27 de agosto de 2025

La Cogulla (1063 m.) y el Racó del Teix

 Domingo 11 de febrero de 2024

Segunda entrega de la escapada al Montsant. En el primer capítulo hice hincapié en el aspecto espiritual y el patrimonio religioso de este parque natural catalán. En este segundo no podía pasar por alto la atracción que suscita el Montsant a los escaladores, y en especial la zona de Margalef, punto de peregrinaje para los siempre apasionados practicantes de esta especialidad. Sin embargo, esta zona de Margalef, más allá de la escalada, posee un buen abanico de opciones excursionistas, y nos bastó esta corta ruta que os voy a narrar para comprobarlo.



Antes de empezar, dos apuntes. Uno, que esta ruta fue la que nos recomendó el guarda del refugio de la Ermita de Sant Antoni el día anterior. Y segundo, que esa mañana me levanté con mal cuerpo y no anduve nada fino de piernas, y tampoco estuve fino con la cámara, hice muy pocas fotos y me salté fotográficamente algunos puntos claves de la ruta, pero en fin, una mala tarde la tiene cualquiera, ya perdonarán ustedes que haya utilizado esta frase salida de la boca de un infame torero...

Nuestra ruta partió desde uno de los aparcamientos de la presa del Pantà de Margalef, en el que, y pese a las bajas temperaturas de ese fin de semana, habían bastantes vehículos, sobre todo furgonetas, de escaladores que aguardaban a que el sol empezase a calentar las paredes cercanas al embalse. Cuando eso sucedió nosotros ya habíamos ganado, mediante dos graus (el de la Rovellosa y el de les Figueres) la parte alta de la sierra y el largo cordal que nos haría alcanzar el pilón de la Cogulla, cima y punto central de esta ruta. Desde esta panorámica atalaya buscamos la cabecera del Barranc de la Taverna y la senda por la que regresaríamos al embalse. En un punto de la bajada nos desviamos para adentrarnos en el Racó del Teix, centenario hogar de un espectacular tejo, junto al que nos sentamos unos minutos, la cual cosa puede parecer una tontería, pero me hizo afrontar lo que restaba de ruta con energías renovadas. Las mismas energías que el sol le había dado a algunos escaladores, que le estaban dando duro en las paredes cercanas al embalse.

Desde el aparcamiento seguimos el curso natural del Riu de Montsant, que aún permanecía en la sombra. 

Continuamos unos metros paralelos al río, hasta llegar a un punto en el que empezaríamos a subir hacia esas rocas iluminadas por el sol.

Llegamos a la base de las rocas. Unos metros más adelante de donde está Laia se encuentra el Grau de la Rovellosa, un inclinado sendero que sube por una canal, que nos haría colocarnos en la parte alta.

Antes de acometer esa subida exploramos un poco por este rincón.

Ni una sola foto hice de la subida por el Grau de la Rovellosa. Al menos si que fotografié las vistas al salir de la canal.

El Tossal de les Ganyes, lo más destacado mirando en esa dirección.

Antes de acometer la subida definitiva al cordal fuimos como por una repisa a media ladera, asomados al bonito Racó de la Coma Closa.

Racó de la Coma Closa y la Punta de la Llebrida.

Tras este tramo más llano el terreno se volvió a poner cuesta arriba, y con un cariz más rocoso.

La panorámica, cada vez más amplia.



El Grau de les Figueres se vio culminado con este paso tan chulo entre la roca.

Ganamos el cordal, viéndonos asomados también hacia el interior del Montsant.


En un punto del cordal nos encontramos con este destrepe, que estaba equipado con una cuerda.

El cordal, con una de sus cotas y un enorme bolo.

En un punto intermedio del cordal hicimos el primer contacto visual con la cima de la mañana...

...que aún atisbábamos lejana.

Tramo en el que descabalgamos del cordal y transitamos un poco por debajo, pegados a la base de unos riscos.

Finalmente alcanzamos la cima de la Cogulla, de 1063 metros. Otro 100 Cims a la butxaca!!

Vistas hacia el Racó del Paer. Al fondo llegamos a distinguir la Serra de Llaberia, en la que habíamos estado un par de meses antes.

En el otro extremo del Montsant y gracias al zoom de la cámara, pudimos ver la altiva Falconera.

Vista hacia el norte, donde en un día de mejor visibilidad hubiésemos podido distinguir la cordillera pirenaica e incluso la ciudad de Lleida...

...pero muchas veces que el día esté despejado no es sinónimo de que tengamos buenas vistas a larga distancia, pues por ejemplo, en esta dirección, nos costó distinguir el Caro, techo tarraconense.

Soplaba un vientecillo bastante molesto en la cima, así que no lo hicimos muy largo allí arriba...

...y de inmediato nos pusimos en marcha para buscar el resguardo del Barranc de la Taverna.

Y mejor resguardo que este no pudimos encontrar...

...la Cova del Racó del Teix...

...allí, además de esta fuente de gamellón...

...vive desde hace varios siglos, este magnífico Taxus baccata.

Este enorme tejo pareció maravillar hasta a mi compañera.

Allí que nos hicimos esta foto con este venerable anciano de los bosques del Montsant.

Tras la visita al tejo seguimos con nuestro camino de bajada, pasando cerca del tótem del Roc del Genís.

En algunos tramos el sendero discurre por el interior del mismo Barranc de la Taverna.

Aquí salimos de su curso, pudiendo apreciar como se define su pequeño valle.

Los Cingles de la Taverna se erigieron protagonistas en este tramo final del descenso.

Este tramo fue bastante rompepiernas, con algunas subidas y bajadas.

Otro monolito calizo.

Cingles de la Taverna, en los que supongo que habrán potentes vías de escalada.

Las aguas del embalse, ya a la vista.

Llegamos a la confluencia del barranco con el embalse. Pasamos a la otra vertiente mediante este puente colgante.

La confluencia, vista desde el puente, con el Cingle de les Solanes y les Espadelles.

Pantà de Margalef, bajo mínimos. Al fondo destaca el Tormo del Gall.

En este tramo nos pudimos recrear con las habilidades trepadoras de algunos escaladores.



Bonito entorno fluvial el de Margalef.

Aparcamiento y fin de ruta. Mañana de domingo muy bien empleada.

Despido con esta foto de la Punta Falconera. Aunque muy frío, bonito fin de semana en el Montsant. Ese mismo año y también con el frío, pero de noviembre, regresaríamos a sierras tarraconenses, no muy lejos del Montsant, en les Muntanyes de Prades, pero esa historia aún tardará un tiempo en ser contada en el blog.




4 comentarios:

  1. Hola Dani.

    He leido Margalef y rápidamente he pensado que ibas a poner fotos de británicos borrachos perdíos tirándose de los balcones y luego he visto que lo que yo decía era Magaluf.
    Luego me he ido al Iberpix para ver en qué parte del Monsant has estado y lo 1º que he visto es el pueblo de Bisbal y he pensado en David Bisbal y me he dicho que mal empezaba esto, jajaja.

    Pero ha sido empezar a ver las fotos y su crónica y ya todo me ha reconciliado con esta sierra tarranconense tan especial. Veo en el mapa que del grau por el que bajamos nosotros a Morera seguramente se vería el Alto de la Cogulla. De haberlo sabido, habríamos intentado ir a ver el Tejo.

    Vaya rincón mágico con la cueva y el cacho tejo ese. Bien seguro que los eremitas buscadores de espiritualidad y soledad vendrían a a respirar a ese rincón.

    Ya que estoy en el iberpix, como mola ver todo los cingles alrededor del Pantà de Margalef en la foto aérea, son como un laberinto de estrías rocosas.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Jajajaja. Mi imaginativa cabezota ha empezado a dar forma a esa desternillante escena de británicos cocidos saltando, hacia la parte que no hay agua, desde la presa de Margalef mientras canturrean Bulería, Ave María o cualquier otro bodrio sonoro del estilo, luego mi mente se ha puesto más maquiavélica y detrás de los británicos empezaban a saltar también Abascal, Trump o Netanyahu...

      Oye, es guapísima esa imagen del satélite de los alrededores de Margalef... Jo, es que el Montsant es espectacular mires desde donde lo mires.

      Yo también pensé lo mismo, que seguro que los anacoretas del Montsant pasarían largos ratos junto a ese tejo, y también en el Clot del Cirer, que no está lejos de allí y que es otro de esos rincones mágicos del Montsant que tengo pendiente visitar.

      Un abrazo.

      Eliminar
  2. Dani, muy agudo lo del infame torero; y Toni también ha estado bastante ocurrente con lo de Magaluf y Bisbal... muy buenos los dos.
    Menuda recomendación te dio aquel guarda... sólo por ver el tejo... ya merece la pena... pero es que no tiene desperdicio el recorrido. Otro rincón para tener en cuenta.
    Mira que a veces te he dicho lo de "me apunto esta ruta"... pero por ejemplo, ahora que queremos ir a Bielsa, de tí he sacado la inspiración para La Munia y Salcorz... donde perdiste las gafas, creo recordar. También el Neouvielle ha sido inspirado de leerte.
    Oye, a mi no me parece una tontería la cual cosa de sentarte a contemplar un rato un majestuoso ser vivo, que probablemente vio pasar bajo sus ramas a Napoleón. Los árboles nos transmiten energía... de eso no hay duda.
    Bueno, espero poder salir esta semana próxima hacia Aragnouet, si el tiempo lo permite, que puede que esa frase, si no es de un torero... sea de algún cartel taurino... y eso que yo soy anti todo, que no antídoto. Ya decía Robe, aquello de: "Qué hace esta cabra fuera del rebaño, vamos a tirarla desde un campanario". Creo que hemos sido y seguimos siendo demasiado salvajes... a la vista está.
    Espero que podamos coincidir aunque sólo sea un par de días por Pirineos... sería un gustazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Uy, nos tendrías que ver a Toni y a mi cuando nos juntamos, la de ocurrencias de ese estilo que pueden salir de nuestras bocas, y más si hay cerveza de por medio... Algunas de esas ocurrencias terminan siendo memorables, otras directamente, son para tirarnos desde lo alto del campanario jajajaja.

      Mira respecto a los árboles, cuando el guarda del refu de Sant Antoni me estaba explicando la ruta y me dijo que existía la posibilidad de visitar este tejo varias veces centenario, se me iluminaron los ojos y le dije lo mucho que me gustaba ver este tipo de árboles tan longevos. Se sorprendió un poco, y me confesó que no pasaba mucha gente por allí que se interesase por ese tipo de cosas. Y luego comentas tú lo de Napoleón, pues algo similar me comentó un buen amigo mío, bombero forestal, cuando le enseñé una foto que me hice con el Roure Pare, en el Barranc dels Horts. Me dijo "piensa que este roble seguro que fue testigo de la expulsión de los moriscos", y desde aquel día veo a estos venerables ancianos de otra manera.

      Salvajes... Mira, el otro día vi un vídeo sobre el Amazonas y hablaban sobre unos habitantes autóctonos de la selva que estaban llevando a cabo un plan para proteger el trozo de selva en el que viven, incluso plantando árboles de nuevo, que las grandes multinacionales les habían arrancado. El titular rezaba algo asó como "Una tribu salvaje protege el Amazonas", a lo que pensé, indignado, ¿cómo se les puede llamar salvajes a unas personas así, que quieren, cuidan y protegen el entorno en el que viven?. Joder... Salvaje es lo que está haciendo el hijo de la gran puta de Netanyahu con la pobre gente de Palestina...

      Oye, pues yo llevo idea (todavía no es seguro) de subir al Pirineo el finde del 20 de septiembre, y la semana posterior. No creo que vosotros estéis ya por allí, ¿no?

      Un abrazo.

      Eliminar