19 de diciembre de 2021

Pico de Aspe (2640 m.), desde Candanchú

 Sábado 17 de julio de 2021

Para la última ruta de nuestras vacaciones en Canfranc nos reservamos la ascensión al Aspe, una de las cimas imprescindibles del valle. Una impresionante montaña que domina el valle, que al norte de la divisoria, forma la Gave d'Aspe, río francés pero español de nacimiento, ya que emana de las laderas del Pico de Aspe. Elegimos la ascensión por su vertiente norte, que es donde esta montaña muestra su cara más espectacular y desafiante.



Aunque cuando hice el planning para esta semana ya adjudiqué el sábado para subir al Aspe, hasta última hora no tuve claro por donde hacerlo, o bien por la vertiente sur, desde la Cleta, o bien por la norte, desde Candanchú. Dos factores me hicieron inclinarme por la segunda, el primero las almohadillas de Laia, que quizás sufrirían mucho en el terreno kárstico de la subida por la sur, y el segundo que esta es un subida mucho más concurrida que la norte, bastante más solitaria, de hecho solo coincidimos con una persona mientras subíamos y con una docena en la bajada, mientras que el goteo de gente que subió desde la vertiente de Aísa fue constante.

Quizás el hecho de tener que atravesar las pistas de esquí de Candanchú es un hándicap que tira bastante para atrás a la gente a la hora de subir por esta vertiente, pero la verdad es que atravesarlas es un trámite que se solventa rápido. Una vez se dejan atrás hierros, remontes y demás se nos muestra un paisaje de apabullante belleza, en el que conviven verdes pastizales con aguas tuertas y charcas con unas impresionantes cumbres, entre ellas el Aspe, de un aspecto escabroso pero a la vez atractivo, que lo reconozco, me llegaron a intimidar. Y luego esta el tema de la ruta de ascenso, ya que es un recorrido, en su segunda mitad, muy poco fresado, por un terreno, repito, muy agreste, y aunque no es excesivamente difícil si que exige el estar muy atento a los hitos para no perder el itinerario correcto y seguro. Y en cuanto a vistas panorámicas, no hay color, la subida por la norte gana por goleada a la sur, ya que el panorama que tuvimos a nuestras espaldas durante todo el ascenso, y de cara en el descenso, fue excelso e in crescendo. Por lo tanto creo que fue todo un acierto haber subido al Aspe por esta vertiente, al puñado de fotos, que vienen a continuación, me remito 😉

Iniciamos la ruta. Por el dominio esquiable de Candanchú, verdes pastizales en verano. De inmediato nos llama la atención la peculiar montaña que tenemos delante. Se la conoce como la Zapatilla, y es que de verdad lo parece.

Combinando pistas de esquí, caminos, trochas animales y senderos nos adentramos en este bello rincón, al que se le llama la Rinconada.

Volvemos a ver la Zapatilla, y a la izquierda de la foto el Puerto de Tortiellas, al cual nos habremos de dirigir.

Se nos empieza a abrir un bonito y limpio panorama hacia el norte. El pico que destaca en la cadena montañosa del fondo es el Acué

Tras ganar un poco más de altura, por detrás del Acué apareció esta picuda montaña. En un principio la identifiqué como el Anie, pero tras estudiar mejor la foto creo que es, o bien el Acherito o bien la Mesa de los Tres Reyes/Hiru Erregeen Mahaia. Tengo mis dudas ahí.

Nos plantamos ante los roquedos que cierran la Rinconada por el este...

...bajo ellos nos espera la pista de esquí, en verano un pedregal, que tendremos que remontar para alcanzar el Puerto de Tortiellas. Sin duda el tramo más feo y gris de toda la ascensión...



...al que sin embargo se encargaron de darle un toque de color un numerosísimo grupo de sarrios.

Conseguimos alguna buena foto como esta, y también nos llevamos para casa una batallita, que os cuento a continuación:


¿Quién dice que estos magníficos animales son inofensivos?. Mientras remontábamos este pedregal camino del Puerto de Tortiellas sorprendimos a un numerosísimo rebaño, habrían como 30 ejemplares. Al principio me quedé boquiabierto al verlos trepar, con una facilidad pasmosa, pared vertical arriba, pero enseguida cambió el semblante de mi cara, primero al oír el estrepitoso ruido de las piedras que desprendieron de la pared, y después al ver a la velocidad que caían esas piedras, y lo cerca que nos pasaron algunas de ellas. Literalmente se me pusieron de corbata. Y que conste que esto no es ninguna queja, ni estoy acusando a estos animales. Es lo que hay, ya que al fin y al cabo, somos nosotros, los destructivos humanos, los que hemos invadido su territorio.


Con la llegada al Puerto, o Achar, de Tortiellas, superamos lo más gordo de las pistas de esquí. ¿A qué no ha sido para tanto?. Al fondo aparecen el Pico de los Monjes y el bestial Midi d'Ossau.

Superado el collado se nos abren nuevas y bellas panorámicas hacia el macizo de la Collarada, allí destacan algunas cimas...

...como la Pala de Ip...

...la Moleta, ascendida dos días antes, o la propia Collarada.

Empiezan a aparecer lagunillas estacionales entre los pastizales, y también a ampliarse las vistas.

A medida que iremos subiendo el skyline irá siendo más extenso.

Y en ese skyline destacan, como no, el Midi, con una perspectiva a la que no estábamos tan acostumbrados...

...el Anayet, y su vecino Vértice...

...repite Anayet, con los dentados perfiles de las montañas del Valle de Tena, entre las que destacan sobre todas el Balaitús y los Picos de la Frondella.

Ganamos un poco más de altura. Además de aparecer otra charca tenemos pleno contacto visual con el macizo en el que está el Pico de Aspe...

...el cual se nos muestra altivo e imponente, como queriendo decir "aquí estoy yo".

Aunque sus vecinas orientales, el Sombrero y la Punta de la Garganta de Aísa, no pasan desapercibidas tampoco.

Nos asomamos al llano de Tortiellas Bajo, donde esperábamos haber visto el Ibón de Tortiellas...

...pero se trata de un lago estacional, por lo que solo vimos unas aguas tuertas, unas bellas aguas tuertas.

El que no es estacional, sempiterno siempre, dominando este espectacular paisaje, es el Aspe, que cada vez nos iba pareciendo más desafiante, intimidador y aparentemente inaccesible.

Llegaremos a un punto que para seguir progresando tendremos que descender esta chimenea oblicua. Un cable asegura el paso.

Superado el escollo volvemos a poner sentido ascendente. Otra charca... y el Aspe. Qué montaña tan salvajemente bella!!

Paulatinamente la roca va ganando terreno al verde.

Sombrero y Garganta de Aísa, con el Collado, Brecha o Paso de la Garganta. Apuntar que en los tres mapas que poseo del Valle del Aragón (Alpina, Sua y Prames) hay un baile tremendo de topónimos en lo que se refiere a este sector del Aspe, apareciendo el nombre de algunos puntos de manera diferente en cada mapa. Para elaborar esta crónica he picoteado un poco de cada uno.

Nos plantamos ante lo que es plenamente la fachada norte del Aspe. Termina la comodidad en el avance.

Puro paisaje de alta montaña, en cimas que apenas llegan a los 2600 metros de altura.

Aquí nos alejamos del itinerario hitado, que transcurría por la base de la pared que vemos a la izquierda. Nos tocó remontar un incómodo pedregal, por eso recalco la importancia de no perder la sucesión de hitos.

Ya por el trazado correcto nos meteremos por este embudo, punto débil del Aspe por su vertiente norte.

Tras una trabajosa remontada por un pedregal, alcanzamos este balcón, que nos ofrece una tregua y buenas vistas...

...entre las que destacan Anayet, Balaitús y las pirámides del Circo de Piedrafita, en el vecino Valle de Tena.

Remontado el embudo se nos abren vistas hacia las vecinas occidentales del Aspe, en este caso la Llena de Garganta, con su forma de cúpula.

Estamos ante un punto clave de la ascensión. Un poco más arriba de la segunda mancha de nieve un hito manda seguir por la izquierda. De no seguir este itinerario nos chuparemos enterito el engorroso pedregal que es el corredor norte del Aspe en verano. Durante la bajada vimos a un grupo al que les pasó y estaban sufriendo las penurias del pedregal, y advertí a otro que estaban a punto de cometer el mismo error.

La sucesión de hitos nos lleva por un terreno más estable...

...hasta la parte final del empinado y descompuesto corredor, que ahora si, no tocará más remedio que remontar. No hay un trazo definido que lo haga, y desprenderemos mucha piedra.

Tomándonoslo con paciencia se dejó remontar, y además no es muy largo. Ganamos la Brecha de Aspe, donde nuestra ruta converge con la que sube desde Aísa.

Nos ponemos con la parte final de la ascensión, además de ver algunos montañeros que llegan a la brecha por el sur también vemos de nuevo la cima de la Llena de la Garganta y el Bisaurín.

En la parte final del ascenso habrá que hacer alguna trepadilla sin complicación ni exposición. El Pirineo más occidental se abre plenamente ante nosotros.

Y de forma muy sencilla llegaremos a la cima del Aspe.

Pico de Aspe, o Punta Esper, 2640 metros. Aquí estoy, posando, sin mucho estilo, en el vértice, con mi campeona, la protagonista indiscutible de la cima:


Y es que todas, prácticamente todas, las personas con las que coincidimos en la cima tuvieron palabras para Laia. Unos le dijeron que era muy guapa, otros que si era muy valiente, los hubo que le dijeron ambas cosas, y hubo generosos que hasta le dieron algún trozo de queso y embutido... A su compañero de dos patas no le llovieron tantos halagos, ni tampoco comida 😅, pero si que tuvo buenas charlas con unos y con otros, intercambiando el papel de fotógrafos y fotografiados, identificando cimas y lugares, preguntándose por los lugares de procedencia, hablando de montañas... Echaba mucho de menos ese buenrollismo que suele haber en las cimas cuando se juntan varios grupos.


Ni una nube en el cielo. Vistas sin límite. Vemos Candanchú, 1100 metros más abajo.

Mirando a poniente abarcamos la práctica totalidad de los Pirineos Occidentales....

...de hecho vemos incluso el 2000 más occidental de todos, el Ori/Orhy. También destaca en la foto el Castillo de Acher o el valle colgado de Sierra Bernera.

El skyline completo de las montañas del Valle de Tena es hipnotizante.

Tampoco escaparán a nuestros ojos los 3000s de Ordesa, con Monte Perdido a la cabeza, incluso distinguimos la Escupidera.

Nos asomamos ahora a los precipicios de la cara oriental del Aspe. En primer término la Arista de los Murciélagos, detrás la Punta de la Garganta de Aísa, el Sombrero y el Pico de la Garganta de Borau o Pico Lecherín. Al fondo el macizo de la Collarada.

Profundizamos un poco más en esta alucinante panorámica para ver también los Mallos de Lecherín.

Tanto nos gustó que nos regalamos un posado aquí también.

Tras extasiarnos con las vistas y pegar un bocado también, iniciamos el descenso. Invertiremos el camino de subida. Tocará bajar la canal. Le temía, pero paradójicamente fue más sencillo bajarla que subirla.

Os enseño también el embudo, del cual no os había enseñado ninguna foto de cuando lo habíamos remontado.

En esta zona vimos algunos numantinos neveros que aún resistían a los rigores veraniegos.

Miramos hacia la cima del Sombrero...

...en la que distinguimos algunos montañeros. Bonita cima esta.

En la bajada no erramos y si que seguimos el itinerario correcto...

...el que pasa bajo esta pared desplomada.

No nos importó en absoluto volver a gozar de estas estampas tan alpinas.

Regresamos a la comodidad de los pastizales.

Aspe, menudo montañón!!

Empezaba a apretar la calor, así que a Laia le vinieron de perlas estas charcas. Las cató todas.

Me era inevitable no girarme y contemplar una y otra vez al Aspe y su imponente silueta.

Llegábamos de nuevo al paso equipado.

Nada, que me tenía hipnotizado el amigo.

Pese a no haber nubes en el cielo hicimos el resto de la bajada montados en una, tras el subidón de haber ascendido una montaña tan impresionante.

Y hablando de montañas impresionantes... Dos bellezas, dos amores en la misma foto.

Laia, dándose un bañito con vistas al Aspe.

Aspe, ni esos hierrajos logran enturbiar tu presencia.

Volvemos a la Rinconada...

...allí seguían los Sarrios, que esta vez ni se inmutaron, por lo que no hubo lluvia de rocas 😅.

Incluso hubo alguno que nos regaló un posado.

Recta final hacia Candanchú:


Y ya en un tono más jovial, y friki si lo queréis llamar así, mientras nos íbamos aproximando a Candanchú no podía quitarme de la cabeza, e incluso la tatareé, esa estrofa del Reno Renardo que dice: "Casa a pie de pista, en Candanchú, con pista de pádel, y ambigú, solo para miembros, de nuestro club, allí lo pasamos todos de puturrú!!". La estrofa forma parte de su canción Forfait, en la que los bilbaínos hacen una sátira gamberra, en su peculiar estilo, a la vertiente más pija del esquí... Si tenéis un día malo, o estáis de bajón, poned al Reno en vuestras vidas.


Os obsequio con dos zooms hacia la Zapatilla, este...

...y este otro, en el que aprovecho para comentaros que para subir a esta cima hay instalada un ferrata. He aquí una reseña de la misma, del blog el Pirineo de Jose.

Ya llegando a Candanchú el amigo Jean Pierre, hoy omnipresente durante toda la ruta, se despedía de nosotros.

Tras la ruta nos subimos hasta Astún, para gozar de esta espectacular perspectiva de la norte del macizo del Aspe.

Reitero, una montaña impresionante y espectacular.


¿Y como se podía rematar una ascensión como esta?, pues de la manera más sencilla. Terraza en un bar de Candanchú, plato de bravas, bocata tortilla, tres cañas y un directo de Héroes del Silencio sonando en los altavoces. ¿Para que pedir más?

Y con esta finalizan las crónicas de la que ha sido mi escapada al Pirineo más emocional e introspectiva, lo cual creo que se ha visto reflejado en los relatos.

Un saludo a tod@s.

10 comentarios:

  1. Hola Dani.

    Esta es una de esas montañas, que tengo en la lista de pendientes. Son unas cuantas veces la que he planificado la ascensión, tanto desde Candanchú, como desde Aisa, de forma individual o haciendo la Corona del Aspe (Llena del Bozo, Llena de la Gargante y Aspe), pero siempre he tenido que cancelar por el tiempo.

    Cuando he leído Candanchú, pensaba que ibas a subir por la Chorrota, pero bueno, es de esas montañas, que cualquier alternativa, ofrece una bonita ascensión. Está por ejemplo, es menos masificada y con una mayor panorámica, en cambio, la Sur desde Aisa, tiene la peculiaridad de atravesar un bonito karst pero está más masificada.

    Me ha gustado mucho la panorámica desde la cima, con la Punta de la Garganta de Aísa, el Sombrero y el Pico de la Garganta de Borau, quedaría muy bien como portada del blog …

    Salud y montaña.

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    1. Hola Eduardo.

      Yo también llevaba tiempo detrás del Aspe, incluso tuve planeada alguna escapada de fin de semana para ascenderlo y que al final no se llevó a cabo.

      Es una montaña espectacular, pero ya no solo el Aspe, también lo son sus vecinas, que crean un pequeño entorno en el que se llega a respirar ambiente de alta montaña.

      Tenía estudiada la ascensión desde Aísa y era sabedor de ese karst, que como digo el reportaje fue uno de los detonantes para inclinarme por la subida desde Candanchú, ya que Laia, y los perretes en general, suelen sufrir en ese tipo de terrenos. De todas maneras no descarto volver a subir algún día por la vertiente sur, pues no he estado nunca en los valles de Aísa e Igüer y me gustaría conocerlos. También sería interesante hacer el Aspe en travesía, subir por una vertiente y bajar por otra, pero eso ya precisaría de una combinación de vehículos.

      Y por la norte también vi alguna reseña de la Chorrota, y vi que si baja agua por ella puede complicar el paso, seguramente por esas fechas estaría seca, pero fui a lo seguro y opté por la subida más común.

      Salud y montaña.

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  2. Dani, que buen rollo da esta ascensión.
    No veas que susto con los sarrios... es que no tienen miramiento ninguno con las personas que vamos por abajo... y ni avisan si caen piedras...
    Oye, no veas que aparcamiento han metido ahí... como se nota que el esquí da pasta de la gansa... ahí no hay miramientos... se asfalta lo que se tenga que asfaltar... y del Reno Renardo... que decir... son unos cachondos, que de vez en cuando escucho en El Vuelo del Fénix.
    No veas Laia... oye, ¿como te las apañas en ese paso equipado con un cable para subir y bajar con la perra?
    Un saludo, compañero, y gracias por este relato.

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    1. Hola Fran.

      Como le digo a Eduardo en este pequeño macizo del Aspe se llega a respirar ambiente de alta montaña, y no en vano, Mendikat la considera como una de las montañas más impresionantes del Pirineo Occidental, y la vía de la Arista de los Murciélagos es una de las crestas más prestigiosas del Pirineo, y es bastante codiciada por los escaladores.

      El aparcamiento supongo que te refieres al de Astún... pues en la foto solo sale un cacho, pues es mucho más ganso. ¿Sabes una cosa?, no he ido nunca a esquiar y la verdad es que no me llama para nada... y es que es, el esquí de pista, el de los pocholos y borjamaris que dirían Josema y Millán (el de montaña es otra cosa), una filosofía tan distinta a la nuestra... Por cierto en Astún amortizan uno de sus telesillas incluso en verano, el te que sube, sin tener que andar prácticamente nada, hasta el Ibón de las Truchas.

      Escuché, creo que el año pasado, una entrevista que el hicieron al cantante del Reno en El Vuelo del Fénix a raíz de unas canciones que sacaron tras el confinamiento, que titularon "Nueva Anormalidad". También han sacado disco nuevo hace relativamente poco "el Mundo se va a la Mierda" se titula, ya le he dedicado un par de escuchas y siguen en su línea cachonda, además de que tocan de puta madre.

      Como te dije por teléfono, el paso equipado ese no es tan fiero como parece en las fotos y Laia lo pasó sin problemas, incluso con mayor soltura que yo ;-)

      Un saludo y espero que nos podamos ver al fin en estas fiestas!!

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  3. Hola Dani.

    Menudo Montañón!! y cuántas cosas bonitas has visto hasta llegar a la cima. Las vistas, esas aguas tuertas como culebras por los pastizales de montaña, la silueta de la Zapatilla es muy original y curiosa, y por supuesto, la estampa de Laia desde cualquier óptica es preciosa.

    Y para sustos, lo de las cabras, casi oigo (bueno mejor siento) esos perolos caer cerca de ti, y la foto del paso equipado impone mucho tal y como lo has sacado (me imagino que luego no será tanto, no?)

    Ays el Castillo de Acher!!

    Un abrazo.

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    1. Hola Toni.

      Así es, una montaña espectacular el Aspe, aunque realmente todo el macizo en el que está enclavada lo es. Y esta ascensión por su cara norte pues ya has visto que tiene un poco de todo: pistas de esquí, verdes pastizales, abruptas y alpinas laderas, senderos cómodos, terreno en el que has de bregar, lagunillas, aguas tuertas, unas panorámicas extraordinarias y por supuesto mi amiga cuadrúpeda engalgándolo todo aún más ;-).
      Y ese paso equipado, así es, tiene una apariencia más fiera en las fotos, pero luego realmente no es para nada complicado, aunque tampoco hay que perderle el respeto. Realmente el punto de peligro en esta ascensión está en esa zona de los Sarrios, pues es bastante común que estén triscando por allí.

      Ese Castillo de Acher ya sé yo que es una debilidad tuya, no es para menos... pues digo yo que para el próximo verano podríamos organizar unos días por esos valles occidentales y que a mi no me importaría de nuevo subir a esa bella montaña ;-)

      Un abrazo.

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  4. Hola Dani,

    Viendo tu reportaje no me cabe duda de que la subida al Aspe es una de las rutas imprescindibles del valle. Además de las vistas insuperables que ofrece al ser la mayor altura de la zona, también brinda el placer de coronar un pico tan altivo y en apariencia inaccesible.
    El paso por las pistas de esquí no es el mejor de los comienzos pero te olvidas de las instalaciones que tienes alrededor en cuanto pones la vista en ese llamativo pico de la Zapatilla.(otra cima que apetece subir en cuenta la ves. Este verano pasado intentamos contratar la subida por la via ferrata con alguna empresa, pero no la guiaban porque hay peligro de caída de piedras).
    Toda la aproximación al Aspe tiene el aliciente de poder contemplar, desde diferentes alturas, las paredes y torreones de este macizo tan agreste hasta verlas a tus pies. Alucinantes todas las fotos cimeras. Me recuerdan que este verano me he quedado con las ganas de hacer cumbre, no creo que pueda esperar mucho para regresar a Pirineos!

    Un saludo.

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    1. Hola Nuria.

      Tan imprescindible es el Aspe que es la única ruta que iba a hacer si o si nuestra estancia en Canfranc ;-) las demás las fui improvisando de seis o siete que tenía estudiadas, y la del Ibón de Ip ni eso... Y como el sábado ya daban totalmente despejado me la guardé para ese día, pues una ascensión con un paisaje tan brutal como el que tiene, y con las vistas panorámicas que regala, es mejor hacerla con un día de cielos azules impolutos.
      Respecto al tema de las pistas de esquí hay montañas en las que vale la pena pasar ese trago inicial para ascenderlas, como el Anayet o el propio Aspe. Sin ir más lejos en septiembre volví al Pirineo, concretamente a Andorra y subimos al Pic de Tristaina, tocamos pistas y remontes al principio y al final, pero entre medias disfrutamos de un espectacular paisaje montañoso.

      Un saludo, y feliz año nuevo!

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  5. Hola Dani,

    Menuda forma espectacular de terminar tus vacaciones, menudo rutón espectacular que os habéis marcado!!!

    Pedazo montañón el Aspe, y que gran acierto subirla por la Norte, que no hubiera gente te permitió disfrutar de un paisaje sublime, así como esquivar rocas lanzadas por sarrios y caminar por rincones preciosos.

    Y para rematar la comida en Candanchú para finalizar tu estancia... tú si que sabes.

    Que buenos el Reno Renardo... no he podido evitar poner su clásico Crecí en los 80... jajaja

    Un abrazo.

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    1. Hola David.

      ...pues no hace mucho sacaron la versión Crecí en los 90, no dejes de escucharla, es desternillante también ;-)

      Una gran montaña este Aspe, sobre todo en su vertiente norte, que tiene un paisaje realmente espectacular, y que si que es verdad que se disfruta mucho más cuando se recorre en soledad.

      Y además esconde golosinas como la Arista de los Murcielagos o varios corredores, para los que jugáis en la liga de corredores invernales y crestas ;-)

      Un abrazo.

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