Esta ruta a los Llanos de Lalarri (al igual que la subida al Castillo Mayor y al Pic de Madaméte) no estaba en los planes iniciales de estas vacaciones pirenaicas de septiembre de 2023, pero como la ventana de buen tiempo anunciada para la mañana de ese día no me iba a ser suficiente para afrontar ninguna de las ascensiones que tenía planeado hacer, decidí invertirla en visitar este emblemático paraje del Valle de Pineta, el cual no conocía todavía.
Y qué redonda me salió la jugada, pues a la propia belleza del paisaje se combinaron otros factores, tales como las nubes residuales de la lluvia de horas antes, el ganado equino y vacuno que pastaba por allí o la propia gente que esa mañana también estaba haciendo la ruta, para que el nivel visual de esta corta y sencilla ruta alcanzase cotas espectaculares. No os voy a contar nada más, y os voy a remitir ya a las fotos, pues estoy seguro que la siguiente galería que vais a ver es posiblemente el mejor álbum de fotos que he conseguido en estos más de catorce años de andadura del blog, así que disfrutad...
La clásica estampa que siempre nos recibe al aparcar en Pineta, hoy mucho más bonita con el baile de nubes.
Pico de Pineta y Pico Garién, qué bonitos son ambos.
Una de las cascadas de la cabecera del Río Cinca, semi-oculta tras las nubes.
Pero ese día el espectáculo acuático estaba en otra dirección, y es que la subida a Lalarri está jalonada con unas cuantas cascadas, todas preciosas y estruendosas.
Qué disfrutona fue esa subida, en la que tampoco quité ojo al cielo, pues allí también había un espectáculo bien chulo.
De todas las cascadas que vi durante la frondosa subida esta es la que más me gustó.
Una preciosidad.
Algunas de estas cascadas tienen su mirador. Aquí unos compañeros se ofrecieron a hacerme una foto... Por suerte será en la única del reportaje en la que apareceré 😅.
Por cierto, este espectáculo acuático es gentileza del Río Lalarri.
La ruta se apartó momentáneamente del agua, así que el desfile de las nubes por las cumbres de Ordesa acaparó toda mi atención en ese momento.
Esta que emerge de entre las algodonosas nubes, si no me equivoco, es una de las Puntas de Tormosa o Baudrimont.
Valle de Pineta a levante...
...Valle de Pineta a Poniente...
...por donde asomó el Cilindro, que aparecerá más veces en este reportaje.
Y con estas estampas tan bestiales...
...alcancé los Llanos de Lalarri...
...donde no faltaron figurantes con los que calibrar la amplitud de estos pastizales de altura.
El color verde de estos pastos se sumaba ahora a la función que estaban ejecutando nubes, cielo y montañas...
...función a la que se fueron incorporando nuevos intérpretes...
...como estos arbolillos...
...el Refugio de Lalarri...
...y también los humanos que habíamos elegido ese viernes para andar por allí...
Y aparecieron los caballos... Y es cuando yo me callo durante unas cuantas fotos.
Mi foto favorita de todo 2023.
La preciosidad de paisaje que dejaba a mis espaldas...
...y lo que tenía por delante...
...con lo que sería la "cima" de esta jornada...
...el Salto de Lalarri.
Antes de llegar allí, y echando un nuevo vistazo atrás, y no sé cuando ni de donde, apareció este rebaño de vacas, que obligó a que los humanos se tuviesen que apartar del camino.
Yo me cruzaría con todas esas vacas más tarde, al volver hacia el parking, pero ahora tocaba disfrutar del espectáculo acuático, que estaba de vuelta.
Qué privilegiados fuimos lo que estuvimos esa mañana en Lalarri.
Saltos de agua previos al...
...Salto de Lalarri.
El estruendo de esta cascada, y de las anteriores, lo podéis escuchar en el siguiente vídeo:
De regreso a la furgoneta tuve el espectáculo de las nubes de cara.
Monte Perdido, que había estado oculto toda la mañana, asomó al fin la cara, norte, que lucía una ligera nevada.
Nubes enganchadas en el Collado de Añisclo.
Lo prometido es deuda, y aquí están las vacas, aportando su granito de arena a tan bonita mañana.
El Cilindro de nuevo, junto con las cascadas superiores de la cabecera del Cinca.
Pico de Pineta y Garién. A la izquierda de la foto se aprecia perfectamente el embudo, parte final del ascenso al Balcón de Pineta.
Para volver al parking usé una variante diferente a la subida y disfruté de este bonito hayedo.
Buena guinda para rematar esta agradable y preciosa ruta por el Valle de Pineta.
Nubes, montañas, cascadas, vacas, humanos, caballos, árboles... Y también setas. Menudo elenco el de esta función.
Y como siempre es inevitable topar con la iglesia... Ermita de Nuestra Señora de Pineta. Bonito y modesto templo de origen medieval. Por la tarde volverían las lluvias, tras las que, en teoría, amanecería un sábado soleado, y que yo aprovecharía para intentar rematar estas vacaciones con una ascensión, de nuevo en la zona del Néouvielle. Os lo cuento en diez días.
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