2 de mayo de 2021

GR-333 - Etapas 11ª y 12ª: Toga - Argelita y Argelita -Vallat

Sábado 20 de marzo de 2021

Tras la ruta en Benassal a la que le siguieron 15 días de obligado parón retomamos el pulso al GR-333, al que le íbamos a dar un buen empujón, casi definitivo, en las siguientes semanas. Al igual que en la anterior entrega el trazado del GR nos ponía a huevo tachar dos etapas de una tacada, cubriendo así el trayecto Toga-Argelita-Vallat en una sola ruta. A los encantos ya mostrados, y permanentes en las siguientes etapas, del valle del Mijares, en esta ruta tendríamos otro invitado de excepción, que no sería otro que el Río Villahermosa, que también nos iba a regalar estupendos paisajes. Además el recorrido de ambas etapas iba a ser inédito para nosotros, lo cual suponía un aliciente más. El cerrar la circular nos dio algún que otro quebradero de cabeza y tuvimos que dar alguna patada de más, pero al final lo pudimos solventar de manera bastante digna.



Hoy arrancamos en Toga, del bonito entorno natural de esta pequeña localidad, destacaremos, además del Mijares, el desfiladero que hay a la salida del pueblo, en dirección Torrechiva, el cerro de los Morrones, los barrancos del Pairo y Truchelles y la Fuente Caliente, cuyas aguas minero-medicinales están indicadas para el tratamiento de varias enfermedades. A nivel cultural e histórico destacamos los restos el Castillo-Palacio Feudal, de origen árabe, el yacimiento del Castillet, en el que se encontraron restos ibéricos y también musulmanes, o los Arcos de Portalet y San Antonio.

 Toga. Arco de San Antonio, con la capilla del santo encima de él.

Plaza del Toro.

Plaza de la Iglesia, con la Iglesia Parroquial de la Purísima Concepción, templo construido en 1886.

Junto a la iglesia está esta fuente, y sobre ella este felino tan guaperas nos regaló un bonito posado.


Tras callejear un poco por Toga salimos del pueblo pasando por la Fuente de los Leones, donde encontramos el camino de bajada al río, el cual cruzamos mediante una pasarela metálica. De inmediato arranca un precioso sendero empedrado, que al hacernos ganar un poco de altura nos regala una bonita panorámica del idílico rincón del valle en el que está situado Toga. Este sendero nos hace alcanzar el paraje de la Fuente Caliente.

Bajamos hacia el río, y pasamos junto a la Fuente de los Leones y el lavadero. El agua de la Fuente Caliente, que está un poco más arriba, fue desviada a esta fuente. Esta agua tiene propiedades minero-medicinales y está indicada para el tratamiento de la gota, obesidad y enfermedades estomacales. A principios del siglo pasado se le fueron otorgados un diploma y una medalla de oro.

El frondoso cañar delata la cercanía del Mijares. Al fondo destaca la Peña Parda.

Aquí lo tenemos, y lo cruzamos mediante esta pasarela metálica.

El Mijares es el río más ilustre de la provincia, y nos encanta verlo tan alegre.

Detalle del sendero empedrado por el que estábamos caminando.

Este camino de herradura nos lleva hasta la Fuente Caliente. Vuelve a aparecer la Peña Parda.

Fuente Caliente, al fondo aparece Peña Saganta.

Y es que se nos empezaba a abrir un bonito panorama visual. Una gozada empezar una ruta así, con estas vistas.

En la anterior foto y en esta se aprecia mejor el privilegiado rincón en el que está situado Toga. De esta foto ampliamos...

...el congosto, conocido como el Estrecho, que hay entre Toga y Torrechiva...

...y los Morrones, bajo los que pasamos en la décima etapa de este GR-333.


Tras la fuente el sendero continúa en ascenso, en dirección a los cinglos rojizos de la Peña Parda. Topamos con la carretera de Argelita. Tras caminar unos metros por ella hallamos la continuidad del sendero, que prosigue con su tónica ascendente. Antes de entrar en una zona más boscosa la senda nos coloca sobre una antigua cantera, donde la panorámica hacia el valle se hace más amplia y privilegiada si cabe.

Tras cruzar la carretera dejamos la Peña Parda a nuestra izquierda, viendo alguna de sus cuevas y oquedades.

Nos situamos sobre una antigua cantera, donde las vistas hacia el valle son mejores si cabe.

Toga, el Barranco del Pairo, el Estrecho y los Morrones.

Aérea visión de Toga, con los dos barrancos que se descuelgan desde el cordal de la Cueva Negra, el de Truchelles y el del Pairo, este último especialmente espectacular.

A parte de las vistas tampoco hay que olvidar que el sendero que llevamos es una delicia.


Ganamos un collado. Es trasponerlo y de repente se nos muestra ante nosotros el valle del Río Villahermosa. No tardamos en ver, allá abajo en el valle, Argelita, acostada junto al lecho del río, a la salida del espectacular congosto del Villahermosa. El sendero entra en un cortafuegos, por el cual hacemos un descenso rápido. A un corto tramo de carretera le sigue otro de sendero, el cual nos brinda una serrana y elegante manera de entrar a Argelita, punto y final de la undécima etapa, y casi de inmediato, punto de arranque de la siguiente.

Cruzamos un collado, tras el que se nos abren estas vistas del valle del Villahermosa, donde ya vemos Argelita, bien custodiada por las paredes del desfiladero.

Iniciamos el descenso hacia el valle por un cortafuegos. Nunca habíamos visto las montañas que vigilan a Argelita desde esta perspectiva y nos gustó mucho la panorámica.

La bajada se hace rápido, y un abrir y cerrar de ojos llegamos al fondo del valle. Nos aproximamos a Argelita por este pinar, en el que se entremezcla algún algarrobo.

Una cautivadora entrada a Argelita, que aúna lo serrano y lo rural.

Pasamos junto a este pequeño acueducto, con pequeña cascada incluida.

Entramos en Argelita, con la imponente presencia de las calizas del desfiladero.


Argelita está situado en un rincón espectacular, a la salida del fantástico desfiladero en meandro que el Villahermosa forma a su paso entre Ludiente y Argelita, es para mi uno de los tramos de carretera más bonitos que se pueden recorrer en la provincia, y también su mayor tesoro natural, aunque tampoco no podemos olvidar de la Muela del Buey Negro, donde se encuentra la Ventanica de Ludiente y sobre la que se alzan los restos del Castillo del Buinegro. Pero sin lugar a ninguna el mejor patrimonio histórico de Argelita es el antiguo palacio del rey musulmán de Valencia Zeyt Abu Zeit, del que se conservan dos altivas torres, una circular y otra rectangular.

Callejear por esta bella población fue todo un gusto.

Nos vamos hasta la Plaza Mayor, allí encontramos, por un lado, la Iglesia Parroquial de Santa Ana (s.XVII), por el otro también destaca una de las dos torres que se conservan del antiguo palacio de Zeyt Abu Zeit.

Vemos la otra torre del castillo/palacio, la rectangular, esta fue reformada en 1881. Ambas torres albergan en la actualidad un museo etnológico.

Este monolito nos recuerda que en esta plaza estuvo el palacio de este rey musulmán de Valencia. El palacio fue demolido en 1942 para la utilización de su maderamen en la Església de Sant Pere en el Grao de Castelló. Solo quedaron en pie las dos torres, que fueron restauradas en 1986.

El rey Zeyt Abu Zeit despertaría todas las mañanas con estas vistas del Río Villahermosa.


Tras un cumplido callejeo por Argelita retomamos la ruta. Dispuestos a empezar la decimosegunda etapa bajamos al Villahermosa, el cual cruzamos por un vado. Inmediatamente después arranca una preciosidad de sendero ascendente trabajado y empedrado entre la caliza (antiguo camino a Llucena), y que nos va dejando unas fantásticas panorámicas de Argelita y del ya mencionado congosto del Villahermosa. Nuestro sendero cruza de forma breve la carretera de Llucena y sigue en ascenso, hasta que llegamos a una intersección, donde el ramal principal continúa subiendo por la caliza, el ramal que tenemos que seguir nosotros muere a los pocos metros, en la carretera de Llucena, la cual deberemos seguir ahora durante más o menos un kilómetro. Pendiente queda volver a Argelita a trazar alguna ruta en la que recorrer al completo este fantástico sendero.

Tras el callejeo por Argelita bajamos al Villahermosa, dispuestos a comenzar la siguiente etapa y poner rumbo a Vallat. Hay quien no desaprovechó la ocasión de darse un baño.

Aprovechamos el bello entorno para hacer una paradita a comer unos frutos secos y fruta. Lo hacemos con estas vistas de Peña Saganta...

...y de Argelita y sus tres torres.

Vamos ya por el sendero, que dibuja un bonito trazado entre las rocas.

Vale la pena detenerse de vez en cuando, darse la vuelta y contemplar las vistas hacia el desfiladero del Villahermosa.

A la izquierda vemos la Muela del Buey Negro, en el centro la Loma Sincabo y a la derecha las peñas por donde sube el espectacular sendero de la Canaleta.

Zoom exclusivo para la Loma Sincabo. En las laderas de la Muela del Buey Negro podemos apreciar las murallas del antiguo castillo.

Tampoco nos pasan desapercibidas las Peñas de la Cueva de Pons, en las cuales se ha instalado recientemente una vía ferrata.

Y por supuesto no me olvido de mostraros una foto de Argelita vista desde las alturas.


Con las vistas hacia el valle del Mijares el tramo de carretera no se llega a hacer largo. Así llegamos al Collado del Corral Blanco, en el que arranca el sendero de bajada a Vallat. Las vistas al valle, siempre dominadas por la Peña Saganta, durante esta bajada se amplían Mijares arriba, pudiendo distinguir incluso la silueta del Morrón de Campos, allá en Montanejos. El sendero encuentra una pista forestal, la seguimos unos metros, la atajamos un poco por otro cacho de senda, y de nuevo por la pista llegamos directamente al pequeño núcleo poblacional de Vallat, donde concluía la duodécima etapa y aprovechando que en la terraza del bar daba el solecito nos sentamos allí para acompañar el bocata con un tercio, unas olivas y una agradable charla con los dueños del bar.

Carretera de Llucena, por la que andaremos un kilometrajo. Con estas vistas no se nos llegará a hacer pesado.

Peña Saganta es merecedora de otro primer plano. Al fondo vemos el Pico de la Rápita, con su cumbre enharinada, fruto de la ligera nevada de la noche anterior.

Tras el tramo de carretera llegamos al collado del Corral Blanco, donde veremos parcialmente el Mediterráneo.

Aquí se nos amplían las vistas valle del Mijares arriba. Al fondo del todo vemos...

...el Morrón de Campos de Montanejos, detrás vemos el cordal nevado de la Sierra de Javalambre.

Nos ponemos con la bajada hacia Vallat, con Peña Saganta omnipresente...

...aunque poco a poco le iba a salir un digno competidor, el Turio, que compartiría protagonismo con Saganta en las próximas etapas.

Llegamos a las tranquilas y blancas calles de Vallat, donde finalizaba la duodécima etapa del GR-333.

Al inicio de la crónica de la treceava etapa os contaré alguna cosita más sobre Vallat, además de poner alguna foto más.


Tocaba ahora convertir la ruta en circular. La clave pasaba por llegar a un llano, en el que en cuestión de unos centenares de metros el Mijares recibe las aguas del Río Pequeño y las del Río Villahermosa. Una vez allí cogeríamos una serie de caminos rurales que nos devolverían cómodamente a Toga. Para llegar a esos caminos teníamos tres opciones:

A:Por la carretera, en una tirada de dos kilómetros.

B:Vadeando (descalzándome) varias veces el Mijares.

C:Vadeando (a pinrel desnudo) una vez el Villahermosa.

Evidentemente la opción A no me llamaba para nada, lo del Mijares mejor para el verano, pues baja con menos caudal y apetece más mojarse, así que por eliminación ganaba la opción C, ya que el Villahermosa suele llevar menos caudal y solo habría que descalzarse una vez. Para llevarla a cabo abandonamos Vallat y empezamos a seguir un asfaltado paralelo a una finca de naranjos, al final de la misma aparece un carril de tierra que baja directamente a unos olivares pegados al río, todo parecía ir sobre ruedas, hasta que nos topamos con una franja de cañares y vegetación de ribera que nos impidió bajar al río, y mira que lo intentamos por varios sitios, pero no pudo ser. Así que tocaba hacer de tripas corazón, volver a Vallat y seguir la opción de la carretera. Pero mira por donde al llevar un kilómetro andando por ella, y tras cruzar el puente del Villahermosa, a mano izquierda, en un cortafuegos, vimos una trocha que empezamos a seguir, y que se terminó convirtiendo en un aceptable sendero, que, eso sí, en fortísima subida, nos ahorró un kilómetro de carretera.

Foto de la opción fallida de bajar al Villahermosa y cruzarlo. Por el camino de tierra que baja hasta unas huertas pegadas al río.

Al final si que vadeamos el Villahermosa, pero por el puente de la carretera, que es donde tomé esta foto. Tanto en esta, como en la anterior, bajo la vigilancia de Peña Saganta. El Villahermosa, al igual que el Mijares, al que está a punto de entregar sus aguas, nace en la Sierra de Gúdar, en la provincia de Teruel.

Justo después de cruza el puente apareció de forma providencial la trocha del cortafuegos, que nos ahorró un kilómetro de carretera. Foto tomada durante la exigente subida por el cortafuegos.

Arriba del todo ya tuvimos a la vista el llano en el que el Mijares recibe los aportes del Río Pequeño y el Río Villahermosa, y vemos también el camino rural por el que iniciaremos el regreso a Toga. Peña Saganta, con Espadilla a sus pies, sigue reinando en el paisaje.


Ya en el llano solo nos quedaba acertar con la combinación de caminos hasta Toga y deleitarse con las fabulosas vistas de ese faro rocoso llamado Peña Saganta. También volvimos a cruzar el Mijares y volvimos a pasar junto a la Ermita de San Juan, visitada en el anterior episodio del GR-333. Así llegábamos a Toga, con la idea de comernos un bocata en la terraza del bar, lo cual, tras esperar media hora sentados, dejamos por imposible, pues estaba repleta de gente, sobre todo moteros(carretera de Montanejos, ya se sabe), y el único camarero no daba abasto el pobre. Decidí ir a Argelita, mucho más tranquila, y donde en el bar la Calma nos lo arreglaron de maravilla, poniendo un broche perfecto a una ruta preciosa, y a una gran jornada, otra más, en el Alto Mijares.

Lo que quedaba hasta Toga, coser y cantar, y con vistas constantes hacia Peña Saganta.

La veremos con olivos...

...con naranjos...

...sin lugar a ninguna duda la estrella indiscutible de este sector del valle del Mijares, e iba a continuar brillando en las siguientes etapas.

Saganta brilla, pero las montañas cercanas a Toga tampoco desmerecen.

El último tramo de la ruta, y este vadeo del Mijares, ya lo conocíamos, del regreso de Toga a Espadilla en la pasada ruta del GR-333.

En esa ruta anterior se nos pasaron por alto estas rocas junto al río, hoy no escaparon ni a nuestros ojos ni a mi cámara.

La Ermita de San Juan, la cual visitamos cuatro semanas antes. Hoy solo la vimos desde lejos.

Y con esta bonita panorámica de Toga despedimos el reportaje de esta bonita ruta.


En quince días, más GR-333. Un abrazote!!


  • Longitud del recorrido: 13,9 kilómetros.
  • Longitud de la etapa 11: 2,83 kilómetros.
  • Longitud de la etapa 12: 5,02 kilómetros.
  • Desnivel positivo acumulado total: 533 metros.
  • Desnivel negativo acumulado total: 533 metros.
  • Desnivel positivo de la etapa 11: 134 metros.
  • Desnivel negativo de la etapa 11: 117 metros.
  • Desnivel positivo de la etapa 12: 259 metros.
  • Desnivel negativo de la etapa 12: 291 metros.
  • Track de la ruta.
  • Si os animáis a realizar esta ruta es interesante que sepáis que...
...esta transcurre por buenos senderos y caminos de montaña, e incluye dos tramos, de un kilómetro cada uno, de carretera. En cuanto a orientación el tramo que se corresponde a las dos etapas del GR sin problema. Para el resto de la ruta si que es conveniente el apoyo de un mapa o un track para no saltarse la senda del cortafuegos y para acertar con la combinación de caminos de regreso a Toga. Nada reseñable en el aspecto técnico. Podremos abastecernos de agua, bien rellenando, o bien comprando, en Argelita y Vallat.

8 comentarios:

  1. Hola Dani,

    De nuevo, que impresionante ruta, que maravilla de senderos que recorren el GR-333, además, como me gusta tu forma de hacer circulares todas las etapas, que dicho se a de paso, te voy a copiar para intentar realizar la Ruta del Cister cuando tenga tiempo... jajaja

    Siempre que paso por los estrechos entre Toga y Torrechiva no puedo evitar quedarme embobado mirándolos, cosa peligrosa si voy conduciendo, pero es que no lo puedo evitar, un lugar que si no fuera porqué la roca es muy mala, sería una pasada una ferrata que lo recorriera entero, menudas vistas tendría...

    No puedo evitar ponerme nostálgico cada vez que oigo nombrar Montanejos, es que ya es un año y medio que no puedo ir a mi pueblo, así que en cuanto nos dejen salir te aseguro que me iré directo... jejeje

    Los motoristas de Montanejos... que me vas a contar de como acaparan las mesas de los bares... yo ya he desistido de ir a almorzar los sábados y domingos a los bares en Montanejos a no ser que vayas muy temprano, y aun y así te has de artar de paciencia, que los camareros no dan abasto.

    Volviendo al tema, ya hay ganas de ver las próximas etapas del GR-333, que es una gozada perderse entre tus palabras y fotos cada 15 días y disfrutar de todos los rincones que nos enseñas.

    Un abrazo.

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    1. Hola David.

      Me pongo en tu piel e imagino la nostalgia y las ganas que tendrás de volver a Montanejos. Seguro que tendrás muchas ganas de que Quim conozca todo aquello. A ver si levantan pronto las restricciones y te puedes venir y podemos coincidir. Tampoco me olvido de la oferta que me hiciste en el comentario de tu última entrada ;-).
      A mi con ese estrecho entre Toga y Torrechiva, y el que hay entre Argelita y Ludiente, me pasa igual, mira que he pasado veces conduciendo y me sigo quedando embobado, algún día tendré un siniestro jajaja. Tiene razón, no debe ser de muy buena calidad la roca en ese estrecho, de lo contrario seguro que habrían vías de escalada en él.
      Lo de los motoristas y Montanejos es un misterio, mira que hay carreteras de montaña guapas en la provincia, pues un gran porcentaje de ellos solo hacen esa ruta, y no les importa repetir un fin de semana tras otro. Yo, en los más de diez años que tuve moto, solo subí una vez a Montanejos con ella.

      La calidad de los senderos, y del paisaje, desde que el GR entró en el valle del Mijares, está siendo increíble, me están encantando todas estas etapas, que además me están permitiendo conocer sendas, caminos y perspectivas que no conocía.

      Seguro que ya estás con la planificación de esas etapas de la Ruta del Cister ;-)

      Un abrazo.

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  2. Hola Dani.

    Estoy con David, es una gozada acompañarte leyendo tu crónica mientras atraviesas estos pueblos y sus empedradas sendas para comunicarse entre ellos. Y lo es también, por toda esa planificación que llevas y que cuentas.

    Como se meten los ríos de por medio, me suena lo de planear los vadeos, que una vez vale descalzarse pero varias es un coñazo tremendo, además si te encuentras vegetación cerrada, ya si que empiezan los problemas.

    Pero lo que me ha gustado mucho en esta ruta, son esas vistas lejanas de los pueblos con el estrecho entre Toga y Torrechiva a la cabeza, o esas fotos del Villahermosa con las montañas al fondo. Y siempre las bonitas y encaladas calles de estos pueblos, que trasmiten una tranquilidad total.

    Un abrazo.

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    1. Hola Toni.

      Como le digo a David, una vez entró el GR en este sector del valle del Mijares, las vistas están siendo preciosas, y una de las cosas que más me gustan de ellas son esas perspectivas de los pueblos desde las alturas, conforme te vas acercando o alejando de ellos por esos caminos ancestrales, que tan bien han aprovechado la gente de la Mancomunidad para trazar este GR.
      Pues mira, daba por sentado que tanto en esta etapa doble como en la siguiente, a la hora de trazar la circular, me tendría que descalzar para vadear algún río, pero al final lo solventé sin tener que hacerlo. Sin embargo en la última etapa, y contra todo pronóstico si que me toco cruzar a pinrel desnudo el Mijares.

      Un abrazo.

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  3. ¡Hola, Dani! Rematas dos etapas en una y además le das forma circular para realizar una excelente ruta que por sí solo ya es una buena opción. Ciertamente, el valle del Mijares ofrece unas posibilidades y unos paisajes dignos de visitarse. Para ejemplo este botón que tan amenamente nos has mostrado. Una preciosa ruta digna de este bonito valle.
    Un abrazo.

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    1. Hola Emilio.

      Así es, tanto esta doble, como la anterior, también doble, son dos rutas muy recomendadas al margen de si se está haciendo el GR-333 o no. Pero es que este rincón del valle del Mijares en el que transcurren estas cuatro etapas es precioso. Mira que soy devoto de Espadán, pero este GR lo disfruté el doble desde que el recorrido entró en el valle del Mijares, aunque supongo que influirá mucho el hecho de que los senderos y paisajes de Espadán por los que pasa el GR ya los tenía trillados, y sin embargo, desde Torrechiva hasta Fanzara todo el recorrido, y las vistas, fueron inéditos para mi.

      Un abrazo.

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  4. Hola Dani...
    Nuevo disfrute de ese GR-333,con esta circular,muy currada como las anteriores.La verdad es que imagino que ha sido todo un reto tratar de buscar esas circulares,pero te están quedando de lujo y con un enfoque diferente para disfrutar de ese extraordinario GR-333.
    "Fresquitos" tengo en la memoria esos senderos entre Toga y Vallat,que los que doy fe que son una delicia,con esos tramos de herradura que le dan más encanto si cabe.
    He flipado con las vistas,sobre todo de esa omnipresente Saganta.En nuestro caso,la vimos poco,aunque aun se nos mostro.
    Hay que ver como cambia el mismo paisaje de un día soleado,a otro con amenaza de lluvia(aunque tuvo su encanto,sin duda).
    Un apunte,el vadeo del Mijares entre Toga y Torrechiva,optamos por saltárnoslo,volvimos a la carretera y cruzamos el puente(200 metros).La verdad es que después de comer,no me apetecía descalzarme...jejeje.
    Lo de los bares,en el de Toga comimos de cine,aunque era un jueves y el de Vallat,no quisimos sentarnos dentro,porque hubieramos acabado almorzando una hora....jajaja y nos sentamos en el banco de arriba,pedimos unos tercios y queríamos hacer paradita rápida.Al final el dueño del bar,muy atento,nos subió los tercios y un par de cafés.Un fenómeno y bar recomendable de verdad.
    Bueno Dani,a la espera de tus próximas etapas de ese magnifico GR-333 y creo que una de ellas muy "cañera"...jejeje.Ya nos contaras.

    Un abrazo.

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    1. Hola Juane.

      Totalmente, trazar todas estas circulares han supuesto bastantes horas de estudio de mapas y tracks, en unas etapas más que otras. Por ejemplo en Espadán al conocérmelo mejor pues no fue preciso tan exhaustivo estudio, pero en las etapas del valle del Mijares si que me tuve que aplicar más jeje. Pero todo esas horas se ven compensadas luego al lograr plasmar sobre el terreno el recorrido planteado sobre el papel.
      Como te comenté en tu blog, no dudéis en volver a la zona, y repetir alguna de estas etapas del valle del Mijares con el cielo despejado, ya que la panorámica del valle es sencillamente deliciosa.
      Cuando leí en tu blog lo del vadeo del Mijares en la etapa entre Toga y Torrechiva me quedé un poco fuera de juego, pues yo tiré directamente por la carretera (donde también habían marcas de GR), ahora que lo vuelves a comentar he consultado de nuevo el track de la MEM y es verdad, el recorrido está trazado vadeando el Mijares.
      En el bar de Vallat estuvimos muy bien, la pareja que lo lleva me pareció muy maja, y tuvimos una agradable conversación mientras estuvimos allí. Del bar de Toga no puedo opinar sobre la comida pue me cansé de esperar a que me atendieran y me fui, siendo sábado, y con lo concurrida que está esa carretera de motoristas me pareció un poco fuerte que solo tuvieran un camarero atendiendo a toda la gente que había en la terraza. Al final acerté al irme a Argelita, pues comimos mucho más tranquilos y con cero alboroto.
      De momento ya tienes, recién salida del horno, la crónica de la etapa número trece, jeje.

      Un abrazo.

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