes razón, en condiciones invernales se ha de ir con los cinco sentidos y sabiendo hacer uso del material invernal.
Pues mira, como conduje de noche desde Tarazona a Calcena, no vimos nada del paisaje, pero el día siguiente, después de la ferrata, y de regreso a casa, si que vimos el tramo comprendido entre Calcena y Trasobares y nos pareció muy chulo. Así que como le he dicho a Toni, el próximo Moncayo lo complementaremos con alguna ruta por esa zona.
La vía ferrata nos gustó bastante, pero es muy cortita, en media hora la tienes hecha. Y el puente, si, no se cuanto tiempo lleva instalado, pero se veía bastante nuevo.
Me apunto esa área de furgonetas de Purujosa 😉. La de Calcena, que es en la que dormimos nosotros también está muy apañada.
Un saludo.
Otro reportaje ameno e interesante, con efemérides incluídas, y que me lo he leído escuchando de fondo a Rush.
ResponderEliminarMe alegra que esa petición contra la planta megasolar o megaplanta solar de Carcaixent fuese tenida en cuenta y se escuchase a los vecinos. Yo siempre digo que hay que escuchar a los vecinos y a los ecologistas, si no, no tendríamos nada. Muy agradable ver personas haciéndose fotos en cumbres con sus banderolas reivindicativas.
Sobre el ventarrón, y el Ventorro... muy ocurrente y mejor crítica. Ese impresentable del President... mejor ni lo mencionamos.
El topónimo del Moncayo... no lo sabía, y tiene mucha lógica. Es interesante buscar de dónde vienen, sobre todo, los topónimos.
La nieve al Moncayo le da un toque especial... las luces por la cuerda, te salieron brutales. No se aprecia el viento en una foto, pero se hace uno a la idea.
La ferrata, muy guapa. Muy bien lo de meterla en una sola entrada " moncayera".
En otra entrada me hablabas sobre las aves, lo de los vencejos... la verdad es que estos últimos años hemos aprendido muchísimo sobre aves. Ya no salimos a la montaña casi nunca sin prismático. Siempre nos paramos en los bosquecillos a intentar localizar los que se escuchan en algún árbol. Hemos visto de todo... aves que antes se nos pasaban desapercibidas, como el roquero solitario, el roquero rojo, el avión roquero, las águilas calzadas, las culebreras, el milano real... es emocionante identificarlas. Tenemos muchas ganas de observar al gorrión alpino y al treparriscos. Son preciosos y muy escasos... y se camuflan muy bien. El treparriscos se puede ver en paredes verticales... de ahí su nombre. Y el gorrión, en pisos alpinos... sobre los 2000m. Por ejemplo, en Picos de Europa, sabemos que están, y por Bielsa, también. Habrá que ir atento la próxima vez.
Un abrazo, y que pase ya este calor...
Qué monstruos Rush. Que una banda sea tan ampliamente admirada, e idolatrada, por otros artistas que vinieron detrás habla muy bien de ella. Yo tengo etapas de escuchar mucho a una banda o artista, y curiosamente durante esta convalecencia por la lesión de rodilla hubo unas semanas que escuché mucho a Rush. Qué musicazos los tres, pero en especial el maestro de las baquetas Neil Peart. Inolvidable. Es alucinante ver los directos de la banda en YouTube y cuando le llegaba el turno al solo de Tom Sawyer ver a la gente del público haciendo "air drumming". Rush son el ejemplo perfecto de como hacer rock, o metal, progresivo, sin llegar a parecerme empalagoso, como me ocurre con los más recientes trabajos de Dream Theater. Por esa razón del genero progresivo son pocas bandas las que me llegan, una de ellas es Rush, y si tuviera que nombrar otra diría Dry River 😉. Y siguiendo con Rush, dedícale una escucha a Envy of None, en especial al disco Stygian Wavz. Es un proyecto del guitarrista de Rush Alex Lifeson, y me parece una propuesta bastante interesante.
EliminarRespecto a la bandera con la que salimos en la foto de la cima. Josep es una persona muy comprometida con este tipo de causas mediambientales. No hace mucho organizó varias jornadas de limpieza de en algunos barrancos cercanos a Carcaixent, a las cuales no pude acudir, pero un día sacaron multitud de chatarra de debajo del agua, incluso lavadoras!!! Y en otra ocasión hicieron captura de miles de tortugas invasoras, que estaban suponiendo un grave problema en la zona. La bandera palestina, que por cierto, está ondeando en Penyagolosa, colgada de la pared, para que no la puedan retirar, siempre va en su mochila.
Dices que hay que escuchar a los vecinos y a los ecologistas, y tienes toda la razón del mundo, pero hay zonas, por ejemplo en la que vivo yo, en la que se utiliza el término ecologista con un desprecio increíble, y se les culpa de todo a ellos, incluso de la DANA de Valencia, ya que hemos mencionado al caradura e impresentable de Mazón. Aquí en Betxí sin ir más lejos, con el tema de la prohibición del "parany" (una tradicional caza de aves de la Plana) se llegaron a protagonizar agresiones por parte de algún cazador cerril a una ecologista. Por eso que en depende que zonas, es mucho más complicado que las propuestas ecologistas puedan ser llevadas a cabo.
Julio nos dio unos día de tregua por aquí, pero agosto se ha presentado de nuevo soporífero...
Un abrazo.