6 de agosto de 2024

Castellote - la Atalaya - Castillo de Castellote - Acueducto de las Lomas - Ermita del Llovedor

Sábado 27 de mayo de 2023 

Cuando en 2014 fuimos a Castellote a hacer la ferrata que sube a su castillo quedó apuntado en la agenda el volver para hacer un recorrido senderista que uniese todos los puntos de interés, tanto naturales como culturales, que hay alrededor de esta población del Maestrazgo turolense. Nueve años después volvimos a Castellote para trazar un espectacular recorrido, que se vio aderezado por una curiosa anécdota, de las más surrealistas que hemos vivido en todos estos años en la montaña. En dicha anécdota ira centrado el texto gordo de este reportaje.



Durante la subida a la cima de la Atalaya, y luego, en la posterior bajada del castillo al acueducto, vimos que ese sábado en Castellote se celebraba una romería, y que esta se dirigía a la Ermita del Llovedor y al espectacular entorno en el que está construida, así que estiré ese tramo de la ruta para no llegar allí al mismo tiempo que la romería, aunque sería inevitable el encontrarnos con gente. Así fue, y cuando llegamos todavía quedaba bastante gente por allí. Al principio no le di mucha importancia que todas la personas con las que nos fuimos cruzando fuesen del género femenino, pero cuando más arriba ya recibí alguna mirada atravesante ya me empezó a rondar la mosca por detrás de la oreja. Fue cuando una señora me dijo que no podía subir, que solo podían hacerlo mujeres, cuando empecé a pensar que quizás estábamos en el lugar equivocado en el momento equivocado. Una segunda señora me dijo que subiese, que no pasaba nada, pero una tercera musitó que si subía igual me llevaba de regalo alguna pedrada... Ahí si que me quedé perplejo y sin saber realmente que estaba pasando. Tal cara de tonto se me debió quedar que una cuarta señora tuvo a bien explicarme lo que pasaba. Resulta que en Castellote se celebran dos romerías a la Ermita del Llovedor, una para hombres y otra para mujeres, y evidentemente, cuando se celebra la de los hombres no puede arrimarse allí ninguna mujer, y cuando se celebra la de mujeres, viceversa... Efectivamente, estábamos en el lugar equivocado en el momento equivocado. Me disculpé contándoles que venía de un pueblo de Castellón que está a dos horas de Castellote y no tenía ni la más remota idea ni de esta celebración ni su peculiar tradición, la cual respeté yéndonos de allí lo más rápida y silenciosamente posible... Menuda batallita me llevaba para Betxí 😅. Lo que pasó antes y después de la anécdota os lo describo en la galería fotográfica. 

Por cierto, aviso a navegantes, por si queréis hacer esta ruta, la cual cosa os recomiendo, la romería de mujeres se suele celebrar el último sábado de mayo. A las navegantas, me dijeron cuando se celebra la de hombres, pero no recuerdo la fecha...

Empezamos la ruta en las calles de Castellote. Vemos la torre de la Iglesia de San Miguel, y arriba, sobre los escarpes rocosos, las murallas del Castillo de Castellote.





Nueve años atrás subimos a esta fortaleza por la ferrata. Hoy lo haríamos andando. Dejamos las calles de Castellote en dirección al Collado de las Lomas, intentando adivinar por donde discurre la ferrata.

Durante esta subida pudimos advertir algunos lienzos, creemos que restos de las murallas periféricas del castillo.

Para acceder al castillo no es necesario alcanzar el collado. Antes veremos la pasarela de madera que sube hasta él. Nosotros iríamos antes a la Atalaya...

...y para ello si que tuvimos que ganar el collado. Allí se encuentra este bonito paso tallado en la roca.

Desde el Collado rompimos bruscamente al este. Podíamos haber bajado unos metros para buscar el caminete, pero preferimos ir por la loma y sobre las rocas que vemos en la imagen.

Al ir sobre esas roca y mirar abajo vimos a esta amiga, que tras estar mirándonos un rato siguió a lo suyo, es decir, seguir tumbada al solecete mañanero.

Primer contacto visual con la cima de la Atalaya. El tramo hasta allí fue de ida vuelta.

Tanto en la ida como en la vuelta tuvimos excelentes vistas de Castellote y su castillo...

...y del Cerro de Santa Isabel...

...en el cual se encuentra integrada la Ermita del Llovedor.

La subida a la Atalaya fue en todo momento ceñida al cordal...

...cordal que tuvo sus subidas y bajadas.

Último repecho hasta la cima. Tampoco nos pasó desapercibida...

...la laguna artificial que se forma en la Cantera María Luisa.

Alcanzamos la cima de la Atalaya.

El vértice que la corona marca 927 metros de altitud.

Con semejante topónimo no esperábamos otra cosa que un excelente mirador. Os desgrano un poco las vistas con algunos zooms...

...empezamos con este de Castellote...

...no nos vamos muy lejos, para ver la peculiar geología de las calizas sobre las que se asienta el castillo...

...también vimos asomar, tras el Cerro de Santa Isabel, la vecina población de Seno...

...y finalizamos este breve repaso con el Embalse de Santolea, para percatarnos, además de su bajo nivel de agua, que tiene la peculiaridad de poseer dos presas.

Tras pegar un bocado en la Atalaya nos pusimos de nuevo en marcha. Por el mismo camino que subimos regresamos al Collado de la Lomas.

Es uno de esos tramos que no importa hacer dos veces, sobre todo por las vistas...

...impresionantes anticlinales del Cerro de Sant Isabel, que veríamos luego de más cerca...

...y el castillo, que sería el siguiente objetivo de la excursión.

Al llegar de nuevo al Collado de las Lomas descendimos unos metros hacia Castellote, para ponernos con la subida al castillo.

Sendero totalmente acondicionado con pasarelas de madera, escalones y barandilla.

Antes de entrar en el castillo...

...nos encaramamos a la cresta que se extiende de manera muy aguda al este de la fortaleza. Evidentemente no pasamos del punto en el que se encuentra Laia.

Accedimos al recinto del castillo...

...y exploramos todos y cada uno de sus recovecos.

Las primeras noticias que se tienen de esta fortaleza, restaurada en 2011, datan de 1168, cuando fue reconquistado a los musulmanes, lo cual indica que su origen es anterior a esa fecha. A lo largo de su historia a pertenecido a diferentes órdenes, como la del Temple, y sus murallas han sido testigo de numerosas guerras y batallas, como por ejemplo la Primera Guerra Carlista.

Asomándonos al extremo más oriental de sus muros gozaremos de esta espectacular panorámica de la cresta y la Atalaya.

Y qué me decís de esta bonita perspectiva de Castellote, con el uniforme color pardo de sus tejados.

Desde el castillo también se goza de una privilegiada visión del rincón en el que está ubicada la Ermita del Llovedor.

En ese momento aún no había llegado la romería, pero ya habían unas cuantas mujeres allí.

Abandonamos el castillo por esta puerta, situada en su extremo occidental.

Desde ese punto tuvimos una visión más cercana de estos fantásticos estratos verticales próximos al castillo.

Nos esperaba ahora una bajada con un altísimo nivel panorámico. Vistazas hacia el Barranco del Llovedor.

El sendero de bajada traza numerosas zetas, con bonitas vistas...

...hacia la escarpada cresta que se extiende al oeste del castillo.

Si espectaculares eran las vistas no menos espectacular era el siguiente objetivo, el Acueducto de las Lomas, sobre el que, si os fijáis bien, había una cabra...

...que no era la única, pues sobre la aguja de la derecha del acueducto había otra...

...quizá la veáis mejor aquí.

Si el paisaje ya era de por si soberbio, esta amiguita se encargó de hacerlo aún más.

Ante tal escenario, y con semejante modelo...

...se hacia precisa una buena sesión de fotos.

La senda nos terminó bajando al Barranco del Llovedor, donde gozamos de esta vista del conjunto Acueducto/Cabra/Castillo.

Este acueducto fue construido para canalizar las aguas que abastecían Castellote. Consta de once arcos de mampostería...

...siendo este el más espectacular de todos. Tiene 14 metros de alto y se le conoce como Puente o Puerta del Gigante.

Espectacular obra de ingeniería ancestral. Nuestra ruta pasó bajo este precioso arco.

Dejamos atrás la Puerta del Gigante y su ungulada guardiana...

...para afrontar otro delicioso tramo de ruta, con paso de montaña ancestral y todo. A la derecha de la imagen, y colgada de la pared, podemos ver la canalización que sigue al acueducto. 


Increíble este paso de montaña, ya que antes de cruzarlo teníamos el barranco a nuestro nivel...

...y al pasar al otro lado su lecho estaba cien metros más abajo. Volvemos a ver la Ermita del Llovedor, siguiente objetivo de la ruta.

Poco después del paso encontramos este peirón. Al fondo vemos la Atalaya. Este caminete se dirige al Collado de las Lomas...

...pero no volvimos a pasar por allí, sino que tomamos un ramal descendente hacia la carretera. Ni que decir que el nivel visual continuó siendo excelso. Ermita del Llovedor...

...y espectaculares anticlinales del Cerro de Santa Isabel, esta vez vistos de más cerca.

Detalle del precioso camino de herradura que nos bajó hasta la carretera.

Al llegar a la carretera andamos unos metros por ella, en dirección Castellote. Llegados a la boca norte del túnel que da acceso a la población tomamos un sendero que discurre bajo este paredón. Sirva la barandilla de madera que se ve abajo para calibrar la altura del mismo.

Durante la ruta ya pudimos adivinar la magnificencia del entorno de la ermita, la cual se fue haciendo más evidente a medida que nos fuimos acercando.

Bajamos al lecho del barranco y empezamos a subir por el hormigonado que da acceso a la ermita.

Boquiabiertos con la geología del lugar.

Casi pudimos tocar esos anticlinales que antes habíamos visto desde lejos.

A mitad subida encontramos otro peirón.

Vemos el salto que hace aquí el Barranco del Llovedor. De la parte de arriba a la de abajo hay 100 metros de diferencia. Debe ser un espectáculo verlo con agua después de abundantes lluvias.

Con esta toma pudimos calibrar la altura del paredón (de color más claro) bajo el que habíamos pasado camino de la ermita.

Y dadas las circunstancias ya comentadas, esto fue lo más cerca que estuvimos de la Ermita, así que recurro a cuatro fotos de 2014, cuando después de la ferrata, y tras haber comido en Castellote, nos acercamos con el coche a la ermita.


La Ermita del Llovedor fue construida en el siglo XVIII, y se hizo en honor a la Virgen del Agua, patrona de Castellote.


El Llovedor al que hace referencia el nombre de la iglesia es este, una chorrera de la que gotea constantemente agua, y cuya altura podemos calibrar con Eva.


Para retomar la circular volvimos a la carretera. Para no volver a pasar bajo el paredón fuimos en busca de la carreterilla que va a Seno...

...enlazamos con la carretera principal y volvimos a conectar con el sendero que da la vuelta a la Atalaya, todo ello con unas excelentes vistas hacia el Cerro de Santa Isabel...

...y el entorno de la Ermita del Llovedor.

La ruta tomaba un carácter rural a partir de ese momento...

...prueba de ello fue este corral en ruinas que vimos durante el rodeo a la Atalaya.

No muy lejos de allí encontramos el Pocico de San Juan.

Y a partir de ese momento el espectáculo corrió a cargo de los animales.




La parte final de la ruta discurrió bajo la vertiente sur de la Atalaya.

Hacía unas horas habíamos transitado por ahí arriba.

En este tramo tuvimos una visión más cercana de la Mina María Luisa...

...y su laguna.

La presencia de Castellote y su castillo anunciaban el cercano final de este espectacular y recomendadísimo recorrido.


2 comentarios:

  1. Hola Dani.

    Vamos por partes. La 1ª. Has vuelto a conseguir que me vaya a ver dónde está Castellote, y nos pilla arriba del todo, un poco lejos, pero bueno, cuestión de aprovechar Maru y yo un viaje largo. Porque no había vista hace tiempo un pueblo que tenga tantos atractivos y alicientes como este, es brutal. Lo de la aproximación al castillo y la ubicación y restos del mismo ya es la repanocha, pero es que los alrededores con esa geologia, ese acueducto, las cabras y la peculiar ermita hacen todo un compendio de saborear las fotos.

    Y lo 2ª, no puedo dejar de ver la imagen, mejor dicho, la secuencia, pues en mi cabeza visualizo un cortometraje candidato a los Goya, de un senderista de Betxí que se confundió de día, fue a visitar la ermita el día de la romeria de esas mujeres amazonas. A las veladas amenazas, fueron sumándose gestos feos y adustos, diatribas e improperios hasta llegar a empujones, pedradas a modo de lapidación y carreras para huir de ellas, que corren detrás tuyo, algunas dispuestas a llegar a extremos lascivos (modo peli de acción trepidante y tremebunda). Por supuesto, Laia y tú, en modo cabra nunca visto, con el miedo hasta en los higadillos, escalareis, casi levitando esas crestas y conseguís al final llegar al coche sanos y salvos, jejeje.

    Un abrazo.

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    1. Pues estad atentos, pues me han filtrado que se está acabando de rodar una segunda parte del cortometraje. El argumento, según parece, es el siguiente: Dani y Laia, heridos en su orgullo por no haber podido conquistar la ermita a las rudas amazonas de Castellote, deciden volver a intentarlo el año siguiente, pero no van solos, ya que le han pedido ayuda dos buenos amigos de Cuenca, Maru y Toni. La noche de antes acampan discretamente con sus furgonetas en las cercanías de Castellote, mientras cerveza tras cerveza urden el plan perfecto para conquistar la ermita. El plan es ejecutado magistralmente el día siguiente. Maru sube sola por el camino de la ermita, atrayendo la atención de las amazonas y al encontrarse con ellas las embauca con su cháchara, unos deliciosos postres caseros y una botella de resoli. Mientras las amazonas escuchan, empachadas de postre y con la chispa del resoli, los chismes de Maru, el resto del equipo, Dani, Laia y Toni, trepando y destrepando sigilosamente por los sinclinales cercanos a la ermita consiguen conquistarla. Según cuenta la leyenda, desde ese día, en la chorrera cercana a la ermita, mana cerveza...

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