24 de octubre de 2021

La Tinença/el Port: El Pont Foradat

 Domingo 20 de junio de 2021

Despedíamos la primavera de 2021 poniendo, por tercer fin de semana consecutivo, rumbo norte. Los dos sábados anteriores habíamos estado en el Port el primero y en la Tinença el segundo, en esta tercera incursión consecutiva por aquellos maravillosos parajes nos fuimos a la zona limítrofe entre los dos parques naturales para realizar un atractivo recorrido que tuvo como punto estelar la visita al Pont Foradat.



Desde el momento que lo vimos a lo lejos, camino del Portell de l'Infern, ya quedó fijado que la excursión del siguiente fin de semana sería para subir hasta el Pont Foradat, y que además sería haciendo noche en la furgoneta en el punto de inicio, pues hacía ya casi dos años, entre unas cosas y otras, que no montaba la furgo y dormíamos en ella en el monte, y la verdad es que ya había ganas.

El Pont Foradat, visto desde un punto concreto de la ruta de la semana anterior al Portell de l'Infern.


Basta con planificar algo que te hace mucha ilusión para que llegue el sábado por la tarde, y unas horas antes de partir, cuando ya lo tenías todo preparado, se ponga a llover de forma inesperada. Nada, será algo pasajero, y a lo mejor allí no está lloviendo, pensé. Así que seguí adelante con el plan. Ni una cosa ni la otra, durante todo el trayecto por la autopista(1 hora) estuvo lloviendo y con insistencia, y en la zona hacia donde nos dirigíamos la cosa no pintaba mejor. Entonces si que pensé que el plan se iba a la mierda, de hecho llegué a hacer un amago de retirada, pero a los pocos kilómetros pensé(otra vez) que ya que habíamos llegado hasta aquí... Así que nada más pude hice cambio de sentido (menos mal que la AP-7 ahora es gratuita...) y volví a poner rumbo norte.

Y mira por donde, acerté. Nada más entrar en tierras catalanas la lluvia empezó a amainar, al pasar por la Sénia ya no llovía, y cuando llegamos al punto donde íbamos a pasar la noche y empezar la ruta al día siguiente, un kilómetro más arriba de la cola de l'Embassament d'Ulldecona, ya estaba empezando a despejar, quedándose un final de la tarde con una temperatura súper-agradable. Tanto que nada más montar la cama nos fuimos a dar un paseo por la zona, y así de paso también hacer un poco de gana para la cena, cena que consistió en pasta rellena de queso de cabra y cebolla caramelizada con crema de boletus. Es comida de esa que encuentras en el súper por cuatro perras, que se prepara en un pis-pas, y que seguramente estará repleta de conservantes, aditivos, E-nosecuantos y E-nosemás... pero en estas circunstancias es lo más práctico y una vez al año no hace daño, y si no que se lo digan a Laia, que como la ración era para dos personas además de sus dos tarrinas de comida húmeda se comió lo que yo no me pude terminar.

A la cena le siguió una larga sobremesa, ya a la luz del farolillo, en la que una buena lectura montañera acompañó las dos cervezas que me pimplé. Incluso, antes de irnos a dormir, dimos un pequeño paseo nocturno.

La vida furgonetera es la vida mejor!!



Punto de pernocta y de inicio de la ruta, donde el Barranc de la Fou confluye con el del Salt, a escasos metros de la Cova del Ferri o Ferrins. Estas fotos del sábado por la tarde están hechas con el móvil, así que disculpad la mala calidad.

Antes de iniciar el paseo vespertino bajamos a ver el estrecho que hay bajo el puente.

La caliza y el agua han hecho un bonito trabajo aquí.

Laia y su atracción acuática.

Para el paseo utilizamos en dirección contraria la pista que nos había traído hasta la Cova del Ferri. Por las torres calizas que se ven al fondo transcurriría la ruta del día siguiente.

Llegamos hasta la cola de l'Embassament d'Ulldecona y nos volvimos.

Hora de preparar la cena. Laia ya está dando buena cuenta de la suya.

El menú.

Y tras la cena, lectura, un último estudio del mapa y cerveza.

Momentos que no se pagan con dinero.

Y bajo la protección divina de los Caballos de Viento (esos banderines han venido desde Nepal, regalazo de mi amigo David) nos fuimos a dormir. Bona nit.


Y dormimos muy bien, incluso mucho mejor cuando a eso de de las cinco/seis de la mañana se puso a llover con ganas... y como mola dormir con el ruido de la lluvia rebotando en el techo de la furgo y escuchando los truenos lejanos!!. Lo que pasa es que durante unos minutos esa lluvia se transformó en granizo y oír como este rebota en el techo de la furgo ya no es tan placentero. Pero lo malo no fue eso, lo malo fue, que ya desvelado, esa lluvia nos mantuvo arrestados en la furgoneta hasta bien pasadas las nueve de la mañana.

Total, que cuando pudimos salir, con la hora que era, y con el monte empapado me rondó seriamente por la cabeza el no hacer la ruta e irnos a almorzar a algún bar y visitar algunos pueblos de la Tinença, que tampoco era un mal palan. Pero en eso que llegaron allí una pareja y me dijeron que iban a subir al Portell de l'Infern desde allí, que vale que iban a acabar empapados, pero en estas fechas no molestaba tanto mojarse. Cuanta razón tenían. Fueron el incentivo que necesitaba para prepararme un rápido desayuno e irnos a hacer esta ruta que a continuación os voy a desgranar más detalladamente en la siguiente galería fotográfica.

Nos ponemos en marcha, cruzamos el Barranc del Salt...

...y tomamos este frondoso sendero...

...que se pone cuesta arriba de inmediato y nos hace ganar cota con rapidez, obteniendo estas vistas del valle.

La subida estuvo aderezada por la siempre caprichosa escultura caliza.

Vimos muchas y de mil formas.

Entretanto la Punta de la Puça asomaba por ahí, reclamando la porción de protagonismo que le tocaba.

Y en un pequeño descanso de la subida ya pudimos ver con claridad el objetivo de hoy, el Pont Foradat, o al menos la torre caliza en la que de momento se ocultaba, la segunda por la derecha.

Enaltezcamos la grandeza de estas torres a golpe de zoom...

...y veamos con más detalle lo impresionantes que llegan a ser...

...y así, en la del Pont Foradat, ya podremos ir intuyendo el mismo.

Y seguimos, sube que te sube.

Esa mezcla, de vegetación selvática, con las agujas y torres calizas, estaba resultando embelesadora.

Y mientras tanto seguían apareciendo esculturas.

La torre del Pont Foradat cada vez más cerca...

...y cada vez más altiva.

Dejamos el sendero principal y tomamos el ramal que se encarama hacia allí.

Vemos la torre que mira cara a cara al Pont Foradat, en la que parece que hubo un desprendimiento bastante reciente

Y ya por fin vemos el Pont en su vertiente castellonense.

La subida hasta él será ardua...

...además de la pendiente encontraremos bastante piedra suelta, incluso habrá que hacer alguna trepada, en la que al estar la roca mojada habrá que extremar las precauciones.

Y llegamos al Pont Foradat, que es descomunal, lástima no haber tenido a nadie para calibrar...

...tampoco subimos nosotros, pues para llegar al agujero había que hacer una atrevida trepada, que con la roca mojada no vi prudente realizar. Con estar allí y verlo así nos conformamos de sobra.

Tras estar uno minutos allí arriba retomamos la marcha. Nos despedimos, solo de momento, de esta maravilla erosiva.

Durante la bajada de regreso al sendero principal echamos la vista hacia la Punta del Solà d'en Brull, en el macizo del Portell de l'Infern, desde donde vimos el Pont Foradat ocho días antes.

Dejamos que el sendero principal siga su curso hacia l'Ermiteta y tomamos uno menos evidente, que rodea el Pont Foradat y nos muestra esto...

...se trata de la Mallada del Llentiscle, un rincón, como veréis ahora mismo, espectacular.

Apuntar que aquí el sendero se encontraba muy emboscado, por lo que acabamos empapados de arriba a abajo, y también con algún arañazo.

Pero valió la pena con tal de obtener esta perspectiva, la tarraconense, del Pont Foradat.

Impresionante...

...poco más se puede añadir.

Nuestro senderete atravesará la Mallada y se dirigirá a este collado, la Portella de de la Malladeta. La Punta de la Puça vuelve a asomar.

¿Y como atravesaremos la preciosa Mallada del Llentiscle?...

...¿lo haremos por el bosque?...

...no amigos míos, lo haremos pegados a las paredes, transitando por una repisa.

Esta sección de la ruta fue sencillamente espectacular.

La inmensidad de estas paredes transformaron a mi Laia en un puntito negro.

Os juro que este tramo lo hice boquiabierto y ojiplático.

Y no faltaron las vistas hacia el Pont Foradat.

Al llegar a este hito, el sendero, que tras haber salido de la repisa se volvió a enmarañar, se ensanchó. Se había terminado el mojarse.

Lo que no se terminó fue el espectáculo visual.

Ahora, desde esta perspectiva, con el abuso del zoom, y con los pinos, si que podemos calibrar las dimensiones del Pont Foradat.

La Portella de la Malladeta, ya la tenemos ahí...

...con su guardián calizo. Un bello paso montañero sin duda.

Y hablando de guardianes y gendarmes, aquí apareció este...

...que también tuvo su ración de protagonismo...

...ya fuese en solitario...

...o en compañía del Pont Foradat, del cual nos volvíamos a despedir, ¿de forma definitiva?

En la Portella obviamos el sendero que se dirige a la Cova Roja y tomamos el descendente y boscoso ramal que baja al Barranc de la Fou.

Tras un inicio de la bajada con predominio del pino llegamos a cota más baja, donde reina el boj, y vaya bojs.

Un claro en el bosque nos permitió admirar a una de la montañas más destacadas de la zona, el bestial Morral del Catinell.

Ya en la parte final de la bajada veremos, además del Catinell, la peña que queda sobre la Cova dels Àngels.

Antes de afrontar la bajada definitiva al barranco seguiremos unos metros el sendero que se dirige a la Cova dels Bous, para ver la Portella de la Malladeta, de la cual veníamos, leer unos paneles sobre orografía y flora...

...y disfrutar de estas mejores vistas del Morral del Catinell.

Este sendero lo recorrimos íntegramente en una gran ruta que hicimos por la zona en otoño de 2014.

Llegamos al Àrea de Lleure de la Fou, allí encontramos una señal que nos indicaba la cercanía del Toll dels Sabaters, así que nos fuimos a visitarlo. Poca agua bajaba, pero la suficiente para teñir de marrón, por la tormenta, el agua de poza.

Pese a ese color chocolate Laia no perdonó su baño de rigor.

Volvimos a la Fou, donde se puede recargar agua de su fuente.

Y del área hasta la furgoneta fue todo por un largo tramo de pista forestal, que para nada se hizo pesado. Tuvo muchos alicientes, el principal el que aparece a la derecha de la foto...

...ya no hace falta que os lo presente, ¿verdad?. Brutal.

Las vistas hacia el Barranc de la Fou tampoco fueron malas...

...así como las de sus barrancadas adyacentes.

Pero el rey seguía siendo este.

Ahora si, nos despedíamos de él definitivamente. Bueno, mejor dicho hasta la próxima.

Dejamos de ver el Pont, pero el interés no decreció, si no mirad que secciones tan chulas tuvo el camino. Gendarme calizo totalmente invadido por la hiedra.

Aquí pasamos por esta verde zona de umbría...

...en la que habitaban algunos tejos.

Pasamos por algunos estrechos...

...y vimos montañas tan alucinantes como estas.

Ya de regreso, montados en la furgo, nos detuvimos a hacer algunas fotos del embalse. Qué gusto verlo así. Las dos veces anteriores que habíamos estado aquí se encontraba con un nivel muy bajo.

En una de las riberas del embalse pudimos ver a estos equinos pastando tranquilamente.

También nos llamó la atención esto, ¿un molino semi-sumergido?


Pero no terminó aquí la cosa. Como finalizamos la ruta a una buena hora nos fuimos a hacer un poco de turismo por la zona y a visitar un par de pueblos. Estos fueron la Pobla de Benifassà y el Bellestar, y en ambos contribuimos a la economía local, en una terraza de la Pobla me comí un buen bocata tortilla, acompañado de una cumplida ración de bravas, regado todo con un par de cervezas, of course, y a Laia le cayeron un par de lonchas de jamón, cortesía del simpático chaval que nos sirvió; y en el Bellestar, en otra terraza, y en agradable charla con una pareja argentina, me tomé un helado. A continuación unas pocas fotos de estos dos bonitos pueblos de la Tinença.

Y este ha sido el resumen de unas intensas 24 horas de furgoneta y montaña. Espero que no os haya aburrido mucho 😉.

Saludos!!

Venga, para los que decís que casi nunca pongo fotos de las comidas y las cervezas 😉. Comida en la Pobla de Benifassà. La sencillez no está reñida con la felicidad. Esta y las siguientes fotos están hechas con el puto móvil, vuelvo a pedir disculpas por su calidad.

Florida calle de la Pobla de Benifassà.

Buen gusto...

...e ingenio.


Església de l'Asunció de la Pobla de Benifassà...

...y de iglesia a iglesia y tiro por que me toca, Església del Sant Salvador del Bellestar.

Redundancias con encanto...

...y es que el Bellestar tiene eso, mucho encanto.

Qué bonita la arquitectura de este pueblo...

...un bonito broche a 24 irrepetibles y felices horas en la Tinença de Benifassà y el Port.


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10 comentarios:

  1. Después de ver cómo trasmites con palabras las sensaciones que te invaden en esta ruta poco puedo añadir. Todos los adjetivos serían repetitivos, pero me quedo con una palabra ... ¡FELICIDAD!. Creo que con ella se conjuga todo. Un abrazo Dani.

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    1. Ahí le has dado amigo Paco. Felicidad, y para mi esta está alejada de materialismos y acumular posesiones. Algo tan sencillo como una cena al aire libre, unas cervezas, una buena ruta y dos de los más básicos yantares, todo en compañía de mi fiel Laia, con eso me basta para ser el tío más feliz del mundo. Y es que cuanta razón tenía el que dijo aquello de que no es más rico quien más tiene, sino el que menos ha de necesitar...

      Un abrazo.

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  2. Hola Dani.

    Coincido con Paco, la crónica que haces de tu noche y día allí es excelsa. Trasmites sensaciones con las palabras con mucha facilidad, y los dos sabemos que eso no es fácil. En muchas de mis entradas equiparar la parte visual con la escrita al mismo nivel lo consigo pocas veces, y tú, en esta lo consigues sobradamente.

    Y hablo de la crónica escrita, porque ¡ojo! qué maravilla de fotos. No sé con qué quedarme....si esos pueblos con tanto encanto, esas barrancadas frondosas a más no poder, esos arcos brutales y gendarmes rocosos, y un largo etc, aunque si tengo que elegir uno, lo hago por ese paso por la repisa de ese muraco de la Mallada del Lentiscle. ¡Se ve brutal!

    Cuando vengas ya me explicas bien en el mapa los pormenores para llegar y hacer esta ruta, aunque me parece que me nos vamos a quedar corto de días Maru y yo para conocer esta zona Beceite,Port,Tinença.

    Un abrazo.

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    1. Eso tenlo por seguro amigo Toni, que con una única visita no os va a dar para conocer todas las excelencias de esta zona. No vais a rascar ni en la superficie jeje. Cuando vaya a veros en breve me llevo un par de mapas de la zona y con cervezas de por medio os comento algunas de las muchas posibilidades y ya luego elegís vosotros, pero ya te digo que sea cual sea la elección va a ser una apuesta ganadora, pues el abanico excursionista y paisajístico de la zona es espectacular, como bien has podido comprobar en las fotos de este reportaje. Y por supuesto no puede faltar la visita a algunos de los bonitos y genuinos pueblos de la zona, os encantarán.

      Muchas gracias por las palabras del principio. Desde que hice esta ruta ya tenía pensado dar protagonismo, en el texto principal, a cosas ajenas a la ruta, y explicar la ruta, de una manera más somera, en las fotos. Lo segundo es más sencillo, pero lo primero como bien dices, no siempre fluye. Me alegro que os haya logrado transmitir mis sensaciones y asuntos más interiores con este texto.

      Un abrazo.

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  3. Hola Dani,

    No m'estranya que gaudissis tant, la Tinença de Benifassa és un lloc meravellós, molt ben il·lustrat en aquesta ressenya amb paraules meravelloses sobre el lloc i unes fotos espectaculars. Però també aquests barrancs amagats i aquests vessants plens de vegetació que el converteixen en un lloc tan especial. Crec que un mai no es cansa de visitar aquests llocs, gràcies per donar-lo a conèixer ;)

    Salut i muntanya!

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    1. Així és Guillem, la Tinença i el Port són uns llocs espectaculars, i tots els adjectius que li puguem posar són totalment merescuts, així com les sensacions que puguem tenir allí tampoc seran exagerades.
      Et recomano, que si tens ocasió, visites la zona.

      Gràcies pel comentari.

      Salut!!

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  4. Hola Dani,

    Menudas 24 horas intensas en las que además de disfrutar de un paraíso calizo, de excelsas vistas y rincones preciosos, lo remataste con una interesante visita a dos preciosos pueblos.

    Que gozada da estar en la furgo mientras escuchas el golpear de la lluvia en el techo, es hipnotizante, aunque al final el pedrisco te hiciera no disfrutarlo.

    Me hizo mucha ilusión cuando me enviaste la foto con los banderines colgados en la furgo, me alegra mucho que te gustaran.

    Un abrazo!!!

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    1. Hola David.

      La verdad es que me cundió la cosa jeje, y pensar que hice un intento de retirada en la autopista cuando vi que la lluvia no paraba, lo que me hubiese perdido de no haber dado la vuelta de nuevo.
      La zona es propicia para hacer buenas y espectaculares rutas por la mañana y luego completar el día comiendo por ahí y visitando algunos pueblos.

      Más ilusión me hizo recibir a mi esos banderines, ya te dije que me llegaron en un momento muy complicado y fueron un impulso para ir saliendo del bache en el que estaba. Los banderines los colgué en la furgo, pero la nota que los acompañaba la guardo como oro en paño ;-)

      Un abrazo.

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  5. ¡HYola, Dani! Pues boquiabierto me he quedado al terminar esta excelente crónica (una más) de esta espectacular ruta (rutón) por esas tierras de belleza descomunal y salvaje. Desde luego, el protagonista principal y con razón, ese pont foradat que ya te sedujo en la ruta anterior. Menos más que no volviste a casa de regreso. Te salió perfecto el plan con esas visitas posteriores a la Pobla de Benifaçá y Bellestar con el correspondiente homenaje gastronómico que culminó el homenaje paisajístico de la ruta.
    Un abrazo.

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    1. Hola Emilio.

      Como habrás comprobado este espectacular Pont Foradat no pasó mucho tiempo en la lista de pendientes jeje. Fue especial haberlo visitado en el marco de esta escapada tan intensa, y con los reveses climatológicos que tuvo, que a punto estuvieron de hacerme retroceder. Al final se impusieron mi cabezonería y las ganas que tenía de disfrutar de como esperaba, una buena ruta, y la jugada, que nos salió ganadora, fue bien rematada con la visita a los dos bonitos pueblos, que también son, al igual que sus montes, merecedores de una visita.

      Un abrazo.

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