2021

Y otra vuelta completa al sol la que ha dado nuestro pequeño y pálido punto azul, esa esfera, tabla para algunos, que nosotros, los destructivos humanos, tan mal tratamos. La número 2021 desde que las empezaron a contar, aprovechando la llegada al mundo de un presunto mesías. Pero no vamos a debatir aquí sobre la existencia o no del padre del presunto, ni tampoco sobre si la tierra es redonda o no, y por supuesto tampoco hablaremos de los monotemas del año, las tres uves(virus, vacuna, volcán)... Aquí voy a hablar, aunque tampoco de forma muy explícita, de las montañas, rutas, viajes y amigos que han llenado mi 2021, lo haré de una manera personal, con alguna que otra reflexión y metiendo alguna pincelada musical.

...y qué mal empezó el año. Enero, Filomena dejando nevadas por todo el país y yo triste, y sin ganas ningunas de ir a aprovecharlas. Pero la nube que colapsaba mi cabeza, al igual que la mediática nieve que colapsó Madrid, se fue yendo, tardó, pero lo importante es que se fue. Me fui encontrando mejor, y a mediados de febrero volvieron a aflorar en mi las ganas de salir a la montaña. Febrero, marzo, y parte de abril, estuvieron prácticamente dedicados en completar el proyecto del GR-333, que ni imaginaba yo, cuando lo inicié en 2019, que finalizarlo iba a resultar tan sanador.

Y en abril ocurrieron cosas. La primera es que encontré mi trabajo actual, que no es el trabajo de mi vida, pero al menos no me consume tanto físicamente, y sobre todo, mentalmente, como el anterior. Y luego desde Plasencia, y de la mano de Roberto Iniesta, y de los fantásticos músicos de los que se rodeó en su aventura solitaria fuera de Extremoduro, llegó Mayéutica, un disco redondo, impecablemente producido, de una musicalidad extraordinaria y unas letras optimistas a más no poder. De inmediato pasó a formar parte de la banda sonora de mis viajes en la furgo. Por que si, de mitad abril en adelante, mayo y junio empezamos a movernos a lo largo y ancho del territorio valenciano, buscando rincones y parajes lejanos en nuestro propio territorio, y que aún no conocíamos, algunos de ellos espectaculares. Y luego ya, libres de movernos a nuestro antojo, cruzamos los límites de nuestro querido País Valencià.

Y llegó el verano, y con el volvieron muchas cosas, muchas de las cuales ni recordaba, como por ejemplo el tener unas vacaciones (remuneradas). Volvimos, dos años después, los Pirineos, un par de veces, para ser concretos. Dos años hacía también que no vivíamos la experiencia de volver a pasar la noche en la furgoneta, volver a ver a buenos amigos que hacía tiempo que no veíamos, o la de hacer vivac en una cima. Todo ello, las vacaciones, los Piris, la vida camper, el reencuentro con los amigos, el desvelo de las noches al raso... lo disfruté como si de la primera vez se tratase.

Y desde la entrada del otoño, hasta fin de año, seguimos ruteando, sin perdonar prácticamente ningún sábado, e incluso algún domingo. Nos movimos arriba y abajo, Castelló, València y Alacant, y también hicimos alguna incursión en las vecinas Tarragona y Teruel. Descubrimos parajes desconocidos para nosotros, y redescubrimos, buscando maneras diferentes de hacerlo, otros que ya conocíamos. Volvimos a rutear con amigos, con alguno de ellos nueve años después... También hicimos rutas en las que nos olvidamos totalmente del blog, y que hicimos sin más pretensión que la de comernos un bocata en una cima o disfrutar de una jornada en la naturaleza, aunque realmente esa es la única pretensión, disfrutar de la naturaleza, de todas mis salidas al monte. El plasmarlas en el blog es importante, si, pero secundario.

Y a raíz de esto, del blog querría hablar a continuación, pues este año he cambiado la frecuencia de publicación de semanal a quincenal, e incluso ha habido ocasiones en las que entre una entrada y otra ha existido un intervalo de veintiún días. Y es que tener una entrada acabada cada domingo me suponía la mayor de las veces escribir a contrarreloj, y lo que menos necesitaba a principio de año eran presiones. Ahora, con este intervalo de publicación me da más tiempo de elaborar mejor las entradas, amén de disfrutar más haciéndolo. Creo que de haber seguido con el ritmo semanal me hubiese cansado del blog y hubiese echado el cierre, pues seamos sinceros, el mundo blogger, y en especial el de los blogs de montaña, ya lleva unos años de capa caída. Yo de hecho, el blog lo mantengo como una especie de bitácora, o diario montañero, personal, aunque si a alguien le resultan de utilidad mis crónicas, pues bienvenido sea. Y por supuesto que agradezco un montón las visitas que recibo, sobre todo las de los más fieles lectores, de hecho esta entrada, que al final está quedando más larga que lo que deseaba, quizás solo la leías los más fieles, pues no la voy a compartir en ninguna red social.

Y ya para ir acabando, y a modo más personal, este año ha sido el que más rutas en solitario he realizado, entrecomillando lo de solitario, pues nunca ha faltado la compañía de mis fieles cuadrúpedas, la mayor parte de las veces Laia. Con lo cual la cabecita, en mi caso cabezón, ha dado más vueltas de las normales, y he realizado las rutas de una manera más reflexiva, emocional, introspectiva y por que no espiritual, y siguiendo siempre una máxima que ha sido la de disfrutar con el momento presente, con el ahora, que es lo único que tenemos seguro. Creo que esta manera de afrontar las cosas se ha visto reflejada en la manera que he redactado las entradas del blog este año.

Y sin más os dejo con un resumen fotográfico, un poco más explícito, pero no muy extenso, de lo que ha sido mi 2021 en las montañas.

Iniciamos el año rutero retomando el proyecto del GR-333 y sus rutas circulares. Hicimos las 8 que nos faltaban en 6 rutas. En la etapa Ayódar-Espadilla el recorrido entró plenamente en la comarca del Alto Mijares, y tuvimos vistas como esta, con Penyagolosa y Argelita.

Las etapas Espadilla-Torrechiva y Torrechiva-Toga las hicimos en el mismo día. Una constante de estas etapas del Alto Mijares fueron los antiguos caminos que unían los pueblos, y la vista de los mismos al principio de cada etapa.

Hicimos un break en el GR-333 y nos fuimos hasta Benassal, a conocer la antigua escuela rural del Canto. También recorrimos algunos meandros del Riu Montlleó, que nos regaló estampas tan bonitas como estas aguas cristalinas.

Nuevo doblete del GR-333: Toga-Argelita y Argelita-Vallat. Estupendas vistas del Valle del Mijares al salir de Toga.

Vallat-Fanzara, nuevo bocado al GR-333. Vistas desde Despeñaburros, con Vallat, Espadilla, el Turio y la Peña Saganta.

La catorceava etapa nos llevó desde las artísticas calles de Fanzara hasta las de Ribesalbes. En el regreso a Fanzara obtuvimos esta visión del Turio.

Nos dimos un nuevo respiro del GR-333 saldando una cuenta pendiente con el Embassament del Sitjar, por el cual nunca habíamos ruteado. Hicimos un bonita ruta alrededor suyo.

La semana siguiente nos fuimos a disfrutar de los dentados relieves de la Serra de Corbera. Subimos a las cimas de la Ratlla y l'Ouet, desde esta segunda tuvimos estas espectaculares vistas.

Tras haberlo iniciado en enero de 2019 al fin finiquitábamos el proyecto de GR-333. Así de contento posaba con el panel de Tales, que fue donde esta aventura comenzó.

Ya con el GR-333 finalizado fuimos "libres" de irnos a lugares más remotos sin abandonar tierras valencianas. El primer destino fue el Portell, donde hicimos un espectacular recorrido por el interior de la Rambla de Sellumbres, que rematamos con la subida a la Roca Roja y sus abismos.

La doble ventana del Barranco de la Hoz fue el punto estelar de la siguiente ruta, entre las comarcas valencianas de la Costera y la Canal de Navarrés. Allí nos encontramos con Simón Corresendas, al cual hacia un porrón de años que no veía.

Una de las rutas más espectaculares del año la realizamos en Alpuente, en la también comarca valenciana los Serranos. En esta excursión recorrimos la faja del risco del Castillo de Alpuente (en la imagen), bajamos al estrecho del Barranco del Reguero, subimos a la cima del Cabezo, caminamos por el sendero de la Escaleruela o visitamos el despoblado de la Hortichuela.

Sin necesidad de irnos muy lejos (Argelita) disfrutamos de la siempre espectacular belleza del desfiladero del Río Villahermosa, en una agradable circular mañanera.

Este año también hicimos nuestras habituales escapadas a las calizas alicantinas. La primera de ellas fue a la Xortà. Subimos a la Penya Alta, y visitamos los arcos naturales d'Atanços y Xorquets, que es el que vemos en la imagen.

La siguiente ruta nos llevó a Tarragona. Reencuentro con el Port y sobre todo reencuentro, más de un año después, con David. Completísima y variada ruta la que hicimos por la zona norte del parque natural, en la que entre muchas otras cosas visitamos la Cova dels Adells.

Volvimos también a la Tinença de Benifassà, a hacerle una nueva visita al icónico Portell de l'Infern, partiendo desde Fredes, y visitando también el Salt de Robert y la Cova de l'Aire.

Y en plan camper nos fuimos hasta el límite de los dos parques naturales, Port y Tinença, para hacer una circular cuyo objetivo fue visitar el Pont Foradat, el cual vemos desde la Portella de la Malladeta.

Y casi dos años después volvíamos a los Pirineos. Para este regreso elegimos Canfranc, aunque nos recibió mal tiempo al llegar allí, así que el primer día de ruta nos tuvimos que bajar al Pre-Pirineo. Realizamos una bonita circular a los Mallos de Agüero, en la que también subimos a la Punta Común.

El día siguiente el tiempo mejoró y ya pudimos rutear en el Pirineo. Subimos hasta el Ibón de Ip, donde tuvimos un bonito encuentro con una veterana montañera aragonesa.

Otra de las rutas del año fue la que nos marcamos el día siguiente. Partiendo desde la puerta del apartamento subimos a la Moleta por el Carretón, visitamos el Ibón de Samán y cerramos el círculo por la sorprendente Canal de Izas, que nos regaló estampas como esta.

El Pico de Aspe está considerado como una de las montañas más impresionantes del Pirineo Occidental. Esta estampa que se obtiene durante su ascensión por su cara norte demuestra el por qué. Con la subida a esta cima rematamos nuestra estancia en Canfranc.

Tras los Pirineos de Huesca las dos siguientes rutas también fueron en Aragón, en concreto en provincia de Teruel, en la primera subimos a vivaquear al Pico de Javalambre, donde vivimos un bonito atardecer.

Y la otra fue en Villel, donde recorrimos el estrecho Barranco del Tranco, en compañía de mis amigos Maru y Toni, con los que volvía a reencontrarme más de un año después.

En septiembre hice otra escapada a Pirineos. El destino elegido fue Andorra. Cayeron tres rutas allí. En la primera subimos a los tres picos de Casamanya, una ascensión sin mucha historia que encima se vio empañada por la niebla.

Más bonito fue remontar la Vall d'Incles, uno de los pocos valles andorranos que aún se mantienen vírgenes, hasta los Estanys del Juclà.

Y para la tercera ruta en Andorra se vino David. Juntos hicimos una memorable ascensión, en ruta circular, al Pic de Tristaina, una de las cimas más bonitas del Principat.

Y de Andorra a Alacant. Serra d'Aitana. Recorrimos su cordal, desde la Moleta d'Aitana hasta el techo alicantino. Subimos a la Moleta por l'Arran dels Esquiladors, el cual se podría considerar la Gran Diagonal de Aitana.

Y de Alacant a Teruel. Sierra de Albarracín. Nos perdimos por sus pinares de rodeno, visitamos la Laguna de Bezas, subimos a la Peña Cruz y recorrimos las callejuelas de rodeno del Campamento Maqui Escuela de Rodeno.

De vuelta a Castelló no faltamos a nuestra cita habitual con Penyagolosa. Ascensión desde el término de Villahermosa. En esta ruta también pasamos por la hermosa Cascada del Carbo. La foto esta tomada en un collado llamado Puerta de Penyagolosa.

Tampoco faltaron las rutas por mi querida Serrá d'Espadà. Volvimos a subir, bastante tiempo después, al Bellota, una de mis cimas preferidas. Esta ventana de rodeno cercana a la cima siempre la habíamos visto desde lejos, esta vez nos animamos a jabalinear para llegar a ella.

Más Penyagolosa, en este caso durante la ascensión a su hermana pequeña la Golosilla. Esta ruta la compartí con Esther, con quien hacía más de nueve años que no compartía montaña, y sus amigos, que guían a gente ciega en la montaña. El propósito de esta ruta fue enseñarles el recorrido, que posteriormente hicieron ellos con una chica invidente.

El día de mi cumpleaños me regalé un doblete de cimas valencianas, Mondúver y Penyalba, las subimos por su vertiente sur, lo cual nos descubrió el encanto de estos valles interiores tan bonitos. El día se vio empañado por un desagradable y fuerte viento de poniente.

Volvimos a l'Alt Maestrat, en concreto a Vilafranca, desde allí trazamos una circular en la que subimos a la cima del Picaio, visitamos un museo al aire libre de la construcción en Pedra en Sec y nos deleitamos con el peculiar paisaje de les Coves del Forcall(en la foto)

Si una ruta es espectacular, ¿por qué no hacerla dos veces en un corto intervalo de tiempo? Eso pasó con los Cañones del Júcar en Jalance. La hice con Laia primero y a las pocas semanas la repetimos con mi amigo Miguel Ángel (siguiente foto).

Volvimos a Alacant para hacer una ruta por la siempre encantadora Vall de Gallinera. Subimos a la cima del Miserat, pero lo que más nos gustó de la ruta fue encontrar esta lagunilla de origen natural, la Bassa de Benirrama, algo muy poco común en las montañas alicantinas.

Ocho años después volvíamos a patear por la Serra d'Irta. Visitamos el Castell de Polpís, y tuvimos estas vistas de Peníscola.

Y en un sábado de fortísimo viento hicimos la última ruta oficial del año, formando equipo de nuevo con Toni y Maru de Magia Serrana y sus amigos Carol y Rafa. Fue en el Port, en una ruta muy variopinta, y que tuvo como plato fuerte el Carrer Ample, un paisaje de otro planeta.

Y hasta aquí el resumen de lo que ha sido nuestro 2021 en la montaña y también un poco en la vida. Un buen año en ambos campos. Solo me queda desearos, amigos montañeros, un feliz y próspero, saludable 2022, en el que espero que subáis muchas montañas. Y así a nivel global desear que bajen odios y crispaciones, también los precios, por que no, y que suba la felicidad. 

"Y me pasé las noches sin dormir
Como lobo aullándole a la luna llena
Todo lo que te hace sonreír
Me vale la pena

Quise hacer el mundo más feliz
Y quise volar y hacer un mundo nuevo
Y, aunque todo esté por conseguir
No me desespero

Hoy tal vez el viento sople a mi favor
Y me empuje, me eleve y me lleve y me lleve
Voy caminando
Y, de cuando en cuando, encuentro una canción
Que me empuja, me eleva y me lleva y me lleva"

                                            Robe: Primer Movimiento: Después de la Catarsis

Un abrazo a tod@s.