25 de octubre de 2025

Sierra de las Cabras y la Atalaya (2083 m.)

 Domingo 14 de abril de 2024

La escapada a la Sagra nos venía al pelo para tachar Albacete de mi lenta, intermitente y nada prioritaria carrera de los techos provinciales. El caserío de Fuente de la Carrasca era el lugar perfecto que nos permitía trazar una ruta de ascenso a la Atalaya que no nos emplease más de cuatro horas, para así después de la ruta irnos a comer a algún pueblo cercano (ciudad en este caso, pues fue en Caravaca de la Cruz), y regresar tranquilamente por la tarde a Betxí. A continuación un resumen de unas cuatro horas muy bien aprovechadas en la Sierra de las Cabras.



Creo que nunca había conducido por una carretera tan bacheada como la que lleva a Fuente de la Carrasca, tuve que conducir con sumo cuidado pues habían algunos baches bastante profundos, y aún así no conseguí evitarlos todos. Pero bueno, la cuestión es que terminamos llegando, y en una pequeña era de este aislado caserío encontramos un lugar la mar de tranquilo en el que pasar la noche, y en el que por la mañana, nada más despertar, pudimos distinguir, al sur y en la lejanía, el blanco skyline de Sierra Nevada que no pudimos ver desde la cima de la Sagra el día anterior. Si esto no es empezar con buen pie...

Tal y como planteamos la circular llegar a la parte alta de la sierra requirió de un peleón monte a través que me hizo mirar el GPS más de la cuenta, cuando más allá de esa pequeña pantalla se estaba abriendo un panorama visual excelente... Con la llegada a las alturas albaceteñas se empezó a dibujar una tenue trocha, que no un sendero, que nos sirvió de guía mientras nos íbamos subiendo, con algunas trepadas incluidas, a todas las cotas de este sector de la Sierra de las Cabras que superan los 2000 metros, sumando al final un total de cinco, incluida, claro está, la Atalaya. Allí hicimos la sentada más larga de todas, pues el precioso panorama 360º merecía ser degustado con calma, así como el interesante y solitario paisaje calizo de esta Sierra de las Cabras. Para la bajada si que nos aprovechamos de algo ya más parecido a un sendero, que bajaba hasta Fuente de la Carrasca de forma muy directa y descompuesta. Durante esta bajada, y al igual que en la bacheada carreterilla, también tuve que proceder con cuidado, obteniendo más éxito, ya que si conduciendo no logré evitar todos los baches, aquí si que logré salvar a mi culo del beso del duro suelo...

Que nos llevamos una gratísima sorpresa con la Sierra de las Cabras, oigan. Unos meses después, ya a finales de 2024, volvimos de nuevo a sierras albaceteñas, donde hicimos una de las mejores rutas de ese año. Cuando le llegue el turno ya os contaré esa historia...

Nuestro hotel en Fuente de la Carrasca. De nuevo volvía a amanecer un día espléndido en las Béticas...

...incluso mejor que el que tuvimos el día anterior en la Sagra, ya que sin dar ni un paso ya pudimos distinguir el skyline de Sierra Nevada.

Caminamos inicialmente por la propia carretera, hasta que encontramos un caminete que nos condujo a esta majada con sus cortijos.

Atravesada la majada nos montamos en la sierra. No fue fácil orientarse ni avanzar por el bosque inicial.

Por suerte, al ir ganando la partida la caliza ya nos pudimos orientar mejor, encontrando incluso algún hito esporádico. De todas maneras cogí como referencia este espinazo rocoso para ir más pendiente del terreno que del GPS.

Las vistas empezaban a ser de escándalo, con la predominante y prominente Sagra...

...y la espectacular y blanca Sierra Nevada, con el techo peninsular, el gran Mulhacén a la cabeza.

También vimos Puebla de Don Fadrique, donde me tomé dos fríos quintos la tarde anterior, tras haber subido a la Sagra.

Las dificultades que fuimos encontrando en esta arista fueron mínimas...

...y cuando en algunos puntos se puso aguda pudimos escorar a una u otra vertiente.

El panorama visual se iba ampliando. Vemos aquí el Calar de la Sima y el Cerro de las Mentiras, los cuales visitamos unos meses después en una ruta sobresaliente. Más atrás se distingue la Peña del Cambrón.

Calar del Mundo y Pico Almenara, en la Sierra de Alcaraz.

El Yelmo, en la Sierra de Segura.

Una última trepada...

...y nos plantamos en lo alto del Cagasero, primera cima de la mañana.

El Cagasero, curioso topónimo. Su altitud, 2043 metros. El título del tercer disco de los Marea, escenificado en la foto 😅.

Vistas hacia el sur...

...con la poderosa Sagra y Sierra Nevada al fondo.

La zona de los calares de la Sierra de Segura cerraban el horizonte a poniente.

Y hacia el norte lo hacían sierras murcianas.

Coronada esta primera cota continuamos con la marcha, fijándonos en el Calderón, que sería la quinta cima de la mañana.



Bajando hacia un collado...

...y fijándonos en el siguiente objetivo, la Piedra de la Lobera.

Collado. Desde allí vimos que una de las peñas cercanas a la Piedra de la Lobera...

...tenía un inquilino, que realizó un magnífico despegue cuando nos fuimos aproximando.

Piedra en la que estaba nuestro amigo el carroñero, con el Cagasero detrás.

Alrededor de la Piedra de la Lobera hay un interesante conjunto calizo. Omnipresente Sagra.

Laia ya se olía que íbamos a subir a lo más alto del mogote rocoso, o al menos a intentarlo, así que ya me estaba esperando en la base 😉.

Por aquí se trepa sin problema hasta lo más alto.

Piedra de la Lobera, 2018 metros, un madero pintado de rosa hace las veces de hito cimero.

Vistas hacia de la Piedra de la Lobera hacia el este, hacia donde se extiende una intermitente cresta, que enlaza con el pico de las Cabras.

Nos bajamos de la estrecha cima de la Piedra de la Lobera y continuamos lo más ceñidos posible al cordal, pegados a una rústica alambrada.

Piedra de la Lobera.

Piedra de la Lobera y el Cagasero.

Agreste y soberbio paisaje de este sector de la Sierra de las Cabras.

El Calderón y la Sagra.

Llegados a un punto nos topamos con esta barrera caliza, que había que superar sí o sí para poder llegar a la cima de las Cabras. Parecía más asequible ir por la izquierda...

...pero la osada Laia optó por subir por aquí, así que la seguí.

El pasito en cuestión desde arriba 😅.

Superado ese pasete alcanzamos una pequeña meseta, donde ya pudimos distinguir el punto geodésico de las Cabras.

Si agudizáis la vista le encontrareis el sentido al topónimo de esta sierra 😉.

Espectaculares precipicios que caen al norte de la cima. No esperábamos encontrar esto, fue un sorpresón.

Tras superar un lapiaz alcanzamos la cima de las Cabras.

Contentos, a 2080 metros de altitud.

Desde la cima pude conseguir esta resultona superposición con el Calderón y la Sagra.

Mirando al este pudimos ver los Cacarines, un grupo de cimas y cotas de la Sierra de las Cabras que también superan los 2000 metros.

Amplisímo panorama hacia el norte.

Y hacia el sur... Sobran las palabras.

El Cagasero posee una potente pala en su vertiente norte.

La Atalaya, siguiente estación. Unas mediciones más precisas del IGN dictaminaron que esta cota es la más elevada de Albacete...

...honor que siempre había ostentado la cima de las Cabras. 3 metros es la diferencia de una cima a otra.

Si medimos a nivel estético, a mi me parece más atractiva la cima de las Cabras que la Atalaya.

De camino a la Atalaya volvimos a ver los Cacarines, y también, a la derecha de la foto, el macizo de Revolcadores, el cual alberga la cima del Obispo, techo de Murcia, el cual tenemos pendiente.

Aquí, al igual que el día anterior en la Sagra, también encontramos alguno de esos pinos retorcidos que tanto me gustan.

Laia, a punto de alcanzar el hito cimero de la Atalaya.

En esos precisos momentos no había en toda la provincia de Albacete ningún perrete a más altitud que Laia 😅.

La Atalaya, 2083 metros. De todos los techos provinciales que he subido, que no llegan ni a la mitad de la lista, este ha sido el más especial de todos...

...ya que mi fiel compañera, ese día 14 de abril ❤️💛💜, cumplía nada más y nada menos que diez años. Me emocioné mucho, pues a Laia le diagnosticaron leishmania cuando apenas tenía un año y medio. En aquel momento nadie en casa pensábamos que llegaría a esta edad, pero nos equivocábamos. Esta perrita todo lo que tiene de cariñosa lo tiene de fuerte. Camino de los 12 años, y con continuas recaídas (mientras escribo estas líneas está de nuevo en tratamiento) y sigue acompañándome, junto con Senda, que va camino de los 14 años, todos los días a caminar por la montaña.

Según la RAE, una de las definiciones de atalaya es Altura desde donde se descubre mucho espacio de tierra o mar. Esta Atalaya, y en conjunto toda la Sierra de las Cabras, cumple con creces con esa definición.

Balconazo hacia el sur.

Inevitable no pensar en el gran Enrique Bunbury cantando eso de Estos son mis dominios, desde esta atalaya, hasta donde la vista alcanza, nada de lo que ves es mío.

Con el techo albaceteño en la butxaca nos fuimos a por la quinta cima de la mañana, el Calderón.

Esta es la corta pero pedregosa cuesta que da acceso a su cima.

La Atalaya, durante esta subida.

El Calderón, de 2071 metros, completó el póker.

Venga, una ultima del majestuoso Muley-Hassen.

Al poco de bajar del Calderón vimos este picacho rocoso, que viene reseñado en algunos sitios como Piedra de los Enamorados y que también supera los 2000 metros. No creáis que no me seducía añadir una sexta cima a la ruta, pero por cuestión de tiempo, y de hambre, decidí no entretenernos buscando una posible vía de subida. 

Eso sí, unas cuantas fotos de alguno de sus detalles calizos si que me paré a hacer.

Escarpes de la Piedra de los Enamorados.

Ladera sur de la Atalaya, durante la bajada.

Más abajo encontramos otro afloramiento rocoso...

...con aprisco ganadero adosado.

Los últimos compases cobraron un tono más rural. Lo escenifica este cortijo.

Un último vistazo a la Atalaya.

Llegando a Fuente de la Carrasca, con la susodicha fuente.

Fuente de la Carrasca con la Sagra, late motiv de esta perfecta escapada al sur.

Calle principal, y única, de Fuente de la Carrasca, en la que flotaba la inconfundible fragancia de la comida casera.

Fin de esta preciosa ruta, que Laia celebró con unos revolcones 😅.



8 comentarios:

  1. Con lo poco comentarista que estoy últimamente , que no lector de tus preciosos reportajes, no me resisto a felicitaros por este par de rutas albaceteñas pero sobre todo, porque,¡joder!, me has tocado la fibra con el cumple de tu siempre fiel Laia. Os quiero !!!!!

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    1. Paco, amigo mío!!! Qué inmensa alegría verte por aquí. Espero que vaya todo bien. Mañana te mando un mensaje.
      Un abrazo fuerte, y se te quiere a ti también!!

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  2. Pues desde ese mismo cortijo subimos nosotros en 2011 a la Atalaya y Las Cabras.
    Nos gustó bastante esta sierra, y también Revolcadores. Tienen una vistas amplias. Cuando subimos nosotros había cantidad de bolsones de procesionaria por toda la subida, y los pinos cencellados.
    Veo que aquel 14 de abril, Laia cumplía años... una década de acompañarte a las montañas... eso es auténtico, la verdad, y que siga algunos más. Salud para ambos.
    Oye, y esos pinos retorcidos... los más altos de la provincia, claro está. Poco se habla de eso... del árbol más alto de cada provincia.
    Un saludo, amigo... y decirte que ayer fuimos a Sierra de Grazalema, por fin... que ya ha llovido algo, poco, pero hay zonas verdes ya por esas calizas... y el domingo me bañé en la playa.
    Un abrazo, y mucho ánimo... estaremos pendiente de aquella ruta por tierras albaceteñas, cuando le toque.

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    1. Fran, he ido de cabeza a Caminos y Caños para buscar ese ascenso vuestro a las Cabras y a la Atalaya, y data de 2012 el reportaje, es decir que también lleváis tiempo resistiendo a la inmediatez de las redes sociales. Me han encantado esas fotos de los pinos salgareños recubiertos de escarcha.

      Muy chula, y sorprendente, esta Sierra de las Cabras, es verdad. Revolcadores, y el Obispo, los tengo pendientes, a ver si lo soluciono pronto, pues es una zona que no me queda tan y tan lejos, incluso más cercana que la Sagra.

      Nombras la procesionaria... Pues mira, el otro día me hablabas del boj, pues resulta que hay una oruga, mucho más pequeña que la procesionaria, y que proviene de China, que se pirra por el boj, y lo deja sin hoja. Hasta ahora el problema atañía a ese bello triangulo castellonense/tarraconense/turolense de La Tinença/El Port/Matarraña, pero este verano he visto que los bojedales del Pre-Pirineo Catalán también se han visto afectados por el puto gusano. El otro día estuvimos por el Matarraña y vimos que el boj vuelve a brotar, pero el panorama que deja cuando se queda todo seco, es desolador...

      Pues mira, te contesto recién llegado del Moncayo, del cual tenía pendiente visitar en otoño, y oye, acertamos, pues disfrutamos de unos colores otoñales espectaculares. Subimos desde Fuente de la Teja, pasando por el Collado de Castilla, y Laia se subió los 1200 metros positivos como si nada. Está más en forma que yo jajaja.

      Un abrazo.

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  3. Hola Dani.

    Ya tenía ganas yo de leer tu crónica a las Cabras y el Atalaya, que me habías contado, al igual que la del Pico Mentiras.

    La 7ª foto es brutal, al igual que todas las vistas sureñas donde Sierra Nevada y la Sagra emergen. Me encantan estos montañoñes carentes de masificación, con vistas hasta el más allá y con esa geologia botánica digna del erial de alta montaña.

    Fíjate que de los primeros viajes senderistas que hicimos Maru y yo juntos fue por el sur de Albacete y hicimos una pequeña incursión por el macizo este de las Cabras y el Atalaya, pero ya ni me acuerdo hasta donde llegamos ni de donde empezamos. Te paso el enlace de esta foto de aquella subida, que solo hicimos una parte.

    https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEidoDXcWJT_Pnm1g6NFiO-A-OBBTi9H2YWDBFB5J5bk7ZeyKSdK5fUGVHbzCJbc6ibWuV7NyRToEJME6e39T0aSzuF3AG-zjNY5rvGShDqT5sybO4Tkd8G3lqDA2UVJfC6XsC9ZtXKTAiUf/s640/senderistas+107.jpg

    De lo que le cuentas a Fran del Boj y la oruga, cuando me dijiste que en el prepirineo también la has visto, me entró bastante temor, pues se supone que es tierra de heladas mañaneras y frío intenso en invierno, al igual que la Serranía de Cuenca, Alto Tajo y Sierra de Albarracín, comarcas de muchísimo boj. Por lo que habrá que irse preparando con resignación.

    Por último y primordial, la perrita republicana, Laia. Que bonita efeméride y que cantidad de anécdotas y vivencias. Además, la amistad de Maru y mía con vosotros va casi en paralelo con la vida de Laia y son tantas las veces que hemos andado con ella que es una más. Que gusto da verla apretarse a estas alturas sus 1200 metros de desnivel como si nada.

    Un abrazo.

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    1. Hola Toni.

      Lo único que logro discernir de esa foto es que Maru tenía mucha hambre jajajaja.

      Fíjate si es cierto lo que comentas de Laia, pues su primera gran montaña fue el Benicadell, cuando solo tenía seis meses, y aquel día fue precisamente el de nuestra primera ruta conjunta... El lunes en el Moncayo, durante la subida al Collado de Castilla fue delante de mi, pero lo que suele ser normal, pero del collado a la cima, una pedregosa pala de 400 metros de desnivel, hubo momentos que me sacaba 50 metros verticales de ventaja, eso sí después de la ruta, nada más subir a la furgoneta, cayó rendida...

      Muy panorámica y agreste esta Sierra de las Cabras, la verdad es que me llevé una gratísima sorpresa. Y otro punto a favor de las Cabras es la soledad que se respira, y es que esta sierra no es muy común verla en tik-toks ni en reels de Instagram, y eso tiene muchísimo que ver con la masificación que sufren ciertos lugares.

      A este ritmo, el turno para el reportaje de la ruta del Pico de las Mentiras llegará, calculo yo, para principios de 2027... Pero en unos días publicaré una rutilla en la que estuvimos casi todo el rato andando por provincia de Albacete.

      Muy preocupante lo del gusano del boj, pues así como los pinos afectados por la procesionaria vuelven a brotar, aquellos pequeños brotes del boj que vimos el otro día por el Matarraña no tienen pinta de prosperar.

      Un abrazo.

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    2. Y es que eso decían de la procesionaria, que a cierta altitud no aguantaba las bajas temperaturas, y al final parece que ha adaptado al frío. Igual ocurre lo mismo con esta oruga del boj...

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    3. Dani, Toni, pues estoy de acuerdo en lo de la procesionaria, y eso que yo de botánica no tengo mucha idea, ni tampoco de lepidópteros (supongo que la procesionaria lo es), pero en Sierra Nevada, a 2500 m de altitud, hay procesionaria.
      Un saludo, chavales.

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