13 de noviembre de 2025

Intento al Gran Bachimala

 Sábado 25 de mayo de 2024

Escapada al Pirineo con Eli, Ximo y David, unos amigos del club Rotipet de Canet d'en Berenguer. El objetivo principal de la escapada fue subir a la cima del Gran Bachimala, pero pasó una de esas veces en las que la montaña no te lo pone nada fácil y terminas por abandonar. Pero aunque no logramos la cima si que conseguí lo que a mi parecer fue una colección espectacular de fotos, que justifican la publicación de este reportaje, que a mi me ha costado elaborar unos días y que a vosotros solo os costará de leer unos minutos.



Si bien al final fueron las condiciones de la nieve lo que nos llevaron a abandonar, también influyeron dos errores nuestros. En el primero entono el mea culpa, ya que cometí un error de lectura de la ruta y cuando me di cuenta me obstiné con recuperar el trazado correcto dando un rodeo, cuando lo más práctico hubiese sido retroceder. Total, que perdimos una hora preciosa y realizamos un esfuerzo extra, además de percatarnos del segundo error, que fue no haber traído las raquetas de nieve... Esperábamos que al recuperar el trazado correcto encontraríamos huella en la nieve... Nada más lejos de la realidad. Una capa reciente de nieve había cubierto la capa más antigua y la traza que pudiese existir en ella. Nada, había que mentalizarse de que nos tocaría ir abriendo huella hasta arriba, hundiéndonos casi hasta la rodilla... Y pese a que David y yo nos fuimos turnando en la labor (David haciendo relevos más largos que los míos), la reventada estaba siendo máxima, y el avance muy lento, tanto que cuando miramos el reloj llevábamos 4 horas y media de ruta, el tiempo que habíamos calculado que nos costaría llegar a la cima, y aún nos faltaban 500 metros largos de desnivel... Así que hicimos un consenso rápido y decidimos que lo mejor sería dejar el Gran Bachimala para otra ocasión y empezar a bajar hacia Viadós.

Y ahora es cuando deberían venir los típicos tópicos de cuando no se consigue subir a una montaña, y que no voy a nombrar para precisamente no caer en ellos. Solo añadiré que durante las horas que estuvimos por la montaña tuvimos el enorme privilegio de estar viendo, y además resaltada por la nieve, la cara oeste del macizo de Posets, una de las vertientes más majestuosas de todo el Pirineo, y eso ya es un premio, y de los gordos.

El macizo de Llardana/Posets, bien visible desde el punto en el que iniciamos la ruta.

Justo en frente de donde aparcamos arrancaba un sendero, que nos aproximó al Refugio de Viadós. Precioso paisaje, con las cimas más meridionales de Llardana, el Collado de Eriste o de la Forqueta, los Picos de Eriste y el Puntal de Barrau.

Refugio de Viadós, que se encontraba cerrado por aquellas fechas.

El emergente sol resaltaba el resplandeciente verde primaveral de las Bordas de Viadós, creando un bonito contraste con la nieve de las cumbres.

Tras el paso por Viadós afrontamos una subida con fuerte pendiente por el interior de un bosque. Al salir del mismo tuvimos el primer contacto visual con el macizo del Gran Bachimala.

En este tramo de subida fuimos remontando lomas herbosas. En una de ellas se encuentra la Cabaña del Sarrau, con el Pico del Montó detrás.

Eli y Ximo, remontando estas amables pendientes, con la poderosa vertiente occidental tras ellos.

Y aquí el menda lerenda, posando ante tal magnífico paisaje.

En este tramo de subida vimos los Picos de la Cufreda, a los cuales ascendimos en 2015, y el Pico de Baliner.

Tras el Montó aparecieron Punta Suelza, ascendida en 2018, y su inseparable Punta Fuesa.

Alcanzamos una de las secciones más vistosas de esta parte inicial de la subida...

...donde pude capturar el avance de mis compis con la soberbia fachada occidental de Posets.

Yo, como fotógrafo oficial de la ruta, estuve en mi salsa durante este tramo 😉.

Tras este tramo de exigente subida vino un rellano, en el que pudimos permitir una parada para recuperar el resuello e intercambiar impresiones.

Mis tres compis, identificando algún punto del paisaje.

Tras el pequeño parón retomamos la marcha, con una pendiente más llevadera.

David se nos escapaba...

..está fuerte como un toro, el colega. Aquí le tenemos con la imponente pared occidental de la Punta del Sabre.

Tras haber pegado un nuevo arreón en la subida, estábamos subiendo a muy buen ritmo, alcanzamos este rellano, en el que hicimos una parada a comer unos frutos secos.

Hacía fresquete, así que hubo que sacar los plumas y las chaquetas gordas.

Desde ese punto pudimos ver la doble cima, la Tuca y Picó d'o Libro, de la Peña Montañesa.

Punta Suelza y Punta Fuesa.

Espectacular circo occidental del Gran Bachimala, también conocido como Pico Schrader. Franz Schrader fue un montañero, pintor, geógrafo y cartógrafo francés. A él se le atribuye la primera ascensión, en 1878, a esta montaña. Su contribución al conocimiento de los Pirineos fue muy importante, ya que creó las primeras cartografías de la cordillera.

Seguro que a él, cuando subió por primera vez al Gran Bachimala, también le impactó la maravillosa vertiente occidental de Llardana, que evoca a latitudes asiáticas.

Reanudamos marcha, escorando una pequeña cresta por la derecha.

El cielo se encapotó por momentos, así que continuábamos con la ropa de abrigo.

Llegamos al punto donde me equivoqué, ya que teníamos que haber descendido unos metros por la ladera nevada y contornear esa aguja por la izquierda. Nosotros continuamos ceñidos a la cresta, hasta prácticamente el picacho que se ve a la derecha, donde caí en el error.

Retroceder hubiese sido lo mejor, pero no lo hicimos.

Al menos durante este tramo pudimos ver el triunvirato más famoso de los Pirineos, Las Treserols.

Mis tres compañeros, con el skyline más característico de Ordesa de fondo.

Llegando al collado donde íbamos a recuperar la ruta correcta nos dimos cuenta de que había más espesor de nieve del que pensábamos, y que además no estaba en las mejores condiciones.

Este es el collado, y que deberíamos haber alcanzado viniendo por la otra vertiente. Mea culpa.

Aún con bastante entusiasmo tiramos para arriba...

...pero estaba tan mal la nieve (reciente y además al no haber hecho frío no transformó) que no fue necesario ni colocarnos los crampones. Si que sacamos los piolets.

El esfuerzo de abrir huella en esta nieve nos iba requiriendo bastantes paradas, que poco a poco nos hicieron mella. Pero bueno, tampoco podíamos quejarnos, pues mirad que vistas teníamos a nuestras espaldas.

¿Y que me decís de la panorámica hacia Ordesa?.

Desde las Tres Marías hasta las cimas del sector Munia/Troumouse, con Añisclo, Perdido y Cilindro reinando en el centro.

Penúltima parada, ya que continuaríamos hasta la pequeña loma tras David, que es donde decidimos abandonar.

Hasta aquí llegamos. Mirad que espectaculares y blancos estaban los escarpes del circo del Gran Bachimala.

Antes de iniciar la bajada hice esta foto a la gran Munia, ascendida en 2023, y a la punta de la Robiñera, subida en 2018, que asoma a la izquierda de la foto.

Y ahora sí, para abajo, con bastante más rapidez que subiendo 😅.

Vistas durante la bajada, en la que volvió a afianzarse el sol.

La selfie que nos hubiese gustado hacernos en la cima nos la hicimos aquí.

Y es que una vez salimos de la nieve ya nos pudimos regocijar más en el paisaje y la fotografía.

Mismo punto y dos fotos, una natural, pillando desprevenidos a mis amigos...

...y otra ya con posado. Gràcies Eli, Ximo i David. Va ser un autèntic plaer compartir aquesta jornada de muntanya amb vosaltres.

Tocaba despedirse de Posets. Pero no por mucho tiempo, ya que en menos de un mes, volvería a Viadós, esta vez en solitario, para subir a los picos de la Forqueta.

Verdes prados y bordas cercanas a Viadós, con el puntiagudo y oscuro Montó.

Refugio de Viadós. La ruta llegaba a su fin. Nos esperaba una más que merecida ducha en un albergue de l'Aínsa, seguida de un tardeo cervecero y unas gigantescas pizzas para cenar. El día siguiente, antes de volver para casa haríamos una sencilla y bonita ruta, y que os contaré dentro de diez días.



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