21 de diciembre de 2025

Cervinia. Dos Paseos de Ensueño

 Jueves 13 de junio de 2024

Cuarto y último día hábil en los Alpes, en el que teníamos planeado ascender a la Punta Giordani, un modesto 4000 de la zona del Monte Rosa, pero la fórmula non stop de esta escapada (largos viajes en coche, el esfuerzo de las propias ascensiones, el escaso descanso) nos acabó pasando factura. Tanto que decidimos cambiar de planes y dedicar este último día a dar dos sencillos paseos por los alrededores de Breuil-Cervinia. Como comprobareis a continuación, en semejante entorno, y con la omnipresencia del Cervino, cualquier sencillo paseo se convierte en un espectacular orgasmo visual.



Haber hecho la Punta Giordani hubiese supuesto pegarnos un importante madrugón, meternos dos horas de coche para llegar a Staffal, y una vez allí tomar unos infames telecabinas que nos hubieran subido al punto de inicio de la ascensión. Sin embargo el cambió de planes nos permitió levantarnos a una hora decente, y salir a caminar, después de dar buena cuenta del buffet libre del desayuno, desde la puerta del hotel, sin más peso que el de la cámara de fotos... La primera ruta no tuvo más misterio que abandonar las calles de Cervinia y tirar monte arriba, por cómodos caminos y senderos, hasta llegar a una estruendosa cascada, aunque finalmente nosotros subimos hasta un poco más arriba de la misma. Después de la ruta, y tras comer (esta vez pasta) de nuevo en Sotto Zero, pusimos rumbo, y ya que teníamos pagado el hotel, a Gressoney-La-Trinité, donde teníamos planeado pasar la noche después de subir a la Punta Giordani. Durante la comida, y bicheando unos mapas que nos regaló una peculiar señora de una todavía más peculiar tienda de regalos, vimos que de camino, y al poco de abandonar Cervinia, existía la posibilidad de hacer la ruta, más bien paseo, que circunda el Lago Blu, la cual nos vendría de perlas para bajar un poco los espectaculares tagliatelle ai funghi porcini. Si la ruta de la mañana tuvo poco misterio esta segunda aún tuvo menos, pues se trató simple y llanamente de rodear este pequeño lago. Y no me malinterpretéis cuando digo que las rutas tuvieron poco misterio, pues me estaba refiriendo estrictamente a la complejidad del recorrido. A nivel paisaje fueron maravillosas, y las podría resumir diciendo simplemente Cervino, Cervino, Cervino, Cervino y tropecientas veces más Cervino. Y es que la montaña más bella de los Alpes estuvo presente en prácticamente cada metro de las dos rutas, ofreciéndonos unas imágenes que jamas olvidaríamos. Puestos a elegir entre tanta espectacularidad me gustó más la estampa del Cervino que gozamos en el rodeo del Lago Blu, aunque la que nos ofreció durante la ruta de la mañana tuvo más, y muy bellos, complementos... A continuación un buen puñado de fotos, que inundarán de belleza las pantallas de vuestros móviles y ordenadores, y también vuestras retinas.

Empieza fuerte la galería fotográfica, ¿verdad?. El protagonista de la mañana, desde la ventana del hotel. Un privilegio despertarte y que lo primero que vean tus ojos sea el Cervino.

Tras un pantagruélico desayuno en el hotel bajamos a la plazoleta de entrada a Breuil-Cervinia...

...allí nos volvimos a encontrar con unos compañeros maños, con los que habíamos coincidido en el Gran Paradiso, y que nos hicieron esta foto.

Callejeando por Cervinia ya pudimos distinguir, a los pies del gigante, la cascada a la que pretendíamos llegar.

Una vez dejamos atrás las calles de Cervinia encontramos el sendero que nos guiaría hasta la cascada.

Empezaba un sinfín de posados con el Cervino.

Creo que en ese preciso momento no éramos plenamente conscientes del enorme privilegio que estaba suponiendo hacer una ruta tan cerca de una de las montañas más bellas del planeta.

El paso del tiempo y el revisado de las fotos han ayudado a darnos cuenta de la dimensión real que tuvo esta sencilla ruta.

Y no solo fue el Cervino, si no mirad el glaciar, el Ghiacciaio des Grandes Murailles, que teníamos justo en frente.

La liebre de Arrancacepas, como no, en cabeza 🤪.

Tras esta primera subida...

...terminamos alcanzando este pequeño llano, en el que encontramos el pequeño templo de la Chiesetta degli Alpini, decorada en su exterior con elementos bélicos. ¿No se supone que Dios es amor?...

Creo que con esta foto se puede dimensionar bien todo, con el Cervino elevándose 2400 metros sobre nuestra posición.

En la ermita, un joven y entusiasta seminarista (llegamos a esa conclusión), además de contarnos la historia de la ermita, nos hizo esta foto. 

😍

La explosión primaveral reinaba en los valles, y esta zona estaba sembrada de estas florecillas...

...Pulsatilla Alpina (Anemone alpina).

Un poco más arriba encontramos un montículo que nos vino fetén para conseguir fotos de esas que dan likes en redes sociales...

...redes que ya no me van a hacer perder ni un segundo de mi vida, pues he borrado cualquier rastro mío de ellas. Desde entonces soy mucho más feliz, igual que en la foto.

Otro tío feliz 😉.

Dejo momentáneamente el Cervino para mostraros otras montañitas que aparecieron por allí, como el Furggen...

...la Gran Sometta..

...o el Mount Rous. Las tres superan ampliamente los 3000 metros.

Vistazo hacia Breuil-Cervinia y el valle por el que discurre Il Marmore.

Volvemos al Cervino y su magnetismo.

Vaya, parece que alguien estaba más contento de lo habitual 😉.

Ya quedaba menos para llegar hasta la cascada.

Antes de llegar a ella hubo algo que nos hizo volver a desviar la mirada...

...fue este grupo de montañas, en el que se encuentra...

...el Breithorn, con su brutal serac cimero. Preciosa perspectiva de esta montaña.

Aquí el amigo Fer, que unas 20 horas antes había estado en su cima, siendo este su primer 4000.

La cascada y el Cervino, el Cervino y la cascada. A continuación una buena retahíla de fotos de ambos, rematada con un pequeño vídeo.












Desde la cascada continuamos un rato más camino arriba, con buenas vistas al Breithorn.

Llegamos hasta el punto en el que se ve a los dos montañeros y nos dimos la vuelta.

Estas fueron las vistas que tuvimos al llegar a la meta de nuestra excursión.

Nos despedimos del Breithorn.

Como volvimos a pasar junto a la cascada Fer y yo no desperdiciamos la ocasión, y a riesgo de acabar empapados, de acercarnos lo máximo a ella.

En la bajada hicimos una variante, para pasar junto al refugio/restaurante cercano a estas tres pequeñas lagunas. Albergábamos la esperanza de encontrarlo abierto y tomar allí una cerveza, pero estaba cerrado.

Estas picudas montañas (Cresta Albertini, Punta Bianca, Punta Carrel y Punta Maquignaz), me trajeron reminiscencias de la cabecera del Valle de Pineta. 

Antes de entrar en las calles de Cervinia exprimí el zoom hacia el Cervino, para ver si podía fotografiar la cruz cimera...

...cosa que logré en esta foto, ¿distinguís la cruz?.

De nuevo en Cervinia, donde antes de comer compramos recuerdos para familiares y amigos.

Antes de marcharnos nos hicimos un selfie con la estatua de Mike Bongiorno, toda una celebrity de la casposa televisión italiana de Berlusconi de los años 90, esa que importó aquí la infame Telecinco.

Estamos ya en la ruta del Lago Blu, pequeño pero bonito...

...rodeado de un verde esplendoroso...

...diríamos que un lago normalito...

...hasta que te giras y recibes este puñetazo visual!!!

Espejito espejito, ¿quien es la montaña más bella de los Alpes?.

Qué barbaridad!!!

Perfecta demostración gráfica de lo que es una estampa alpina.

¿Distinguís y veis como ha disminuido el tamaño de la cascada que habíamos visitado unas horas antes?.

Estos dos seguro que estaban estudiando la vía de la Arista Lion 😉.

¿Algún día?.

😍😍😍😍

Puedo afirmar con total rotundidad que nunca una ruta de tan corto recorrido nos había otorgado un botín visual tan espectacular.

Hora de marcharnos a Gressoney y al Valle del Lys. Fino alla prossima Cervino.



Y como os había comentado antes, como ya teníamos pagado el hotel en Gressoney-La-Trinité, decidimos no cancelar y perder el dinero e irnos a pasar al tarde al precioso Valle del Lys. Tras hacer el check-in en el hotel nos subimos a Staffal para ver de un poco más de cerca las espectaculares montañas de la zona. Allí, mientras Fernando se fue a dar un paseo por los bosques, David y yo entramos en una tienda a comprar quesos del Valle de Aosta, con la suerte de que al lado estaban inaugurando otra tienda y nos invitaron a una especie de Martini que estaba muy rico y a repostería varia, así que salimos de allí merendados 😅... Ya cayendo la tarde dimos un paseo por las calles de Gressoney-La-Trinité/Tache, y en una modesta y pequeña pizzería me comí, al menos yo, la pizza más sabrosa que he probado en mi vida, lo cual fue un modesto, pero perfecto broche a esta fugaz, intensa e inolvidable escapada a los Alpes italianos...

Vistas desde Staffal, hacia las montañas, del macizo del Monte Rosa, que forman la cabecera del Valle del Lys.

Estos dos picos son la Punta Felik y el Felikhor, ambas superan los 4000 metros. Espectaculares seracs y glaciares.

Paseo vespertino por Gressoney-La-Trinité.

Modesta iglesia de esta población del Valle del Lys.

En todo este valle, en lo que arquitectura de refiere, se respira un ambiente muy germánico.

Antes de cenar fuimos a ver esta estruendosa cascada cercana a la población.

Y para finalizar me gustaría compartir esta historia con vosotros. No pasa desapercibida, en Gressoney, la fachada del abandonado Hotel Busca Thedy, que he de reconocer nos dio un poco de yuyu. Tanto a Fernando, a David como a mi nos dio la sensación de que este edificio, construido en 1880 (dadle al traductor), escondía alguna historia truculenta. Nos informamos durante la cena, y así fue, en 2004 un incendio destruyó la parte más nueva del hotel, resultando muerto el gerente. Este incendio llevó al abandono definitivo del hotel. Aunque las causas oficiales apuntan a incendio accidental, leímos que hay otras teorías que dicen que las continuas disputas entre las dos familias que regentaban el establecimiento llevaron al gerente a provocar intencionadamente el incendio... 


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